El rey de la selva
En la capital de Espa?a no se quiere quitar espacio al coche, y la bici sigue sin verse como un medio de transporte alternativo
Agosto, casi 40 grados. Madrid est¨¢ vac¨ªo y me atrevo a cumplir una haza?a: montada en bici, con un h¨¢bil viraje de manillar abandono el ciclocarril porque detr¨¢s de mi est¨¢ llegando un coche m¨¢s r¨¢pido de lo que deber¨ªa. Acto seguido, un motorista empieza a hacerme se?as. ?Se me habr¨¢ ca¨ªdo algo? ?Se me ven las bragas? No. Quiere explicarme que ese no es mi lugar, en un bikemansplaining que me hierve la sangre italiana y al que contesto con un ejemplo muy descort¨¦s de semi¨®tica corporal.
Empiezo a echar humo por las orejas, no por el calor sino por el cabreo, mientras elaboro en mi mente un largo rosario de insultos. Me paro, aparco en una estaci¨®n de Bicimad y sigo pensando que si todos nos meti¨¦ramos en nuestros asuntos el mundo ser¨ªa un poco mejor. Despu¨¦s de esta fundamental reflexi¨®n me entra la amargura: llevo a?os viviendo en Madrid y siento que el trato hacia los ciclistas, as¨ª como las soluciones de movilidad que se les ofrecen, siguen siendo un asco.
Si usas el ciclocarril te pitan por lento, si te metes por una v¨ªa que no es la tuya te pitan por estar en el lugar equivocado, pero tampoco hay carril bici suficiente. ?Cuesta tanto entender que el carril compartido con coches y motos, sobre todo en avenidas grandes -y nulo respeto hacia los ciclistas-, no es lo m¨¢s seguro? ?Es mucho pedir que los carriles bici est¨¦n mejor conectados entre ellos?
Por suerte, mis incidentes se han limitado hasta ahora a alg¨²n improperio, bocinazo y uno que otro susto. Por ejemplo, cuando pedaleaba tranquilamente por una de las calles del centro y un flamante deportivo sali¨® a toda hostia del aparcamiento. En lugar de disculparse, el conductor me pit¨®, como a querer decir: ¡®?Si te atropello es tu culpa, porque la calle es nuestra!¡¯.
As¨ª es: en Madrid, las calles son de los coches. No hay espacio para las bicis. Lo peor es que cabrea, pero ya no sorprende. ?No fue el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, quien dijo que preferir¨ªa donar dinero a la catedral de Notre Dame antes que a salvar el Amazonas? Y as¨ª estamos.
La venta de bicis se ha disparado un 24% con la pandemia y los expertos del IPCC acaban de alertar de que ya nos hemos cargado el planeta de manera irreversible.
La venta de bicis se ha disparado un 24% con la pandemia y los expertos del IPCC acaban de alertar de que ya nos hemos cargado el planeta de manera irreversible. Pero en la capital de Espa?a no se quiere quitar espacio al coche, y la bici sigue sin verse como un medio de transporte alternativo. Es m¨¢s bien una diversi¨®n para los domingueros que deber¨ªa limitarse a los carriles bici de la periferia.
Yo, que siempre me he dormido viendo el Giro de Italia, admito que mi idilio con la bici naci¨® por necesidad, y no por amor: en mi peque?a ciudad incrustada en la llanura Padana, con un transporte p¨²blico deficitario, fue mi salvaci¨®n. Ah¨ª tambi¨¦n me pitaron y me insultaron, pero muchas veces me pidieron perd¨®n. Cada selva tiene su rey, y est¨¢ claro que en Madrid quien m¨¢s fuerte ruge es el coche.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra nueva newsletter sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.