Listos para pasar p¨¢gina a la pandemia
Un paseo por Madrid y Barcelona permite comprobar que, despu¨¦s del susto de la variante ¨®micron, los espa?oles relajan las medidas de contenci¨®n de la covid-19
Esto ya no es lo que era. La mascarilla, que nos ha acompa?ado y protegido durante dos a?os, empieza a ser algo opcional seg¨²n el lugar y las horas. A diferencia de otros pa¨ªses europeos, en Espa?a se mantiene la obligatoriedad en interiores. Pero la cosa se relaja. ?Uno quiere permanecer en el cine a cara descubierta? Pues compra unas palomitas, mastica alguna de vez en cuando y solucionado. Un paseo por Madrid y Barcelona permite comprobar que, pasado el susto de ¨®micron, nos alejamos poco a poco de las rutinas de la pandemia.
Hay quien sigue prefiriendo la protecci¨®n facial. Dos mujeres que viajan en el metro de Madrid hablan de si seguir¨¢ siendo obligatoria por mucho tiempo. ¡°Si la quitan, que sea despu¨¦s de Semana Santa, que la gente en vacaciones se alegra y luego tenemos otra oleada¡±, dice una. ¡°Yo ya me he acostumbrado¡±, dice la otra, provista de una flamante FFP2 blanca. ?Y sus hijos? ¡°A esos les da igual, en cuanto pueden la pierden¡±, suspira la primera. En un comercio de la barcelonesa Rambla de Catalu?a, una dependienta le ve ventajas: ¡°Es c¨®modo ir con la cara tapada porque no hace falta sonre¨ªr a las clientas¡±, comenta.
En general, cuanto m¨¢s nocturna es la hora y m¨¢s joven es el personal, menos mascarillas. Pongamos como ejemplo la calle Ponzano de Madrid, con una extraordinaria concentraci¨®n de bares y restaurantes: pasada la medianoche, resulta f¨¢cil olvidarse de que hubo, y hay, una pandemia. ¡°Al principio, en 2020, la clientela tomaba muchas precauciones y quien se mov¨ªa por el local sin mascarilla era recriminado; ahora es distinto¡±, explica el due?o de un bar de copas cercano a ?pera, en Madrid. ¡°Yo mismo atiendo sin mascarilla¡±, a?ade. ¡°Y solo me la pongo si, por ejemplo, tengo que servir las copas en un sof¨¢ donde los clientes la llevan¡±.
¡°Estamos muy cansados¡±, reconoce el viceconsejero de Asistencia Sanitaria y responsable del Servicio Madrile?o de Salud, el doctor Antonio Zapatero. ¡°Llevamos con esto dos a?os y cada vez que parec¨ªa terminarse ha llegado una nueva oleada¡±, dice. ¡°Por lo que adem¨¢s del cansancio se mantiene una cierta desconfianza. Pero creo que la presi¨®n baja y que conviene ir quit¨¢ndose las mascarillas de forma gradual. Deber¨ªa dejar de ser obligatorio su uso en interiores, salvo en hospitales, transporte p¨²blico y residencias de ancianos¡±.
Tambi¨¦n el consejero de Salud del gobierno catal¨¢n, el doctor Josep Mar¨ªa Argimon, cree que ha llegado la hora de recuperar la normalidad. ¡°Tenemos que ir acabando con la mascarilla; si las cosas volvieran a empeorar, dar¨ªamos marcha atr¨¢s¡±, declara. Tanto Zapatero como Argimon coinciden en se?alar el verano de 2021 como momento clave de la fatiga colectiva y como inicio de ¡°la disociaci¨®n entre el comportamiento de la gente y la tarea de los profesionales¡±, en palabras del consejero catal¨¢n. La ciudadan¨ªa acometi¨® ese verano con muchas ganas. Volvieron los viajes de fin de curso, los festivales de m¨²sica, las cenas multitudinarias. Pasado el verano lleg¨® la quinta oleada. Fue un golpe moral para todos, en especial para los sanitarios.
El miedo a la variante ¨®micron
La ¨²ltima fase de m¨¢xima precauci¨®n se registr¨® a mediados del pasado diciembre. Lo dicen el due?o del bar de copas en ?pera, un camarero de un restaurante cercano a la Diagonal barcelonesa y los responsables de la salud p¨²blica. ¡°La gente no quer¨ªa contagiarse antes de Navidad, hab¨ªa ganas de celebrar las fiestas en familia y se tem¨ªa la nueva variante del virus, ¨®micron, de la que dec¨ªan que ten¨ªa m¨¢s peligro que todas las anteriores¡±, explica el camarero. El 23 de diciembre, la mascarilla volvi¨® a ser obligatoria en la calle.
El hecho, constatado despu¨¦s, de que ¨®micron contagiara a muchos pero da?ara seriamente a pocos contribuy¨® al relajamiento a partir de finales de enero. En febrero, el gobierno espa?ol suprimi¨® de nuevo la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores. Para muchos, aquella vuelta de tuerca hab¨ªa sido excesiva.
El doctor Zapatero se alinea con quienes se mostraron esc¨¦pticos respecto a la utilidad de la mascarilla en exteriores y considera ¡°absurda¡± la larga prohibici¨®n de actividades al aire libre. Matiza, sin embargo, que desde el principio de la pandemia los responsables sanitarios tuvieron que recurrir ¡°al sistema de prueba y error¡± porque ¡°la situaci¨®n era desconocida¡±. ¡°Unos y otros nos equivocamos en eso o aquello, pero considero que las cosas se han hecho bien, dentro de lo posible, y que debemos sentirnos orgullosos por el comportamiento general de la ciudadan¨ªa¡±, agrega.
El viceconsejero madrile?o reconoce que en la actual situaci¨®n se dan situaciones absurdas: ¡°Entro al restaurante con mascarilla, camino dos metros hasta la mesa y, una vez all¨ª, me la quito durante toda la comida. No tiene mucho sentido. La otra noche fui al cine. Yo llevaba mascarilla, pero a mi alrededor los dem¨¢s com¨ªan y beb¨ªan tranquilamente y no se pusieron la mascarilla en ning¨²n momento¡±.
Volver a la normalidad
No menos parad¨®jicas son algunas situaciones en el transporte p¨²blico. En el AVE entre Madrid y Barcelona, por ejemplo. Quien desee comprobar lo que es un espacio sin ventilaci¨®n, abarrotado, con grupos de gente conversando casi a gritos y completamente ajeno al uso de mascarillas, solo tiene que acudir al vag¨®n de la cafeter¨ªa. ?nicamente los empleados llevan la cara cubierta. ¡°Llega un punto en que nos da ya un poco igual, ?no?¡±, se justifica un viajero trajeado con un refresco en la mano. ¡°Y es peor si tomas algo en el asiento, porque el vecino puede mirarte mal o echarte una bronca¡±.
Ni en los pa¨ªses escandinavos ni en el Reino Unido es obligatoria la mascarilla, con excepci¨®n de situaciones muy concretas. En Francia deja de ser obligatoria la semana pr¨®xima. El gobierno espa?ol prefiere esperar, pese a que la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas consideran que ha llegado el momento. ¡°Espero que esto termine pronto, porque cargar cajas cansa m¨¢s con mascarilla y paso la jornada jadeando¡±, se queja el reponedor de un Mercadona cercano a Galapagar.
En Catalu?a, las restricciones fueron m¨¢s severas y prolongadas que en Madrid. Ahora, el jolgorio y la despreocupaci¨®n son similares en la barra de un bar madrile?o o barcelon¨¦s. ¡°Es curioso, pero los m¨¢s cautelosos suelen ser los extranjeros, muchos de ellos me ense?an el pasaporte covid antes de pedir la consumici¨®n¡±, se?ala el responsable de un c¨¦ntrico bar en Madrid.
¡°Esto ha sido muy duro¡±, remata el viceconsejero madrile?o. ¡°Ha llegado el momento de volver a la vida normal y a que solo lleve mascarilla quien lo desee. Tambi¨¦n me parece llegado el momento¡±, a?ade. ¡°De evaluar lo que hemos hecho, los errores y los aciertos, porque los responsables sanitarios hemos tenido demasiadas peleas unos con otros y ser¨ªa bueno disponer de unas normas de acci¨®n comunes por lo que pueda pasar en el futuro¡±.
Madrid y Catalu?a, las regiones m¨¢s afectadas por la covid-19
Madrid y Cataluña siguen a la cabeza como las regiones más afectadas por el coronavirus. El pasado viernes, el número de casos confirmados del Coronavirus en España superaba los 11,2 millones. Según datos del Ministerio de Sanidad, que recaba los de las Comunidades Autónomas, Cataluña destaca ahora mismo al superar ya los 2,3 millones de casos de infectados confirmados y Madrid le va a la zaga con 1,6, una diferencia que se ha disparado sobre todo en la sexta ola, que ha hecho mella especialmente en tierras catalanas. En total, desde que comenzó la pandemia se han registrado un total de 101.135 fallecimientos a causa de la COVID-19 en el país, 18.528 en Cataluña y 17.567 en Madrid, donde la letalidad es algo mayor (1,1% frente a un 0,8%). La variante ómicrom, la que se ha extendido con más rápidez en la sexta ola, ha hecho especial daño en ciudades como Barcelona, donde el número de infectados ha crecido exponencialmente con respecto a las anteriores, aunque no los de fallecidos.
De hecho, en el punto álgido de la primera ola, en mayo de 2020, España contaba con más de 26.000 fallecidos, con Madrid en la parte alta de la tabla, con 8.600, muy por encima de los 5.500 de Cataluña, la segunda región en la que se registraron más muertos en aquel momento.
Los primeros casos sospechosos fueron anunciados oficialmente por la Organización Mundial de la Salud el 31 de diciembre de 2019 tras la aparición de este nuevo coronavirus unas tres semanas antes en uno de los mercados de la región china de Wuhan, de donde adquirió su nombre. Por su parte, en España el primer afectado por la covid fue un turista alemán en La Gomera, y su caso se confirmó a finales de enero de 2020.
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