La crisis del Zendal, el hospital milagro de Ayuso: 177 profesionales para atender a 49 pacientes
En el primer semestre del a?o hubo al menos 40 jornadas sin nuevos ingresos en el centro, que desde abril tiene una media de un caso al d¨ªa. La Comunidad gastar¨¢ dinero en reformarlo para darle un cometido mientras duran las obras de La Paz
Los m¨¢s de 150 millones de euros que cost¨® levantar el Hospital Enfermera Isabel Zendal apenas sirven hoy para acoger a 49 pacientes ingresados en la unidad de rehabilitaci¨®n funcional (URF), seg¨²n los datos del propio centro. Ese balance resume la crisis del hospital milagro de la presidenta de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, que atendi¨® a m¨¢s de 10.000 pacientes durante lo peor de la pandemia y ahora languidece mientras se suceden las propuestas para justificar su existencia. Desde el 11 de abril, cuando empez¨® a funcionar la URF, solo han pasado 225 pacientes por unas instalaciones en las que no hay otro tipo de hospitalizados. Eso equivale a 32 pacientes al mes, y a apenas uno al d¨ªa de media. Y como eso es insostenible, la Comunidad busca c¨®mo dotar de sentido a esos 80.000 metros cuadrados casi vac¨ªos: pese a que la infraestructura se inaugur¨® tan recientemente como en diciembre de 2020, el Gobierno volver¨¢ a gastar dinero en 2023 para habilitar consultas, seis quir¨®fanos o puestos de recuperaci¨®n con los que atender a los pacientes que se derivar¨¢n al Zendal mientras duren las obras en el Hospital de La Paz, seg¨²n avanza una fuente del Gobierno auton¨®mico.
¡°Es un esc¨¢ndalo¡±, se queja Jos¨¦ Manuel Freire, profesor em¨¦rito del departamento de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad, exdiputado del PSOE y exconsejero de Sanidad del Pa¨ªs Vasco. ¡°Quieren mantener abierto a toda costa el centro porque cerrarlo dejar¨ªa al descubierto, a¨²n m¨¢s, el sinsentido de esta instalaci¨®n. No saben a qu¨¦ destinarla¡±, lamenta en mitad de la crisis sanitaria de Madrid, que ha provocado dos huelgas de m¨¦dicos y una multitudinaria manifestaci¨®n en protesta por la falta de recursos humanos y econ¨®micos.
27 de octubre. El municipio de Ordes, en Galicia, se ha engalanado para recibir una visita muy esperada. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, ha viajado hasta all¨ª para conocer el lugar en el que naci¨® la enfermera que da nombre al hospital de emergencias que ella ha convertido en el s¨ªmbolo de su mandato. Es la ¨²ltima acci¨®n de propaganda alrededor de una infraestructura que es el ojito derecho de la l¨ªder conservadora, y que ha costado el doble de lo que se planific¨® y el triple de lo que se presupuest¨® originalmente. Pero cuando se apagan los focos que acompa?an a los actos de la presidenta, la realidad es muy distinta.
Un d¨ªa cualquiera de noviembre, los ventanales de la fachada principal del Zendal dejan ver los andamios y restos de obra que permanecen apilados en su interior. El reclamo de la vacunaci¨®n para la covid, que mantiene movilizados en el centro a seis enfermeras y seis t¨¦cnicos en cuidados auxiliares de enfermer¨ªa, no conlleva ning¨²n tipo de cola. Contra el viento aletean las cintas extendidas para organizar filas inexistentes, ya que apenas se cruzan dos parejas en la puerta. Un solitario taxi se aleja por una ancha avenida sin ning¨²n tr¨¢fico. El parque que rodea uno de los lados del centro est¨¢ vallado, lo que impide su uso. En consecuencia, el silencio que reina en el barrio de Valdebebas, en el distrito de Hortaleza, solo se ve interrumpido de vez en cuando por las pisadas de alg¨²n corredor solitario, y el ruido de la maquinaria que se emplea para construir un cercano intercambiador para el transporte p¨²blico.
Hasta el 26 de octubre, ese fue el entorno laboral de la enfermera Marisa Santiago en el dispositivo de vacunaci¨®n del Zendal, donde fue trasladada cuando cerraron el Servicio de Urgencias de Atenci¨®n Primaria (SUAP) al principio de la pandemia. En su ¨²ltimo d¨ªa de trabajo antes de ser movilizada para ocupar su plaza en un centro de urgencias extrahospitalarias asegura que hab¨ªa en el centro 14 pacientes ingresados, en su mayor¨ªa personas mayores con ¡°patolog¨ªas provocadas por un ictus o algo similar¡±. ¡°All¨ª ya no hay gente con covid, sino personas que est¨¢n esperando plaza para ir al Hospital Cantoblanco, por ejemplo, donde les hacen la rehabilitaci¨®n. Mientras, en el Zendal est¨¢n atendidos, sobre todo por enfermeras y auxiliares¡±, explica sobre un dispositivo formado por 144 sanitarios, 17 celadores, 12 administrativos y una gobernanta, m¨¢s otros profesionales (hasta un total de 177).
Santiago describe el ambiente en el hospital de pandemias como si hubiera estado en un programa de Gran Hermano. Hay c¨¢maras por todas partes y no pueden salirse de la zona asignada. Si los trabajadores se equivocan y se encuentran fuera ¡°del circuito que le toca a cada uno¡±, enseguida aparece un miembro de seguridad y les pregunta qu¨¦ hacen ah¨ª. Tampoco pueden sacar fotograf¨ªas a los carteles y como consecuencia se sienten completamente vigilados. Ahora mismo, a?ade, en el pabell¨®n tres hay un dispositivo de vacunaci¨®n para inocular la cuarta dosis a los sanitarios, ¡°pero se encuentran bastante aburridos, porque no va nadie¡±.
Es la consecuencia de la falta de pacientes para una infraestructura que los expertos definieron con palabras gruesas desde el principio: ¡°Esta operaci¨®n solo puede entenderse desde la pol¨ªtica y la imagen. Es b¨¢sicamente incomprensible desde la perspectiva de gobernanza y gesti¨®n de la sanidad¡±, lleg¨® a decir Jos¨¦ Ram¨®n Repullo, profesor de planificaci¨®n y econom¨ªa de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad.
Desde su inauguraci¨®n, en diciembre de 2020, el hospital ha atendido a m¨¢s de 10.000 pacientes, lo que descarg¨® de trabajo al resto de centros durante lo peor de la pandemia. Sin embargo, entre el 1 de enero y el 31 de mayo, el Zendal apenas contabiliz¨® 1.048 ingresos, una media de poco m¨¢s de 200 al mes. As¨ª, entre principios de marzo y finales de mayo hubo 39 jornadas sin ning¨²n ingreso nuevo en este centro de 80.000 metros cuadrados, seg¨²n datos obtenidos por EL PA?S en aplicaci¨®n de la ley de transparencia. En ese periodo de tiempo, hubo un d¨ªa con solo nueve hospitalizados (el 11 de abril) y 27 en los que no se alcanz¨® la veintena.
Entonces, ?para qu¨¦ sirve un hospital de pandemias cuando no hay pandemias? Responder a esa pregunta ocupa al Gobierno desde hace meses. Se ha intentado de todo. Se?al de que el uso futuro de la infraestructura parece incierto.
As¨ª, el Zendal ha sido, y es, centro de vacunaci¨®n contra el coronavirus (aqu¨ª se han puesto m¨¢s de dos millones de dosis) y la viruela del mono. Tambi¨¦n ha sido punto de acogida para los refugiados de la invasi¨®n rusa de Ucrania. Se ha usado como centro log¨ªstico para almacenar y organizar todo el material donado a este pa¨ªs; o como sede del centro coordinador del Summa 112, que tambi¨¦n deriv¨® all¨ª a una parte de sus profesionales de los SUAP cuando cerraron durante la pandemia; y como Laboratorio Regional de Salud P¨²blica. Y ahora se ha pensado en ¨¦l como el hospital perfecto al que derivar pacientes de La Paz cuando comiencen las obras de remodelaci¨®n de este centro.
Pero llegar¨¢ el d¨ªa en el que acaben esas obras y el Zendal vuelva a quedarse vac¨ªo. Y por eso el futuro no est¨¢ claro. El equipo de Ayuso, que no respondi¨® a las preguntas de EL PA?S, sigue pensando en posibilidades para llenar de contenido estable y continuo la infraestructura. Hasta ahora solo ha echado ra¨ªces la unidad de rehabilitaci¨®n funcional: 49 pacientes en un edificio de 80.000 metros cuadrados que esperan la futura llegada de los pacientes derivados desde La Paz.
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