Cocinas con todo a la vista: c¨®mo los estantes desnudos han sustituido a los armarios de toda la vida
En revistas de interiorismo y cuentas de decoraci¨®n en redes sociales los muebles de almacenaje de estos espacios han desaparecido. En su lugar, baldas sencillas y abiertas ponen el foco en utensilios culinarios que no tienen miedo a ser mirados
En la cocina de un buc¨®lico apartamento con jard¨ªn al este de Londres las sartenes cuelgan sobre los hornillos desde una barra atornillada a la pared. Dos estantes de madera oscura, sin mayor ornamento, sostienen el peso de una vajilla completa de platos, una olla cocotte, un mortero de piedra, algunos recipientes para salsas e incluso un jarr¨®n con flores secas en la esquina. Tres tablas de cortar de madera reposan en la encimera, apostadas en vertical contra los azulejos blancos y un set de cuchillos se adhiere a una banda imantada en la columna de la derecha. El chef que se coloque a los fuegos de esta peque?a cocina de paredes asalmonadas en Upper Clapton, en una de las propiedades gestionadas por la inmobiliaria especializada en viviendas hist¨®ricas (y altamente est¨¦ticas) Inigo, no se ver¨¢ en la tesitura de tener que abrir un caj¨®n o una puerta, lo encontrar¨¢ todo a la vista, todo a mano.
Lo mismo ocurre al otro lado del Atl¨¢ntico, en la cocina del instagrameable apartamento decorado en tonos pastel que una creadora de contenido digital comparte con su perrita. En ella, una estanter¨ªa met¨¢lica lacada en blanco alberga desparejadas tazas de cer¨¢mica, un microondas azul turquesa, una tostadora rosa de la marca Smeg o una olla cocotte de color amarillo, entre otros coloridos objetos tan llenos de personalidad que podr¨ªan protagonizar su propia pel¨ªcula de Pixar. Cada uno de ellos demasiado delicado y especial como para esconderlo tras la puerta de un armario de cocina.
Y es as¨ª, progresivamente, como los armarios de cocina desaparecen de nuestras vidas. O, al menos, de toda aquella fuente visual a la que acudimos a recopilar inspiraci¨®n decorativa. Desde estampas con capacidad de viralizaci¨®n en redes, como las comentadas, hasta manuales de inspiraci¨®n utilitaria como son los decorados hogare?os de Ikea. Las baldas y estantes de madera devoran el espacio que otrora ocuparon los cub¨ªculos de los armarios superiores en los que almacenamos vajillas, peque?os electrodom¨¦sticos o especias. Su lugar lo conquistan libros de cocina, piezas seleccionadas de cer¨¢mica artesanal o todo tipo de utensilio culinario que su due?o pueda tener ganas de ense?ar.
En su lista de tendencias en cocinas para el 2022, el portal brit¨¢nico Homes & Gardens cita la cualidad de a?adir un estante en la cocina como una estrategia para darle a esta un toque de inter¨¦s. El resultado es ¡°un look m¨¢s relajado y menos recargado¡± que con los armarios superiores. Una apuesta por el menos es m¨¢s que, sin embargo, debe hacerse con una cierta planificaci¨®n, pues tanto lo que se muestra como lo que se oculta obedece a una l¨®gica, tanto pragm¨¢tica como est¨¦tica.
?Por qu¨¦ esta tendencia?
Desde el confinamiento, el inter¨¦s por el hogar se ha redoblado, manifest¨¢ndose en un cuidado especial por los detalles decorativos. Pasar m¨¢s tiempo entre las paredes de casa ha motivado un implacable viraje hacia tendencias de interiorismo que se detienen en los objetos, en contraste con las l¨ªneas depuradas y minimalistas que aspiraban, hasta hace poco, a espacios lo m¨¢s desnudos posibles.
No es de extra?ar que la popularidad de los objetos de dise?o especial o de factura artesanal, de formas caprichosas y colores brillantes, haya ganado protagonismo, convirti¨¦ndolos en piezas de exhibici¨®n. La necesidad de que la casa propia no se parezca a cualquier otra, algo especialmente complicado en tiempos en los que casi todos compran sus muebles en las mismas tiendas, termina recayendo en estos peque?os elementos. Una alfombra, un jarr¨®n, una l¨¢mina enmarcada en la pared.
Los postulados de la vida lenta comienzan a hacerse notar tambi¨¦n en la dimensi¨®n est¨¦tica de las cosas. Esa voluntad por cocinar sin prisas, por comer sin prisas, que, a veces, se queda en el mero deseo se plasma en cocinas y estancias que pretenden ser acogedoras, personales, contar algo de quien las habita. Pero, ?son viables?
?C¨®mo hacerlo en casa?
Toda esta amalgama de referencias visuales puede estar bien para un scroll en Instagram o para las p¨¢ginas de una revista de interiorismo. Pero, ?c¨®mo trasladarlo a una cocina real, en la que se cuecen espaguetis todas las semanas y se sirven ensaladas con verduras cocidas? Una cocina en la que las cosas tienen que funcionar por encima de limitarse a ser fotog¨¦nicas, en la que hay que meter en alg¨²n sitio una bolsa de pan de molde o un paquete de pasta comprado en el supermercado. En definitiva, esas cosas que no salen en la foto.
Tal vez el secreto resida en un sencillo cambio de orientaci¨®n. Despu¨¦s de toda una vida almacenando en horizontal, la clave podr¨ªa estar en explorar el eje vertical. Un armario o despensa, de los de toda la vida, auxilia a los armarios inferiores de la cocina en la tarea de almacenar utensilios y alimentos no perecederos. Para este particular, las ense?anzas de la popular gur¨² del orden Marie Kondo no parecen desencaminadas. Especialmente en la segunda parte de la tarea, que consiste en seleccionar cuidadosamente los objetos que tendr¨¢n como destino las nuevas baldas de las cocinas.
Con la disciplina de un comisario de arte, el siguiente paso es escoger aquellos objetos especiales que estar¨¢n a la vista. Los que dicen algo de sus due?os, que pueden seguir un hilo conductor en forma de material o paleta crom¨¢tica, desde utensilios de cocina a libros de recetas. Sin sobrecargar, algo muy importante para que esos elementos realmente recojan esa importancia visual y no queden sepultados bajo una cantidad de cosas que hablen m¨¢s de desorden que de gesto de interiorismo intencionado. Adem¨¢s de que el menos es m¨¢s es siempre mucho m¨¢s sencillo y c¨®modo para limpiar.
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