Trabajar en una oficina itinerante: un privilegio al que los n¨®madas digitales se aferran tras la pandemia
Muchos j¨®venes apostaron por deslocalizar su lugar de trabajo tras la crisis sanitaria, pero tres a?os despu¨¦s esta forma de vida sigue enamorando a los m¨¢s inquietos. Adaptarse al desfase horario, definir la residencia fiscal y hacer frente a unos gastos elevados son algunos de los obst¨¢culos habituales
El pasado 5 de mayo, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) decret¨® el final de la emergencia sanitaria internacional por la covid. Sin embargo, a lo largo de estos m¨¢s de tres a?os, muchos h¨¢bitos iniciados en los albores de la pandemia han pasado a formar parte de la cotidianidad. Puede que ya no llevemos mascarilla, pero el teletrabajo lleg¨® en muchos casos para quedarse, al menos en mayor medida que en la era precovid. Y con ello, tambi¨¦n se ha hecho fuerte una corriente de estilo de vida muy conectada con la era tecnol¨®gica en la que vivimos: el nomadismo digital.
El concepto de ¡°n¨®mada digital¡± fue acu?ado en 1997 por el cient¨ªfico Tsugio Makimoto y el periodista David Manners en un libro del mismo nombre, pero fue a partir de los cambios sociales motivados por la pandemia cuando el t¨¦rmino se populariz¨®. En 2020, muchos trabajadores comprendieron que trabajar en remoto no significaba necesariamente hacerlo desde su domicilio habitual. Tres a?os despu¨¦s, los n¨®madas digitales siguen disfrutando de su particular oficina deslocalizada, una forma de vida en la que es f¨¢cil caer en la idealizaci¨®n, pero con sus dificultades a?adidas. ¡°Ser n¨®mada digital y trabajar 100% en remoto no es para todo el mundo. Puede llegar a ser un poco solitario¡±, opina Ver¨®nica Robredo, una joven de 30 a?os que comenz¨® a compaginar viajes y trabajo tras la crisis sanitaria. En el caso de esta trabajadora del sector tecnol¨®gico todo comenz¨® en la pandemia, cuenta, pero se ha mantenido en el tiempo y a d¨ªa de hoy asegura que va a intentar conservarlo durante lo que le queda de vida laboral.
Pablo V¨¢zquez tambi¨¦n se adentr¨® en esta forma de vida ¡°un poco por accidente¡±. En marzo de 2020, el joven estaba trabajando en Manila en un organismo internacional cuando su empresa le dio la oportunidad al estallar la pandemia de trabajar desde casa o volver a su pa¨ªs de origen, Espa?a. En este momento, disfruta de un formato h¨ªbrido con teletrabajo seis meses al a?o, periodo durante el que aprovecha para recorrer el mundo ordenador en mano. Algo similar le ocurri¨® a Carla Varela, que en junio de 2020 fue despedida del despacho donde trabajaba. Con la distancia que proporciona el paso del tiempo, define aquel episodio como ¡°una suerte¡± que le ayud¨® a lanzarse a algo que, quiz¨¢, en circunstancias normales, no hubiera sucedido. ¡°Cuando me despidieron me convert¨ª en aut¨®noma. Ya nunca m¨¢s pens¨¦ en buscar trabajo en un despacho, me ofrecieron cosas y las he rechazado. Creo que ya formo parte de una generaci¨®n que piensa que esta es la manera en que quiere vivir. Para m¨ª es mucho m¨¢s importante tener esta libertad que un puestazo, ganar m¨¢s y trabajar para otros¡±, asegura.
Rincones rurales, grandes ciudades y playas: los destinos preferidos
La plataforma Nomad List ofrece informaci¨®n a tiempo real sobre los pa¨ªses m¨¢s populares entre los n¨®madas digitales. Portugal, Jap¨®n o Tailandia son algunos de los m¨¢s visitados. Tambi¨¦n Espa?a, donde Madrid, Barcelona o las islas Canarias se han convertido en epicentro de trabajadores itinerantes de todo el mundo. Acostumbrada a su estatus de potencia tur¨ªstica, Espa?a tard¨® en aprovechar su potencial como destino n¨®mada, algo que cambi¨® con la nueva Ley de startups, en vigor desde el pasado mes de diciembre. Con ella, ha seguido el ejemplo de otros pa¨ªses como Alemania, Croacia o Grecia al crear un visado espec¨ªfico ¡°para regular la residencia de este perfil de profesionales itinerantes y de otros muchos que puedan elegir Espa?a como un lugar de teletrabajo m¨¢s estable¡±. Este permite entrar y residir en Espa?a durante un m¨¢ximo de un a?o mientras que sus titulares trabajan para s¨ª mismos o para empleadores en cualquier lugar del mundo. ?Y de d¨®nde proceden la mayor¨ªa de n¨®madas digitales? Seg¨²n datos de Statista, Estados Unidos es el pa¨ªs con mayor n¨²mero de trabajadores deslocalizados a lo largo y ancho del globo, seguido del Reino Unido. De acuerdo a esta clasificaci¨®n, Espa?a ocupa la d¨¦cima posici¨®n, por debajo de los Pa¨ªses Bajos y por delante de la India.
La imagen idealizada del nomadismo digital presenta al trabajador tecleando el ordenador frente a una playa paradis¨ªaca, pero lo cierto es que los destinos rurales tambi¨¦n se perfilan como apetecibles oficinas en remoto. Antes de recalar en las Canarias y recorrer sitios como Jap¨®n, Macao, Taiw¨¢n o Letonia y Estonia, Pablo V¨¢zquez inici¨® su andadura n¨®mada en un enclave rural a escasos kil¨®metros de su lugar de nacimiento: ¡°Mi primera parada fue un pueblito de Madrid alejado de todo, pero muy cerca del pueblo donde nac¨ª y me crie¡±. Ver¨®nica Robredo encontr¨® en varios pueblos portugueses su particular para¨ªso de surf y teletrabajo: ¡°He estado como n¨®mada en dos pueblos en el Algarve, uno muy peque?ito y otro m¨¢s famoso, Lagos, cerca de Sagres. Adem¨¢s, pas¨¦ un tiempo en Vila Nova de Milfontes¡±. La peculiaridad de los n¨®madas digitales, adem¨¢s de viajar con su oficina a cuestas, es que suelen apostar por estancias m¨¢s prolongadas en comparaci¨®n con las de unas vacaciones al uso. ¡°En mi caso, elijo quedarme m¨ªnimo tres meses¡±, confirma Robredo, que tambi¨¦n ha pasado temporadas en Miami.
Adaptar el horario y elegir residencia fiscal
La deslocalizaci¨®n de la oficina puede encerrar un problema a?adido cuando el desfase horario entre la sede del lugar de trabajo y la oficina en remoto se hace demasiado amplio. Carla Varela, abogada de profesi¨®n, lo experiment¨® en uno de sus viajes: ¡°En enero estuve en Australia y hab¨ªa 10 horas de diferencia. S¨ª que era una barbaridad, pero para compaginar turismo y trabajo era genial porque por las ma?anas ten¨ªa todo el d¨ªa para m¨ª, estaba tranquila¡±. Desde 2020, su pasaporte se ha llenado de sellos de pa¨ªses como M¨¦xico, Uruguay, Chile, Bolivia o Argentina, donde se decidi¨® a viajar sola por primera vez. Habitualmente, en su aventura n¨®mada est¨¢ acompa?ada ¡°por un grupo de amigas que viajan tambi¨¦n por trabajo¡±.
Juan Fern¨¢ndez-Estrada, cofundador de la marca de ropa Blue Banana, lleva unos meses viajando como n¨®mada digital por Indonesia y Australia y afirma que ha podido definir su rutina de trabajo para estar conectado con su equipo, ubicado a miles de kil¨®metros de distancia. ¡°Lo estoy compaginando muy bien y est¨¢ siendo precisamente el cambio horario lo que me est¨¢ permitiendo llevar una rutina y estilo de vida bastante diferente al de Madrid. Me levanto pronto a trabajar, voy a la playa, surfeo, y a partir de las 17.00 me conecto con Espa?a en reuniones hasta las 22.00, generalmente¡±, puntualiza el empresario, de 26 a?os. Su visi¨®n refleja el cambio de mentalidad en las empresas j¨®venes: ¡°En Blue Banana ha habido videoconferencias en las que nos hemos conectado desde distintas partes del mundo y uno ven¨ªa de surfear, otro de esquiar y otros estaban en la oficina o en casa¡±. Dicho esto, igual que dan importancia al teletrabajo, tambi¨¦n se la dan a la presencialidad. ¡°Creemos que trabajar f¨ªsicamente junto a compa?eros y mentores tiene grandes beneficios que complementan a los del teletrabajo¡±, matiza.
M¨¢s all¨¢ del horario, para Pablo hay un ¡°obst¨¢culo fiscal¡± que puede complicar la vida n¨®mada: elegir d¨®nde tributar. ¡°Es una cosa de la que creo que todos estamos aprendiendo¡±, sostiene. En el caso de los espa?oles que viajan por el mundo y quieren hacer su declaraci¨®n de la renta en Espa?a, tendr¨¢n que haber pasado al menos 183 d¨ªas en el pa¨ªs, lo exigido para obtener la residencia fiscal.
¡°Un estilo de vida privilegiado¡±
Existen muchas maneras de viajar, pero disfrutar a largo plazo de ser n¨®mada digital genera unos costes elevados. Por ello, Robredo describe el nomadismo digital como ¡°un estilo de vida privilegiado¡±. ¡°Poder ser n¨®mada digital al mismo nivel que cuando vives en una ciudad o en un pueblo o donde vivas de forma fija, con tu casa, tu orden, tus cosas¡ multiplica el precio por cuatro o por cinco¡±, explica seg¨²n su experiencia. En su caso, alquila su casa de Madrid para cubrir la estancia de los diferentes lugares que visita, ya que ¡°los alquileres a corto plazo son m¨¢s caros¡±, asegura. Pablo coincide con ese an¨¢lisis: ¡°El n¨®mada digital es, normalmente, una persona con ingresos altos, ser n¨®mada digital es muy caro, y quien diga que no, es un mochilero con port¨¢til. Si quieres estar viviendo de manera c¨®moda entre varios sitios, al final pagas un precio muy elevado por poder hacerlo¡±.
Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que no todas las profesiones son compatibles con trabajar en remoto y que no todos los empleos en los que s¨ª ser¨ªa posible ofrecen esa posibilidad. En la actualidad, el teletrabajo entre la poblaci¨®n ocupada tiene una penetraci¨®n del 14% en Espa?a, seg¨²n datos del INE de noviembre de 2022. Un porcentaje muy superior al de la ¨¦poca previa a la pandemia ¨Del 4,8%, en 2019¨D, pero que ha decrecido paulatinamente desde marzo de 2020.
En la actualidad, se estima que 35 millones de personas en el mundo han optado por cambiar la oficina tradicional por espacios de trabajo remotos (seg¨²n Nomad List, el 53% de hombres frente al 47% de mujeres, con formaci¨®n universitaria, en la treintena y con trabajos relacionados con el ¨¢mbito tecnol¨®gico o creativo). Solo se necesita un ordenador y conexi¨®n a internet. El resto depender¨¢ de d¨®nde y c¨®mo quiere vivir cada uno su particular experiencia n¨®mada.
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