Boina de vasco: la planta cuyas grandes hojas guardan el brillo del cielo en su gran superficie
Tambi¨¦n conocida como ¡®Ligularia¡¯ o ¡®Farfugim¡¯, su origen est¨¢ en Jap¨®n. Suele habitar zonas costeras y tiene un buen n¨²mero de variedades, algunas muy raras. Su cultivo es sencillo, si se mantiene un punto continuo de humedad en el sustrato o en la tierra
La fascinaci¨®n por las plantas con hojas grandes es algo habitual en la jardiner¨ªa. Si hay alguna especie que genere esas l¨¢minas foliares con un tama?o apreciable, all¨ª que va a estar alg¨²n enamorado de la belleza vegetal para cuidarla y reproducirla. As¨ª ocurre desde hace siglos con la aspidistra (Aspidistra elatior) o la a¨²n mayor oreja de elefante (Alocasia macrorrhizos). El acanto (Acanthus mollis) debe parte de su milenaria popularidad a la grandeza de sus hojas, as¨ª como tambi¨¦n la tremenda gunera (Gunnera manicata), cuyo gigantismo supera las fantas¨ªas de los amantes de las plantas peculiares.
En los interiores de las casas hay una pugna por ver qu¨¦ especie es la m¨¢s querida para lucir hojas grandotas ligadas a un porte singular, y se libra entre las aves del para¨ªso (Strelitzia alba) y las monsteras (Monstera deliciosa), dos de las plantas m¨¢s populares en los ¨²ltimos tiempos para compartir la vida diaria con los habitantes de una casa.
Pero, ?cu¨¢l es la medida para que una planta pueda considerarse que tiene hojas grandes? Quiz¨¢s las que no quepan en la palma de una mano, si seguimos la mesura del propio cuerpo humano, patr¨®n de medida de la naturaleza cercana. En esta categor¨ªa se encuentra una protagonista de patios sombr¨ªos, que se adornan con las l¨¢minas foliares de la boina de vasco (Farfugium japonicum), una planta de la familia de las margaritas tambi¨¦n muy conocida por otro nombre bot¨¢nico antiguo: Ligularia. Como su ep¨ªteto espec¨ªfico apunta, su origen es Jap¨®n y regiones asi¨¢ticas aleda?as, donde suele crecer en entornos de prados h¨²medos al pie de arroyos. Tambi¨¦n habita zonas costeras, donde recibe la bonanza de una humedad ambiental alta. Sus hojas son muy ornamentales y guardan el brillo del cielo en su lustrosa superficie, iluminando las sombras en las que gusta de crecer. El sol puede da?ar su anatom¨ªa, por lo que es una especie que se debiera mantener alejada de insolaciones altas. S¨ª que disfruta con los rayos de sol de la ma?ana tempranera, cuando estos acarician a las plantas con tersura y delicadeza.
El sevillano Jos¨¦ Manuel Corujo, arquitecto de profesi¨®n, pero paisajista de coraz¨®n, cultiva estas plantas desde hace 20 a?os en un peque?o patio de sus padres en Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid). A pesar de no ser grande, en ese espacio mantiene unas doscientas macetas repletas de aspidistras, helechos y hortensias (Hydrangea macrophylla), ¡°que le gustan mucho a mi madre Trinidad¡±, puntualiza Corujo. Este creador de hermosos jardines recuerda de d¨®nde proviene su querencia por la boina de vasco: ¡°Recuerdo que, cuando era peque?o, las ve¨ªa por la ventana de la cocina de la casa de mi abuela Milagros, en Sevilla, en los pisos bajos que ten¨ªan patio¡±. All¨ª, cuenta que ¡°las llaman sombrerinas, y crec¨ªan combinadas con la planta de aluminio (Pilea cadierei)¡±, en una composici¨®n muy bella.
La boina de vasco tiene un buen n¨²mero de variedades y de cultivares, por lo que es posible a?adir distintas formas y colores con la misma especie. Una de las m¨¢s frecuentes es Farfugium japonicum ¡®Aureomaculatum¡¯, una variedad con hojas punteadas de color amarillo oro, como un cielo lleno de soles. Tambi¨¦n es muy conocida Farfugium japonicum ¡®Argenteum¡¯, con hojas variegadas en color blanco, que aporta a¨²n m¨¢s luz a los patios y rincones oscuros. Esta ¨²ltima gusta de mucha luminosidad ¡ªsin sol directo¡ª; as¨ª producir¨¢ m¨¢s tonos blanquecinos en sus hojas.
Pero la m¨¢s reproducida, por contar con hojas m¨¢s grandes que llegan incluso a los 45 cent¨ªmetros, es Farfugium japonicum var. giganteum. ¡°Sus hojas se incurvan hacia abajo¡±, comenta Corujo, ¡°dando un aspecto de hoja redondeada¡±, al contrario que Farfugium japonicum, cuyas hojas muestran de forma evidente sus picos y angulosidades. Asimismo, es posible encontrar algunas rarezas no tan conocidas, como Farfugium japonicum ¡®Kagami Jishi¡¯, con hojas onduladas y lunares amarillos.
El cultivo de esta planta es sencillo, si se mantiene un punto continuo de humedad en el sustrato o en la tierra, unido a un perfecto drenaje que evite el encharcamiento. As¨ª lo refiere Corujo: ¡°Para m¨ª es fundamental que el sustrato tenga arena de r¨ªo o de s¨ªlice, ya que es f¨¢cil que esta planta se pudra por exceso de riego, por lo que no hay que emborracharla de agua¡±. Esta planta herb¨¢cea perenne tiene apetencia por un buen abonado, si se quiere que produzca muchas de sus est¨¦ticas hojas. Corujo prefiere siempre los abonados org¨¢nicos, ¡°y a m¨ª me funciona muy bien el de guano. Tambi¨¦n mejoro el sustrato con humus de lombriz, mezcl¨¢ndolo con este¡±. Un abonado fuerte qu¨ªmico, con niveles altos de nitr¨®geno, har¨¢ que la planta sea m¨¢s sensible al estr¨¦s, por lo que no se aconseja.
Tambi¨¦n habr¨¢ que tener cuidado con las babosas y los caracoles, que pueden agujerear sus hojas. Y, aunque es bastante resistente al fr¨ªo, un invierno muy g¨¦lido le har¨¢ perder todas sus hojas. Aun as¨ª, despu¨¦s rebrotar¨¢ de sus rizomas subterr¨¢neos, como ocurri¨® despu¨¦s de la tormenta Filomena en la zona centro de Espa?a. Si el cultivo es correcto, la planta florecer¨¢ entre el verano y el inicio del invierno, con unas margaritas amarillas que delatan su parentesco con la manzanilla (Chamaemelum nobile) o el girasol (Helianthus annuus). Tanto en la tierra de un jard¨ªn como en un buen macet¨®n, la boina de vasco es una candidata magn¨ªfica para engrandecer un lugar con sus hojazas.
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