El dise?ador de joyas Chus Bur¨¦s ense?a a la Gran Manzana sus creaciones m¨¢s especiales
La Americas Society de Nueva York abre por primera vez sus salas a un espa?ol y exhibe una colecci¨®n de exclusivas piezas creadas por el catal¨¢n en colaboraci¨®n con una docena de artistas latinoamericanos. ¡°Esta exposici¨®n muestra la parte m¨¢s experimental de mi trabajo¡±, asegura ¨¦l
Cuando la galerista Juana de Aizpuru le hizo un hueco entre sendas exposiciones de Jaume Plensa y Cristina Iglesias, un joven Chus Bur¨¦s, reci¨¦n llegado de Barcelona a Madrid, no pod¨ªa imaginarse que la ocasi¨®n de mostrar sus primeras joyas le llevar¨ªa en volandas hasta Louise Bourgeois o Carmen Herrera, dos artistas con las que empez¨® a colaborar enseguida. Corr¨ªa 1985, aquellos felices ochenta, la ¨¦poca de explosi¨®n creativa de la capital y su movida, y Bur¨¦s, que entonces ten¨ªa 22 a?os, despuntaba como un talento inquieto, efervescente, que d¨¦cadas despu¨¦s ha depurado su obra con la madurez, pero con id¨¦ntico inconformismo.
Coleccionistas de medio mundo, especialmente de Estados Unidos y Francia, tienen piezas suyas, y ahora, coincidiendo con una exposici¨®n en su estudio de Madrid de joyas creadas en colaboraci¨®n con el arquitecto y profesor de Columbia Juan Herreros, exhibe su parte m¨¢s creativa (¡°menos constre?ida por los requisitos del mercado¡±, explica) en la Americas Society de Nueva York: es el primer artista espa?ol al que la sociedad abre sus salas. La muestra neoyorquina se titula Arte como ornamento ¡ªhasta el pr¨®ximo 18 de mayo de 2024¡ª, y recoge la colaboraci¨®n del dise?ador con una docena de artistas latinoamericanos en las ¨²ltimas d¨¦cadas. La selecci¨®n de joyas de Bur¨¦s es el ep¨ªlogo de una interesante exposici¨®n colectiva titulada Eldorado (Mitos de oro), con revisiones y reinterpretaciones de m¨¢s de 70 artistas de Am¨¦rica Latina sobre esa especie de grial del continente americano.
La relaci¨®n de Bur¨¦s con EE UU data de mediados de los ochenta: el creador siempre ha sido precoz y pionero al tiempo. Expuestas en la biblioteca de la instituci¨®n, como colof¨®n de la visita a la muestra colectiva, las joyas de Bur¨¦s repasan no solo su trayectoria, sino las principales tendencias del arte latinoamericano de las ¨²ltimas d¨¦cadas. De su colaboraci¨®n con el artista cin¨¦tico Jes¨²s Rafael Soto a la consagrada Carmen Herrera, pasando por el cubano Kcho, con el que dise?¨® dos hermosas alegor¨ªas de las ansias de huir de la isla: una barca alada y una rama terminada en la pala de un remo. Otros artistas representados en Arte como ornamento son Antonio As¨ªs, Tony Bechara, Carlos Cruz-D¨ªez, S¨¦rvulo Esmeraldo, Macaparana, Marie Orensanz, por citar solo algunos de la docena de colaboradores.
¡°Esta exposici¨®n muestra la parte m¨¢s experimental de mi trabajo¡±, una dimensi¨®n constante en su carrera, desde sus inicios, explica Bur¨¦s en Nueva York, una de las tres ciudades donde opera (las otras son Madrid y Par¨ªs). ¡°Trabajar con artistas te permite eludir par¨¢metros como el coste o la inversi¨®n que s¨ª condicionan la creaci¨®n de joyas destinadas al mercado. Puedes jugar con la parte m¨¢s experimental, y hay un coleccionismo que busca precisamente este tipo de joyas, que quiere lo original. Es un mercado de clientes exigentes que valoran la idea, la pura creaci¨®n, porque a m¨ª lo que me interesa es el intercambio, el di¨¢logo con el artista¡±. Eso, y su obsesi¨®n ¡°por hacer arte wearable¡± (llevable, ponible), explican su apuesta por elevar conceptualmente las joyas que crea.
Bur¨¦s se ha granjeado una leal legi¨®n de coleccionistas, en EE UU y en Francia, sobre todo; en Espa?a, triunfa entre catalanes. Su relaci¨®n con sus clientes-amigos repasa tambi¨¦n la habitual relaci¨®n comercial para convertirse en otra celebraci¨®n del arte. Un elegante libro que puede hojearse en la muestra de Nueva York retrata sus creaciones, lucidas, como si fueran condecoraciones m¨¢s que joyas, por amigos artistas y coleccionistas. Con fotograf¨ªas de Andr¨¦s Serrano y Antoine d¡¯Agata, el volumen se abre con la imagen que en 2015 inmortaliz¨® a una venerable Carmen Herrera como una matriarca, con el broche geom¨¦trico que dise?¨® con Bur¨¦s cerrando su toquilla. El libro es tambi¨¦n una celebraci¨®n de la amistad, o cuando menos de la especial relaci¨®n de intimidad que se forja entre creadores.
Tras cursar estudios de Interiorismo en Barcelona, su ciudad natal, y aprender el oficio de joyer¨ªa en diversos talleres de la capital catalana y Madrid, Bur¨¦s abraz¨® materiales desacostumbrados y poco convencionales, como desechos industriales, metales y objetos reciclables de diversas formas y procedencias. Pero la exposici¨®n en la galer¨ªa de Juana de Aizpuru, una selecci¨®n de obras de plata, le hizo abandonar la experimentaci¨®n ¡ªaunque el est¨ªmulo de innovar no le haya abandonado nunca, ¨¦l mismo se define como ¡°escultor multimat¨¦rico¡±¡ª y ese mismo a?o, 1985, el director Pedro Almod¨®var le encarg¨® la creaci¨®n de la horquilla y arma asesina de su pel¨ªcula Matador, una clave de sol en plata ¡ªinspirada en la reja andaluza¡ª que le abri¨® las puertas del mercado internacional. Hasta hoy: su estudio en el barrio neoyorquino de Chelsea es una de esas direcciones secretas y apetecidas, que pasan de mano en mano de los ¨ªntimos.
Cinco a?os despu¨¦s, en 1990, Bur¨¦s sell¨® definitivamente su relaci¨®n de amor con Nueva York, con su contribuci¨®n al ajuar de boda de dos novios singulares: las nupcias de la Estatua de la Libertad y el Monumento a Col¨®n de Barcelona, el proyecto del artista catal¨¢n Antoni Miralda en el pabell¨®n de Espa?a en la XLIV Bienal de Arte de Venecia. Desde aquella boda, Bur¨¦s parece un neoyorquino m¨¢s, en nada diferente de los disfrutones y a la par afanosos urbanitas que dan vida a la Gran Manzana. Su ¨²ltima exposici¨®n en el coraz¨®n de Manhattan, que se a?ade a una docena de muestras previas, confirma que lo es.
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