Buen paladar y menos alcohol
Pese a que productos de baja graduaci¨®n se afianzan entre las preferencias de los consumidores, los vinos de guarda resisten con solera
Parece cada vez m¨¢s evidente que los efectos combinados del cambio clim¨¢tico y la transformaci¨®n digital est¨¢n propiciando una metamorfosis civilizatoria de perfiles imprecisos y efectos alarmantes. Algo de lo que no escapa el vino. As¨ª lo entienden en la Asociaci¨®n de Viticultura Regenerativa ¡ªcreada en 2021 bajo el impulso de Miguel Torres Maczassek (Familia Torres)¡ª, decidida a concienciar al sector vitivin¨ªcola espa?ol sobre la necesidad de cambiar el paradigma en la gesti¨®n de los vi?edos para frenar el calentamiento global. Por otro lado, la evoluci¨®n de los h¨¢bitos de consumo hacia productos light, menos cal¨®ricos, menos alcoh¨®licos por tanto, est¨¢ cambiando los par¨¢metros de la demanda del vino.
El incremento de la temperatura global afecta seriamente al vino: desequilibrios, p¨¦rdida de acidez, aumento del nivel alcoh¨®lico¡ Esto ¨²ltimo es especialmente preocupante. Cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil encontrar tintos con menos de 14,5% de graduaci¨®n y blancos por debajo de 13,5%. De continuar la tendencia, en unos a?os nuestros vinos alcanzar¨¢n f¨¢cilmente el 16%. Y eso ocurre cuando la tendencia mundial es a reducir la ingesta alcoh¨®lica. No tanto porque lo pida reiteradamente la OMS, sino porque las tendencias de consumo se alimentan de asideros culturales como sano, econ¨®mico, eco-friendly, seguro, bajo en calor¨ªas, sin az¨²cares a?adidos, etc¨¦tera. Son los prescriptores de consumo de un futuro que ya es presente.
Bajas calor¨ªas
Un estudio realizado por la compa?¨ªa especializada en investigaci¨®n online Toluna sobre las tendencias en el consumo de vino muestra que ya al 60% de los espa?oles encuestados (1.032 personas) le gustan las bebidas sin alcohol o bajas en calor¨ªas, y un 67% cambiar¨ªa o estar¨ªa dispuesto a cambiar su forma de consumir alcohol, porcentaje que subir¨ªa al 73% entre los j¨®venes. Una tendencia que se manifiesta en el lento y progresivo aumento de los vinos sin o bajos de alcohol que han mejorado en sus t¨¦cnicas de desalcoholizaci¨®n basadas en la ¨®smosis inversa o destilaci¨®n al vac¨ªo, ambas sin apenas calentamiento del vino. Pese a las l¨®gicas resistencias del sector, parece que su consumo va a seguir aumentando.
El Registro Internacional de Vinos y Espirituosos (IWSR, por sus siglas en ingl¨¦s) se?ala que entre 2015 y 2020 el mercado de bebidas no alcoh¨®licas creci¨® un 25% a nivel global; para 2025 se espera otro crecimiento del 15%. Sensible a este fen¨®meno, la propia UE aprob¨® en 2021 un nuevo reglamento seg¨²n el cual los vinos pueden etiquetarse como desalcoholizados o parcialmente desalcoholizados. Una normativa que facilita e impulsa nuevas formas de consumir vino, en l¨ªnea con lo dicho. Una de ellas es la lata de aluminio RTD (lista para beber), envase que ya ha conquistado un espacio significativo en algunos pa¨ªses, con una clara tendencia en alza. Se trata del packaging con mayor crecimiento en ventas en EE UU: m¨¢s del 62% en 2021, seg¨²n Wine Spectator. De acuerdo con el estudio de la consultora especializada Wine Intelligence, hay distintos factores que explican el fen¨®meno, desde la menor cantidad de vino hasta la facilidad de uso, almacenamiento y transporte, pasando por su r¨¢pido enfriamiento y asociaci¨®n a una bebida de menor graduaci¨®n alcoh¨®lica. Las posibilidades son grandes: diferentes formatos, distintas graduaciones alcoh¨®licas, presentaciones atractivas¡ Resulta significativo que la DO La Mancha estudie la posibilidad de comercializar vinos en lata con su marca de calidad. Obviamente, su proliferaci¨®n no afecta a los vinos de guarda, que necesitan evolucionar para alcanzar su plenitud, y donde el vidrio y el corcho natural son insustituibles.
Lo que est¨¢ definitivamente asentado es el vino ecol¨®gico, una categor¨ªa regulada que hoy resulta habitual encontrar en las etiquetas de muchas botellas. En realidad se trata de una pr¨¢ctica cargada de raz¨®n e historia, ya que el exceso de producci¨®n y la lucha contra plagas y enfermedades han alterado las caracter¨ªsticas vitivin¨ªcolas perdiendo su bien m¨¢s preciado, la calidad ligada al ecosistema.
La viticultura ecobiol¨®gica y biodin¨¢mica es una de las condiciones necesarias para elaborar grandes vinos que expresen el terru?o, reduciendo al m¨ªnimo la intervenci¨®n humana. Menor presencia tienen los vinos naturales, en los que no intervienen productos ajenos al mosto, como anh¨ªdrido sulfuroso (di¨®xido de azufre), el protector del vino por excelencia, empleado desde hace miles de a?os. Carentes de regulaci¨®n, tienen que ver con un concepto naturalista de vida saludable m¨¢s que con el placer de beber. Para ello se sacrifican avances cient¨ªfico-t¨¦cnicos en enolog¨ªa, prescindiendo de sus indudables beneficios. Claro que los vinos naturales no tratan de competir en excelencia. Se conforman con ser diferentes, un valor hoy en d¨ªa. La ¨²ltima vuelta de tuerca son los vinos veganos, elaborados sin contacto con nada de origen animal¡, que es lo que ocurre hoy con pr¨¢cticamente todos los vinos, ya que hace tiempo que no se utilizan clarificantes como alb¨²mina de huevo, case¨ªna o gelatina (de cart¨ªlagos).
En cuanto al panorama general, seg¨²n estimaciones realizadas en distintos estudios (Statista, Nielsen, Ministerio de Agricultura, OEMV), el consumo estimado por persona y a?o es de 20,63 litros de vino. La mayor parte se consume v¨ªa retail tradicional, bares y restaurantes (68,2%); el 93% de los bebedores de vino en Espa?a prefieren tomarlo en compa?¨ªa y compartirlo con amigos (36%), familia (25%) o en pareja (48%). El consumidor frecuente de vino es var¨®n de entre 36-50 a?os, lo que supone cerca de la mitad del total del vino consumido en el pa¨ªs, pero hay un incremento entre los m¨¢s j¨®venes (20-35 a?os); casi el 60% es vino con denominaci¨®n de origen protegida.
Un futuro en rosa
Tras el notable incremento del consumo de vino blanco en el mundo, ahora son los rosados los que crecen imparables en los mercados de calidad, donde hasta hace poco eran considerados una opción inaceptable… salvo los de la Provenza. Según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), en los últimos 15 años su consumo mundial ha experimentado un crecimiento de casi un 25%, lo que supone unos 23 millones de hectolitros anuales. De acuerdo a un informe elaborado por el Rosé Wines World Tracking, su consumo mundial supera los 23,5 millones de hectolitros (10,5% del total) y continúa viento en popa, la mayor parte francés. Quienes, por cierto, compran rosados españoles a granel para venderlos luego a buen precio. ¡C’est la vie!
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