Etiquetas cada vez m¨¢s globales
Con las exportaciones recuper¨¢ndose con rapidez y una guerra que resuena lejos a pesar del peso del mercado ruso, el comercio internacional va en aumento y Espa?a acelera el paso para?superar las ventas precovid
Encastrada en las alturas de una ladera de caliza blanca en Quintanilla de Arriba (Valladolid), la Bodega Aalto es un talism¨¢n con su trenzado horizontal de agua, madera y cristal. Desde una altura de 800 metros van descolg¨¢ndose las vi?as viejas (de 50 a 100 a?os) de tinto fino como un sherpa entre las aristas del Annapurna. Las cepas est¨¢n a cargo de Mariano Garc¨ªa ¡ª¡°seguramente¡±, destaca el cr¨ªtico Helio San Miguel, quien da clases en el Instituto Cervantes de Nueva York, ¡°el mejor en¨®logo que ha tenido Espa?a¡±¡ª. Es posible. Porque Garc¨ªa (Mauro, Garm¨®n, San Rom¨¢n, y entre 1968 y 1998 Vega Sicilia) emana un aire de buena fortuna al igual que un amuleto.
Pero esto es algo subjetivo. La tierra es tangible y tambi¨¦n su fruto. El tama?o del mercado ¡ªacorde con la firma Market Data¡ª era de unos 300.020 millones de d¨®lares (277.000 millones de euros) en 2021 y se espera que alcance los 423.590 millones (392.000 millones de euros) a finales de 2027. Un crecimiento del 5,8%. Atr¨¢s queda la pandemia. Es la raz¨®n que justifica que el comercio internacional del vino aumentara en valor un impresionante 21% en el primer semestre de 2021. Vive un retorno a la normalidad. Ese viaje es bien conocido. Italia, Espa?a y Francia son (datos de 2020) los tres principales productores del mundo: en conjunto superan el 50% del total en volumen y el 59% en valor.
Aunque llegar al ¡°a?o cero¡± ha sido dif¨ªcil. 2021 atraves¨® olas de calor extremo, heladas y la plaga del mildi¨². Francia perdi¨® el 27% de la producci¨®n, Italia un 9% y Espa?a el 14%. Pese a todo, las exportaciones a Estados Unidos, seg¨²n el Observatorio Espa?ol del Mercado del Vino (OEMV), superaron los 400 millones de d¨®lares, un aumento del 30% y un r¨¦cord hist¨®rico. El pa¨ªs es ¡ªsiguiendo los datos del Instituto de Comercio Exterior (Icex)¡ª el principal consumidor, en 2020, de vinos del planeta. Unos 3.000 millones de litros valorados en 35.663 millones de d¨®lares (32.800 millones de euros). Si tenemos en cuenta el vino a granel, Espa?a (397,54 millones de litros) ocupa el sexto lugar. Las dos primeras plazas sorprenden poco: Francia e Italia. Falta romper ese cielo que asoma casi s¨®lido. Ese cielo nada protector. ¡°Porque al aficionado estadounidense no le importa reconocer que sabe poco y no es nada patriotero: le interesan las puntuaciones y su propio gusto¡±, narra Helio San Miguel.
Sin embargo, en los vi?edos el sol amanece y se oculta por primera vez en cada cosecha. El consumo creci¨® en enero pasado en nuestro pa¨ªs un 10,7% frente al mismo mes del ejercicio anterior. Unos 0,666 millones de hectolitros. Aunque los n¨²meros ocultan la verdad de la historia. ¡°Ah¨ª fuera existe una demanda incre¨ªble por los vinos de alt¨ªsima gama, que se ha acentuado con la pandemia. La gente ha descubierto el presente, la filosof¨ªa del carpe diem, disfrutar hoy; la incertidumbre del ma?ana¡±, desgrana el distribuidor Quim Vila. Y a?ade: ¡°No hay champ¨¢n, y sus precios se han disparado por las peticiones¡±. Tambi¨¦n la venta en premier (comercializaci¨®n anticipada de grandes referencias) de la m¨ªtica regi¨®n francesa de Borgo?a bebe sus d¨ªas de vino y gloria. Muchos n¨¦gociants o distribuidores ¡ªpese a la subida de los precios¡ª est¨¢n consiguiendo menos vino del que podr¨ªan vender. Aunque el cambio clim¨¢tico, avisa alg¨²n bodeguero, haya generado problemas en las maduraciones. Francia aguanta todo. Heladas, cosechas deficientes, costes prohibitivos; porque la vi?a es su bandera tricolor. ¡°Ser franc¨¦s significa luchar por tu pa¨ªs y por su vino¡±, cont¨® en los tiempos de la Resistencia, en la Segunda Guerra Mundial, Claude Terrail, propietario del m¨ªtico restaurante parisiense La Tour d¡¯Argent.
El desaf¨ªo desde hace d¨¦cadas es que Espa?a contin¨²a siendo una tierra que exporta mucho vino (20,2 millones de hectolitros en 2020), pero con bajo valor: algo m¨¢s de 2.600 millones de euros frente a los 8.700 millones largos (13,6 millones de hectolitros) de Francia. Casi el cu¨¢druple. ¡°Si compites con id¨¦ntico tipo de vino en el mismo lugar, lo tienes complicado, porque solo lo diferencia el precio¡±, asegura Peter Sisseck, autor del c¨¦lebre Pingus (el vino espa?ol m¨¢s caro). ¡°E incluso a granel, que es un vino aceptable, los franceses venden a un euro o euro y medio m¨¢s caro que los espa?oles¡±, advierte. Ese no es el camino. ¡°Hay que exportar. Esto ayuda a crear marca, que es lo que falta en este pa¨ªs¡±, asume el en¨®logo de origen dan¨¦s. Su bodega comercializa fuera el 80% de la producci¨®n. En la conversaci¨®n detalla el n¨²mero de botellas que produce de Pingus, Flor de Pingus y Psi, pero pide que no se publiquen. ¡°Es el gran secreto de la casa¡±, cuenta. Escribamos, sin romper el compromiso, que son unos pocos miles. Resulta m¨¢s generoso en los datos con su Jerez (Vi?a Corrales Fino Saca), que elabora, con la variedad palomino fino, en C¨¢diz. Empez¨® en 2020 a partir de 1.400 botellas y este a?o andar¨¢ en 8.000 (unos 40 euros la unidad, y existe lista de espera). En estos rincones cercanos a Sanl¨²car de Barrameda la hect¨¢rea de vi?a anda en los 30.000 euros. Un valor ¡°razonable¡±.
Volumen y precio
El vino espa?ol mantiene esa tensi¨®n entre volumen y precio. Hay que hallar el equilibrio. Vega Sicilia vende 80.000 botellas de ?nico al a?o. Suficiente para crear marca, pero sin olvidar la ¡°exclusividad¡± de la escasez. ¡°Las exportaciones han mejorado y se nota. Pero todav¨ªa no hemos alcanzado los niveles de 2018 o 2019¡å, admite Pablo ?lvarez, consejero delegado de Tempos Vega Sicilia, quien hace poco adquir¨ªa su sexta bodega, ¨¦sta en Galicia, bajo las marcas Deiva y Arnela con uvas albari?o. Pag¨® unos 200.000 euros por hect¨¢rea ¡ªseg¨²n varias informaciones period¨ªsticas¡ª convirtiendo a Galicia en un vi?edo m¨¢s caro, incluso, que Rioja. Pero el empresario recupera el relato. ¡°En muchas cartas de los restaurantes en Nueva York a¨²n no han vendido lo acumulado durante esos dos a?os¡±, analiza ?lvarez. Y lo mismo sucede con Rioja.
En esas tierras trabaja Jos¨¦ Ram¨®n Urtasun, propietario de Rem¨ªrez de Ganuza (Samaniego, ?lava), una de las bodegas que elabora los ¡°nuevos¡± riojas y, de hecho, ya cuenta con alg¨²n vino con 100 puntos Parker (el famoso cr¨ªtico estadounidense). Urtasun mantiene la fe. Quiz¨¢ porque los bodegueros son los grandes creyentes. ¡°Estamos ante una oportunidad hist¨®rica¡±, defiende. ¡°Los burdeos y los borgo?as est¨¢n a precios prohibitivos en los restaurantes y los supertoscanos [vinos de gran calidad procedentes de la Toscana, Italia] no se venden; y ah¨ª existe un hueco¡±. Aparecen otros.
Irse fuera. La h¨¦gira. Este es el surco que desde 1978 traza Bodegas Mauro (Mauro, Garm¨®n, San Rom¨¢n). Toro, Ribera del Duero. Vende a 70 pa¨ªses por valor de 5,6 millones de euros, el 37% de toda la facturaci¨®n. M¨¢s de 15 millones. Y su geograf¨ªa semeja la de bastantes productores de prestigio. Suiza, Alemania, Estados Unidos, M¨¦xico, Puerto Rico, Pa¨ªses Bajos y Dinamarca. ¡°La guerra en Ucrania no nos ha afectado en t¨¦rminos de exportaci¨®n, es un porcentaje muy bajo y, adem¨¢s, estamos sin vino; Mauro [quiz¨¢ su marca m¨¢s reconocida] se ha agotado y no podemos distribuir a nuestros clientes nacionales hasta la pr¨®xima a?ada¡±, detalla Mariano Garc¨ªa. ¡°Pero en lo humano, que, sin duda, es lo m¨¢s importante, todo este horror que vivimos esperamos que acabe lo antes posible¡±, afirma. Los viejos vignerons (esos agricultores que podaban, recog¨ªan, etiquetaban y elaboraban ellos mismos todas las fases del vino) de Borgo?a y Burdeos siempre han defendido que Dios enviaba una pobre cosecha de vino cuando empieza la guerra, y una grande y alegre cuando termina. Muchos viticultores catan estos d¨ªas sus barricas con esa esperanza.
Tensi¨®n en el Este europeo
En el vino, y su geograf¨ªa, los ecos del enfrentamiento entre Rusia y Ucrania retumban lejanos. La OEMV estima en 91 millones de euros el precio de este conflicto. Sin embargo, para las grandes marcas es un tema, sobre todo, ¨¦tico antes que comercial. Vega Sicilia, por ejemplo, exporta unas 30.000 botellas a los dos pa¨ªses. Si se mantienen las hostilidades destinar¨¢ el vino a otras fronteras. ¡°Las bodegas tienen guardados sus env¨ªos a la espera de lo que suceda, si fuera necesario ir¨¢n a lugares diferentes¡±, confirma Quim Vila. Algunos productores de Borgo?a y Burdeos, con accionariado estadounidense, ya han avisado de que no comerciar¨¢n con Rusia. Pueden hacerlo. A las marcas reconocidas, la guerra no les oxida el balance. Tampoco a las ¡ªextranjeras¡ª menos famosas. Porque gran parte del que les han vendido tradicionalmente productores de Italia, Francia y Alemania procede, en un volumen significativo, de vino a granel importado de Espa?a. El pa¨ªs transalpino calcula unas ventas combinadas para las grandes etiquetas en Ucrania y Rusia de 400 millones de euros, el 6% de sus exportaciones. Porcentaje que tendr¨¢ que recolocar en otras tierras. Nada insalvable.
Queda el tamiz de Espa?a. H¨¦ctor San Miguel lo tiene claro. Habr¨ªa que eliminar ¡ªcondensa¡ª algunas denominaciones de origen que no tienen la suficiente calidad e incluir otras m¨¢s peque?as (malvas¨ªa de Lanzarote, moscatel de La Marina, fondill¨®n), pero que reconocen terru?os con personalidad. La vi?a ha cambiado mucho, el tiempo ya no se mide por los ta?idos de la campana de la iglesia. Ni los elaboradores pertenecen a la misma familia. El sector hoy se ha convertido en una industria. Pero los grandes vinos est¨¢n m¨¢s cerca del arte que de la producci¨®n en serie. Porque en muchas de esas botellas envejecen las mejores virtudes del ser humano.
Escasa cosecha en cartas internacionales
Quizá es la nueva filoxera del vino español. La pregunta lleva infinidad de cosechas enraizada en las vides. ¿Por qué no existen más referencias españolas en las cartas de los restaurantes extranjeros? Ahí fuera, de vez en cuando, se añade algún nombre nuevo que ha logrado una gran puntuación de un crítico influyente, pero, generalmente, se sirven los de siempre. Pingus, Vega Sicilia, L’Ermita, Terreus. Un restaurante italiano con tres estrellas Michelin de prestigio mundial como la Osteria Francescana (Módena, Italia) solo tenía a mediados de abril en su web una enseña (Honorable, Rioja) española. El resto de la carta era una interminable sucesión de vinos italianos acompañados por un tango (Borgoña, Burdeos, Jura, Loira, Côte du Rhône) de regiones francesas. “Hay bastantes restaurantes galos [y también italianos] que sólo admiten enseñas de su país. Ellos defienden lo suyo mejor que nosotros lo nuestro”, reflexiona Pablo Álvarez, consejero delegado de Tempos Vega Sicilia. Y añade: “Tenemos que estar más presentes, salir y movernos; porque las posibilidades de nuestro vino son inmensas”.
Recurriendo a la filosofía aristotélica, el vino español es una bellota. Tiene la potencia (exousía, en griego) de transformarse en encina. Pero no llega a la madurez, se agosta y se malogra. “En España, por un lado, nos creemos que nuestros vinos son mejores de lo que son y, por otro, vamos al extranjero con un complejo de inferioridad y apenas nos atrevemos a decir nada”, aborda Helio San Miguel, reconocido experto que, además, imparte cursos en el Instituto Cervantes de Nueva York.
España lleva décadas a la búsqueda de ese porqué perdido. Es cierto que se ha avanzado muchísimo desde hace 40 años, cuando Ribera del Duero (surgida en 1982) era Pesquera, Vega Sicilia y poco más. En nuestro tiempo, la publicitada, hasta el exceso, Milla de Oro del vino de Valladolid recorre desde Peñafiel a Tudela de Duero. Bodegas Mauro, Abadía Retuerta, Hacienda Monasterio, Vega Sicilia, Pesquera, Aalto, Pingus y Finca Villacreces, entre otras, plantan su terruño y su incipiente leyenda a lo largo de más de 30 kilómetros. “Es la primera vez en mi vida que digo esto, pero Ribera está en un momento excepcional, aunque necesitamos mayor presencia fuera”, valora Peter Sisseck, elaborador del emblemático Pingus. Sin embargo, Rioja continúa siendo Rioja. La región más conocida, junto con Jerez, lejos de España. Y hasta ser desbancada por la compra de vides por Vega Sicilia en Galicia, la más cara. Una hectárea de viñas viejas (más de 50 años) cuesta en La Rioja unos 120.000 euros. Aun así… “Nos falta potenciar los grandes vinos, la gama alta y superalta; los franceses lo hacen, por ejemplo, con sus grands crus y el resto de bodegas se beneficia de ello”, reflexiona José Ramón Urtasun, propietario de la riojana Remírez de Ganuza.
En la asignatura pendiente de la exportación, cada analista tiene su coupage. Helio San Miguel lo ha escrito en términos sencillos y razonables: unificar el tipo de botella para los vinos de la misma denominación, y color; presentar una añada cada año y potenciar las denominaciones con etiquetas más grandes e inteligibles. Pues tiene mucho sentido. ¿Cómo vender a los estadounidenses, por ejemplo, vinos con una sucesión de impronunciables erres tipo Matarromera o Carraovejas? La lógica aristotélica es un racimo en cascada.
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