Desayuno con Capel: migas con huevos fritos
El cr¨ªtico gastron¨®mico de EL PA?S comparte una de sus recetas con las que comienza el d¨ªa, y con las que triunfa en Instagram
Las migas con huevos fritos figuran entre mis desayunos favoritos. No son para tomar en solitario, sino en pareja o con amigos, con el rango de desayuno festivo o de fin de semana antes que a diario. Se preparan con facilidad y, en contra de lo que podr¨ªa imaginarse debido a sus antecedentes pastoriles, pueden resultar ligeras. El ¨¦xito, como siempre, lo determina la calidad de los ingredientes, el pan, los ajos, el aceite de oliva y los tropezones espor¨¢dicos de alguna chacina, aparte de los huevos fritos, complemento inexcusable. Tan imprescindibles como algunos pimientos verdes y rojos, que sofr¨ªo por separado.
Me gustan las migas finas, un punto m¨¢s gruesas que el pan rallado, las mismas que al final crujen suavemente en la boca con la humedad justa y un punto de grasa inapreciable. Migas que mareo en el perol con una cuchara de madera hasta que alcanzan ese punto en el que bailan sueltas en el recipiente sin dejar rastro ni mancharlo. Tan fundamentales como los huevos fritos con puntilla, los mismos que se encogen cuando son frescos y la clara se convierte en encaje crujiente mientras la yema permanece intacta. Justo los que nos gustan a los espa?oles y la mayor¨ªa de los extranjeros rechazan.
Es importante el pan. Ning¨²n plato de migas resulta tan acertado como el que se prepara con pan candeal asentado, es decir con un par de d¨ªas y en su defecto con alguna hogaza r¨²stica de pueblo. La tradici¨®n aconseja cortar las migas la v¨ªspera en pedazos finos, humedecerlas y dejarlas reposar toda la noche cubiertas con un trapo. En mi receta no es necesario, no suelo disponer de tanto tiempo y abrevio los pasos. Corto el pan en tropezones y los introduzco en la Thermomix y los someto uno o dos golpes de trituraci¨®n a velocidad m¨¢xima durante cinco segundos. O a un tercero si fuera necesario.
A partir de este punto comienza la diversi¨®n, el juego que acompa?a a la preparaci¨®n del plato. Por norma cocino a ojo, sin observar tiempos ni proporciones. Salvo en las f¨®rmulas de pasteler¨ªa, en las que respeto las cantidades con una precisi¨®n matem¨¢tica, en el resto me dejo llevar por mi instinto. Me resisto a que las recetas se conviertan en una camisa de fuerza. Tampoco tiene sentido. Para preparar las migas salteo cinco dientes de ajo enteros a fuego suave con aceite, hasta que una vez dorados los retiro. Las humedezco con gotas de agua y las paso a la sart¨¦n o perol donde he salteado los ajos y comienzo a marearlas con una cuchara de madera, una y otra vez, tranquilamente, mientras van cobrando suaves tonos dorados.
Poco antes de apartarlas del fuego, al cabo de 15 minutos, incorporo una cucharadita de piment¨®n de la Vera y vuelvo a marearlas. Las pruebo y rectifico. Si no tienen la humedad que me gusta, las roc¨ªo con algunas gotas de agua y vuelta a la faena. Enseguida, a?ado los pimientos rojos y verdes ya salteados, adem¨¢s de alg¨²n embutido de calidad, chorizo o salchich¨®n con preferencia ib¨¦rico.
En una sart¨¦n aparte, sin escatimar aceite, procedo a fre¨ªr los huevos, dos por persona. Y antes de que se enfr¨ªen me siento a disfrutar del plato con tenedor y cuchara, mojando las migas en la yemas y mezclando con el resto de los ingredientes. Para beber, caf¨¦ de filtro que muelo al momento, procedente de alg¨²n pa¨ªs de Centroam¨¦rica. Esos caf¨¦s suaves y fragantes que son los que m¨¢s me gustan. ?Feliz desayuno!
Receta de las migas con huevos, de Capel
El crítico gastronómico de EL PAÍS comparte una de sus platos preferidos para desayunar