Jonathan Becker, el fot¨®grafo de ricos y famosos: ¡°A la duquesa de Alba le dije: ¡®Pose como la maja¡¯. Me respondi¨®: ¡®Pero no como la desnuda¡±
Tras m¨¢s de medio siglo inmortalizando a las estrellas de Hollywood, la ¡®jet set¡¯ y la realeza en la intimidad de sus casas y fiestas, Becker publica ¡®Lost Time¡¯, un libro que recopila sus mejores retratos
Jonathan Becker (Nueva York, 1954) lleva m¨¢s de 50 a?os retratando a las personas m¨¢s ricas, famosas y poderosas del mundo en la intimidad de sus casas y fiestas. El rey Carlos de Inglaterra en su refugio de Highgrove House; Donald Trump en su ¨¢tico de tres plantas en Manhattan; el presidente argentino Carlos Menem en la Quinta de Olivos de Buenos Aires; el rey Juan Carlos I en la mansi¨®n de la familia Fanjul en Rep¨²blica Dominicana; Nicole Kidman, Tom Cruise y Gwyneth Paltrow en la fiesta de la revista Vanity Fair en Hollywood; o Madonna, Martha Graham y Clavin Klein en el teatro City Center son algunos de los nombres que figuran en la casi interminable lista de personajes inmortalizados por Becker. ¡°Crec¨ª rodeado de gente privilegiada. Supongo que toda esa gente me ha dejado entrar porque saben que no los voy a traicionar. Me conocen y saben que nunca los voy a perjudicar¡±, explica el fot¨®grafo al otro lado del tel¨¦fono desde su casa en Bedford, un pueblo de mansiones de estilo colonial a las afueras de Nueva York.
La noche anterior a la entrevista con EL PA?S, Becker present¨® su nuevo libro, Lost Time (Phaidon), en el Katonah Museum of Art, un museo de artes visuales a pocos kil¨®metros de su casa. ¡°La mayor¨ªa de la gente mira desde fuera, pero Jonathan siempre est¨¢ dentro mirando lo que ocurre a su alrededor¡±, dijo Robert Storr durante la presentaci¨®n. Storr, afamado cr¨ªtico e historiador de arte y excomisario del MoMA, convers¨® con Becker sobre esta obra que recopila m¨¢s de 200 retratos de monstruos sagrados de la cultura, la alta sociedad, la realeza y las altas esferas de la pol¨ªtica internacional. ¡°Este libro es una narraci¨®n visual, cuenta una historia, la historia de mi vida¡±, dice el fot¨®grafo. ¡°El t¨ªtulo, Lost Time [Tiempo perdido, en espa?ol] es un gui?o a En busca del tiempo perdido de Proust. Es un t¨ªtulo muy apropiado y po¨¦tico, porque este es el documento de un tiempo que ha desaparecido¡±, sentencia. Efectivamente, muchos de los retratados han muerto ¨DJackie Kennedy, Gorbachov, Warhol, Mapplethorpe, Sinatra, Truffaut¨D y otros llevan a?os sin dejarse ver.
Lost Time comienza por el principio, por las fotos en blanco y negro que Becker empez¨® a hacer con 19 a?os en la cocina del restaurante Elaine¡¯s de Nueva York a celebridades como Chevy Chase, John Belushi, Paul Simon o Ultra Violet. ¡°Estaba decidido a no ir a la universidad, as¨ª que empec¨¦ muy pronto a estar en la calle¡±, recuerda. ¡°Mi padre era un acad¨¦mico que estudi¨® en Harvard, un doctor en Oxford, un cr¨ªtico teatral y distribuidor de pel¨ªculas cl¨¢sicas¡ ?l era competitivo y cr¨ªtico, as¨ª que decid¨ª no estudiar. Sent¨ªa que no pod¨ªa entrar en su terreno. ?Qu¨¦ opciones ten¨ªa? Pod¨ªa jugar al backgammon, que se me daba muy bien, pero no pod¨ªa vivir de eso. Siempre supe que pod¨ªa vivir de la fotograf¨ªa. M¨¢s que una elecci¨®n, fue un instinto y lo segu¨ª¡±.
Becker estudi¨® impresi¨®n con el fot¨®grafo George Tice en Parsons y en el verano de 1973 hizo un curso sobre Surrealismo y Dada¨ªsmo en Harvard. All¨ª escribi¨® un ensayo sobre las influencias surrealistas de Brassa? que lleg¨® hasta las manos del legendario fot¨®grafo h¨²ngaro. El casi octogenario Brassa? qued¨® tan impresionado con el trabajo de aquel veintea?ero estadounidense que le envi¨® una carta felicit¨¢ndolo. As¨ª empez¨® su amistad epistolar. Un a?o despu¨¦s, Becker estaba en Par¨ªs aprendiendo fotograf¨ªa con su ¨ªdolo. ¡°Mis amigos siempre han sido mayores que yo. La gente mayor es m¨¢s interesante, m¨¢s compleja y m¨¢s generosa¡±, reflexiona.
Tras una temporada en Par¨ªs como corresponsal fotogr¨¢fico para la revista de moda W, volvi¨® a Estados Unidos. Trabaj¨® unos a?os en California y luego regres¨® a Nueva York, donde compagin¨® su trabajo como retratista de fiestas para W con el de conductor de un taxi. ¡°Entonces la ciudad ya era cara y ten¨ªa que ganar dinero¡±. Tambi¨¦n colabor¨® con Interview, la revista de Andy Warhol. ¡°Andy era el centro de la sociedad, mezclaba a la clase alta con la baja, a travestis con socialit¨¦s. Nos dejaba hacer nuestro trabajo. Para ¨¦l todo estaba genial. En realidad, Bob Colacello era el editor y hac¨ªa todo. Interview fue una gran revista, la echo de menos¡±, reconoce.
Bea Feitler, m¨ªtica directora de arte de Harper¡¯s Bazaar y Rolling Stone, se fij¨® en su trabajo y lo fich¨® para el relanzamiento de Vanity Fair, una revista de sociedad que se hab¨ªa dejado de publicar en 1936. En el nuevo primer n¨²mero de prototipo, en 1983, sus fotograf¨ªas compartieron p¨¢ginas con las de Richard Avedon, Irving Penn, Helmut Newtown, Bill King, Annie Leibovitz y Dominique Nabokov. Cuarenta a?os despu¨¦s, el nombre de Jonathan Becker sigue figurando en la mancheta de Vanity Fair. ¡°He trabajado con cinco directores de la revista y mi nombre sigue ah¨ª. La semana pasada me lleg¨® el n¨²mero de octubre, donde me dedican una p¨¢gina por mi libro. Me emocion¨¦¡±.
Becker ha sido durante d¨¦cadas el fot¨®grafo oficial de las fiestas que organiza Vanity Fair en los Oscar. Tambi¨¦n ha retratado a todos los ¡°cisnes¡± de la alta sociedad, la aristocracia y la realeza ¨DGloria Vanderbilt, Carolina Herrera, Gloria von Thurn und Taxis, Bianca Jagger¨D y a las ¡°bestias¡± del mundo de los negocios, el arte y la cultura ¨Del bar¨®n Thyssen, Arthur Miller, Hunter S. Thompson, Peter Beard, Ed Ruscha, Basquiat¨D. Parece tener una an¨¦cdota sobre todo el mundo. ?Donald Trump? ¡°Su ¨¢tico es como la casa del presidente de Ucrania, todo oro y blanco. As¨ª decorar¨ªa Versalles una persona de Queens. Trump no me preocupa, soy muy americano y tengo mucha fe en nuestra Constituci¨®n¡±. ?La duquesa de Alba? ¡°Ten¨ªa un gran sentido del humor y mucha energ¨ªa. No era una gran belleza, pero le gustaba flirtear. Me gust¨® desde el primer minuto. Le dije: ¡®Pose como la maja de Goya¡¯. Y ella me respondi¨®: ¡®Pero no como la desnuda¡¯. Le gustaba que la fotografiaran¡±. ?Isabel Preysler? ¡°Una mujer intelectualmente poderosa. Me sentaron junto a ella y Mario Vargas Llosa en una cena. Le dije a Mario que admiraba sus libros y ella me pregunt¨®: ¡®?S¨ª? ?Cu¨¢l es su favorito?¡¯. Yo no supe qu¨¦ responder. Todav¨ªa me siento avergonzado por eso. Es muy inteligente, muy r¨¢pida¡±.
El fot¨®grafo ha incluido un retrato in¨¦dito de Juan Carlos I en Lost Time. Lo hizo durante una de las visitas que hizo el rey em¨¦rito a su amigo Jos¨¦ Pepe Fanjul en la Rep¨²blica Dominicana, en 2017. Se le ve relajado e informal solo tres a?os despu¨¦s de su abdicaci¨®n. ¡°No lo fotografi¨¦ la primera vez que lo conoc¨ª, pasaron varios a?os¡±, aclara Becker. ¡°Hay poder en su cara. Cuando est¨¢s frente a ¨¦l sientes que est¨¢s ante alguien que fue un monarca absoluto, que pudo hacer lo que quiso y que eligi¨® hacer cosas buenas por Espa?a. Cuando termin¨¦, me dijo: ¡®?Eso es todo? ?No hay m¨¢s fotos?¡¯. Estaba entregado y quer¨ªa hacerlo bien. Realmente lo admiro¡±, reconoce. ¡°El rey Juan Carlos ha cometido errores y ha pasado momentos dif¨ªciles, pero cre¨® una naci¨®n moderna. Fue el ¨²ltimo monarca absoluto del planeta. Hered¨® una monarqu¨ªa absoluta y la convirti¨® en un pa¨ªs moderno. La gente piensa que puede cancelarte porque has cometido errores, pero nadie deber¨ªa tirar piedras contra su propio tejado¡±.
Parecer¨ªa que no ha quedado personaje del siglo XX que no haya posado para el retratista americano, pero ¨¦l no est¨¢ de acuerdo. ¡°Siempre quise fotografiar a Fidel Castro. Estuve varias veces cerca de hacerlo, pero no pudo ser¡±. Ahora hace encargos privados para la gente rica. ¡°Las revistas tienen una nueva palabra: presupuesto. No tienen dinero para pagarme. Ese es el error de los medios: ya no quieren gastar dinero. Si gastaran, los lectores volver¨ªan a los quioscos¡±, se lamenta. Es muy cr¨ªtico con la prensa actual. ¡°Las revistas me siguen interesando, aunque han cometido muchos errores. Cuando surgi¨® internet, se asustaron. En vez de utilizar internet para atraer suscriptores, regalaron sus contenidos, los ofrecieron gratis. Decidieron prestar m¨¢s atenci¨®n a la publicidad que a los lectores y eso fue un error fatal. Los lectores salieron corriendo porque no quer¨ªan pagar para leer publicidad. Y luego salieron corriendo los anunciantes. As¨ª que muchas revistas se han quedado sin nada¡±.
Tambi¨¦n es lapidario con Instagram. ¡°No le encuentro sentido. Antes en las revistas encontrabas historias bien editadas e informaci¨®n verificada y de primera mano sobre la cultura contempor¨¢nea. No encuentras nada de eso en Instagram. Ah¨ª no hay edici¨®n ni comprobaci¨®n de datos. Es todo basura promocional, una gran distracci¨®n¡±, concluye. No obstante, tiene una cuenta personal en esa red social. ¡°No publico nada. Estoy ah¨ª como un voyeur, observando¡±. Como dijo Robert Storr: ¡°La mayor¨ªa de la gente mira desde fuera, pero Jonathan siempre est¨¢ dentro mirando lo que ocurre a su alrededor¡±.
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