¡°Iolas est¨¢ podrido¡±: ruinas, venganza y abandono en la mansi¨®n del galerista de Warhol
La residencia del descubridor de Andy Warhol y pope del surrealismo, Alexander Iolas, fue saqueada y vandalizada tras su muerte. Pero, como ocurre con todos los sitios de martirio, con el tiempo se convirti¨® en un templo que a¨²n atrae devotos
Se hac¨ªa llamar Mar¨ªa Kallas, y como la soprano en Medea, desencaden¨® una tragedia con su venganza. Ocurri¨® en 1985. Despu¨¦s de que el galerista Alexander Iolas le echara por robo de la mansi¨®n ateniense retratada en este reportaje, Maria Kallas, un travesti al que hab¨ªa empleado all¨ª como ayudante, empez¨® a acusarle de tr¨¢fico de drogas, pedofilia y contrabando de antig¨¹edades. ¡°Las org¨ªas romanas de Iolas¡±, ¡°Iolas est¨¢ podrido¡±, sentenci¨® el coro de la prensa sensacionalista en Grecia. Y fue tal el odio que estos peri¨®dicos generaron que, cuando al cabo de solo dos a?os muri¨® Iolas, esa ira no desapareci¨® del todo: recay¨® sobre su famosa colecci¨®n de arte.
Desprotegida por las autoridades, la residencia del galerista a las afueras de Atenas fue saqueada y vandalizada. Un d¨ªa, los intrusos le prendieron fuego a una de sus antig¨¹edades egipcias. Otro, quemaron sus cat¨¢logos. La ultrajaron con pintadas, rompieron los muebles. Pero, como ocurre con todos los sitios de martirio, con el tiempo Villa Iolas (as¨ª se la empez¨® a llamar) tambi¨¦n atrajo a algunos devotos. ¡°La visit¨¦ hace unos a?os y encontr¨¦ la agenda telef¨®nica de Iolas. Ten¨ªa apuntados los n¨²meros de Duchamp, de Peggy Guggenheim en Venecia, de Magritte¡ Era un hombre fascinante¡±, cuenta por correo el artista griego Andreas Angelidakis, a quien esa visita clandestina le inspir¨® varias obras. ¡°La casa de Iolas fue una meca de vanguardia en una Grecia llena de mediocridad y homofobia¡±, dice el tambi¨¦n artista griego Angelo Plessas al hablar de su visita. ¡°Yo era un ni?o, pero me acuerdo muy bien de la dureza de los ataques y las calumnias de la prensa que llevaron a su abandono¡±.
Si en su decadencia la mansi¨®n de Iolas se convirti¨® en un s¨ªmbolo de su ca¨ªda, es porque antes lo fue de su grandeza. Eleni Coutsoudis, sobrina y heredera del galerista, explica en el documental Villa Iolas (2017) que fue el padre de Iolas, un comerciante de algod¨®n egipcio, quien en 1950 comenz¨® a construir la casa en un terreno de la zona de Agia Paraskevi, al noroeste de Atenas. Para entonces el nombre de Alexander Iolas ya era muy conocido en el mundo del arte y, como el de rey macedonio que lo hab¨ªa inspirado, estaba unido a numerosos periplos. Nacido en Alejandr¨ªa en 1907, Iolas a¨²n se llamaba Constantinos Coutsoudis cuando de adolescente se hizo amigo de Kavafis, el gran poeta de esa ciudad. Fue ¨¦l quien le anim¨® a mudarse a Atenas, un lugar en el que, alentado esta vez por el prestigioso director de orquesta Dimitris Mitropoulos, aprendi¨® piano y dio sus primeros pasos como bailar¨ªn. En 1930 dej¨® Grecia para estudiar danza en la escuela de Tatiana y Victor Gsovsky en Berl¨ªn, pero el auge de los nazis (y la paliza que contaba que le dio un grupo de estos) hizo que se fuese a Par¨ªs. All¨ª tuvo lugar su famoso encuentro con una pintura de De Chirico en una galer¨ªa. ¡°Nunca hab¨ªa visto un cuadro moderno¡±, recordar¨ªa Iolas. ¡°Las frecuentes visitas que hice all¨ª fueron la semilla de mi deseo de ser galerista¡±.
Su buena estrella le sigui¨® en 1935 hasta Nueva York, donde ya con su nuevo nombre, y despu¨¦s de una d¨¦cada haciendo ballet en compa?¨ªas como la de Balanchine, dej¨® la danza y empez¨® a dirigir Hugo Gallery, una galer¨ªa auspiciada por la arist¨®crata Maria dei Principi Ruspoli (casada con un bisnieto de V¨ªctor Hugo), y donde la apuesta que hizo Iolas por el surrealismo propici¨® colecciones tan importantes como la de la familia De Menil en Houston. Iolas expuso a Magritte, a Max Ernst, a Leonor Fini¡ Y en 1952, los dibujos inspirados en Truman Capote de Warhol en la que fue la primera exposici¨®n de este artista, a quien Iolas descubri¨® y con quien compart¨ªa el gusto por lo marginal y lo rocambolesco. ¡°Andy adoraba a Iolas¡±, escribe Bob Colacello en sus memorias sobre sus a?os junto a Warhol. ¡°Con sus extravagantes trajes de sat¨¦n turquesa y esmeralda, y sus plataformas tapizadas a juego, pasaba por una de sus superestrellas¡±.
Su edad de oro se produjo en los a?os sesenta con la expansi¨®n de la Iolas Gallery (ahora era el due?o), una de las primeras en crecer a trav¨¦s de una red de sedes internacionales. Iolas abri¨® en Par¨ªs, Mil¨¢n, Ginebra, Madrid¡ o en Atenas, a donde hab¨ªa regresado cada verano y donde su mansi¨®n hab¨ªa ido transform¨¢ndose a medida que triunfaba. No es solo que en 1971 Iolas mandara construir una segunda planta, o que la superficie inicial de 50 m? acabara siendo 35 veces superior. Tras los portones de bronce grabado de la casa (se cree que en parte estaba dise?ada por Dimitri Pikionis, el arquitecto de los accesos modernos a la Acr¨®polis) una mir¨ªada de obras de arte y antig¨¹edades sin igual en Grecia llenaba las distintas habitaciones de m¨¢rmol y convert¨ªa la visita a la cocina en una clase magistral de arte: de un sal¨®n dedicado a la Antigua Grecia se pasaba a otro sobre el periodo bizantino o a uno con obras de Picasso. Los espacios que aparecen en este reportaje son consecuencia de la muerte de Max Ernst en 1976, un suceso que llev¨® a Iolas a clausurar sus galer¨ªas, tal y como le hab¨ªa prometido a este artista que har¨ªa cuando faltase, y a retirarse de manera permanente en Atenas. Seg¨²n explica Eleni Coutsoudis, su t¨ªo no sab¨ªa estar desocupado, as¨ª que empez¨® a llevar la mansi¨®n como si de una nueva galer¨ªa se tratase, llen¨¢ndola de obras de Warhol, Niki de Saint-Phalle y otros artistas con los que hab¨ªa trabajado. ¡°Estaba harto de pagar 700.000 d¨®lares en gastos de almacenaje¡±, dijo en 1981 Iolas quitando importancia a la presencia en la casa de aquellas piezas. Pero la excusa, si es que lo era, se quedaba corta, cuando invitaba a artistas como Marina Karella a crear all¨ª obras nuevas, o cuando dise?aba espacios sorprendentes como su ba?o, cubierto por un techo dorado. ¡°La casa fue la mejor galer¨ªa de todas las que dirigi¨®¡±, opina Coutsoudis.
El gran error de Iolas fue abrir las puertas de este reino de vanguardia a la opini¨®n p¨²blica de Grecia, mediante una entrevista concedida en su casa en 1983. Opin¨® con osad¨ªa sobre la sociedad de su pa¨ªs y, en particular, sobre la llegada al poder del presidente Papandr¨¦u. Sus declaraciones no hicieron gracia en Atenas, y lo convirtieron en alguien inc¨®modo para la Rep¨²blica Hel¨¦nica: dos a?os despu¨¦s, la tal Mar¨ªa Kallas solo tuvo que arrojar una cerilla a la hoguera.
Alexander Iolas muri¨® de complicaciones derivadas del sida en un hospital de Nueva York el 8 de junio de 1987, supuestamente con el deseo de que su casa se convirtiera en un museo que ayudara a redimirle en Grecia. Su sobrina lo niega. ¡°A mi t¨ªo le daba igual lo que ocurriera con la casa. Sol¨ªa citar a Luis XV: ¡®Despu¨¦s de m¨ª, el diluvio¡±. Sea como fuere, los robos de cientos de obras de arte durante los saqueos que sufri¨® la casa y los ataques de los v¨¢ndalos hicieron imposible tal museo. Gran parte de la culpa la tienen, por su dejadez, las autoridades del municipio de Agia Paraskevi, propietario del inmueble desde 2013. ¡°Que la casa siga en ruinas demuestra c¨®mo incluso en la Grecia actual Iolas sigue marginado¡±, opina por tel¨¦fono George?Vamvakidis, cofundador y director de la galer¨ªa ateniense The Breeder. ¡°Para las nuevas generaciones de artistas griegos, y especialmente para aquellos que son queer, lo ocurrido con su casa no solo supone la oportunidad perdida de conocer su colecci¨®n, sino, a nivel simb¨®lico, de disponer de un lugar donde sentirse o¨ªdos, vistos y celebrados¡±.
Quiz¨¢ no sea all¨ª donde estos j¨®venes deban homenajearle. En el Museo de Warhol en Pittsburgh pueden visitarse algunas obras de la serie que en 1984, quiz¨¢ adivinando su final, los traidores que lo provocar¨ªan y los fieles que se mantendr¨ªan leales, Iolas le encarg¨® a su amigo en el que fue el ¨²ltimo trabajo de ambos: la versi¨®n pop de La ¨²ltima cena.
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