Werner Herzog, el cazador de lo imposible
Herzog es un maestro del documental que pertenece a la estirpe de los verdaderos fabuladores, capaz de hacernos so?ar y pensar con el lado m¨¢s extraordinario de la realidad
Es muy probable que Werner Herzog sea el ¨²ltimo gran aventurero del cine. El inagotable cineasta alem¨¢n ha cumplido 80 a?os y la estela de su larga vida est¨¢ sembrada de los mitos y leyendas que ¨¦l mismo se ha encargado de cultivar con esa aura heredada de las utop¨ªas del romanticismo alem¨¢n. Herzog es un maestro del documental que pertenece a la estirpe de los verdaderos fabuladores, un hombre capaz de hacernos so?ar y pensar con el lado m¨¢s extraordinario de la realidad.
Herzog dice que ahora prepara un nuevo proyecto en ?frica pero su alargada sombra tambi¨¦n planea sobre la pel¨ªcula estadounidense ?Nop!, el inclasificable y fascinante tercer filme de Jordan Peele, a mi juicio una de las grandes pel¨ªculas de este a?o. Michael Wincott, actor canadiense que interpreta al director de fotograf¨ªa obsesionado con la caza anal¨®gica de animales salvajes, ha se?alado que uno de los claros referentes de su personaje es Herzog, quien ha dedicado su vida a explorar la naturaleza y su lado m¨¢s salvaje.
Aunque Wincott est¨¢ maravilloso, los que somos rendidos devotos del cineasta alem¨¢n, actor ocasional en series como The Mandalorian, solo podemos sentirnos frustrados de que no fuese directamente ¨¦l quien interpretase a un personaje al que vemos en su estudio-selva montando im¨¢genes en las que los ojos de bestias y animales se abren y cierran como el obturador de una c¨¢mara. Un plano que nos lleva directos a Herzog, un explorador de los misterios del cine y la naturaleza, desde Grizzly Man, el documental de 2005 alrededor de la suicida obsesi¨®n de Timothy Treadwell por los osos del Parque Natural de Katmai, o cinco a?os despu¨¦s La cueva de los sue?os olvidados, arrebatada demostraci¨®n ante las pinturas paleol¨ªticas de las cuevas de Chauvet de que el cine podr¨ªa tener 32.000 a?os de antig¨¹edad.
Con o sin en ¨¦l en pantalla, Herzog est¨¢ unido por el cord¨®n umbilical con la locura metaf¨ªsica de ?Nop! En un Hollywood cada vez menos temerario resulta incre¨ªble que haya salido adelante una pel¨ªcula as¨ª, cuya mezcla de w¨¦stern y ciencia ficci¨®n va destinada a desmontar el circo de la sociedad del espect¨¢culo. Peele toma la figura del jinete negro de Eadweard Muybridge, pionero de la imagen en movimiento, porque en ella el silencio es doble, el del caballo y el del hombre encadenado a un pasado de esclavitud primero y al valor de ¡°cuarenta acres y una mula¡± despu¨¦s.
En el Cahiers du Cinema de septiembre, con su portada dedicada a la pel¨ªcula, Fernando Ganzo y Marcos Uzal hablan hasta de la influencia de la tauromaquia en la coreograf¨ªa final entre el ovni-animal y sus cazadores. ?Nop! es un est¨ªmulo de mil cabezas donde la naturaleza ha sido devorada por la tecnolog¨ªa, capturada por las c¨¢maras, arrebat¨¢ndole su ¨²ltimo suspiro salvaje. El enigma de los ojos de los animales, ese vac¨ªo que Herzog ha perseguido en tantas ocasiones, est¨¢ en el coraz¨®n de este filme de suspense, sobrenatural o lo que sea, en el que los hermanos OJ y Emerald, el chimpanc¨¦ asesino Gordy ¡ªque quiz¨¢ es la clave de todo¡ª, el rancho donde una nube amenazante oculta un ser inexplicable y el trasunto de Herzog y el capit¨¢n Quint de Tibur¨®n, persiguen eso que solo los sue?os y una c¨¢mara son capaces de atrapar.
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