¡°Dejad vuestros egos en la puerta¡±: La noche en que las mayores estrellas del pop de los ochenta grabaron ¡®We Are The World¡¯
El documental ¡®The Greatest Night In Pop, que se estrena el lunes en Netflix, recuerda todo el proceso de gestaci¨®n del popular ¡®single¡¯ de USA For Africa.
Si hablamos de We Are The World a cualquier persona de, pongamos, m¨¢s de 40 a?os, lo m¨¢s probable es que le venga a la cabeza una sensaci¨®n de mofa o, en el menos cruel de los casos, de placer culpable. En la memoria colectiva se ha quedado, sobre todo, la imagen de todas aquellas s¨²per estrellas del pop ochentero cant¨¢ndola al un¨ªsono (con el gesto de la mano sujetando sus auriculares o junto al o¨ªdo), ...
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Si hablamos de We Are The World a cualquier persona de, pongamos, m¨¢s de 40 a?os, lo m¨¢s probable es que le venga a la cabeza una sensaci¨®n de mofa o, en el menos cruel de los casos, de placer culpable. En la memoria colectiva se ha quedado, sobre todo, la imagen de todas aquellas s¨²per estrellas del pop ochentero cant¨¢ndola al un¨ªsono (con el gesto de la mano sujetando sus auriculares o junto al o¨ªdo), mil veces parodiada. Sin embargo, en su momento fue un hito may¨²sculo en la historia del pop, una iniciativa de proporciones ¨¦picas en la que todo pudo haber salido mal. Hoy, cuando nos hemos acostumbrado a que, en la mayor¨ªa de las colaboraciones, los artistas lo hagan todo a distancia sin necesidad de conocerse, resultar¨ªa impensable ver a casi 50 de las mayores estrellas de aquel momento grabando juntas en el mismo estudio. Menos a¨²n, que lo hiciesen por una causa puramente altruista y sin que ninguno de ellos intentase imponer sus condiciones o caprichos por encima de los dem¨¢s.
El documental The Greatest Night In Pop ¨Cque se estrena en Netflix el 29 de enero, previo paso por el Festival de Sundance¨C echa ahora la vista atr¨¢s sobre aquel memorable momento, con uno de sus inductores, el cantante Lionel Richie, como productor ejecutivo y conductor narrativo. El director vietnamita-estadounidense Bao Nguyen tuvo el privilegio de contar con im¨¢genes de pr¨¢cticamente todo el proceso de grabaci¨®n, convirtiendo al espectador en un testigo de lo acontecido la noche del 28 de enero de 1985. Al tiempo, parte de los protagonistas airean sus recuerdos en entrevistas registradas en la actualidad en el mismo lugar: los estudios A&M de Los ?ngeles.
Lo primero que conviene recordar es que esta no fue una idea original, sino que se inspir¨® en el single ben¨¦fico Do They Know It¡¯s Christmas?. Impulsado por Bob Geldof, reuni¨® a otro rutilante elenco de figuras, en este caso del pop brit¨¢nico e irland¨¦s, con la intenci¨®n de recaudar dinero para paliar la hambruna en Etiop¨ªa que, por aquel entonces, estaba conmocionando a la opini¨®n p¨²blica occidental. Bajo el nombre de Band Aid se unieron Bono, Sting, George Michael, Boy George, Paul Weller, Phil Collins y los componentes de Duran Duran y Spandau Ballet, entre otros, y arras¨® en la navidades de 1984, convirti¨¦ndose en el single m¨¢s vendido de todos los tiempos en Reino Unido. Fue el m¨²sico y actor Harry Belafonte, conocido por su activismo en defensa de los derechos civiles, quien puso el grito en el cielo: ?c¨®mo pod¨ªa ocurrir que un mont¨®n de blanquitos hubiesen organizado aquello para ayudar a ?frica y que sus compa?eros de raza no hubiesen movido un dedo? Belafonte contact¨® entonces con Ken Kragen, uno de los hombres m¨¢s fuertes de la industria discogr¨¢fica estadounidense en aquel momento, y le solt¨® una frase que hoy d¨ªa har¨ªa saltar todas las alarmas de la correcci¨®n pol¨ªtica: ¡°Si los jud¨ªos estuviesen muriendo de hambre en Israel, los jud¨ªos norteamericanos ya habr¨ªan recaudado millones de d¨®lares¡±. Su primer paso consisti¨® en implicar a los m¨¢s importantes astros del pop afroamericano de aquel momento: Michael Jackson, Stevie Wonder y Lionel Richie, as¨ª como a Quincy Jones, el productor estrella que hab¨ªa hecho de Thriller el ¨¢lbum m¨¢s vendido de la Historia.
El documental muestra parte del proceso compositivo inicial de Jackson, Richie y Jones. Al parecer, no pudieron contactar con Wonder ¨Cno hab¨ªa email ni tel¨¦fonos m¨®viles en 1985-, pero este acab¨® person¨¢ndose en el estudio por sorpresa, lo que dej¨® a sus compa?eros un poco confundidos. En las declaraciones de Richie en el documental asistimos a algunas revelaciones interesantes: Jacko, como no sab¨ªa de solfeo, explicaba todas sus ideas musicales tarare¨¢ndolas. Finalmente, registraron la primera maqueta de la canci¨®n, b¨¢sicamente una creaci¨®n de Jackson, con la ayuda de varios m¨²sicos de sesi¨®n. Sobre esa gu¨ªa, se grabar¨ªa el single, que ser¨ªa firmado por USA For Africa, nombre tanto de la organizaci¨®n creada para la ocasi¨®n como de la banda que lo interpretar¨ªa.
En cuanto Kragen, Jones y compa?¨ªa levantaron el tel¨¦fono, los nombres empezaron a brotar. Ray Charles, Tina Turner, Diana Ross, Smokey Robinson..., pero el que cambi¨® el curso de los acontecimientos fue el s¨ª de Bruce Springsteen, al que sucedi¨® el de Bob Dylan, el de Paul Simon... Pod¨ªan ser m¨¢s ambiciosos de lo pensado al principio, unirse negros y blancos, estrellas del soul y el pop con el rock. Eso har¨ªa al proyecto m¨¢s fuerte, m¨¢s poderoso, m¨¢s integrador. La idea era que todos los artistas estuviesen juntos en el mismo estudio, cuadrar las agendas m¨¢s demandadas del mundo del espect¨¢culo. Finalmente se decidi¨® reunirlas la misma noche que se entregaban en Los ?ngeles los American Music Awards, donde iban a estar muchos de esos cantantes y cuya ceremonia iba a ser presentada por Richie. Se hizo especial hincapi¨¦ en mantener en escrupuloso secreto el contenido de la maqueta y el lugar de la grabaci¨®n. Cualquier m¨ªnima filtraci¨®n pod¨ªa provocar la aparici¨®n de fans o paparazzi y eso ahuyentar¨ªa a las estrellas. En la grabaci¨®n hab¨ªa que hacer una labor de orfebrer¨ªa con los arreglos vocales, meditar con detenimiento la posici¨®n de cada artista en la sala, qui¨¦n cantaba cada l¨ªnea y con qui¨¦n y pensar en los rangos de voz de cada uno y c¨®mo secuenciarlos para que la l¨ªnea narrativa de la canci¨®n tuviera la mayor capacidad de enganche emocional. ¡°Hacemos un c¨ªrculo en la sala y que todos se est¨¦n mirando¡±, dijo Quincy Jones, quien tambi¨¦n tuvo la idea m¨¢s acertada de la sesi¨®n para evitar tonter¨ªas: colg¨® un cartel en la entrada del estudio que pon¨ªa ¡°Dejad el ego en la puerta¡±. Y lo consigui¨® durante las diez horas que dur¨® la grabaci¨®n.
Presencias y ausencias
?Estaban en aquel estudio de Los ?ngeles las 46 mayores estrellas del pop norteamericano del momento? No, todas no. Prince y Madonna no acudieron a la grabaci¨®n, a pesar de que s¨ª hab¨ªan actuado en la ceremonia de los AMA¡¯s. Los organizadores reservaron un hueco para el autor de Purple Rain ¨Cque hab¨ªa batido a Jacko en varias categor¨ªas de los premios que se entregaban esa noche-, pero ¨¦l nunca fue a grabar. Hay varias teor¨ªas para explicar por qu¨¦ Prince no acudi¨®, desde la encarnizada rivalidad que Michael y ¨¦l viv¨ªan en aquel momento hasta la extrema timidez del genio de Minneapolis, que no quer¨ªa juntarse con tanta gente. En el ¨²nico momento no complaciente del documental, Sheila E, entonces colaboradora de Prince, revela que despu¨¦s de mostrar su grata sorpresa por que la hubieran invitado a la grabaci¨®n lleg¨® un momento en que se dio cuenta de que, en realidad, la estaban utilizando. Ella era solamente un cebo para convencer al artista de que acudiera. Estuvo, de hecho, a punto de conseguirlo cuando le llam¨® por tel¨¦fono a su hotel en plena grabaci¨®n, pero ¨¦l propuso tocar un solo de guitarra en otra sala. Quincy se neg¨® en rotundo: todos ten¨ªan que cantar, y juntos (aunque hizo una excepci¨®n con Jackson, quien grab¨® sus primeras l¨ªneas en solitario mientras los dem¨¢s estaban todav¨ªa en los AMA¡¯s). Sobre la ausencia de Madonna se pasa m¨¢s de puntillas, tal vez para que la gente no se percatase del que bien puede ser el mayor error de casting en la historia del pop. Alguien del equipo t¨¦cnico sugiri¨® que, en ese perfil, pod¨ªa estar Cyndi Lauper o la autora de Like A Virgin (¨¢lbum que, en aquel momento llevaba dos semanas en el mercado y ya contaba con un single en el n¨²mero 1 y otro en el 2), pero no ambas cantantes a la vez. Sin desmerecer a la estupenda Cyndi, caer¨¢ miseria eterna para quien tom¨® tan desafortunada decisi¨®n.
El caso es que el eslogan de Quincy funcion¨® bastante bien. Lo m¨¢s sorprendente de las im¨¢genes de la grabaci¨®n es ver a aquellas estrellas en actitud t¨ªmida e ins¨®litamente d¨®cil, ¡°como si fuese el primer d¨ªa del parvulario¡±, define Richie. Muchos se conocieron all¨ª, e incluso se firmaron aut¨®grafos los unos a los otros. Entre todos ellos, llama la atenci¨®n un Dylan completamente fuera de sitio. Cuando todos cantan el coro central, ¨¦l simplemente mueve los labios, medio avergonzado y visiblemente inc¨®modo, como el ni?o al que han invitado a un cumplea?os y no sabe c¨®mo integrarse. Fue Wonder, uno de los h¨¦roes de la noche, quien rompi¨® el hielo al arrastrarle hasta su piano, ?imitar la voz de Dylan!, y darle ideas para abordar su parte vocal. Otro gran momento de Stevie es cu¨¢ndo propone incorporar al tema unas estrofas en suajili sin mucho ¨¦xito. Alguien grita: ¡°?Stevie, en Etiop¨ªa no hablan suajili!¡± El que acaba soltando la frase clave ah¨ª es Bob Geldof, que estaba presente en la grabaci¨®n como una suerte de asesor ideol¨®gico o coach motivacional para que los m¨²sicos no perdiesen el norte solidario del proyecto: ¡°No estamos cantando para los que pasan hambre, cantamos para los que tienen el dinero¡±, espet¨®. Eso s¨ª, en el documental no aparece captado el momento en el que, seg¨²n varios testigos, dos mujeres et¨ªopes aparecieron en el estudio para dar las gracias a los m¨²sicos. Hab¨ªan sido invitadas por el autor de I Just Called To Say I Love You.
?Himno pop o herramienta con una funci¨®n?
Cuando We Are The World se public¨®, el 7 de marzo de 1985, se convirti¨® autom¨¢ticamente en el super¨¦xito global que estaba destinado a ser, pero la canci¨®n recibi¨® tambi¨¦n muchos varapalos. El m¨¢s punzante fue el que le dedic¨® el reputado cr¨ªtico musical Greil Marcus, quien advirti¨® que el tema se parec¨ªa demasiado a un jingle de Pepsi (compa?¨ªa que, en aquel entonces, patrocinaba tanto a Jackson como a Richie). Era, desde luego, una canci¨®n muy f¨¢cil de ridiculizar por muchos motivos: su melod¨ªa almibarada y de coro eclesi¨¢stico, la visi¨®n imperialista de EE UU como salvadores del mundo o que aquello fuese un parche caritativo que sirviese para lavar conciencias pero no se atreviese a ir a la ra¨ªz del problema del hambre ni a cuestionar la responsabilidad de los gobiernos y grandes empresas occidentales.
Pero aqu¨ª la frase clave la dice Bruce Springsteen en el documental: ¡°La gente juzgaba a la canci¨®n est¨¦ticamente, pero solo era una herramienta con la que intentar algo¡±. En ese sentido, y siendo conscientes de la imposibilidad de revertir una situaci¨®n estructural compleja, podemos atenuar el cinismo y resaltar que We Are The World cumpli¨® su funci¨®n. El single recaud¨® incluso m¨¢s de lo esperado (seg¨²n la organizaci¨®n, el equivalente a 150 millones de euros de hoy en d¨ªa). Con ese dinero, se lanzaron m¨¢s de 70 proyectos de recuperaci¨®n y desarrollo en siete pa¨ªses africanos, que inclu¨ªan ayuda en agricultura, pesca, gesti¨®n del agua, manufactura y reforestaci¨®n. Tambi¨¦n se desarrollaron programas de formaci¨®n y control de la natalidad, mientras que un 10% se dedic¨® para ayudar a los sin techo en EE UU.
Pero, incluso, a nivel de industria musical y cultura pop, esta historia nos hace reflexionar sobre otras muchas cosas. La primera, el c¨®mo sus protagonistas ¨Cy el p¨²blico- se arrogaron al pensamiento m¨¢gico, a la fe en la utop¨ªa de que una canci¨®n puede cambiar el mundo. M¨¢s a¨²n: confiar en que un disco f¨ªsico, un simple single, fuese capaz de vender tantas copias como para saciar el hambre en un continente. Fue toda una exhibici¨®n de fuerza por parte de la m¨²sica pop, cuya relevancia social en aquel momento es muy dif¨ªcil de visualizar hoy d¨ªa. Y tambi¨¦n, un ejemplo de humildad y colaboraci¨®n horizontal y desinteresada ¨Cnadie cobr¨® nada- entre m¨²sicos en la c¨²spide de sus carreras justo en el momento en que Ronald Reagan y Margaret Thatcher hab¨ªan vuelto hegem¨®nicos los valores individualistas y el liberalismo econ¨®mico m¨¢s cruel y exacerbado.
Aquella idea del pop como salvaguarda de la conciencia global alcanzar¨ªa un nuevo escalaf¨®n aquel mismo a?o con el macroconcierto Live Aid y acabar¨ªa poniendo de moda los discos y festivales solidarios, que brotaron como setas a partir de entonces. Algunos salieron mejor que otros, pero, hoy d¨ªa, We Are The World se mantiene entre los 10 singles m¨¢s vendidos de todos los tiempos mientras que la p¨¢gina web de USA For Africa sigue activa, y recaudando dinero todav¨ªa.
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