¡°Una de las peores campa?as de la historia del cine¡±: ¡®John Carter¡¯, la pesadilla millonaria para Disney
Part¨ªa de un libro cl¨¢sico de la ciencia ficci¨®n, la dirig¨ªa el creador de los mayores ¨¦xitos de Pixar y un Pulitzer firmaba el guion: esta aventura gal¨¢ctica lo ten¨ªa todo para arrasar hasta que se estren¨®
Cuando a principios de 2012 Disney estren¨® John Carter, iba a ser el taquillazo del a?o. Pero con unas p¨¦rdidas que medios como la CNN calcularon en 200 millones de d¨®lares (m¨¢s de 180 millones de euros), la pel¨ªcula se convirti¨® en uno de los mayores fracasos del estudio. Lo curioso es que los motivos de su debacle no fueron los habituales: ni una producci¨®n ca¨®tica plagada de incidentes como sucedi¨® en Waterworld (1995), ni la lucha de egos entre sus estrellas (y algo de brujer¨ªa) que se llev¨® por delante La isla del Doctor Moreau (1997), ni las toneladas de whisky y coca¨ªna que arruinaron el Popeye (1981) de Robert Altman. Todo lo contrario: en John Carter el problema fue el excesivo respeto que Disney mostr¨® por su director y la laxitud de unos ejecutivos inexpertos. Pero ?qui¨¦n iba a rebatir algo a Andrew Staton, uno de los mayores valores de Disney tras los ¨¦xitos de Buscando a Nemo (2003) y de WALL-E (2008)? Nadie quer¨ªa perturbar a la estrella de Pixar, la verdadera gallina de los huevos de oro del conglomerado.
Los problemas empezaron con el concepto. Lo que para Disney era un blockbuster destinado a conformar una nueva saga gal¨¢ctica de la que ya hab¨ªa programadas dos entregas m¨¢s, para Stanton significaba el sue?o de una vida. Trabaj¨® sobre ella como si estuviese ante Batman sin plantearse que el resto del mundo no ten¨ªa ni la m¨¢s m¨ªnima idea de qui¨¦n era John Carter. ¡°No escuchaba ninguna idea en la que se le plantease que alguien podr¨ªa no saber qui¨¦n era John Carter. No es Frankenstein, no es Sherlock Holmes, ?a nadie le importa! Nadie dice: ¡®?Ya s¨¦ de qu¨¦ me voy a disfrazar en Halloween! ?Ser¨¦ John Carter!¡±, declar¨® an¨®nimamente uno de los ejecutivos de la compa?¨ªa a Vulture antes del estreno.
John Carter es un personaje de Edgar Rice Burroughs, creador de Tarz¨¢n. Un soldado confederado que, tras morir, aparentemente, renace en Marte, donde se ve inmerso en una lucha entre dos razas enfrentadas por el control del planeta al tiempo que se enamora de una princesa marciana. Se public¨® por entregas por primera vez en 1912 y ha influido en casi todas las sagas fant¨¢sticas que conocemos. Star Wars ser¨ªa inconcebible sin John Carter. Un planeta des¨¦rtico, un pistolero y una princesa que se enamoran¡ ?les suena? Ahora sustituyan el planeta des¨¦rtico por un planeta frondoso: s¨ª, efectivamente, Avatar. Ni George Lucas ni James Cameron han negado nunca que la obra de Burroughs ha sido esencial en sus obras. Entonces, ?c¨®mo puede ser que una novela que inspir¨® dos de los mayores taquillazos de la historia no fuese capaz de inspirarse a s¨ª misma?
Proyectos fallidos
Las aventuras de John Carter llevaban circulando por los despachos de Hollywood desde los a?os treinta. Entonces, el director de los Looney Tunes, Bob Clampett, le plante¨® a Burroughs convertirlas en una pel¨ªcula de animaci¨®n que nunca vio la luz. Al igual que el inter¨¦s posterior del maestro de animaci¨®n Ray Harryhausen. Fue en los noventa cuando estuvo m¨¢s cerca de llevarse a cabo con nombres como John McTiernan, director de La junga de cristal, Tom Cruise y Julia Roberts, pero la complejidad t¨¦cnica del proyecto hizo que McTiernan desistiese y optase por El ¨²ltimo gran h¨¦roe (1993), por cierto, otro fracaso millonario. Julia Roberts tambi¨¦n se olvid¨® del asunto, pero Cruise sigui¨® manteniendo el inter¨¦s.
Tras McTiernan se apear¨ªan del proyecto Robert Rodr¨ªguez y Jon Favreau, que acabar¨ªa cambi¨¢ndola por Iron Man. Y, por fin, lleg¨® a las manos de Andrew Stanton. ¡°He pasado toda mi vida deseando que alguien la rodase y, cuando empec¨¦ a trabajar en la industria, desde los a?os noventa, ante cada rumor de que podr¨ªa hacerse me emocionaba y pensaba: ser¨¦ el primero en la cola del cine¡±, confes¨® Andrew Stanton a The Wrap. ¡°Nunca tuve la arrogancia de pensar que era algo que querr¨ªa o podr¨ªa hacer¡±.
Una vez confirmado al director, hab¨ªa que elegir a los protagonistas. Y la que en otros proyectos suele ser la parte m¨¢s compleja, para Stanton fue la m¨¢s sencilla: estaba convencido de que el actor y modelo canadiense Taylor Kitsch era la encarnaci¨®n f¨ªsica de Carter. Kitsch se dio a conocer como el carism¨¢tico jugador de f¨²tbol americano Tim Riggins en Friday Night Lights (2006-2011) y dio vida a Gambito en X-Men Or¨ªgenes: Lobezno (2009). Pero Cruise segu¨ªa revoloteando alrededor del proyecto. Es f¨¢cil pensar que Disney se frotaba las manos pensando en una franquicia protagonizada por Tom Cruise, pero Stanton ten¨ªa el control. ¡°Ya ten¨ªa a Taylor en mente cuando Tom dio a conocer su inter¨¦s. ?l ya conoc¨ªa el material, as¨ª que no me sorprendi¨® descubrir que segu¨ªa interesado¡±, record¨® Stanton. ¡°Quedamos en hablar m¨¢s a fondo si yo pasaba de Taylor, pero obviamente no lo hice¡±. Para interpretar a la princesa Dejah eligieron a Lynn Collins, que ya hab¨ªa coincidido con Kitsch en la saga X-Men. Los protagonistas no eran estrellas de relumbr¨®n, pero estar¨ªan bien pertrechados por secundarios como Willem Dafoe, Samantha Morton y Bryan Craston. El premio Pulitzer Michael Chabon, devoto al igual que Stanton de las aventuras de Carter, se encargar¨ªa del guion.
Con el equipo seleccionado y el rodaje en marcha empezaron a surgir problemas por cuestiones como el t¨ªtulo. El nombre l¨®gico habr¨ªa sido Una princesa de Marte, el t¨ªtulo original de la primera novela de la serie literaria, pero Stanton admiti¨® que con ese nombre ¡°no ir¨ªa ni un solo chico¡± al cine. Se opt¨® por John Carter of Mars (John Carter de Marte). Pero la presidenta de marketing de Disney, MT Carney, reci¨¦n llegada a la industria y sin experiencia previa en cine, decidi¨® que en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªan estrenado demasiadas pel¨ªculas con la palabra Marte en el t¨ªtulo que hab¨ªan fracasado (Misi¨®n a Marte y Planeta Rojo en 2000, Marte necesita madres en 2011). En una reuni¨®n a la que asistieron Staton y Chabon, Carney decidi¨® que se llamar¨ªa simplemente John Carter. El guionista lo recuerda en The Wrap: ¡°Ese fue el primer momento en el que pens¨¦ que ten¨ªamos problemas. Desde esa reuni¨®n hasta que la pel¨ªcula sali¨® a la luz, no hubo nada bueno¡±.
Ese ¡°nada bueno¡± es ser sutil. La siguiente decisi¨®n err¨®nea lleg¨® de Stanton, que decidi¨® no incluir en el teaser de la pel¨ªcula referencias a sus ¨¦xitos en Pixar, para que el p¨²blico no pensase que estaba ante una producci¨®n destinada al p¨²blico infantil. Tampoco se mencionaba a Burroughs o a Chabon, que en aquel momento estaba en la cima de su popularidad. Tampoco se inclu¨ªa ninguna secuencia potente, el elemento del que se nutren los teasers, ni un plano de Woola, el perro marciano de Carter, ¡°el elemento visual m¨¢s distintivo de la pel¨ªcula¡±, seg¨²n Vulture, que le dedic¨® un reportaje entero. Un Baby Yoda en potencia.
El teaser lo apostaba todo al personaje. Stanton segu¨ªa pensando que la pel¨ªcula se vender¨ªa solo por el nombre, pero nadie sab¨ªa qui¨¦n era John Carter, al menos no los cientos de miles de espectadores que habr¨ªan sido necesarios para justificar el presupuesto de la producci¨®n. Y las im¨¢genes seleccionadas por el director recordaban demasiado a pel¨ªculas que todo el mundo quer¨ªa olvidar, como El pr¨ªncipe de Persia (2010) y Wild Wild West (1999). ¡°Esta es una de las peores campa?as de marketing de la historia del cine. Es casi como si se esforzaran por no hacernos caso¡±, declar¨® un antiguo jefe de marketing del estudio a Vulture durante el rodaje.
¡°El negocio es as¨ª¡±
Cuando lleg¨® la noche del estreno mundial, en febrero de 2012, sus protagonistas eran los ¨²nicos que desconoc¨ªan que la pel¨ªcula ya hab¨ªa fracasado. No era culpa de su trabajo. Ni siquiera de que al p¨²blico no le hubiese gustado la pel¨ªcula. Simplemente, parec¨ªa que a nadie le apetec¨ªa verla. Collins record¨® en The Wrap su triste paso por la alfombra roja. ¡°Va a ser un puto desastre¡±, le susurr¨® Kitsch. Su representante le explic¨® que ella iba a ser la culpable: ¡°Vas a tener que desaparecer porque t¨² eres la que va a recibir la bronca por esto. El negocio es as¨ª¡±. Afortunadamente nadie la culp¨® porque toda las cr¨ªticas estaban centradas en los errores de marketing, fruto de ejecutivos inexpertos que desaparecieron de Disney tras el fracaso y de la libertad de la que hab¨ªa disfrutado un director sin experiencia fuera del cine de animaci¨®n.
Con un presupuesto de 250 millones, en su primer fin de semana apenas recaud¨® 30, menos de la mitad de lo que habr¨ªa sido considerado un resultado m¨ªnimamente aceptable, y no consigui¨® desbancar del primer puesto a Lorax. En busca de la tr¨²fula perdida. Stanton fue el que sali¨® mejor parado: su siguiente pel¨ªcula, Buscando a Dory, super¨® los mil millones en taquilla. Taylor Kitsch volvi¨® a vivir su particular d¨ªa de la marmota tras el fracaso de su siguiente gran producci¨®n, Battleship: Batalla Naval y, a un nivel m¨¢s discreto, con el hundimiento de la segunda parte de True detective. Su nombre pas¨® a encabezar la lista de proyectos de estrellas protagonistas de grandes fracasos al lado de los de Brandon Routh (Superman Returns, 2006) o Sam Worthington (Avatar, 2009). Lynn Collins, cuya la interpretaci¨®n fue la m¨¢s alabada de la pel¨ªcula, encontr¨® refugio en la televisi¨®n. Y despidi¨® a su manager.
Diez a?os despu¨¦s, John Carter se sigue considerando un monumento al fracaso, pero no una mala pel¨ªcula. ¡°Puede que John Carter no sea perfecta, pero es una pel¨ªcula en la que se puede desembolsar el dinero con toda seguridad, coger las palomitas y salir razonablemente satisfecho cuando pasen los cr¨¦ditos finales¡±, escribi¨® el cr¨ªtico Charlie McCollum. El tiempo parece haberle dado cierta raz¨®n: su incorporaci¨®n al cat¨¢logo de Netflix hace un par de a?os renov¨® el inter¨¦s por las aventuras de Carter y esta semana se ha anunciado el desarrollo del primer videojuego dedicado al personaje. Tal vez las secuelas planeadas puedan ser realidad alg¨²n d¨ªa.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram, o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.