La ¨²ltima pol¨¦mica de Michael Moore
El premiado cineasta, hasta ahora voz de la izquierda, alienta el negacionismo clim¨¢tico
Como habr¨¢ podido comprobar durante esta pandemia cualquiera con la suficiente variedad demogr¨¢fica en sus grupos de WhatsApp, los extremos a menudo se tocan en el desaf¨ªo a las verdades com¨²nmente aceptadas. Sucede, por ejemplo, cuando se ve al cineasta y activista Michael Moore, lo m¨¢s parecido a un h¨¦roe de la izquierda estadounidense, defender ideas que hasta ahora apenas ten¨ªan vida m¨¢s all¨¢ de las cloacas conspiranoicas de la nueva ultraderecha. Cuando el consenso cient¨ªfico hab¨ªa logrado poco menos que silenciar a los negadores de la crisis clim¨¢tica, de pronto una pel¨ªcula, producida y promocionada por Moore, regala al agonizante negacionismo una inyecci¨®n de vida y detona un proyectil de fuego amigo en el centro mismo del propio movimiento medioambientalista. ¡°Es como Bernie Sanders dando su apoyo a Donald Trump entre tragos de hidroxicloroquina¡±, resum¨ªa el cineasta y ecologista Josh Fox en The Nation.
¡°Es verdaderamente desmoralizador cu¨¢nto da?o ha hecho esta pel¨ªcula en un momento en que muchos est¨¢n preparados para un cambio profundo¡±, escrib¨ªa en Twitter la gur¨² del anticapitalismo Naomi Klein. ¡°Ya hab¨ªamos visto esto muchas veces¡±, recordaba en The Guardian el escritor y activista George Monbiot, ¡°pero nunca antes estos ataques han venido de un famoso activista por la justicia social, que nos frota las caras en el barro¡±.
No es que El planeta de los humanos ¡ªpresentada, escrita y dirigida por Jeff Gibbs, colaborador habitual de Moore¡ª niegue la emergencia clim¨¢tica. Todo lo contrario. Pero, desde la posici¨®n ideol¨®gicamente contraria a la de los voceros de la ultraderecha que jalean ahora la pel¨ªcula, esta promueve los mismos mitos desacreditados que los negacionistas han usado durante a?os para defender su posici¨®n. Critica el consenso sobre las energ¨ªas renovables, que viene a decir que son tan contaminantes como los combustibles f¨®siles, un argumento anticuado que hoy es completamente falso, y denuncia que se han convertido en meras herramientas en manos de las grandes corporaciones que se han apropiado del movimiento medioambientalista para hacerse a¨²n m¨¢s ricas.
El ruido de fondo le sonar¨¢ a quien est¨¦ familiarizado con la obra del documentalista pegado a una gorra de b¨¦isbol, ganador de un ?scar en 2002 por Bowling for Columbine y de la Palma de Oro en 2004 por Fahrenheit 9/11, alegatos contra la cultura de las armas y las circunstancias que llevaron a los atentados del 11 de septiembre de 2001 y a la llamada ¡°guerra contra el terror¡±. Hijo de una secretaria y de un empleado de una f¨¢brica de coches, sus documentales han contribuido a la educaci¨®n pol¨ªtica de una generaci¨®n de j¨®venes progresistas en un momento de crisis de la izquierda tradicional. La obra de Michael Moore (Flint, Michigan, 1954) trasciende con creces la correcci¨®n pol¨ªtica del centroizquierda. Durante la reciente campa?a de las primarias dem¨®cratas, interven¨ªa ante multitudes en los m¨ªtines del socialista Bernie Sanders y desafiaba la llamada general a la conciliaci¨®n, tras la campa?a fratricida de 2016, despotricando contra el aparato del partido.
Lo que sucede es que ahora dispara a los suyos. El planeta de los humanos es, como se define a s¨ª misma, ¡°un ataque frontal a nuestras vacas sagradas¡±. El propio Sanders, ya retirado de la carrera, enarbolaba la bandera del Green New Deal, el ambicios¨ªsimo plan para una transici¨®n a las energ¨ªas limpias en Estados Unidos, cuya adopci¨®n por el mainstream del Partido Dem¨®crata supone una victoria hist¨®rica del mismo movimiento clim¨¢tico al que Moore destroza en su nueva pel¨ªcula. ¡°Solo tus amigos te pueden decir cu¨¢ndo te est¨¢s equivocando¡±, defend¨ªa Moore en una entrevista en The Hill. ¡°Nosotros somos el movimiento medioambientalista, lo hemos sido toda la vida. Pero todo el mundo sabe que no estamos ganando la batalla, tengamos el debate de lo que podemos hacer¡±.
Lejos de aceptar la invitaci¨®n al debate, el mundo del activismo medioambiental se le ha echado encima de manera extraordinariamente cohesionada. Los l¨ªderes del movimiento est¨¢n acostumbrados a los ataques, pero a los que vienen de sus enemigos tradicionales, como las compa?¨ªas de combustibles f¨®siles. ¡°Son un pu?etazo en la nariz, lo que resulta ser mucho menos da?ino que una pu?alada en la espalda¡±, explica en The Rolling Stone el veterano activista Bill McKibben, al que directamente se machaca en la cinta.
Prestigiosos cient¨ªficos y activistas publicaron un comunicado en el que ped¨ªan que se retire de la exhibici¨®n p¨²blica una pel¨ªcula ¡°asombrosamente enga?osa y absurda¡± que ¡°comercia con los desacreditados puntos centrales del discurso de la industria de los combustibles f¨®siles¡±. Con semejante carta de presentaci¨®n, no le han llovido los distribuidores a la cinta. Tampoco Netflix ni otras plataformas han querido mostrarla. Ha sido hasta retirada de YouTube, donde fue vista m¨¢s de ocho millones de veces, tras una denuncia por derechos de autor de un camar¨®grafo medioambientalista. Ahora se puede ver gratis en la web de la pel¨ªcula.
En su ¨²ltima producci¨®n concluye que la superpoblaci¨®n es la madre de todos los problemas
Nada de eso ha amilanado a Moore, David con una larga lista de Goliats a sus espaldas. ¡°Esta es la pel¨ªcula m¨¢s urgente de cuantas hemos mostrado en los 15 a?os de historia de nuestro festival¡±, dijo en el estreno el pasado 22 de abril, D¨ªa de la Tierra, en el certamen de Traverse City, en Michigan, que ¨¦l mismo organiza.
Moore defiende, y en eso coincide con el movimiento ecologista, que hay mucho m¨¢s en juego que el cambio clim¨¢tico. La pesca, la agricultura, la madera. Propone una discusi¨®n hol¨ªstica sobre la destrucci¨®n del planeta. Alerta contra la ¡°adicci¨®n al crecimiento¡±. El capitalismo y la protecci¨®n del medio ambiente, explica, son sencillamente incompatibles. Y concluye que la superpoblaci¨®n es la madre de todos los problemas, de manera tirando a simplista, seg¨²n sus cr¨ªticos, lo que lleva a la pel¨ªcula a adentrarse en t¨®xicos derroteros malthusianos. ¡°Si no vemos una gran extinci¨®n¡±, defiende un antrop¨®logo en el filme, ¡°no hay marcha atr¨¢s¡±.
En plena campa?a de lanzamiento de la pel¨ªcula, Moore ha encontrado un argumento en la pandemia del coronavirus, que ha reducido dram¨¢ticamente el consumo y, con ¨¦l, el da?o al planeta. ¡°Nos dicen que la gente no puede cambiar de un d¨ªa para otro¡±, se defend¨ªa Moore en la entrevista en The Hill. ¡°Pero hemos cambiado de un d¨ªa para otro, ?no? Somos capaces de introducir cambios fundamentales en la manera en que vivimos, inmediatamente, si creemos que vamos a morir. Esta pandemia deber¨ªa ense?arnos mucho sobre d¨®nde hemos fracasado en la lucha contra la emergencia clim¨¢tica¡±.
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