¡°El asesinato de Paty, profesor y s¨ªmbolo de la Rep¨²blica, es una declaraci¨®n de guerra¡±
Gilles Kepel es uno de los mayores expertos franceses en yihadismo. Avisa de que el Daesh, o Estado Isl¨¢mico, la estructura terrorista islamista, ya no necesita territorio porque ahora se identifica con la Turqu¨ªa de Erdogan
Gilles Kepel (Par¨ªs, 1955) cree que tanto el atentado de este jueves en Niza como la decapitaci¨®n hace dos semanas de Samuel Paty, profesor de Historia en la periferia de Par¨ªs, validan sus investigaciones: raramente los atentados terroristas son cometidos por lobos solitarios y la impregnaci¨®n religiosa de sus autores es todo menos secundaria. El polit¨®logo franc¨¦s, uno de los mayores especialistas en el islam, lleva d¨¦cadas se?alando que no se trata de radicales que han abrazado el islam, sino de que es el islam el que se ha radicalizado. Para Kepel, no se puede entender el fen¨®meno yihadista sin tomar en cuenta la evoluci¨®n y las mutaciones operadas en las ¨²ltimas d¨¦cadas por el islam pol¨ªtico, fuera y dentro de Europa. Detr¨¢s de los ataques siempre existe un entorno ideol¨®gico, un entramado de organizaciones sociales, particularmente en las periferias, dentro del que se crea el habitus yihadista. Una realidad que seg¨²n Kepel ha sido totalmente obviada por la clase pol¨ªtica, prisionera de sus c¨¢lculos electorales y temerosa de ser tildada de islam¨®foba, y que explica la situaci¨®n actual: tres atentados en un poco m¨¢s de un mes con unos m¨¦todos directamente importados de la ciudad siria de Raqqa.
El arabista, profesor del Instituto de Estudios Pol¨ªticos (Sciences Po) y de la Escuela Normal Superior de Par¨ªs, piensa que nos encontramos frente a un nuevo tipo de yihadismo: el de atm¨®sfera, que se organiza y opera esencialmente a trav¨¦s de las redes sociales atacando los valores de la rep¨²blica francesa (libertad de expresi¨®n, laicidad, etc¨¦tera). La ¨²ltima evoluci¨®n de un fen¨®meno que lleva 40 a?os estudiando y del que ha reconstruido la g¨¦nesis en Salir del caos, las crisis en el Mediterr¨¢neo y en Oriente Medio (Alianza Editorial), que escribi¨® mientras se encontraba bajo protecci¨®n policial tras ser ¡°condenado a muerte¡± por el yihadista responsable del asesinato en 2016 en Magnant Ville de una pareja de polic¨ªas delante de su hijo de 4 a?os. Cinco a?os despu¨¦s de la matanza de Charlie Hebdo y del Hyper Cacher, cuyo juicio en curso ha reabierto las heridas de una naci¨®n, se pone a prueba otra vez la resiliencia y la cohesi¨®n de una sociedad francesa erosionada por la extrema derecha.
PREGUNTA. ?Cu¨¢l fue su reacci¨®n cuando se enter¨® de la decapitaci¨®n de un profesor en una tranquila periferia como Conflans-Sainte-Honorine (Par¨ªs)?
REPUESTA. Que se haya producido un nuevo ataque no es sorprendente y que haya sucedido de esta forma tampoco. Se trata de un yihadismo 4G, la fetua de los smartphones, en el que ya no existe una organizaci¨®n como tal, sino m¨¢s bien individuos que se radicalizan por sus c¨ªrculos personales, por los grupos a los que pertenecen en las redes y que decidir¨¢n actuar sin que exista una autoridad que les d¨¦ ¨®rdenes, como fue el caso de Al-Qaeda.
P. En su ¨²ltimo libro, ¡®Salir del caos¡¯, repasa la g¨¦nesis del yihadismo y las mutaciones desde su nacimiento hasta encarnarse en el Daesh, o Estado Isl¨¢mico. ?Se puede hablar ya de una era post-Daesh?
R. S¨ª, por supuesto. Daesh era, en cierta forma, el 3G y ahora hemos pasado al 4G. Daesh ten¨ªa una red, hab¨ªa construido un Estado en Siria, un califato voyou (delincuente) desde el que se establec¨ªan las operaciones, pero ya no hay ning¨²n califato sobre el que apoyarse. Durante el ¨²ltimo a?o hemos presenciado lo que he llamado un yihadismo de atm¨®sfera. Lo hemos visto con el ataque a la jefatura de polic¨ªa de Par¨ªs, en octubre de 2019: un empleado sordo de la prefectura, que trabajaba para el servicio que vigilaba la radicalizaci¨®n, compr¨® un cuchillo en una ferreter¨ªa para apu?alar a sus colegas. Nadie hab¨ªa informado de su conversi¨®n al Islam ni de que frecuentaba una mezquita salafista dura en los suburbios de Par¨ªs. Desde entonces, los ataques se perpetran de esta forma: empieza con una cristalizaci¨®n en Internet, se designa un objetivo y luego alguien m¨¢s viene y ejecuta la sentencia. Este lado d¨²ctil del fen¨®meno es, por supuesto, lo m¨¢s peligroso, lo m¨¢s impredecible hoy en d¨ªa.
P. ?Qu¨¦ le evoca el objetivo, la escuela republicana?
R. Los islamistas han estado atacando la escuela desde 1989, a?o del caso Rushdie en Inglaterra, y en Francia desde el asunto del velo isl¨¢mico en las aulas. Hoy, sin embargo, hemos alcanzado una nueva etapa: son los contenidos mismos de la ense?anza los que est¨¢n siendo cuestionados. Siempre podremos debatir si fue una buena idea que Samuel Paty ense?ara esas caricaturas a ni?os de 13 a?os para explicar el significado de la blasfemia. Personalmente, creo que yo no hubiera actuado as¨ª. Pero eso no quita, por supuesto, que sea completamente inaceptable que eso derive en la decapitaci¨®n de un profesor frente a su escuela.
P. ?C¨®mo podemos hablar de laicidad sin envenenar el debate?
R. Es una tarea complicada y los caricaturistas son obviamente libres, pero no tenemos que ser rehenes de un caricaturista cuya inteligencia no parece muy elevada, para decirlo amablemente. Me parece que el proyecto de laicidad se merece algo m¨¢s que caricaturas.
P. ?Cree usted que los poderes p¨²blicos han subestimado c¨®mo la religi¨®n impregna la escuela republicana?
R. Es un fen¨®meno con consecuencias dram¨¢ticas que gente como yo ya hab¨ªa analizado, explicado durante mucho tiempo, pero que hasta ahora nunca se hab¨ªa tomado en serio. Sin embargo, el problema est¨¢ precisamente all¨ª: el terrible s¨ªmbolo de un profesor de Historia siendo decapitado por un checheno de 18 a?os que se ha convertido en un fan¨¢tico islamista en Internet y que responde a la denuncia, en gran parte falsa, del padre de una alumna que, a su vez, est¨¢ totalmente socializado en el medio islamista franc¨¦s. Y de hecho creo que este es un punto de no retorno particularmente importante.
P. Cierre de la mezquita de Pantin, prohibici¨®n del colectivo Jeque Yas¨ªn, proyecto de ley contra el separatismo, ?podemos ver en estas posiciones del Gobierno franc¨¦s un cambio de paradigma en la lucha contra el islamismo radical en el pa¨ªs?
R. Desde 1989, el objetivo de los islamistas siempre ha sido la gente joven. Hoy existe todo un ecosistema islamista, salafista, hermanista (hermanos musulmanes) en los barrios populares, lo que significa que hay un cierto n¨²mero de j¨®venes que, cuando van a la escuela, ya no van a aprender conocimientos o valores ciudadanos. Van a la escuela para desafiarla, porque es la escuela de los infieles y su sistema debe ser destruido. Este diagn¨®stico se encuentra en la ra¨ªz de la ley sobre el separatismo que, en lugar de atacar solamente las consecuencias, combate sobre todo las causas.
P. ?No cree que se subestima la dimensi¨®n social como factor de adoctrinamiento en el enfoque del Gobierno? La miseria social que afecta a los barrios populares apenas se ha mencionado como factor de radicalizaci¨®n...
R. Obviamente, el sentimiento de marginaci¨®n social y degradaci¨®n de la imagen de uno mismo favorece la adhesi¨®n a una visi¨®n islamista que invierte las jerarqu¨ªas de la sociedad, lo que convierte a los musulmanes en personas puras y virtuosas y a los europeos no musulmanes en infieles y personas desagradables. El islamismo es tambi¨¦n un producto de la marginaci¨®n social, pero no solamente.
P. Las palabras de Macron (¡°el miedo ha cambiado de bando¡±) y el tono deliberadamente belicoso han generado cr¨ªticas, ?es este, en su opini¨®n, el enfoque correcto?
R. El asesinato de Paty, profesor y s¨ªmbolo de la Rep¨²blica, es una declaraci¨®n de guerra. Y los que lo apoyaron se han situado en esa perspectiva. He podido asistir a la ceremonia en la Sorbona donde Macron le rindi¨® homenaje. Fue un acto muy emotivo porque no era un profesor universitario, no era alguien que tuviera reconocimiento social, era un profesor muy modesto que hablaba con estudiantes de trece a?os, que no estaba muy bien pagado, humilde. Si la Rep¨²blica no lo apoya entonces significa que las instituciones est¨¢n destruidas. En ese sentido, la reacci¨®n del presidente franc¨¦s es totalmente comprensible.
P. Los repetidos ataques de Erdogan a Macron y a Francia pueden hacernos pensar que estamos ante una especie de guerra de civilizaci¨®n. ?Es as¨ª?
R. Francia se encuentra hoy en el punto de mira de los Hermanos Musulmanes. El boicot a los productos franceses y la campa?a antifrancesa est¨¢n teniendo lugar principalmente en los pa¨ªses controlados por los Hermanos Musulmanes, como Turqu¨ªa, Qatar, Kuwait, y en otros pa¨ªses donde sus grupos son activos, en particular en el norte de ?frica. Macron es el dirigente que m¨¢s se ha opuesto a las operaciones turcas en el Mediterr¨¢neo contra Grecia y Chipre y por eso parece ser el hombre a derrotar. Tanto m¨¢s porque Erdogan quiere destruir la laicidad en Turqu¨ªa que Atat¨¹rk hab¨ªa construido sobre un modelo franc¨¦s, por lo que, cuando Erdogan ataca a Francia no es solo como pa¨ªs sino como s¨ªmbolo de la odiada laicidad.
P. Charlie Hebdo respondi¨® publicando una caricatura de Erdogan. ?Cu¨¢les podr¨ªan ser las consecuencias de esta escalada?
R. El propio Erdogan est¨¢ jugando un juego hist¨¦rico porque se encuentra en una situaci¨®n desfavorable, tanto desde el punto de vista de su pol¨ªtica exterior como interna. Con una econom¨ªa que se est¨¢ derrumbando y encuestas que dicen que si las elecciones se celebraran hoy ser¨ªa derrotado. La escalada nacionalista es una oportunidad para tratar de movilizar a un mayor electorado.
P. ?Cree que el Daesh ha renunciado definitivamente a su Estado, su califato f¨ªsico y territorial?
R. Es dif¨ªcil de predecir, pero creo que el yihadismo organizado ha llegado a su final, tambi¨¦n porque los servicios de inteligencia disponen hoy de un gran conocimiento de sus redes y saben c¨®mo rastrearlas. En cierta forma, el califato ahora est¨¢ en Turqu¨ªa. Muchos de sus militantes consideran a Erdogan como el nuevo califa. El l¨ªder turco, sobre todo desde que reislamiz¨® Santa Sof¨ªa, se ha establecido como el principal actor sun¨ª. Es importante recordar que mientras circulaban im¨¢genes de la Meca medio vac¨ªa [Arabia Saud¨ª se vio obligada a limitar el n¨²mero de peregrinos debido a la pandemia] Santa Sof¨ªa se llenaba de fieles apoyando al presidente turco por haber vuelto a islamizar la mezquita. Esto es obviamente un asunto muy importante para los islamistas. Erdogan se est¨¢ construyendo como una especie de neocalifa. Por lo tanto, Daesh ya no necesita territorio porque ahora se identifica con la Turqu¨ªa de Erdogan.
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