Lujain al Hathlul, la saud¨ª que acab¨® entre rejas por pionera
La activista luch¨® por el derecho a conducir y la abolici¨®n de la tutela masculina en Arabia Saud¨ª, lo que le ha costado una condena de casi seis a?os de c¨¢rcel
Era una lucha desigual desde el principio. Una monarqu¨ªa absolutista y reaccionaria contra una joven llena de optimismo y convencida de que pod¨ªa contribuir a mejorar su pa¨ªs. Lujain al Hathlul, de 31 a?os, ha sido condenada este lunes a cinco a?os y ocho meses de c¨¢rcel por un tribunal antiterrorista bajo el cargo de ¡°querer cambiar el sistema pol¨ªtico¡±. La activista, conocida por haber desafiado la prohibici¨®n de conducir antes de que se levantara en junio de 2018, molestaba a las autoridades por su cr¨ªtica a las restricciones del Reino del Desierto sobre las mujeres.
La condena, aunque menor de los 20 a?os que ped¨ªa el fiscal, ha sido un jarro de agua fr¨ªa para ella y su familia, pero tambi¨¦n para el resto de las defensoras de derechos encarceladas, de las que se ha convertido en s¨ªmbolo gracias a la movilizaci¨®n de sus tres hermanos, erigidos en portavoces del caso.
La pesadilla de Lujain empez¨® dos meses antes de que las primeras saud¨ªes pudieran ponerse finalmente al volante. La joven fue detenida junto a otra docena de activistas, entre ellas Eman al Nafjan y Aziza al Yusef, al parecer para evitar que se les atribuyera el levantamiento de la prohibici¨®n.
A partir de ah¨ª, la campa?a contra ellas fue brutal. La prensa saud¨ª (bajo control estatal) public¨® sus fotos con la palabra ¡°traidora¡± sobreimpresa en rojo, a la vez que las acusaba de atentar contra la seguridad del reino. El proceder chocaba frontalmente con la voluntad de apertura que expresaba el heredero y hombre fuerte saud¨ª, el pr¨ªncipe Mohamed Bin Salm¨¢n. Lujain confi¨® a su familia que a ella y a otras dos activistas las sacaron de la c¨¢rcel y las trasladaron a un edificio cercano conocido como el hotel, donde las torturaron. Su hermana Alia, que vive en Bruselas, cont¨® que el maltrato incluy¨® golpes, descargas el¨¦ctricas y falsos ahogamientos (waterboarding) y se prolong¨® entre mayo y agosto de 2018. Seg¨²n su relato, Mohamed Saud al Qahtani, uno de los principales colaboradores del pr¨ªncipe, amenaz¨® con violarla, matarla y echarla a una alcantarilla. Al Qahtani desapareci¨® de la vida p¨²blica a finales de ese a?o, tras ser se?alado como autor intelectual del atroz asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Arabia Saud¨ª ha deso¨ªdo todos los llamamientos internacionales para que libere a las activistas encarceladas o bajo detenci¨®n domiciliaria. Grupos de derechos humanos pidieron que se boicoteara la cumbre del G20, que este a?o organizaba Riad. No sucedi¨®. Al contrario, cuando el juicio, interrumpido en marzo por la pandemia, se reanud¨® el pasado 25 de noviembre, el caso de Lujain fue remitido a la jurisdicci¨®n antiterrorista. Al mismo tiempo, un tribunal ordinario ha desestimado su denuncia de torturas y malos tratos ¡°por falta de pruebas¡±.
Lujain se hizo conocida cuando la detuvieron el 1 de diciembre de 2014 al intentar cruzar desde Emiratos ?rabes Unidos a Arabia Saud¨ª, al volante de su propio coche y provista del carn¨¦ de conducir emirat¨ª. La joven, reci¨¦n graduada en Literatura Francesa por la Universidad de British Columbia, en Canad¨¢, se hab¨ªa establecido en Dub¨¢i y hab¨ªa mostrado su apoyo en las redes sociales a la campa?a por el derecho a conducir que algunas saud¨ªes hab¨ªan relanzado el a?o anterior. ¡°Intento reavivar el inter¨¦s en la campa?a¡±, explic¨® en un v¨ªdeo de camino a la frontera.
Su gesto le cost¨® 73 d¨ªas encarcelada, la retirada del pasaporte durante varios meses y ver su caso remitido al tribunal antiterrorista, que finalmente lo desestim¨®. Lo sucedido no desalent¨® sin embargo a la joven, convencida de que la prohibici¨®n de conducir era injusta. Un a?o m¨¢s tarde se present¨® a las elecciones municipales, las primeras en que el reino permit¨ªa la participaci¨®n de las mujeres, pero fue rechazada. Lo que hab¨ªa empezado como un mero intento de aumentar el escaso n¨²mero de candidatas se convirti¨® en un reto. ¡°Tenemos que darnos cuenta de que criticar algo en nuestro pa¨ªs no significa odiarlo, ni es un intento de desestabilizarlo, sino todo lo contrario. (¡) Es un signo del inter¨¦s en mejorar el propio pa¨ªs y de la esperanza de ver Arabia Saud¨ª como un l¨ªder mundial¡±, escribi¨® en su blog ante la campa?a de insultos y amenazas de que estaba siendo objeto.
Las autoridades no explicaron por qu¨¦ volvieron a detenerla en junio de 2017 en el aeropuerto de Damman cuando regresaba de Estados Unidos junto a su marido, el c¨®mico Fahad al Butairi. Tres d¨ªas despu¨¦s la dejaron en libertad sin cargos. Para Amnist¨ªa Internacional no hubo duda de que se trataba de su activismo en favor de los derechos de la mujer. Nueve meses antes, Lujain hab¨ªa firmado, junto a otras 14.000 personas, una petici¨®n al rey Salm¨¢n solicit¨¢ndole que aboliera el sistema de tutela, que convert¨ªa a las mujeres en eternas menores legales al someterlas a la voluntad del padre o marido de por vida.
El anuncio a finales de septiembre de ese a?o de que Arabia Saud¨ª iba a levantar el veto a que las mujeres condujeran tampoco puso fin a su persecuci¨®n. Como otras activistas que hab¨ªan luchado por ese derecho, Lujain recibi¨® una llamada de las autoridades prohibi¨¦ndole comentar la noticia.
Para evitar esa censura, se traslad¨® a Emiratos ?rabes y se matricul¨® en un m¨¢ster de Sociolog¨ªa en la Universidad de la Sorbona-Abu Dhabi mientras segu¨ªa con su activismo. Tampoco iba a servirle como protecci¨®n frente al largo brazo saud¨ª. En marzo de 2018 fue detenida en una autopista emirat¨ª y devuelta a su pa¨ªs a la fuerza; aunque solo fue encarcelada brevemente, se le retir¨® el pasaporte. Los servicios secretos saud¨ªes tambi¨¦n arreglaron el arresto de su marido en Jordania. No fue suficiente. Dos meses despu¨¦s volvieron a encarcelarla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.