Anne Applebaum: ¡°Vox se cre¨® desde cero, como se forma a ciertas bandas de pop¡±
La periodista estadounidense, afincada en Polonia, cree que la retirada de las tropas de EE?UU de Afganist¨¢n va a tener un impacto interno moderado
Toda fiesta es un experimento de convivencia y Anne Applebaum (Washington, 57 a?os) recuerda la de la Nochevieja de 1999. La periodista y ensayista estadounidense ya viv¨ªa en Polonia, donde a¨²n reside. Esa noche era la bisagra entre dos milenios, entre pasado y futuro. En una casona de Chobielin, al norte del pa¨ªs, un grupo de amigos recibi¨® el A?o Nuevo con expectativas y unos valores compartidos, los que permiten coexistir con serenidad. Han pasado m¨¢s de 20 a?os y el mundo vive hoy bajo las amenazas del autoritarismo. Es la tesis de Applebaum, especialista en la historia del este de Europa y ganadora de un Pulitzer con Gulag. La autora, que convers¨® con EL PA?S en el Hay Festival de Quer¨¦taro, hila en El ocaso de la democracia (Debate, 2021) una reflexi¨®n sobre los riesgos de las ideas antiliberales que proliferan en las dos orillas del Atl¨¢ntico, a menudo impulsadas por movimientos de extrema derecha. Ese grupo de amigos, por supuesto, se disgreg¨® y ya no podr¨ªa convivir.
Pregunta.?Escribe que usted y sus invitados a esa fiesta eran parte de un mismo equipo, un equipo de dem¨®cratas que ya no existe. ?Qu¨¦ ha pasado con el esp¨ªritu de las democracias liberales?
Respuesta.?Puedo decirle lo que pas¨® con esa gente que conoc¨ª, que era de centro-derecha. Algunos de ellos se desilusionaron con la democracia, no gener¨® el tipo de sociedad que ellos quer¨ªan. Ten¨ªan una visi¨®n m¨¢s tradicional y de un mundo diferente. Algunos se desilusionaron porque a ellos personalmente no les fue tan bien como esperaban. Hab¨ªa quien cre¨ªa que despu¨¦s de 1989 ser¨ªa primer ministro o autor de best sellers. No sucedi¨® y culparon al sistema por ello. Hay muchas respuestas, tantas como personas, pero en su mayor¨ªa tienen que ver con alg¨²n tipo de decepci¨®n.
P.??Y lo peor est¨¢ por llegar?
R.?No hago predicciones, el libro es una advertencia. Hay muchas maneras en que la democracia podr¨ªa ser rescatada: reinventar algunas de nuestras instituciones, encontrar formas de regular internet o utilizar la Red de forma m¨¢s creativa. O rendirnos y dejar que las autocracias ganen. Depende de lo que hagamos en la pr¨®xima d¨¦cada.
P.??Qu¨¦ podemos aprender de los ¨²ltimos 20 a?os?
R.?A no ser complacientes. Durante demasiado tiempo, la gente ¡ªespecialmente en Europa y en Estados Unidos¡ª trat¨® a la democracia como algo obvio, como el agua que sale del grifo. Cierras, abres y ya est¨¢. No hay que pensar qu¨¦ hace que funcione. Nosotros tambi¨¦n cedimos a los pol¨ªticos profesionales la capacidad de decidir. Pero para que la democracia funcione de verdad se requiere mucha m¨¢s participaci¨®n. Unirnos a los partidos o formar parte de grupos de presi¨®n. Puede que necesitemos una participaci¨®n c¨ªvica m¨¢s activa o, en caso contrario, la democracia fracasar¨¢.
P.?Se cumplen dos d¨¦cadas de los ataques del 11-S. ?Hemos vuelto a una especie de punto de partida?
R.?No, estamos en un punto totalmente diferente a entonces.
P.??Y cu¨¢l es la situaci¨®n actual en Afganist¨¢n?
R.?No he estado en Afganist¨¢n, pero es aterrador presenciar una especie de movimiento pol¨ªtico violento, mis¨®gino y autocr¨¢tico que se apodera de una sociedad que era muy d¨¦bil, pero que se estaba liberalizando. Es muy feo. Hemos visto que la gente quiere irse. Pero eso no significa que todo siga siendo igual. Va a ser interesante observar en los pr¨®ximos meses y a?os el cambio. C¨®mo reacciona la sociedad afgana ante los talibanes. Es un pa¨ªs mucho m¨¢s sofisticado que hace 20 a?os. Kabul, que era una zona de guerra, es una gran ciudad de cinco o seis millones de habitantes. No puede ser dirigida por gente que lee el Cor¨¢n. Necesita expertos. ?Entender¨¢n los talibanes la diferencia?
P.??Cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias de la retirada en EE UU?
R. No sobrevalorar¨ªa la influencia que la historia de Afganist¨¢n tendr¨¢ en EE UU. Es probable que haya debilitado a Biden porque el caos de la retirada fue muy desagradable. Sorprendi¨® porque colaps¨® muy r¨¢pido. Pero la retirada ha tenido muy buena acogida. El 70% de los estadounidenses la apoya. La gente no quiere a las tropas all¨ª. Tan lejos. Es culturalmente muy distante. Tendr¨¢ un gran impacto en Washington y en la forma en que desde all¨ª se piensa en pol¨ªtica exterior. Pero dudo de que tenga un gran impacto en el pa¨ªs.
P.?Y en este contexto, ?no le parece peligroso el legado de Trump?
R.?El legado m¨¢s peligroso es que ha socavado el respeto por el sistema electoral estadounidense y ha inspirado esta especie de culto a la personalidad autocr¨¢tica dentro del Partido Republicano, que ahora es totalmente irreconocible respecto a lo que era hace 20 a?os. Su influencia sigue siendo muy peligrosa.
P.?Santiago Abascal, el l¨ªder de Vox, un fen¨®meno que usted aborda en su libro, acaba de venir a M¨¦xico. ?Estamos ante un intento de creaci¨®n de una especie de internacional populista de derechas?
R.?Esa es la idea. El partido de Marine Le Pen, por ejemplo, ha sido una parte org¨¢nica de la pol¨ªtica francesa desde la II Guerra Mundial. Hay una l¨ªnea recta que va desde Vichy a la guerra de Argelia y hasta Marine Le Pen. Pero Vox fue creado desde cero. Como se forma a las bandas de pop. ?Qu¨¦ temas podemos juntar que gusten a la gente? Est¨¢n muy interesados en crear alianzas internacionales que ayuden a ese tipo de partidos a nacer.
P.??Hay alguna forma de conciliar la libertad de expresi¨®n, especialmente en las redes sociales, y la coexistencia serena en la vida real?
R.?Las redes sociales no est¨¢n preparadas para crear consenso o para acoger conversaciones racionales. Se trata de vender publicidad. La idea de las plataformas de internet es que la gente se enfade, se emocione, y eso no lleva necesariamente a que una conversaci¨®n d¨¦ los mejores resultados. Una de las principales fuentes del declive del debate democr¨¢tico son las redes sociales. As¨ª que s¨ª, necesitar¨ªamos alg¨²n tipo de regulaci¨®n de este tipo de medios, pero sin censura. Se tratar¨ªa de supervisar los algoritmos, por parte de los gobiernos o de cient¨ªficos independientes. Hay diferentes modelos. Es necesario que ocurra o las cosas seguir¨¢n empeorando.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.