Plato ¨²nico
52 de cada 100 men¨²s se componen de un solo plato. La austeridad llega a los hogares
Espa?a es el pa¨ªs que pierde m¨¢s poder de compra (solo detr¨¢s de Grecia) de la treintena larga de naciones que componen la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos. Si no se introduce alguna variable (por ejemplo, un inmediato pacto de rentas para el ¨²ltimo trimestre), los salarios reales, descontando la inflaci¨®n, se reducir¨¢n un 4,4%, continuando la inclinaci¨®n de 2021. Paralelamente, el sueldo de los consejeros de las compa?¨ªas cotizadas en Bolsa creci¨® m¨¢s de un 5% en ese ¨²ltimo a?o, y la diferencia entre las retribuciones de los consejeros ejecutivos y sus empleados asciende a 17 veces (60 veces en el caso del Ibex). No son cantidades homog¨¦neas y provienen de distintas fuentes, pero sirven para extraer tendencias y para encontrar explicaciones de por qu¨¦ unos consideran el pacto de rentas como imprescindible y otros no tienen prisa en que se firme.
Cuanto m¨¢s abajo se est¨¢ en la escala social, m¨¢s se sufre con la inflaci¨®n (10,5% en el mes de agosto). Por ello cobra tanto valor la subida del salario m¨ªnimo. Abundan los ejemplos de trabajadores con empleo que frecuentan los comedores sociales porque el salario no les dura para llegar a final de mes. Tampoco el ingreso m¨ªnimo vital. Recu¨¦rdense los ¨²ltimos datos oficiales: la poblaci¨®n en riesgo de pobreza o exclusi¨®n social era del 27,8% en 2021, antes de la oleada inflacionaria. De ellos, el 8,3% estaba en situaci¨®n de carencia material y social severa, que inclu¨ªa que no pod¨ªan permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos d¨ªas, que no pod¨ªan mantener la vivienda a una temperatura adecuada o que no ten¨ªan capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 700 euros).
A pesar del abarrotamiento de playas y hoteles, no todos han tenido vacaciones el pasado agosto. No s¨®lo sub¨ªan inclementemente los precios de las gasolinas, el gas y la electricidad, sino el de los alimentos. Si el ¨ªndice de precios al consumo general se increment¨® un 10,5%, el de los alimentos lo hizo casi un 14%, porcentaje que no se recordaba desde hace casi tres d¨¦cadas. 43 de los 55 alimentos que contempla el grupo de alimentos y bebidas alcoh¨®licas se encarecieron m¨¢s que el ¨ªndice general. Los ejemplos de las dificultades para llenar el carro de la compra son suficientemente conocidos: harina, 40% m¨¢s cara que un a?o antes; mantequilla o pasta, un 30%; leche o pan, un 25%, etc¨¦tera. No es de extra?ar que ¡ªm¨¢s all¨¢ de los detalles y de la necesidad de concreci¨®n¡ª de aqu¨ª surgiera tambi¨¦n la idea de otro pacto: ¡°Quiero un acuerdo con las distribuidoras para topar [poner topes] los precios de los alimentos b¨¢sicos, como el pan, la leche o los huevos. Los oligopolios de nuestro pa¨ªs no s¨®lo est¨¢n en el sector banquero o energ¨¦tico; tenemos cinco grandes distribuidoras de alimentaci¨®n que concentran el 50%¡± (Yolanda D¨ªaz, vicepresidenta del Gobierno, en eldiario.es). O que el Ministerio de Consumo enviase a las patronales una gu¨ªa con recomendaciones ¡°saludables¡± para que entre los productos rebajados se ofreciesen huevos, fruta, leche, hortalizas, carne o pescado.
Veremos c¨®mo acaba esta idea a la luz de las dificultades crecientes ante una inflaci¨®n que se gest¨® antes de la guerra de Ucrania. No es casualidad que uno de los iconos de esta situaci¨®n sea la multiplicaci¨®n del plato ¨²nico en las comidas de los hogares, con la dignificaci¨®n, un poco m¨¢s, de las anta?o humildes legumbres. Seg¨²n datos de la consultora Kantar, las comidas de tres platos (primero, segundo y postre) van a la baja y 52 de cada 100 men¨²s se componen de un solo plato. Ello no es nuevo, pero se ha acentuado en los comportamientos cuando la inflaci¨®n ha adquirido los dos d¨ªgitos.
El Gobierno allana estos d¨ªas el camino para sus terceros Presupuestos Generales del Estado. Previsiblemente habr¨¢n de contener un despliegue de gasto p¨²blico (atemperadas sus consecuencias por el buen comportamiento de la recaudaci¨®n fiscal), dado que en ellos deber¨¢n incorporarse las consecuencias del ¡°general invierno¡± en las vidas cotidianas.
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