No llegamos a fin de mes. La clase media no era esto
La brecha entre los pocos que ganan mucho dinero y las que antes eran clases acomodadas no deja de crecer. Como el n¨²mero de quienes bordean la pobreza
Un transe¨²nte es entrevistado brevemente por una reportera de televisi¨®n. Se queja, visiblemente enfadado, de la coyuntura econ¨®mica, y es que la cosa, con la inflaci¨®n rampante y el estancamiento de los salarios, est¨¢ muy dif¨ªcil: ¡°Este Gobierno solo ayuda a los de abajo¡±, dice, ¡°yo hace tiempo que no llego a fin de mes y nadie me ayuda. Nadie ayuda a la clase media¡±. Es curioso: el peat¨®n asegura sufrir continuas estrecheces econ¨®micas, pero sigue consider¨¢ndose clase media. Esa que, por definici¨®n, al menos llega con su sueldo a fin de mes.
La clase media: si se la pronuncia, todo el mundo entiende a lo que nos referimos. Pero la clase media: nadie tiene demasiado claro c¨®mo definirla. Es un concepto voluble, flexible, casi m¨¢gico. Algo m¨¢s del 40% de los espa?oles que se consideran clase media no pertenecen a ella si tenemos en cuenta su nivel de renta, seg¨²n datos del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) de 2020. Muchos pobres todav¨ªa prefieren pensar que son de clase ¡°media baja¡±. Algunos ricos prefieren quitarle hierro a su riqueza y maquillar la desigualdad. ¡°Los que estamos sacando el pa¨ªs adelante somos la clase media¡±, dijo en una tertulia la socialit¨¦ Carmen Lomana, representante oficiosa de las clases altas en los saraos y la far¨¢ndula televisiva. Los grandes partidos pol¨ªticos viven obsesionados por seducir a la clase media. Significa moderaci¨®n, bienestar, modernidad, consumo. Significa familia, coche, tele, sue?os. La tarjeta de El Corte Ingl¨¦s. Pero ?qu¨¦ demonios es la clase media? Y, sobre todo, ?es cierto que, tras las sucesivas crisis y bajo la tensi¨®n de la desigualdad creciente, se encuentra en un aprieto?
¡°Cuando se habla de la crisis de la clase media estamos hablando de muchas cosas¡±, explica el soci¨®logo y doctor en Historia Emmanuel Rodr¨ªguez, autor de El efecto clase media (Traficantes de Sue?os): ¡°Por ejemplo, de la p¨¦rdida de capacidad del Estado para generar mecanismos de integraci¨®n amplios, del fin de la movilidad social, de los problemas para acceder a una vivienda o del desmantelamiento del Estado de bienestar¡±. Ese ¡°efecto clase media¡± es la idea de que este estrato no surge espont¨¢neamente del mercado, sino que requiere una alta inversi¨®n estatal, y que ni siquiera esta acaba con las desigualdades. Eso s¨ª: sirve para pacificar y estabilizar las sociedades. Considerarse de clase media es desertar de la lucha de clases.
Si la clase media se desdibuja por abajo, por donde la poblaci¨®n se despe?a hacia la pobreza, tambi¨¦n lo hace por arriba: la crisis est¨¢ llegando hasta su capa superior, como explica el periodista Esteban Hern¨¢ndez, autor de El rencor de clase media alta y el fin de una era (Foca): ¡°El proceso de deterioro ha llegado a capas m¨¢s favorecidas, que empiezan a ver que sus hijos ya no tienen el futuro tan asegurado¡±, explica el autor. Algunos estilos de vida propios de la clase media alta se est¨¢n haciendo menos accesibles, como mandar a la prole a estudiar a un colegio privado o al extranjero, tener una vivienda amplia y de calidad o practicar ciertas actividades de ocio, mientras que la seguridad en los ingresos cada vez es menor, tambi¨¦n para los trabajadores mejor posicionados. ¡°Se est¨¢ generando una brecha entre los que de verdad ganan dinero, un porcentaje muy peque?o en lo m¨¢s alto de la pir¨¢mide social, y las que eran las clases acomodadas¡±, se?ala Hern¨¢ndez.
Este aprieto podr¨ªa calificarse como internacional. ¡°Tanto en Estados Unidos como en gran parte del mundo, la clase media tiene raz¨®n en verse en crisis porque hay sociedades enteras en crisis despu¨¦s de d¨¦cadas de austeridad y desv¨ªo de la riqueza hacia los m¨¢s ricos¡±, explica David Roediger, autor de The Sinking Middle Class (Or Books). Por otra parte, en muchos pa¨ªses del sur global, seg¨²n se?ala el escritor, se han puesto tantas expectativas en la llegada de la sociedad de clases medias que finalmente lo que ha llegado es la frustraci¨®n.
?Qu¨¦ es la clase media?
La forma m¨¢s sencilla de definir este estrato social es mediante la posici¨®n econ¨®mica: se pueden establecer sus l¨ªmites en torno a la renta neta media anual de un pa¨ªs. En Espa?a esa renta fue en 2021, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), de 12.269 euros netos. A partir de ah¨ª, seg¨²n la OCDE, se considera clase media a las personas que ganan entre el 75% y el 200% de esa cantidad. Es decir: entre 9.201 y 24.538 euros netos cada a?o. Estos l¨ªmites pueden variar seg¨²n la instituci¨®n que mida.
Pero esto es una mera perspectiva econ¨®mica. Para los soci¨®logos las clases tienen una ra¨ªz m¨¢s profunda y diversa. ¡°Podr¨ªa decirse que la renta es el s¨ªntoma de otra cosa: no define la clase social, sino que es producto de ella. Uno gana lo que gana debido a la clase a la que pertenece¡±, explica el soci¨®logo Jos¨¦ Saturnino Mart¨ªnez, director de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluaci¨®n Educativa y autor del libro Estructura social y desigualdad en Espa?a (Catarata). No es lo mismo ganar 2.000 euros netos mensuales naciendo en una familia trabajadora, empezar en la hosteler¨ªa a los 15 a?os y montando un bar a los 30, que ganarlos naciendo en una familia bien posicionada, teniendo un t¨ªtulo universitario, sacando unas oposiciones y siendo funcionario de clase A. Estas dos personas tendr¨¢n diferente estabilidad, diferente riesgo de caer en la exclusi¨®n y hasta diferentes estilos de vida. No son la misma clase social.
La clase tambi¨¦n depende de la cuna, de la educaci¨®n, de la cultura, de las relaciones, de la forma de vivir. A este respecto, el soci¨®logo Pierre Bourdieu consideraba varios tipos de capital, adem¨¢s del econ¨®mico: el cultural, el social o el simb¨®lico, que influyen en la determinaci¨®n de la clase. Los soci¨®logos, aun as¨ª, tampoco se ponen de acuerdo en la definici¨®n definitiva, seg¨²n provengan de corrientes marxistas, weberianas, funcionalistas, etc¨¦tera.
Breve historia de la clase media
La clase media ha existido siempre. Ya Arist¨®teles escribi¨® en su Pol¨ªtica que una sociedad bien gobernada deber¨ªa tener una amplia clase media que vertebre la polis y evite la discordia social. Karl Marx, que estableci¨® la clara divisi¨®n entre burgues¨ªa y proletariado como clases antagonistas, tambi¨¦n consideraba una clase media, no demasiado relevante, formada por peque?os artesanos y profesionales independientes. Cuando la clase media cobra verdadera importancia es en la Europa de la segunda mitad del siglo XX con el levantamiento de los Estados del bienestar: ah¨ª se da la llamada expansi¨®n de las clases medias (tambi¨¦n como forma de alejar a los trabajadores occidentales de los cantos de sirena de la Uni¨®n Sovi¨¦tica) y esa figura se fija con nitidez en el imaginario colectivo.
Esos a?os de la posguerra hasta la crisis del petr¨®leo, en los a?os setenta, son conocidos como los Treinta Gloriosos. ¡°Es la ¨²nica etapa de la historia en la que se ha avanzado en la cohesi¨®n social y logrado limar la desigualdad¡±, explica el soci¨®logo Jos¨¦ F¨¦lix Tezanos, presidente del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS). ¡°Ahora, con el capitalismo neoliberal, las desigualdades se est¨¢n haciendo extremas. Hay fortunas que acaparan gran parte de la riqueza de la humanidad y eso produce disfunciones en la econom¨ªa y en la sociedad¡±.
En Espa?a la expansi¨®n de la clase media ocurre un poco m¨¢s tarde dada la autarqu¨ªa franquista, pero a toda velocidad, a partir de 1959, cuando Franco permite la apertura de la econom¨ªa. Los flujos de poblaci¨®n alimentan a las industrias en el llamado ¨¦xodo rural, y de esa clase obrera fabril salen hijos universitarios que ascienden en el escalaf¨®n. El desarrollismo trae prosperidad, turismo, electrodom¨¦sticos, segundas residencias, coches, y la clase media naciente estabiliza el R¨¦gimen, lo justifica, y facilita la Transici¨®n. ¡°Pero desde 1992 se dejan de crear los puestos cualificados suficientes y en Espa?a se empieza a producir el fen¨®meno de la sobrecualificaci¨®n, que tanto malestar social genera¡±, dice el soci¨®logo Ildefonso Marqu¨¦s, experto en movilidad social de la Universidad de Sevilla. ¡°Ahora el ascensor social est¨¢ parado¡±, a?ade.
As¨ª la clase media se ve comprometida y cunde la muy controvertida idea de que las pr¨®ximas generaciones vivir¨¢n peor que sus padres. ¡°Vamos hacia una sociedad dualizada¡±, apunta Tezanos, ¡°est¨¢ creciendo el n¨²mero de personas que se consideran infraclases, sectores de la poblaci¨®n completamente excluidos. Estamos viviendo el primer proceso de movilidad social descendente desde la Revoluci¨®n Francesa¡±. Con la disoluci¨®n de este estrato social el sistema econ¨®mico va generando una sociedad a dos velocidades, desgarrada entre los m¨¢s ricos y los m¨¢s pobres, donde ganadores y perdedores pueden acabar viviendo en realidades paralelas. En la parte alta del escalaf¨®n se produce cada vez una mayor concentraci¨®n de riqueza en una menor cantidad de manos: el 10% m¨¢s rico copa el 34,6% de los ingresos por trabajo y capital y el 57,6% del patrimonio, seg¨²n un estudio de World Inequality Lab. La cuarta parte de ese patrimonio pertenece al 1% de superricos.
?Lo eres o sientes que lo eres?
?C¨®mo se percibe a s¨ª misma la ciudadan¨ªa? La clase media tiene una fuerte componente subjetiva: muchos no lo son, pero se sienten. Un 47,1% de los espa?oles se consideran de clase media alta, y un 15,5% de clase media baja, seg¨²n el Bar¨®metro del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) de octubre de 2022. La cifra de personas que se consideran de clase obrera y trabajadora ha ca¨ªdo del 50% al 10,6% en los ¨²ltimos 20 a?os. En Estados Unidos, en 2018, un 70% de la poblaci¨®n se consideraba clase media, pero solo el 50% encajaba en esa horquilla econ¨®mica, seg¨²n un estudio de Pew Research Center. Si bien en otros tiempos la clase estaba principalmente relacionada con la actividad productiva, hoy el consumo es fundamental a la hora de definirnos. De hecho, el asentamiento de la clase media estuvo un¨ªvocamente asociado al de la sociedad de consumo: grandes masas de poblaci¨®n pod¨ªan acceder a aquello a lo que antes solo se permit¨ªan los ricos.
Es f¨¢cil sentirse clase media teniendo al alcance una pl¨¦tora de productos baratos y muy apetecibles: comida r¨¢pida, ropa barata de grandes cadenas multinacionales, pisos de alquiler tur¨ªstico, grandes ofertas en vuelos a destinos de ensue?o o plataformas audiovisuales con una oferta inabarcable. A pesar de que, en la coyuntura actual, la alta inflaci¨®n provoque que hasta lo barato sea caro. Cuando el elegante ch¨®fer de un veh¨ªculo VTC te ofrece una botellita de agua, es dif¨ªcil no sentirse el rey del mambo. ¡°En muchos pa¨ªses, la difusi¨®n de la oferta de productos y servicios low cost, al aumentar sensiblemente el poder adquisitivo de los salarios, empieza a tener m¨¢s peso que una reforma fiscal o que el Estado de bienestar¡±, escrib¨ªan Massimo Gaggi y Edoardo Narduzzi en El fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo coste (Lengua de Trapo). Nos conformamos con el brillo de los productos baratos antes que con la provisi¨®n de servicios p¨²blicos fundamentales por parte del Estado.
Aunque estas capas sociales suelan asociarse al sosiego, la imagen de tranquilidad puede tener una cara oculta: la ansiedad continua, el miedo a caer, las deudas. ¡°La crisis de la clase media se vive a niveles profundamente personales¡±, explica Roediger, ¡°la miseria, a menudo asociada a una profunda alienaci¨®n en trabajos interminables (en los que incluso la personalidad es supervisada), coexiste con altos niveles de endeudamiento personal y familiar. El v¨ªnculo m¨¢s obvio es el que los soci¨®logos han se?alado durante 75 a?os: la vana esperanza de que el consumo fren¨¦tico pueda compensar esa alienaci¨®n¡±.
La percepci¨®n de la clase media desde un punto de vista externo tambi¨¦n es ambivalente. Puede ser s¨ªmbolo de progreso y prosperidad, de una sana moderaci¨®n que le permite ser espinazo de pa¨ªses estables e igualitarios. Pero tambi¨¦n se la retrata como una clase consumista, insolidaria, cobarde, inmovilista, sin la conciencia de clase propia del viejo proletariado, sin el glamuroso poder¨ªo de la aristocracia, solo preocupada por medrar y llegar a ser clase alta. La llamada clase media aspiracional.
Nubes en los cielos futuros
El futuro de la clase media est¨¢ comprometido por varias razones, seg¨²n enumera Emmanuel Rodr¨ªguez. Por un lado, el trabajo se ha desvalorizado, en parte por la automatizaci¨®n de la producci¨®n, la generalizaci¨®n de las m¨¢quinas, las cada vez m¨¢s avanzadas t¨¦cnicas de inteligencia artificial. Por otro, el Estado, gran valedor de la clase media, disminuye su papel
como regulador y como proveedor de bienestar. Y, por ¨²ltimo, le afecta la creciente financiarizaci¨®n que va permeando nuestra vida cotidiana. Muchos aspectos fundamentales en el normal desarrollo de nuestra existencia se han convertido en activos financieros: las pensiones, la vivienda, los pr¨¦stamos al estudio, etc¨¦tera, lo que hace esa existencia mucho m¨¢s precaria y expuesta a los vaivenes de la especulaci¨®n de terceros.
?Qu¨¦ consecuencias puede tener esta crisis? ¡°Lleva a sociedades fragmentadas, ca¨®ticas, que generan expresiones pol¨ªticas extra?as y creciente polarizaci¨®n¡±, dice Rodr¨ªguez. Por ¨²ltimo, la crisis de la clase media se retroalimenta con otras: la econ¨®mica, la institucional, la de la confianza, en fin, la de todo el andamiaje que manten¨ªa estable las democracias liberales tal y como las conoc¨ªamos.
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