Corramos. Aunque ya no sea necesario para conseguir la cena
Correr es algo innato. El bi¨®logo Bernd Heinrich dec¨ªa que el hombre salvaje lo hac¨ªa para dar caza a sus presas. Por eso nos seguimos calzando las zapatillas
Amo estar solo en el bosque, subiendo una monta?a, corriendo senderos junto a un acantilado. Vivimos solos, viejo corredor. T¨² ya lo sabes.
Si escuchas al cuerpo, sabr¨¢s cu¨¢ndo y cu¨¢nto puedes forzarlo. Corredor anciano, a tu edad ya deber¨ªas estar enterado, escuchar tus pulsiones, tus latidos, tus dolores. (¡)
Una de mis maneras predilectas de correr es hacerlo sin rumbo, sin prisas. Trotar tres o cuatro horas, con una peque?a mochila, queso, frutos secos, cuaderno, l¨¢pices. Detenerme bajo una sombra. Comer, beber, mirar, dibujar. Seguir corriendo. Si hubiera sabido en la juventud que esta sencillez me har¨ªa tan feliz, habr¨ªa tratado de inventar una forma de vida basada en ella. (¡)
El objetivo en la vida no es correr, dibujar, escribir, sino estar despierto. Correr es un t¨®nico para el cuerpo. Correr es natural. El agua es la corriente. El agua no se separa de la corriente. El cuerpo no se separa del movimiento. Ser consciente requiere observar. El corredor debe abrirse al paisaje, pero primero ha de abrirse a s¨ª mismo, a la consciencia de su cuerpo. Algunas veces correr es cansarse y sufrir sin intenci¨®n, porque as¨ª es la naturaleza humana.
The Zen of Running, de Fred Roh¨¦, es un texto asociado a los movimientos contraculturales americanos que me lleg¨® fotocopiado hace a?os.
Salgo a correr a menudo teniendo en mente sus preceptos, aunque los voy modificando a mi antojo. No s¨¦ por qu¨¦ corro ni c¨®mo he de correr. Corro como dibujo, relajado, sin rumbo, a veces desordenadamente, casi siempre a la deriva.
A los 13 a?os, corr¨ªa en las pistas universitarias, compet¨ªa. Modulaba a lo largo de 1.500 metros los l¨ªmites, las fuerzas. Aprend¨ª a correr forzando, a esprintar antes que mis compa?eros de carrera, a hipertrofiar las zancadas, para ganar. Nada tiene que ver aquel correr de la adolescencia con mi trotar actual. Ahora, voy despacio. Cada vez m¨¢s despacio.
El bi¨®logo y escritor Bernd Heinrich ha intentado responder en su libro Why We Run: A Natural History los porqu¨¦s del correr. Bernd Heinrich (Bad Polzin, Alemania, 1940) es un afamado bi¨®logo, profesor em¨¦rito de la Universidad de Vermont, especialista en comportamiento de insectos y aves. Ese saber sobre el comportamiento de las especies le permiti¨® sospechar que correr es un estado natural impl¨ªcito a la condici¨®n humana. Heinrich gan¨® carreras de larga distancia y estableci¨® algunos r¨¦cords en maratones pasados los 40 a?os. En Why We Run combina sus experiencias como bi¨®logo y fisi¨®logo para adaptarlas a una forma de entrenar. Imita el comportamiento de algunos animales, pero sobre todo reconoce en el hombre una disposici¨®n innata para correr. Heinrich se?ala la esencia natural que le permite correr largas distancias. Estudia c¨®mo el cuerpo humano regula temperatura y humedad para lograrlo. Su hip¨®tesis sostiene que el hombre salvaje necesitaba de esa cualidad para dar caza a las presas m¨¢s huidizas, someti¨¦ndolas a largas persecuciones que pod¨ªan durar d¨ªas. La ¡°persistencia de la caza¡± hace que el hombre primitivo combine la pulsi¨®n, el deseo, con la resistencia f¨ªsica y la inteligencia disruptiva. Bernd Heinrich, entrevistado en 2013, dec¨ªa: ¡°Correr me gusta porque es algo que muchos animales hacen. Es una cuesti¨®n de movimiento. El movimiento es la esencia de la vida. Puedo correr siempre, en cualquier sitio. En la vida moderna ya no corremos, estamos desconectados de lo que hac¨ªamos en el pasado. La mayor¨ªa de las personas no est¨¢ en forma, ni tiene que correr para conseguir algo de carne o la cena. Pero en nuestro interior seguimos siendo corredores y tanto nuestra mente como nuestros m¨²sculos llevan dentro el impulso de correr. Lo m¨¢s importante es ponerte una meta y con perseverancia ir a por ella¡±. Corremos porque somos corredores de fondo persiguiendo presas.
Correr es calzar un mapa, trazar una l¨ªnea entre el punto de salida y el de llegada. Los mapas son l¨ªneas de movimiento, como apunta el antrop¨®logo Tim Ingold en su libro L¨ªneas. ¡°Se forman recreando los gestos de traves¨ªas ya realizadas a y desde lugares ya conocidos por historias de anteriores idas y venidas¡±. Cuando camino o corro por los montes, dibujo el mapa de las siguientes veces, o repaso el de las anteriores. ¡°Podemos considerar que un mapa podr¨ªa ser el producto de una conversaci¨®n a muchas manos¡±. Es costumbre del viajero anotar en los mapas, trazar sus propias l¨ªneas sobre el dibujo de los accidentes geogr¨¢ficos. ¡°El encanto y el placer de un mapa residen en la reticencia, en lo incompleto, en los huecos que deja a la imaginaci¨®n¡±, comenta el caminante y escritor Robert Macfarlane.
Un mapa es una conversaci¨®n entre viajeros lejanos, la orograf¨ªa traspasada por los climas, los animales que marcan con pezu?as, los relatos ancestrales, nuestra vivencia del terreno. Tim Ingold, en su brillante ensayo, escribe: ¡°Dibujar una l¨ªnea en un croquis se parece mucho a contar una historia¡±. Afirma que lo que cuenta la historia no existe, sino que, m¨¢s bien, acontece. La historia es un discurrir, una actividad en marcha.
Correr, dibujar, en los t¨¦rminos planteados en este breviario, no se pueden comprender como la convencional oposici¨®n entre lo est¨¢tico y el dinamismo n¨®mada. Como refiere Tim Ingold, ¡°deambular no es carecer de lugar ni atarse a un lugar, sino hacer un lugar. No importa la velocidad a la que nos movamos, importa si el movimiento se acompasa con otros fen¨®menos del mundo habitado¡±. ¡°La vida [¡] no se confirma dentro de puntos, sino que avanza a lo largo de l¨ªneas¡±. Tambi¨¦n John Ruskin, en su tratado para dibujantes noveles, hablaba de buscar en el trazo las l¨ªneas directrices de la naturaleza. La l¨ªnea es el rastro. (¡)
Corremos por correr, y porque correr es dibujar cerca de la muerte. Cuando corro vivo el instante. Apenas pienso en la siguiente zancada. Correr es una forma de habitar el presente, una forma de ser, a sabiendas de que nada de lo que nos rodea nos pertenece. Tambi¨¦n es la manera en la que le decimos al presente que no le pertenecemos. Porque somos n¨®madas, estamos en movimiento, y solo importa la siguiente zancada.
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