La cultura digital nos est¨¢ cambiando la cara: c¨®mo Corea inspira las nuevas cirug¨ªas est¨¦ticas
Las redes impulsan operaciones en busca de rostros con rasgos coreanos
¡°Vengo del futuro y all¨ª no existen los poros¡±, escribe Elise Hu, excorresponsal de NPR en Se¨²l, en su libro Fl¨²awless: Lessons in Looks and Culture from the K-Beauty Capital (Impecable: Lecciones en Apariencia y Cultura de la capital del K-Beauty). Hu vivi¨® en Se¨²l durante cinco a?os y all¨ª conoci¨® la actitud oemo jisang juui (la apariencia es lo supremo). Aprendi¨® a tragar en seco cuando las madres del colegio le preguntaban una y otra vez cu¨¢ndo iba a ¡°ocuparse del problema¡±. El ¡°problema¡± eran sus pecas. Tuvo que explicar a sus hijas por qu¨¦ no les regalaba procedimientos est¨¦ticos cuando sacaban buenas notas, una pr¨¢ctica habitual en su clase, y tuvo que soportar la sospecha generalizada de que su peque?a de tres a?os llevaba extensiones de pesta?as. Acab¨® acostumbr¨¢ndose a que sus fotos de pasaporte fueran retocadas por defecto, cuenta por tel¨¦fono. En su libro cuenta c¨®mo es vivir en la capital del pa¨ªs que marca el nuevo canon est¨¦tico global, con m¨¢s de 9.000 marcas de belleza, englobadas en el concepto k-beauty.
Un hito de la sociolog¨ªa y la cirug¨ªa est¨¦tica simboliza el triunfo del canon panasi¨¢tico en Occidente: la transformaci¨®n del influencer brit¨¢nico Oli London en un adolescente asi¨¢tico, concretamente en el clon de Jimin, la estrella de la banda k-pop BTS. Durante cinco a?os ¡ªde 2013 a 2018¡ª, Oli gast¨® 200.000 libras en 18 cirug¨ªas, entre ellas una cantoplastia para reposicionar el canto lateral del p¨¢rpado inferior y conseguir un ojo m¨¢s rasgado; un lifting facial; un levantamiento de cejas, otro de sienes y una reconstrucci¨®n completa de la dentadura. ¡°Es la primera vez en mi vida que me siento atractivo¡±, dijo a su audiencia de Instagram, a la que pidi¨® por favor que dejaran de referirse a ¨¦l como brit¨¢nico, pues ahora, tras ¡°transicionar¡± a su ideal est¨¦tico, deseaba ser coreano.
En 2010 algunos soci¨®logos empezaron a avistar la tendencia. La acad¨¦mica Kimberly Kay Hoang fue la primera en describir un rostro panasi¨¢tico que aplanaba y dilu¨ªa los rasgos del resto de etnias del continente para privilegiar el est¨¢ndar coreano, una mezcla de datos algor¨ªtmicos, filtros y uso intensivo de productos k-beauty.
En Internet todo tiende a la uniformidad global, y si alguien cree que Spain is different se equivoca: en 2021 ya era el tercer mercado europeo de la cosm¨¦tica coreana con unas importaciones por valor de 12 millones de euros, seg¨²n los datos de la Oficina Comercial de Corea del Sur en Espa?a. Ese mismo a?o, la canci¨®n Dynamite de la banda BTS fue n¨²mero uno en varias emisoras espa?olas y se convirti¨® en la canci¨®n m¨¢s shazameada (buscada en la app Shazam) de la historia.
El canon panasi¨¢tico se define por la piel blanca, lisa y sin poros, los ojos grandes y rasgados, la boca roja y peque?a y la mand¨ªbula fina, bien definida. En un art¨ªculo de 2017 Kay contaba c¨®mo las prostitutas vietnamitas del Khong Sao Bar, un local de alterne de Saig¨®n, se somet¨ªan a varias cirug¨ªas y procedimientos para blanquear su cutis y estrechar su nariz. De esta manera parec¨ªan coreanas, un origen que las elevaba est¨¦ticamente pero, sobre todo, las liberaba del estigma de parecer pobres, rurales y atrasadas.
El local, frecuentado por empresarios que gastan entre 1.000 y 2.000 d¨®lares por noche, tiene conexiones con cirujanos de Singapur, Tailandia y Corea entrenados para hacer la rinoplastia coreana. Cuenta la autora que los doctores formados en Estados Unidos suelen dar a las narices un ¡°look occidental poco atractivo¡± para la clientela.
El canon es la belleza gangnam, bautizada as¨ª por el nombre de una chica surcoreana que se someti¨® a m¨²ltiples cirug¨ªas hasta alcanzar su ideal est¨¦tico. Todas quieren su rostro artificial tamizado por el efecto de un ¨²nico filtro global. Un look intercambiable, as¨¦ptico, sin disonancias.
El libro Beyond Whiteness: Perspectives on the Rise of the Pan-Asian Beauty Ideal (M¨¢s all¨¢ de lo blanco: perspectivas sobre el auge de la belleza panasi¨¢tica), firmado por los acad¨¦micos Jeaney Yip, Susan Ainsworth y Miles Tycho Hugh, se?ala que este canon, monopolizado por una piel blanco nuclear m¨¢s propia de los cauc¨¢sicos que de los coreanos, es una mezcla interesada de rasgos europeos y orientales que refleja el cambio en la relaci¨®n de fuerzas entre Asia y Occidente. ¡°El ideal panasi¨¢tico surge en una econom¨ªa de producci¨®n visual como un marcador de cosmopolitismo (¡), que no se ha conseguido por la asociaci¨®n con Occidente, sino a trav¨¦s de la incorporaci¨®n estrat¨¦gica de elementos europeos en un look predominantemente asi¨¢tico, en aras de hacerlo lucir m¨¢s mundano¡±, dicen las autoras en un correo electr¨®nico conjunto.
En alg¨²n punto el canon panasi¨¢tico confluye con la caraInstagram, definida por Jia Tolentino en el ensayo ¡°The Age of Instagram Face¡± (La edad de la cara Instagram), publicado en The New Yorker en 2019. La caraInstagram es una plantilla de rasgos ¨¦tnicamente ambiguos, construida por los filtros y la cirug¨ªa est¨¦tica: rostro joven, piel sin poros, ojos redondos, nariz peque?a, labios con volumen, p¨®mulos altos y mand¨ªbula definida. Sobre esa plantilla los cirujanos esculpen, muchas veces a demanda, el ideal est¨¦tico de nuestro tiempo.
Fusi¨®n neoliberal
El hipermoderno canon global fusiona rasgos de diversas culturas: los labios grandes y carnosos de Brasil o la India; los gl¨²teos grandes de ?frica y el Caribe y la piel blanca del norte de Europa. Seg¨²n Emily Raimundo, experta en cultura coreana, ¡°la consolidaci¨®n de la cara ¡ªella no habla de canon sino simplemente de the face¡ª se consigue con la mezcla cosmopolita de varios est¨¢ndares de belleza: Hollywood, k-beauty, Bollywood¡ todos suavizados por los filtros de Snapchat, TikTok e Instagram¡±, explica en un ensayo.
Esta mezcla sin aparente orden ni concierto encaja en la ideolog¨ªa que la profesora de Estudios Africanos de la Universidad de Marquette (EE UU) Jodi Melamed defini¨® como multiculturalismo neoliberal, un capitalismo racial que deval¨²a la diversidad nativa promoviendo una mezcla, a veces descafeinada pero muy rentable, de m¨²ltiples culturas.
Dicen los expertos de la teor¨ªa mim¨¦tica que somos muy buenos imitando y solemos desear lo que sea que tenga nuestro vecino m¨¢s cercano. En Internet ese vecino es la poblaci¨®n global, y pasamos tiempo ¡ªdemasiado¡ª en plataformas que borran las diferencias individuales y nos fuerzan a encajar en plantillas ¡ªya sean reels de Instagram o miniv¨ªdeos de TikTok. ¡°Las plataformas convierten a todos los usuarios en potenciales modelos, dobles y rivales del resto, encerrados en un juego perpetuo de competencia por los objetos intangibles de deseo de la econom¨ªa de la atenci¨®n¡±, ha escrito el acad¨¦mico de la Universidad de Nueva York Geoff Shullenberger.
Siempre ha habido ideales est¨¦ticos y siempre hemos so?ado con alcanzarlos. Solo dos diferencias nos distinguen de nuestros abuelos: por un lado, el canon est¨¦tico no aparece en las pantallas de cine o en la televisi¨®n, sino que nos salta sistem¨¢ticamente en la pantalla del tel¨¦fono, y eso lo hace parecer m¨¢s cercano y alcanzable. Por otro, tenemos confianza en que toda la tecnolog¨ªa, incluidos quir¨®fanos y cirujanos, est¨¢n de nuestro lado. Es probable que dentro de unos a?os todos nos parezcamos unos cent¨ªmetros m¨¢s. Sin fricciones. Como suceden ahora las grandes cosas.
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