Jonathan Haidt, psic¨®logo social: ¡°Ninguna tecnol¨®gica quiere perder a su objetivo m¨¢s valioso: los preadolescentes¡±
El reputado investigador estadounidense, que con su libro ¡®La generaci¨®n ansiosa¡¯ encabeza las listas de ventas en su pa¨ªs, sostiene que la gente est¨¢ harta de las redes sociales. Los de izquierdas y los de derechas. Incluso los ni?os est¨¢n buscando ayuda para salir de la adicci¨®n, dice, pero, solos, no pueden
El ¨²ltimo ensayo de Jonathan ?Haidt (Nueva York, 1963),est¨¢ siendo todo un ¨¦xito. Ha dado con uno de los temas que m¨¢s preocupan. La generaci¨®n ansiosa. Por qu¨¦ las redes sociales est¨¢n causando una epidemia de enfermedades mentales entre nuestros j¨®venes, lanzado en Estados Unidos el pasado 26 de marzo, ha liderado la lista de libros de no ficci¨®n m¨¢s vendidos de The New York Times durante cuatro...
El ¨²ltimo ensayo de Jonathan ?Haidt (Nueva York, 1963),est¨¢ siendo todo un ¨¦xito. Ha dado con uno de los temas que m¨¢s preocupan. La generaci¨®n ansiosa. Por qu¨¦ las redes sociales est¨¢n causando una epidemia de enfermedades mentales entre nuestros j¨®venes, lanzado en Estados Unidos el pasado 26 de marzo, ha liderado la lista de libros de no ficci¨®n m¨¢s vendidos de The New York Times durante cuatro semanas consecutivas. La demanda de ejemplares ha sido tan alta que muchos puntos de venta se han quedado sin existencias. Haidt, licenciado en Filosof¨ªa por la Universidad de Yale y doctorado en Psicolog¨ªa por la Penn University, ha sido reconocido como uno de los 50 pensadores m¨¢s importantes del mundo por la prestigiosa revista brit¨¢nica Prospect Magazine, de ¨¢mbito pol¨ªtico, y como una de las 100 personas m¨¢s influyentes en ¨¦tica empresarial, seg¨²n Ethisphere, una organizaci¨®n global que se dedica a promover pr¨¢cticas ¨¦ticas.
El recibimiento en su despacho de la Universidad de Nueva York, donde lleva 11 a?os como profesor de Liderazgo ?tico, resulta tan acogedor como una invitaci¨®n a su propio hogar. Se muestra cercano y ofrece caf¨¦ que prepara ¨¦l mismo. De origen jud¨ªo y ateo, Haidt se reconoce pol¨ªticamente de centro. La conversaci¨®n gira en torno a la tesis que defiende en su libro, que, en casi todos los pa¨ªses desarrollados los ni?os y j¨®venes sufren de un incremento de mala salud mental debido a su exposici¨®n a las redes sociales. Se apoya en datos como la encuesta nacional de EE UU sobre el uso de drogas y salud que se?ala que los niveles de ansiedad en adolescentes chicos ha aumentado un 161% y en chicas un 145% desde 2010. Para Haidt los responsables de esta epidemia de salud mental son tanto las empresas tecnol¨®gicas como los gobiernos. La editorial Deusto publica el libro en Espa?a el pr¨®ximo 29 de mayo.
Pregunta. Usted ya sospechaba de las consecuencias que la sobreexposici¨®n a las redes tendr¨ªa en la juventud. ?Cu¨¢l ha sido la principal revelaci¨®n que ha tenido durante su investigaci¨®n?
Respuesta. Que se trata de un fen¨®meno que afecta a la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados. Porque primero empezamos como un estudio centrado solo en EE UU y luego constatamos que afectaba tambi¨¦n a los pa¨ªses anglosajones, a los n¨®rdicos¡ Tambi¨¦n me result¨® interesante descubrir que la depresi¨®n y la ansiedad afecta m¨¢s a los ni?os y j¨®venes que proceden de familias laicas y liberales. Aquellos ni?os que crecen enraizados en comunidades religiosas o estructuras locales y familiares tradicionales parecen estar m¨¢s protegidos.
P. Uno de los principios de la psicolog¨ªa es que la correlaci¨®n no implica causalidad. Sus detractores dicen que no hay evidencia cient¨ªfica que justifique que las redes sociales producen problemas mentales.
R. Se han llevado a cabo muchas investigaciones y hay bastante evidencia. En mi libro enumero docenas de estudios correlacionales y longitudinales que revelan una relaci¨®n bastante consistente en la que los usuarios frecuentes de redes sociales tienen un riesgo mucho mayor que los dem¨¢s de sufrir enfermedades mentales. Por ejemplo, un estudio de 2018 sobre adolescentes de 14 a?os descubri¨® que las chicas que pasan cinco o m¨¢s horas diarias en redes sociales tienen tres veces m¨¢s probabilidades de estar deprimidas que las chicas que apenas las usan.
P. Mark Zuckerberg sigue negando esa evidencia. Usted se ha reunido personalmente con ¨¦l, ?se produjo alg¨²n cambio positivo despu¨¦s de esos encuentros?
R. A ra¨ªz de nuestras investigaciones constatamos que, a los 11 a?os, la edad de m¨¢xima vulnerabilidad, muchos ni?os empiezan a usar Instagram, una plataforma muy peligrosa. As¨ª que cen¨¦ con Zuckerberg en 2019 y 2020 para debatir c¨®mo controlar el acceso de menores a sus redes sociales, que es otro tema acuciante. Pero no puedo decir que haya notado cambios significativos desde entonces. Han hecho algunos cambios cosm¨¦ticos, f¨¢ciles, pero ninguna compa?¨ªa tecnol¨®gica est¨¢ dispuesta a perder frente a la competencia a su objetivo m¨¢s valioso, los preadolescentes.
¡°Las redes sociales son m¨¢s adictivas que la hero¨ªna porque son impuestas socialmente¡±
P. Zuckerberg tiene hijos. ?Cree que ser¨¢ capaz de protegerlos de lo que ¨¦l mismo est¨¢ consintiendo?
R. Totalmente. Porque la mayor¨ªa de los grandes ejecutivos tecn¨®cratas son los primeros en tener conciencia de las consecuencias de las tecnolog¨ªas que ellos mismos promueven y mantienen a sus hijos alejados de ellas. Suelen llevarlos a colegios tipo Waldorf, donde no se permite el uso de tel¨¦fono ni ordenadores.
P. Ha se?alado directamente a META como responsable del suicidio de algunos preadolescentes. ?Son los padres tan responsables como las compa?¨ªas tecnol¨®gicas?
R. Creo que si un fen¨®meno se da en la mayor parte del mundo al mismo tiempo no se puede culpar a los padres. Las redes sociales son m¨¢s adictivas que el tabaco y la hero¨ªna, porque son impuestas socialmente.
P. ?Hemos tocado fondo o se puede ir a peor?
R. Si no empezamos a actuar con urgencia, aunque la situaci¨®n ya sea grave, puede sin duda empeorar. Si actualmente estamos en un 40% de menores deprimidos, las cifras podr¨ªan llegar a un 70% o a un 90%. Qui¨¦n sabe. Por otro lado, parte de la generaci¨®n Z empieza a tener hijos y al ser la primera basada en el tel¨¦fono (en lugar de en el juego), va a ser dif¨ªcil que puedan educarlos de una forma sana. Hay que confiar en que los abuelos, que tienen un recuerdo m¨¢s saludable de la infancia, intervengan m¨¢s.
P. Seg¨²n su investigaci¨®n, si un menor est¨¢ expuesto a las redes sociales sufre un riesgo muy alto de tener problemas de salud mental, pero si los padres le proh¨ªben el uso de redes sociales quedar¨¢ aislado socialmente, lo que tambi¨¦n puede abocar al menor a problemas psicol¨®gicos. ?Hay salida?
R. La hay si actuamos colectivamente. Recomiendo que los padres se pongan de acuerdo con dos o tres familias m¨¢s para poder actuar como un grupo. Fue lo que sucedi¨® en Inglaterra, por ejemplo. Los padres empezaron a unirse a un grupo de WhatsApp que se hizo popular cuando The Guardian sac¨® un art¨ªculo sobre lo que empezaba a ser un movimiento. Y eso repercuti¨® en que el Gobierno se movilizara: en febrero se hizo oficial que prohibir¨¢n el uso de los tel¨¦fonos m¨®viles en los centros educativos. La gente est¨¢ harta de las redes sociales y busca una salida. Los de izquierdas y los de derechas. Incluso los propios ni?os est¨¢n buscando ayuda para salir de la adicci¨®n que los tiene enganchados, pero solos no pueden. Creo que lo conseguiremos, es solo una cuesti¨®n de tiempo.
¡°Recomiendo que los padres que no dan m¨®vil a su hijo lo pacten con dos o tres familias m¨¢s y act¨²en como un grupo¡±
P. En su libro dedica un cap¨ªtulo completo al caso de las ni?as y preadolescentes. ?Por qu¨¦ se ven particularmente perjudicadas por las redes sociales?
R. Para empezar porque las usan m¨¢s. Por otro lado, hay diferencias en c¨®mo los ni?os y las ni?as interact¨²an socialmente: los ni?os tienden a participar en actividades grupales, mientras que las ni?as suelen preferir conversaciones m¨¢s ¨ªntimas y centradas en otras personas. En este sentido, las redes sociales les proporcionan una gran cantidad de informaci¨®n que pueden utilizar para hablar extensamente sobre terceras personas.
P. Los gr¨¢ficos que incluye en su estudio reflejan un cambio a partir de 2010. ?Qu¨¦ sucedi¨® entonces?
R. Al principio las redes sociales estaban orientadas a conectar a personas, pero a partir de 2009 cambiaron de premisa y se centraron en el rendimiento. Fue cuando Facebook introdujo el like y Twitter los retuit. Tambi¨¦n se introdujo la c¨¢mara de fotos giratoria que dio la bienvenida a los selfis. Ahora se premia la creaci¨®n de contenido, la belleza, la crueldad. Y esto ha disparado la depresi¨®n y la ansiedad en casi todos los pa¨ªses desarrollados.
P. Adem¨¢s de disparar la depresi¨®n y la ansiedad, ?hay otras consecuencias?
R. Hay pa¨ªses, como Espa?a, donde los datos relacionados con el aumento de enfermedades mentales en los ni?os asociados a las redes sociales no son conclusivos, pero hay m¨¢s da?os asociados al tel¨¦fono que afectan a los ni?os: falta de atenci¨®n, la adicci¨®n, el declive de las habilidades sociales¡ Los padres espa?oles no deber¨ªan concluir que las redes sociales son inofensivas.
¡°La depresi¨®n afecta m¨¢s a los ni?os de familias laicas y progres. Aquellos que crecen enraizados en comunidades religiosas o en familias tradicionales est¨¢n m¨¢s protegidos¡±
P. Se?ala que los padres sobreprotegen a los menores de la realidad (el tel¨¦fono act¨²a de bloqueador), pero no de internet.
R. Exacto. Los padres tienen miedo de que sus hijos hablen con desconocidos peligrosos o se expongan a situaciones inconvenientes en la calle, cuando en realidad esas personas y situaciones indeseables est¨¢n en internet. Y les permiten navegar sin restricciones.
P. Y hablando de la falta de restricciones¡ ?Qu¨¦ opina de los influencers que utilizan a sus hijos en redes sociales como fuente de ingresos?
R. Por ganar unos cuantos ¡°me gusta¡± exponen a sus hijos en situaciones que los avergonzar¨¢n de por vida, creando una huella digital permanente. Prueba de ello es la profundidad de la depravaci¨®n que las redes sociales generan en la gente. No creo que haya que establecer una regulaci¨®n que controle las publicaciones de los adultos, pero s¨ª que hay que tener claro que los ni?os son diferentes a los adultos. Necesitan protecci¨®n. Nuestros hijos viven de lo que las compa?¨ªas tecnol¨®gicas construyen, pero estas empresas no tienen ning¨²n incentivo en protegerlos, por el contrario, tienden a explotarlos. No son sus clientes, sino su producto. Para solucionarlo, necesitamos la intervenci¨®n de los gobiernos.
P. Buena parte del Senado de EE UU apoya la Ley de Seguridad Infantil en Internet, KOSA (por sus siglas en ingl¨¦s), que aspira a proteger a los ni?os censurando contenidos online potencialmente peligrosos. ?Ser¨ªa esa una posible soluci¨®n al problema?
R. Creo que hay probabilidades de que esta ley salga adelante este a?o, lo que obligar¨ªa a las compa?¨ªas a tratar a los ni?os de forma diferente que a los adultos. No solo protegi¨¦ndolos de cierto contenido, sino impidiendo que ning¨²n ni?o menor de 13 a?os tuviera acceso a redes sociales mediante la implantaci¨®n de un sistema de verificaci¨®n de edad de los usuarios.
P. ?Cu¨¢les son las acciones m¨¢s inmediatas que los padres pueden llevar a cabo?
R. Mi libro est¨¢ repleto de sugerencias, pero considero que hay cuatro fundamentales: no permitir que los ni?os utilicen tel¨¦fonos inteligentes antes de la escuela secundaria, ni que accedan a redes sociales antes de los 16 a?os. Que estudien en colegios donde no se permita el uso de tel¨¦fonos y que jueguen de forma m¨¢s independiente, sin una supervisi¨®n constante.
¡°Nuestra disminuida confianza en las instituciones y en los dem¨¢s har¨¢ que nos volvamos ingobernables¡±
P. Relacionado con este ¨²ltimo punto, usted cofund¨® en 2017 la ONG Let Grow (¡°deja crecer¡±) para promover la independencia de los ni?os.
R. S¨ª, se trata de un proyecto en el que ofrecemos recursos para ayudar a que los ni?os sean m¨¢s independientes, ya que creemos que actualmente son educados en la sobreprotecci¨®n. Un ni?o de 8 a?os ya puede ir al colegio solo, y otro de 11 ya est¨¢ capacitado para cuidar de otro menor. Lo ideal es que un colegio entero se sume al proyecto, que sea una acci¨®n colectiva, solo as¨ª los padres pierden el miedo. Los ni?os eligen una actividad para realizar solos (ir al supermercado, hacer la colada, preparar la cena¡) y en el vecindario donde viven esos ni?os se empezar¨¢ a normalizar que hagan estas tareas de forma independiente. Ten en cuenta que, en algunos Estados de Norteam¨¦rica, se puede denunciar a los padres si un ni?o est¨¢ jugando solo en su jard¨ªn. Pero permitir que los ni?os act¨²en de forma independiente no es negligencia. Y demostrar que los ni?os pueden hacerlo les hace ganar confianza en s¨ª mismos, lo que los convierte en adultos m¨¢s seguros y felices.
P. Siendo jud¨ªo, ser¨ªa interesante conocer su opini¨®n sobre el conflicto en Oriente Pr¨®ximo. El 8 de octubre mostr¨® p¨²blicamente su apoyo a Israel a trav¨¦s de un tuit. ?Sigue apoy¨¢ndolo?
R. No quiero hablar de Oriente Pr¨®ximo, pero s¨ª de lo que est¨¢ ocurriendo en los campus universitarios. Las manifestaciones pro-Ham¨¢s el d¨ªa despu¨¦s del ataque y tantos actos antisemitas desde entonces indican una radicalizaci¨®n en torno al concepto de identidad. Veo manifestaciones estudiantiles abiertamente antisemitas y me parece que las universidades est¨¢n siendo hip¨®critas no haciendo nada al respecto, mientras que s¨ª castigan las microagresiones a ciertos grupos. Eso me preocupa.
P. Las elecciones se avecinan, ?qu¨¦ es lo que m¨¢s le preocupa del futuro en EE UU?
R. Que nuestra disminuida confianza en las instituciones y en los dem¨¢s har¨¢ que nos volvamos ingobernables. Si algo no cambia pronto, veremos m¨¢s caos, m¨¢s elecciones disputadas y m¨¢s violencia pol¨ªtica, especialmente si los resultados de las pr¨®ximas elecciones presidenciales son impugnados.
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