El tab¨² de mi menopausia
Crec¨ª con la regla como tab¨² y ahora resulta que, a mis 45 a?os, estoy a punto de completar el c¨ªrculo de la verg¨¹enza: primero por sangrar y despu¨¦s por dejar de hacerlo
La regla me vino a los 14 a?os, en el a?o 1993. Iba a octavo de EGB. Fui la ¨²ltima de mi clase y siempre he pensado que tuve suerte. Porque eso me permiti¨® descubrir que la menstruaci¨®n era algo sucio y vergonzante y actuar en consecuencia. Lo aprend¨ª cuando en sexto una pandilla de chicos peg¨® una compresa con sus alas desplegadas (como un misil) en la mochila de Mar¨ªa. Se hab¨ªan enterado de que la ni?a ya sangraba. Recuerdo su mochila en el perchero, marcada y se?alada entre las dem¨¢s. Luego la cara rojo fuego de Mar¨ªa ante la clase, su verg¨¹enza volc¨¢nica y el aprendizaje de todas las dem¨¢s: esconder siempre la menstruaci¨®n en p¨²blico. Crec¨ª con la regla como tab¨² y ahora resulta que, a mis 45 a?os, estoy a punto de completar el c¨ªrculo de la verg¨¹enza: primero por sangrar y despu¨¦s por dejar de hacerlo.
Dicen que el tab¨² de la menstruaci¨®n lo hemos superado. Pero todas las madres de ni?as que esperan la regla desean, a¨²n hoy, que a sus hijas les venga ¡°cuanto m¨¢s tarde mejor¡±. Porque todav¨ªa nos da pena que una ni?a menstr¨²e. Pena por las molestias del proceso, pero tambi¨¦n por todo lo que viene despu¨¦s. Con la menopausia pasa igual. Es normal a partir de los 40, pero todas sabemos que, con independencia de los s¨ªntomas que acarree en cada cuerpo y del momento vital de cada una, cuanto m¨¢s tarde mejor. ¡°Ojal¨¢ sangrar hasta los 80 y as¨ª te libras¡±, me desea una amiga. ?Pero librarme de qu¨¦? Oigo hablar de sudores, de sequedad vaginal, de niebla mental, de sobrepeso, de hormonas, de falta de informaci¨®n¡ y me da miedo. Tambi¨¦n leo que hay mujeres que ni se enteran. Con o sin s¨ªntomas, me queda claro que la menopausia es otro escal¨®n en la escalera de la verg¨¹enza por la que deambulamos las mujeres a lo largo de la vida.
¡°Sobre la menopausia no habla nadie. Nadie la tiene, ni nunca la ha tenido, ni nunca la tendr¨¢. Es menos tab¨² decir que tienes sida que la menopausia¡±, me dijo mi amiga L. despu¨¦s de que le provocaran una menopausia precoz como parte de su tratamiento contra el c¨¢ncer. Poco despu¨¦s empiezo a escuchar las primeras voces. Drew Barrymore, en este mismo peri¨®dico: ¡°No soy algo polvoriento, viejo y seco¡±. Habla junto a otras celebrities para contraatacar los estigmas de la menopausia y, aunque la experiencia de cada una es muy distinta, todas coinciden, adem¨¢s de en su delgadez y en su rostro made in Hollywood, en asegurar que no son viejas viejas por ser menop¨¢usicas. Esta necesidad de desvincular la menopausia de la vejez la encontr¨¦ tambi¨¦n en algunas de las declaraciones que M¨®nica Ceberio recogi¨® para su estupendo reportaje sobre el asunto en El Pa¨ªs Semanal.
As¨ª que una vez m¨¢s, igual que cuando me toc¨® enfrentar mi primera menstruaci¨®n, otras mujeres me advierten de la verg¨¹enza que me espera. La menopausia, como la regla, no va a ser un lugar seguro. Claro que el cuerpo de la mujer nunca es un espacio seguro, ni siquiera neutral, en el espacio p¨²blico. Da igual la edad que tengas: empieza cuando eres ni?a y no termina nunca. Eso es lo que ¡°espera¡± a las ni?as cuando empiezan a sangrar y eso es lo que tememos sus madres. As¨ª que como medicina preventiva empiezo a practicar el orgullo precoz, de menopausia y de vejez. Desde hoy y para el resto. De la vida y tambi¨¦n de las ni?as.
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