Claudia Goldin, Nobel de Econom¨ªa 2023: ¡°Feminismo se ha convertido en una palabra muy fea en Estados Unidos¡±
La gran historiadora econ¨®mica, precursora del estudio de la brecha salarial de g¨¦nero, explica que ha tirado la toalla en el uso del t¨¦rmino feminismo por las connotaciones que tiene en su pa¨ªs. Prefiere hablar de derechos de las mujeres.
Claudia Goldin (Nueva York, 78 a?os) gan¨® el Premio Nobel de Econom¨ªa en 2023 en reconocimiento a sus investigaciones sobre la infrarrepresentaci¨®n femenina y la brecha salarial de g¨¦nero, de las que ha sido precursora indiscutible. Se trata de la primera mujer que logra en solitario este importante reconocimiento. Historiadora econ¨®mica, no deja de repetir que ella no es quien para adivinar el futuro, sino que se dedica a analizar todo lo que ha ocurrido y esclarecer los motivos. En 1990 public¨® su hoy ic¨®nico Understanding the Gender Gap. An Economic History of American Women (entender la brecha de g¨¦nero, una historia econ¨®mica de las mujeres estadounidenses, sin traducir al espa?ol), una obra que derribaba unos cuantos mitos sobre la desigualdad hombre-mujer en el campo profesional. No se tiene por adivina, pero a esta profesora de Harvard s¨ª le gusta identificarse con la figura del detective. El crecimiento econ¨®mico, ha concluido, no es capaz per se de combatir la brecha. Tampoco la educaci¨®n en exclusiva. La presencia de la mujer creci¨® durante d¨¦cadas al albur de su mejor formaci¨®n y de los m¨¦todos de control reproductivo, que le permitieron retrasar la maternidad y desarrollar una carrera profesional. Pero las diferencias persisten, en gran medida, por los modelos de trabajo y los mecanismos de ascenso, que en la pr¨¢ctica favorecen al hombre.
El libro que ha publicado este oto?o en espa?ol, Carrera y familia. El largo viaje de las mujeres hacia la igualdad (Taurus, 2024), aborda buena parte de esta evoluci¨®n hist¨®rica a trav¨¦s de diferentes generaciones. La charla, por videoconferencia, tiene lugar d¨ªas antes de las elecciones presidenciales de EE UU. La profesora aborda el voto femenino a Trump y confiesa su temor a las pol¨ªticas que este quiere poner en marcha. Conocidos los resultados, rehus¨® volver a hablar de ello, pero poco importa, las tendencias que menciona han quedado de manifiesto.
Pregunta. Uno de los asuntos que ha cubierto es el presentismo como factor de desigualdad. Es decir, cu¨¢nto impacta que los hombres est¨¦n m¨¢s disponibles que las mujeres para sus jefes. ?El problema del sexismo est¨¢ m¨¢s presente en casa o en la oficina?
Respuesta. Bueno, es un espejo que sigue en casa. Las personas solo tienen 24 horas al d¨ªa y, cuanto m¨¢s tiempo pases en el trabajo, menos tiempo tienes para tu propio ocio o para los cuidados de un hogar o una familia. El tiempo no se crea.
P. En los ¨²ltimos a?os vemos a las mujeres m¨¢s y m¨¢s dispuestas a luchar en las empresas por su tiempo para la conciliaci¨®n y sus necesidades, pero muchas veces los hombres siguen m¨¢s disponibles para atender imprevistos en la oficina, alargar su jornada¡ Es decir, mujeres que tienen muy claras sus reivindicaciones en el trabajo pero las cosas cambian en casa. ?Est¨¢ siendo m¨¢s f¨¢cil dar la batalla de la igualdad en el ¨¢mbito profesional que en el hogar?
R. Ese es un punto interesante: si las mujeres no est¨¢n usando en sus casas el poder de negociaci¨®n del mismo modo que lo usan en las empresas. Creo que a veces tienen ataduras. Los dos miembros de una pareja pueden tener trabajos de alto salario y largas jornadas, o disponer de trabajos m¨¢s flexibles. Pero, si hay ni?os, al menos uno de ellos debe estar disponible, de guardia. La pregunta es qui¨¦n. Si hay una diferencia de sueldo muy grande en la pareja, uno de ellos tiene mucho poder de negociaci¨®n. Lo que usted plantea es si una mujer dice: ¡°Yo quiero ser la que pase m¨¢s tiempo trabajando, quiero ser Kamala Harris¡±, ?cu¨¢ntos hombres van a adoptar el papel contrario? Otra forma de plantearlo es conseguir que las compa?¨ªas cambien su pol¨ªtica de ascensos. Esa es una soluci¨®n mejor a pretender que cambie el hogar. Imagine que la decisi¨®n de sobre qui¨¦n recae el empleo m¨¢s exigente en una familia depende de una moneda al aire, que en el 50% de los hogares sea la mujer y en el otro 50% sea el hombre. Tampoco creo que sea la mejor soluci¨®n, generar¨¢ igualdad de g¨¦nero pero inequidad dentro de la pareja. Prefiero tener igualdad de g¨¦nero y tambi¨¦n en las parejas.
¡°Cuanto m¨¢s tiempo pasas en el trabajo, menos tienes para tu familia. El tiempo no se crea¡±
P. En Espa?a hombres y mujeres tienen el mismo permiso de paternidad o maternidad y las seis primeras semanas son irrenunciables. ?Cree que ese tipo de medida ayuda a cambiar el modo de vida?
R. Entiendo que as¨ª se consigue que los dos est¨¦n por igual en casa durante los primeros meses del nacimiento del hijo, pero hay mucho m¨¢s tiempo que cubrir, los hijos no se van de casa hasta muchos a?os m¨¢s tarde, as¨ª que no tengo claro que eso resuelva el problema. Es interesante preguntarse si una medida as¨ª puede cambiar las normas sociales de forma que los hombres pasen m¨¢s tiempo con sus hijos. Muchas mujeres me cuentan que la clave no es tanto el tiempo que destinas a hacer las cosas, sino el hecho de que eres t¨² la planificadora. La que recibe los mensajes, la que sabe los horarios, el calendario, las citas m¨¦dicas¡ Eso es mucha carga mental. Lo que usted plantea es interesante, es si hacer que el hombre necesariamente pase m¨¢s tiempo con su hijos los dos primeros meses afecta a lo que hagan cuando estos tienen 6 o 10 a?os. No hay muchas evidencias de eso.
P. ?Su instinto qu¨¦ le dice?
R. Que hay que meter a las empresas en el equipo. Si estas no est¨¢n y las personas que se cogen un tiempo fuera del trabajo son penalizadas de alguna forma, no conseguiremos demasiados resultados.
P. Estamos viviendo un cambio de ciclo pol¨ªtico. En EE UU, a la ola de feminismo de 2017 le ha seguido una fuerte reacci¨®n machista. ?Cree que esta tendencia puede perjudicar a la lucha contra la brecha salarial?
R. Deje que retroceda un poco en su pregunta. Yo no usar¨ªa la palabra feminismo, porque feminismo se ha convertido en una palabra muy fea en EE UU. Yo usar¨ªa la expresi¨®n derechos de las mujeres porque la gente lo malinterpreta, no s¨¦ si ocurre en Espa?a pero en EE UU la gente realmente no entiende bien lo que la palabra feminismo significa. El feminismo es simplemente la noci¨®n de que hombres y mujeres son iguales a todos los efectos, pero se acab¨® vinculando a un grupo m¨¢s estridente en los a?os setenta. Eso fue hace mucho tiempo y hoy muchos que leen la palabra feminismo no tienen ni idea de lo que ocurri¨® entonces. Al margen de eso, lo que creo es que, cuando estamos en un buen ciclo, la gente tiene riqueza y siente que puede ir al supermercado y no se encontrar¨¢ las cosas m¨¢s caras que la semana pasada, es m¨¢s generosa, tanto en t¨¦rminos de lo que dona como en c¨®mo ve los movimientos alternativos. Y cuando se sienten agobiados reaccionan de forma visceral, atacan y se mueven a una posici¨®n m¨¢s extrema. Podemos llamarla conservadora, patriarcal¡ Pero lo vemos en las encuestas: los hombres de menos formaci¨®n e ingresos son los que reaccionan m¨¢s.
¡°No entiendo que tantas mujeres voten a Trump. Hay gente muy recelosa y ¨¦l les ha dado licencia para serlo¡±
P. Sus investigaciones han probado que el crecimiento econ¨®mico y la brecha de g¨¦nero no est¨¢n estrictamente vinculados, pero mucha gente sigue sosteniendo que la mejor manera de combatir la desigualdad es crecimiento y m¨¢s crecimiento.
R. El crecimiento puede llevar, por ejemplo, a una mejor financiaci¨®n para la educaci¨®n, lo que en algunos lugares puede favorecer de forma desproporcionada a personas con menos recursos, mujeres o minor¨ªas. Antes de abordar cualquier aspecto de la brecha de g¨¦nero y el crecimiento debo entender por qu¨¦ existe esta brecha. Si creemos que se produce porque las mujeres son apartadas a empleos de bajo escalaf¨®n, tal vez el crecimiento logre algo al respecto. Si pensamos que es porque dan un paso atr¨¢s ante los puestos m¨¢s exigentes con su tiempo, el crecimiento no lograr¨¢ gran cosa.
P. La inteligencia artificial va a cambiar el mercado de trabajo, ?qu¨¦ efecto puede tener en la brecha salarial?
R. No predigo el futuro. Nadie puede responder a esa pregunta de forma adecuada. La IA va a afectar a diferentes empleos en distintas formas que ni siquiera sabemos ahora mismo. Podemos pensar en c¨®mo afectar¨¢ en el campo legal o la medicina, pero c¨®mo va a afectar al dependiente de una tienda o a una peluquer¨ªa¡, no tengo ni idea.
P. ?C¨®mo contempla las elecciones de Estados Unidos, qu¨¦ repercusi¨®n cree que pueden tener en los derechos de las mujeres o la igualdad salarial?
R. Vivimos un tiempo que, de alguna forma, da miedo. Aunque, por otra parte, podemos mirar atr¨¢s y decir que hemos sobrevivido, que sea quien sea quien dirige el pa¨ªs, no importa tanto. Estas elecciones dan miedo. Dejando al margen asuntos como el aborto o el acoso, Trump y quienes le apoyan quieren reducir el tama?o del Gobierno. Yo no dependo mucho del Gobierno, m¨¢s all¨¢ de usar carreteras, puentes y el Ej¨¦rcito, la Polic¨ªa o los bomberos. Hay gente que no entiende que el Gobierno existe por alg¨²n motivo. Me explico: no tengo claro que entienda todo lo que Trump dice que quiere hacer, va por donde sopla el viento. Pero algunas cosas pueden hacer mucho da?o a quien tiene menos recursos. Que un grupo conservador diga cosas como que hay que acabar con el Departamento de Educaci¨®n, que hay que cerrar bibliotecas o cambiar la sanidad es sencillamente peligroso. Yo vivo en una burbuja, personal y geogr¨¢fica, pero no todo el mundo vive en burbujas privilegiadas y estas personas me preocupan.
¡°En las crisis econ¨®micas, los hombres con menos formaci¨®n son los que reaccionan de forma m¨¢s patriarcal¡±
P. ?Por qu¨¦ dir¨ªa que tantas mujeres votan a Trump?
R. De veras que no lo entiendo. Hay gente recelosa de muchas cosas y Trump les ha dado la licencia para ser recelosos. Recelan de los progresistas aunque son ellos mismos quienes se beneficiar¨ªan de sus pol¨ªticas. Puedo entender a quienes son conservadores desde el punto de vista religioso o de los valores familiares. Consideran a los dem¨®cratas y a los m¨¢s progresistas de EE UU una parte del pa¨ªs que esencialmente se va al garete. De acuerdo, puedo entenderlo.
P. Usted dijo una vez que el XX era el siglo del capital humano en EE UU. ?Podemos decirlo tambi¨¦n del siglo XXI?
R. Contin¨²a, desde luego. El XX fue el siglo de EE UU, el pa¨ªs fue la primera naci¨®n en decir que hab¨ªa que educar a las masas. Cuando se habla de masas hay que matizarlo un poco, a menudo esas masas exclu¨ªan a los negros, que era la principal minor¨ªa de la naci¨®n. Pero EE UU educ¨® a las masas m¨¢s que ning¨²n otro pa¨ªs. Otros se pusieron al d¨ªa muy r¨¢pido en los a?os setenta y ochenta, como por ejemplo, Corea del Sur. Muchos pa¨ªses se dieron cuenta de que la riqueza de una naci¨®n no depende solo de sus recursos naturales y su capital, sino de su capital humano. De otro modo, Singapur o Hong Kong ser¨ªan lugares enormemente pobres. Pero, de nuevo, yo no hago predicciones de futuro, soy una historiadora econ¨®mica, se me da muy bien el pasado.
P. ?Y cu¨¢n optimista es usted sobre este momento de la historia? Teniendo en cuenta todo lo que hemos comentado.
R. Hay m¨¢s cosas que la guerra de los sexos. Cuando pienso en t¨¦rminos de pesimismo u optimismo, lo que m¨¢s me preocupa es el calentamiento global. Soy m¨¢s optimista con la batalla de los sexos, de otro modo no har¨ªa lo que hago. Una de las cosas en las que me he involucrado es en el deporte. He sido asesora de la asociaci¨®n de jugadoras de la liga de baloncesto, est¨¢n negociando un nuevo convenio. Cuando comenz¨® el baloncesto femenino profesional, solo se le dio una peque?a porci¨®n de todo ese universo, pero ahora se han convertido en algo mucho m¨¢s grande y por eso deben pasar a ser algo m¨¢s grande. Se han vuelto populares. Si cree que los 83 c¨¦ntimos que ganan las mujeres por cada d¨®lar que ganan ellos es poco, imagine a una jugadora de baloncesto que gana c¨¦ntimos por cada d¨®lar de ellos.
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