EE UU sucumbe a la lucha pol¨ªtica
La intransigencia de los republicanos radicales acerca el pa¨ªs al espectro de la quiebra
Los intereses pol¨ªticos inmediatos se imponen a¨²n a los intereses nacionales. Indiferentes al riesgo al que se expone al mundo con la suspensi¨®n de pagos de Estados Unidos, los republicanos m¨¢s radicales contin¨²an bloqueando las negociaciones en el Congreso, donde un pu?ado de moderados de ambos partidos tratan de sacar adelante un acuerdo que, ya in extremis, evite el desastre. Barack Obama y los l¨ªderes parlamentarios consumen en esa labor las horas finales de esta inexplicable crisis.
Casi todos los pa¨ªses han sufrido antes las consecuencias de una crisis provocada por una mala gesti¨®n de sus dirigentes, un rev¨¦s de la fortuna o circunstancias ajenas que se cruzan en el camino de los pueblos. Pero pocas veces antes hemos asistido a una crisis, adem¨¢s en la mayor potencia econ¨®mica del mundo, causada por el fanatismo de sus pol¨ªticos y las reglas, un tanto anacr¨®nicas, de su sistema de gobierno.
EE UU no est¨¢ en crisis econ¨®mica. Tiene problemas econ¨®micos evidentes: alto desempleo, lento crecimiento y d¨¦ficit elevado. Tampoco tiene un problema acuciante de deuda. Su cifra total es elevada, ciertamente: 14,3 billones de d¨®lares. Pero la mitad de eso es dinero que el Gobierno se debe a s¨ª mismo -al Tesoro y a la Seguridad Social-, y el rendimiento de los bonos del Tesoro, los m¨¢s seguros del mundo, est¨¢ al nivel de los de Alemania. No son esas las razones de esta crisis. Las razones son pol¨ªticas.
EE UU es, probablemente, la democracia m¨¢s perfecta del mundo, en el sentido de que es la m¨¢s exigente. La arquitectura creada desde sus comienzos para evitar los abusos por parte de la mayor¨ªa y dar voz y poder a las minor¨ªas crean un perfecto equilibrio de representatividad. Pero, al mismo tiempo, hace el procedimiento democr¨¢tico lento, complejo y susceptible al obstruccionismo.
Un ejemplo: actualmente se debate en el Senado la propuesta presentada por el l¨ªder dem¨®crata, Harry Reid, para elevar el techo de deuda y evitar la quiebra. Los dem¨®cratas tienen 53 esca?os, tres m¨¢s de la mitad. Pero eso no les garantiza la aprobaci¨®n de la ley porque las reglas del Senado dan derecho a la oposici¨®n a impedir la votaci¨®n mientras ellos quieran seguir debatiendo, lo que puede ser eternamente. Durante buena parte del siglo pasado, un solo senador pod¨ªa boicotear la votaci¨®n invocando su derecho al filibusterismo, una tradici¨®n del parlamentarismo brit¨¢nico. Pero, a diferencia del Reino Unido, donde basta ahora una mayor¨ªa simple para impedir ese m¨¦todo, en EE UU se requieren 60 votos, una cifra a la que muy pocas veces ha llegado un partido a lo largo de la historia.
Trasladado a la crisis actual, Reid necesita siete votos republicanos para poder llevar a votaci¨®n en el pleno su propuesta, por lo que est¨¢ obligado a pactar con la oposici¨®n. Podr¨ªa darse el caso de que los republicanos permitan la votaci¨®n, que se celebrar¨ªa el domingo, pero despu¨¦s no respaldasen la ley, sin que por ello dejara de ser v¨¢lida. Pero, en todo caso, lo que salga del Senado, si sale algo, tendr¨¢ un tono m¨¢s bipartidista que la ley que el viernes por la noche aprob¨® la C¨¢mara de Representantes.
Despu¨¦s de su fracaso del d¨ªa anterior, el presidente de la C¨¢mara, John Boehner, se ech¨® plenamente en brazos del Tea Party para respaldar una ley que condiciona el levantamiento del l¨ªmite de deuda a la aprobaci¨®n de una enmienda constitucional que proh¨ªbe los presupuestos deficitarios. Se trata de una apuesta disparatada que los propios senadores republicanos han criticado.
Pero esa es la C¨¢mara de Representantes que existe hoy, la m¨¢s conservadora e irresponsable de la historia, y esa es la que tendr¨ªa que pronunciarse de nuevo sobre la ley que, eventualmente, surgiese del Senado. Para que quede clara su posici¨®n de antemano, Boehner convoc¨® ayer una votaci¨®n, estirando sus poderes hasta el l¨ªmite de la irregularidad, sobre el plan de Reid antes incluso de que ¨¦ste fuese aprobado en el Senado. Era la manera m¨¢s expl¨ªcita de decirle al otro ala del Capitolio: no nos envi¨¦is eso porque va a morir aqu¨ª.
La intenci¨®n de los dem¨®cratas, que est¨¢n actuando como la fuerza m¨¢s sensata en esta crisis, no es enviarles la ley Reid tal cual, sino el texto que resulte, si es posible, de la negociaci¨®n que durante todo el d¨ªa mantuvieron con los senadores republicanos y con la Casa Blanca. Se busca una f¨®rmula que recorte el gasto p¨²blico tanto como quiere la oposici¨®n y eleve el techo de deuda tanto como quiere el presidente, hasta finales de 2012. Pero no es f¨¢cil que la C¨¢mara de Representantes acepte tampoco esa versi¨®n porque, sencillamente, no es f¨¢cil que la C¨¢mara de Representantes apruebe en este momento nada que no sea del gusto del Tea Party, cuyo poder en esa instituci¨®n es enorme, mucho mayor que la que corresponde por el n¨²mero de esca?os con los que cuentan.
La ¨²nica manera de evitar la suspensi¨®n de pagos a partir del martes es la de conseguir que republicanos moderados y dem¨®cratas voten juntos en la C¨¢mara lo que ambos partidos sean capaces de pactar en el Senado. Eso tiene que ocurrir entre el domingo y el lunes. Una verdadera odisea.
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