El ¡®Che¡¯ de los cat¨®licos
Colombia es la patria del cura guerrillero Camilo Torres y engendr¨® hace medio siglo la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n
Francisco entra en el ojo de un hurac¨¢n pol¨ªtico y religioso con este viaje a Colombia. No es la primera vez que un pont¨ªfice romano llega a Bogot¨¢ para visitar, entre otras ciudades, Medell¨ªn, la ciudad de la revolucionaria Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n (lo hicieron antes Pablo VI, en 1968, y Juan Pablo II, en 1986), pero nunca antes se hab¨ªan producido circunstancias tan sobresaltadas. Recibido como ¡°mensajero por la paz¡±, como lo ha calificado el presidente Juan Manuel Santos en un mensaje de bienvenida, este Papa genera entusiasmos que rozan la papolatr¨ªa, pero tambi¨¦n grandes zozobras. Que el canal de televisi¨®n Teleamiga, cat¨®lico a machamartillo, transmita mensajes en su contra con una rabia que viene de lejos es m¨¢s que una an¨¦cdota. Sottovoce lo est¨¢ haciendo tambi¨¦n el expresidente ?lvaro Uribe, enviando una comprometedora carta al Papa (abierta, por supuesto) en la que se afirma sin tapujos que apoyar el proceso de paz, como va a hacer el Papa estos d¨ªas, es avalar ¡°la impunidad total de delitos atroces¡±.
Esta es la parte pol¨ªtica del viaje papal al pa¨ªs de Am¨¦rica Latina m¨¢s castigado por guerrillas que surgieron en favor de los pobres y llevan medio siglo alzadas en armas que han producido tragedias y sufrimientos sin fin. Francisco se ha implicado en el proceso de paz hasta el punto de haber llamado al orden al mism¨ªsimo Uribe, recibido la navidad pasada con gran aparato medi¨¢tico en el Vaticano para intentar apaciguarlo. El mismo d¨ªa, pero a muy distinta hora, ofreci¨® audiencia a Santos, que llegaba honrado con el Premio Nobel de la Paz.
La otra cara del viaje es pastoral. Como ocurre en Espa?a en algunos medios (ultra)cat¨®licos, en Colombia tambi¨¦n tiene Francisco groseros detractores, la mayor¨ªa de las veces por cuestiones doctrinales (en primera l¨ªnea, la disputa sobre si los divorciados vueltos a casas pueden comulgar, como sugiere Francisco en la dichosa Amoris Laetitia). Por ac¨¢ se le llama "el besuc¨®n", el "Che Guevara de los cat¨®licos"?y otras cosas; en Colombia lo tachan abiertamente de hereje. El reproche mayor es su acercamiento a la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n (TL), que naci¨® precisamente en Colombia hace medio siglo de la mano de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano que abri¨® Pablo VI en Medell¨ªn en el primer viaje de un Papa a Am¨¦rica, en 1968.
Se ha dicho, con raz¨®n, que en Medell¨ªn la semilla del Vaticano II dio el ciento por uno. Por primera vez se habl¨® all¨ª de ¡°la opci¨®n preferencial por los pobres¡±, una frase que ha revitalizado Francisco, pero que entonces resultaba revolucionaria y a?os m¨¢s tarde iba a execrar sin miramientos el Vaticano, de la mano de Juan Pablo II y de su durante dos d¨¦cadas polic¨ªa de la fe, el cardenal Josep Ratzinger, hoy em¨¦rito Benedicto XVI. ¡°La salvaci¨®n cristiana no puede darse sin la liberaci¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica, social e ideol¨®gica, como signos visibles de la dignidad del hombre¡±, proclam¨® Medell¨ªn.
La Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, que es como se llama ahora el Santo Oficio de la Inquisici¨®n, public¨® en 1984 la Instrucci¨®n sobre algunos aspectos de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n?acusando a los te¨®logos de la TL de fundarse en an¨¢lisis marxistas, de manipular los textos b¨ªblicos para reducirlos a una dimensi¨®n pol¨ªtica, de confundir la liberaci¨®n cristiana con una promoci¨®n exclusivamente temporal y, sobre todo, de reducir a Jesucristo a una dimensi¨®n puramente humana. Juan Pablo II remach¨® la condena haciendo cardenales con mucho mando en el Vaticano a los dos prelados colombianos m¨¢s combativos contra la TL: Dar¨ªo Castrill¨®n, nacido en Medell¨ªn en 1929, que pastore¨® muchos a?os la Pontificia Congregaci¨®n del Clero, y Alfonso L¨®pez Trujillo (Villahermosa, 1935 - Roma, 2008), como presidente del Consejo Pontificio de la Familia.
Se dijo entonces que el Papa polaco vivi¨® con zozobra su viaje a Colombia, entonces un laboratorio de combate entre un catolicismo ultraconservador, implicado en el gobierno y en las ¨¦lites pol¨ªticas, y muchos curas dispuestos a tomar las armas en nombre del Vaticano II. Entre todos, destac¨® Camilo Torres Restrepo, que antes de hacerse guerrillero fue un famoso activista pol¨ªtico integrado en el sistema como fundador del Frente Unido. Muri¨® hace 51 a?os en su primera experiencia en combate como soldado del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (el actual grupo guerrillero ELN). Era hijo de una familia ilustre y rica y hab¨ªa estudiado Ciencias Sociales en la Universidad Cat¨®lica de Lovaina (B¨¦lgica), de donde regres¨® revolucionario a la manera del r¨¦gimen que hab¨ªa cuajado en Cuba.
Hay varias biograf¨ªas de este cura guerrillero y hasta una pel¨ªcula. Destacan todas que, antes de echarse al monte, luch¨® dentro del sistema para hacerlo m¨¢s justo, primero en los institutos de Reforma Agraria y para el Desarrollo Social, donde form¨® a funcionarios con conciencia social y criterios de servicio a la comunidad, y tambi¨¦n como brillante profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Nacional. Pronto le cerraron las puertas que se le hab¨ªan abierto por posici¨®n social, sus buenos apellidos y sus conocimientos profesionales.
Cuando en 1964 el Gobierno del presidente Le¨®n Valencia bombarde¨® las comunas de Marquetalia en el departamento de Tolima, un genocidio que el sacerdote Camilo trat¨® de impedir mediante una comisi¨®n de di¨¢logo, decidi¨® hacerse guerrillero con gran esc¨¢ndalo mundial. Con su muerte, se convirti¨® en el Che Guevara de los cat¨®licos en el mundo entero. ¡°Fue el primer personaje de Colombia reconocido a nivel mundial. Despu¨¦s de ¨¦l, s¨®lo existen dos m¨¢s que han alcanzado comparable resonancia universal: uno es escritor, el otro fue un g¨¢nster¡±, escribi¨® su principal bi¨®grafo, el australiano Walter Broderick. Se refer¨ªa a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y a Pablo Escobar.
Francisco vivi¨® en primera persona en los a?os 70 del siglo pasado, como joven general de los jesuitas argentinos, la impronta que dej¨® Camilo Torres como h¨¦roe y m¨¢rtir que hab¨ªa dado su vida por los pobres de Colombia y de Am¨¦rica Latina. Las guerrillas urbanas de Argentina invocaban su nombre, no el del Che Guevara, y tambi¨¦n los sacerdotes para el socialismo?que abrieron camino al gobierno de Salvador Allende en Chile, y los cl¨¦rigos l¨ªderes de la revoluci¨®n sandinista en Nicaragua, en primera l¨ªnea los hermanos Ernesto y Fernando Cardenal. Camilo fue un precursor. Muri¨® combatiendo en las monta?as del Santander colombiano un a?o y medio antes que el Che en las de Bolivia.
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