El f¨²tbol americano reta al presidente
Las protestas masivas de la liga de f¨²tbol americano, propiciadas por los insultos del presidente, superan las reivindicaciones pasadas de iconos negros
Cuando miles de personas, incluido el expresidente Bill Clinton, desped¨ªan euf¨®ricas a Muhammad Ali en junio de 2016 en las calles de Louisville (Kentucky), costaba imaginarse un pasado en que el h¨¦roe era vilipendiado. En la d¨¦cada de los sesenta, el icono del boxeo y la desobediencia era insultado en su ciudad y rechazado en restaurantes por ser negro pese a haber logrado el oro en los Juegos Ol¨ªmpicos de Roma. Tras negarse a combatir en la guerra de Vietnam, Ali fue despojado de sus t¨ªtulos, brevemente encarcelado y se convirti¨® en un paria para muchos. Solo el tiempo lo reconciliar¨ªa con su pa¨ªs y lo encumbrar¨ªa en un mito.
Salvando las distancias y el contexto, es imposible no contemplar desde el prisma de Ali la pol¨¦mica actual en Estados Unidos por los insultos de Donald Trump a los jugadores de f¨²tbol americano que no se levantan ante el himno nacional en protesta por la violencia policial y la discriminaci¨®n contra los afroamericanos.
El presente tambi¨¦n evoca a Tommie Smith y John Carlos, los atletas negros que, subidos al podio en los Juegos de M¨¦xico de 1968, alzaron el pu?o. Al volver a EE UU, la federaci¨®n de atletismo los suspendi¨® y recibieron amenazas de muerte. Hoy tienen una estatua en el Museo Afroamericano de Washington.
En 2017, los repudiados antipatriotas son, para Trump, los jugadores que ponen una rodilla en el c¨¦sped durante el himno. ¡°Es?una falta de respeto total a nuestra herencia¡±, espet¨® el presidente estadounidense el pasado viernes 22, cuando desat¨® ¨¦l solo una tormenta de consecuencias imprevisibles.
En un mitin en Alabama, crecido y desenfrenado entre los suyos, Trump inst¨® a los propietarios de los 32 equipos de la NFL, la liga de f¨²tbol americano, a despedir a los jugadores, ¡°hijos de puta¡±, que no honraran el himno. Y tambi¨¦n alent¨® a un boicot de los aficionados.
A los dos d¨ªas hab¨ªa convertido una pol¨¦mica pr¨¢cticamente muerta ¡ªtras las protestas espor¨¢dicas iniciadas el a?o pasado por el jugador Colin Kaepernick, ahora sin equipo¡ª en un desaire masivo contra ¨¦l. En los partidos del domingo, decenas de jugadores, blancos y negros, se arrodillaron o entrecruzaron sus brazos antes o durante el himno. Incluso les acompa?aron propietarios de equipos. Tras sentirse ultrajados, decidieron que lo m¨¢s patri¨®tico era protestar, no lo contrario. Fue un clamor vigoroso en una liga que mueve y atrae a millones, en que el 70% de los jugadores son negros, pero todos los propietarios ¡ªmuchos amigos de Trump¡ª son blancos y la mayor¨ªa conservadores.
Kenneth Shropshire, profesor de gesti¨®n deportiva en la Universidad Estatal de Arizona y autor del libro En blanco y negro: raza y deportes en Am¨¦rica, sostiene que las protestas contra el himno son mucho m¨¢s significativas que las de Ali y otros en el pasado. ¡°La mayor diferencia es la participaci¨®n masiva¡±, dice por tel¨¦fono. Ahora se trata de equipos y no individuos, el presidente est¨¢ en el centro de la pol¨¦mica y las redes sociales permiten que ¡°mucha m¨¢s gente¡± hable de ello.
¡°En el momento tienen ciertamente mucho m¨¢s impacto, pero nadie sabe c¨®mo miraremos hist¨®ricamente a este momento¡±, subraya Shropshire. Esa es la gran pregunta: asistimos al inicio de una rebeli¨®n de efectos duraderos o es una furia pasajera. En las protestas del domingo, el foco estuvo m¨¢s en el himno que en el debate racial que lo propici¨® todo. Para el experto, la clave es si el enfado se traducir¨¢ en cambios concretos, por ejemplo en un mayor activismo de la NFL con la comunidad negra.
Andy Markovits, profesor de Pol¨ªticas en la Universidad de Michigan y erudito del deporte, hace un s¨ªmil espa?ol para contextualizar c¨®mo de ins¨®lita es la rebeli¨®n contra Trump: ¡°Es como si Florentino P¨¦rez, el presidente del Real Madrid, se convirtiera en un nacionalista catal¨¢n¡±.
La NFL y sus propietarios, enfatiza, son el adalid del establishment y el patriotismo. ¡°Son sus amigos, para que ellos te den la espalda es de locos. Lo hacen porque estos hombres est¨¢n muy enfadados de que sus jugadores est¨¦n enfadados¡±, dice referencia a los gestores de los equipos y Trump. ¡°No hay mayor unificador en este pa¨ªs que el deporte y desafortunadamente nada m¨¢s divisivo que la pol¨ªtica¡±, dijo, sobre las palabras del presidente, Robert Kraft, muy cercano al republicano y propietario de los New England Patriots, ganadores de la ¨²ltima Super Bowl.
Trump conf¨ªa en que, con su ¨²ltimo exabrupto polarizador, movilice a su base de votantes y distraiga de sus problemas en la Casa Blanca, pero el profesor Markovits cree que le ser¨¢ ¡°contraproducente¡± porque tener en su contra a la NFL y otras ligas ¡°rebajar¨¢ su legitimidad¡±.
El clamor se expande: Lebron James y Stephen Curry, los mayores iconos del baloncesto actual y que son negros, han criticado con dureza al presidente. Y el domingo, con el retorno de los partidos del domingo a la NFL, el mandatario afronta una nueva prueba de fuego que tambi¨¦n medir¨¢ la fuerza del movimiento de protesta.
Eric Reid, de los 49ers de San Francisco, fue el primer jugador que se uni¨® a las protestas del quarterback Kaepernick a principios de la temporada pasada contra la brutalidad policial contra los afroamericanos. Ambos son negros y ¨¦l le inst¨® a poner una rodilla en el suelo durante el himno en vez de sentarse en el banquillo como hac¨ªa.
¡°Me asombra que nuestra protesta todav¨ªa est¨¦ siendo malinterpretada como irrespetuosa hacia el pa¨ªs, la bandera y el Ej¨¦rcito. La escogimos porque es precisamente lo contrario¡±, escribi¨® esta semana en un art¨ªculo en el diario The New York Times. ¡°Rechazo ser una de esas personas que ve injusticias pero no hace nada. Quiero ser una persona que en 50 a?os sea recordada por alzarse por lo que era correcto pese a que no fuera una elecci¨®n popular o f¨¢cil¡±.
Divisi¨®n en las encuestas
Donald Trump insiste en que su soflama no tiene nada que ver con la raza sino con el "respeto a la bandera". Pero el presidente, que ha sido titubeante ante el racismo, lanz¨® su ofensiva en un mitin ante un p¨²blico mayoritariamente blanco y las encuestas muestran una clara divisi¨®n racial en el asunto. Un 49% de los estadounidenses rechaza las protestas de los jugadores frente a un 43% que las apoya, seg¨²n una encuesta de la cadena CNN. Pero entre los blancos, un 59% reniega de ellas mientras que un 82% de los negros las respalda.
En cuanto a la reclamaci¨®n del republicano Trump de despedir a los jugadores que no se levanten ante el himno, un 61% de estadounidenses se opone a hacerlo, seg¨²n un sondeo del Instituto Cato. Pero si se pregunta a votantes republicanos, un 65% lo apoya.
La reacci¨®n incendiaria de Trump contra los jugadores que se arrodillan ante el himno contrasta con la de su predecesor Barack Obama. Cuando estall¨® la pol¨¦mica el a?o pasado, iniciada por el jugador Colin Kaepernick, el primer presidente negro de Estados Unidos busc¨® un equilibrio. "Quiero que presten atenci¨®n al dolor que esto pueda causar a alguien que, por ejemplo, tiene un c¨®nyuge o un hijo muerto en combate, y por qu¨¦ les duele ver que alguien no se pone en pie", dijo. "Tambi¨¦n quiero que la gente piense en el dolor que est¨¢ expresando sobre alguien que ha perdido a un ser querido y que cree que le han disparado injustamente".
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