Kevin de Le¨®n se presenta al Senado por California para jubilar a Dianne Feinstein
El latino con el cargo m¨¢s alto del Estado anuncia que competir¨¢ en las primarias dem¨®cratas por el codiciado esca?o californiano
En una entrevista con EL PA?S hace tres a?os, Kevin de Le¨®n, presidente del Senado de California, dec¨ªa: ¡°Los latinos a¨²n estamos en nuestra infancia pol¨ªtica en Estados Unidos, apenas estamos iniciando nuestra primera etapa¡±. Tres a?os despu¨¦s, el pol¨ªtico de Los ?ngeles parece decidido a acelerar la llegada de la mayor¨ªa de edad. De Le¨®n anunci¨® este domingo que se presenta a las primarias dem¨®cratas para ser senador por California en Washington en las elecciones de 2018.
El puesto de senador es el cargo electo m¨¢s alto al que se puede llegar en Estados Unidos, en t¨¦rminos de proyecci¨®n p¨²blica, por detr¨¢s de presidente. Hay dos por Estado. Hasta las elecciones del a?o pasado, California hab¨ªa tenido las dos mismas senadoras desde 1992: Dianne Feinstein y Barbara Boxer. Ambas voces poderosas y respetadas en el Senado, tambi¨¦n eran de las m¨¢s veteranas. El a?o pasado, Boxer anunci¨® su retirada y en su lugar entr¨® Kamala Harris (52 a?os), la primera mujer negra en entrar en el Senado de EE UU.
Feinstein, sin embrago, anunci¨® la semana pasada que quer¨ªa un nuevo mandato como senadora. Tiene 84 a?os. Feintsein es seguramente la pol¨ªtica m¨¢s respetada de California junto con el gobernador Brown. Pero la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2016 ha agitado un movimiento de regeneraci¨®n entre los dem¨®cratas, con una sensaci¨®n creciente de que la generaci¨®n de Hillary Clinton, Chuck Schumer o Nancy Pelosi tiene que echarse a un lado si quieren parar el auge del populismo de derechas. En ese contexto se produce el desaf¨ªo de De Le¨®n a Feinstein en primarias.
El anuncio lo hizo De Le¨®n a trav¨¦s de un v¨ªdeo en el que comienza diciendo: ¡°Soy el hijo peque?o de una madre soltera inmigrante¡¡±. La historia de De Le¨®n ha marcado su carrera pol¨ªtica. Tiene 50 a?os y pertenece a la generaci¨®n que entr¨® en el activismo a principios de los noventa, cuando los inmigrantes de California se organizaron por primera vez para votar en masa, tras una agresiva pol¨ªtica antiinmigrantes del gobernador republicano de entonces.
De Le¨®n naci¨® en San Diego y es hijo de una inmigrante guatemalteca que sobrevivi¨® en Estados Unidos limpiando casas. Es la definici¨®n misma de un latino californiano de la frontera, con una infancia dividida entre San Diego y Tijuana. Habla un espa?ol mexicano excelente, sin tanto esfuerzo como se percibe en otros pol¨ªticos latinos.
Actualmente hay cuatro senadores latinos en Washington: Bob Menendez (dem¨®crata de Nueva Jersey), Ted Cruz (republicano de Texas), Marco Rubio (republicano de Florida) y Catherine Cortez Mastro (dem¨®crata de Nevada).
Ha dedicado su carrera pol¨ªtica a la defensa de los inmigrantes. Senador por el distrito de Echo Park, en el centro de Los ?ngeles, quiz¨¢ uno de los distritos electorales m¨¢s diversos del mundo, alcanz¨® la presidencia temporal del Senado estatal en 2014, el puesto electo m¨¢s alto al que ha llegado un latino en California. Desde entonces, a la defensa de los inmigrantes sum¨® la lucha contra el cambio clim¨¢tico y las pol¨ªticas de energ¨ªas limpias como otra de sus marcas personales como pol¨ªtico.
En estos a?os, De Le¨®n ha construido adem¨¢s una buena complicidad con el gobernador dem¨®crata, Jerry Brown, que ha dado luz verde a sus proyectos. La relaci¨®n ha beneficiado, por un lado, a un gobernador considerado conservador por la progres¨ªa californiana y, por otro, a un senador que ha visto validados y ratificados todos sus proyectos, hasta los m¨¢s pol¨¦micos como la ley SB54.
Esta es la llamada ley del Estado santuario, una respuesta extrema a la pol¨ªtica extrema de acoso a los inmigrantes irregulares de Donald Trump. La ley directamente proh¨ªbe a todos los cuerpos de seguridad de California colaborar con la polic¨ªa de inmigraci¨®n federal, excepto en los detenidos por una serie delitos graves o bajo orden judicial. De Le¨®n pas¨® por encima de las objeciones de polic¨ªas, sheriffs, republicanos y hasta de los propios dem¨®cratas, que a pesar de tener c¨®modas mayor¨ªas en California ve¨ªan un riesgo de ir demasiado lejos y agitar a las mortecinas bases republicanas estatales.
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