Un m¨¦dico en el infierno del naufragio
Pietro Bartolo, el ¨²nico doctor residente en Lampedusa, ha atendido durante los ¨²ltimos 26 a?os a un cuarto de mill¨®n de migrantes


Con 16 a?os, Pietro Bartolo?(Lampedusa, 1956) tambi¨¦n estuvo a punto de morir ahogado. Hab¨ªa salido a faenar con su padre y durante unos minutos se vio engullido por el mar. Lo que no supo entonces es que esa experiencia acabar¨ªa marcando su existencia de por vida. Bartolo es el ¨²nico m¨¦dico con plaza fija en la peque?a isla de Lampedusa (Italia), un para¨ªso de apariencia virginal ahora convertido en un infierno del naufragio. En los ¨²ltimos 26 a?os ha examinado a m¨¢s de un cuarto de mill¨®n de migrantes, seg¨²n el Instituto de Globalizaci¨®n, Cultura y Movilidad de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-GCM). ¡°Soy el m¨¦dico en ejercicio que m¨¢s cad¨¢veres ha inspeccionado en el mundo. Es un r¨¦cord del que no me siento para nada orgulloso. Pero prefiero hablar de personas, no de cifras¡±, dice con un hilo de voz en el Recinto Modernista de Sant Pau, donde realiz¨® una conferencia sobre flujos migratorios organizada por el UNU-GCM.?
La historia de Pietro Bartolo fue llevada a la gran pantalla gracias al documental Fuocoammare, de Gianfranco Rosi, Oso de Oro en la Berlinale 2016. Tambi¨¦n ha escrito, en colaboraci¨®n con la periodista Lidia Tilotta, L¨¢grimas de Sal, un libro en el que compara el drama de los refugiados con el Holocausto. ¡°Con el nazismo, la gente pod¨ªa excusarse de que no reaccion¨® a tiempo porque no sab¨ªa lo que ocurr¨ªa. Nuestra generaci¨®n, sin embargo, no tendr¨¢ ni si quiera esta excusa. En estos momentos hay personas que se est¨¢n ahogando en el mar y todos lo sabemos. Dentro de 20 a?os, los j¨®venes nos acusar¨¢n a nosotros de ser los culpables de todo esto¡±, dice.?
Han pasado 26 a?os desde que atendi¨® por primera vez a migrantes llegados en barco a Lampedusa, tres j¨®venes subsaharianos que se escondieron en un hotel en ruinas. "Mucha gente de la isla no hab¨ªa visto nunca a personas de raza negra", recuerda Bartolo. Este acontecimiento, "una cosa todav¨ªa extra?a para m¨ª", recuerda, fue el preludio de un fen¨®meno que solo en 2016 supuso la muerte de 5.000 migrantes en el Mediterr¨¢neo, seg¨²n la ONU. "Tras este desembarco, el fen¨®meno se empez¨® a incrementar con el paso de los a?os. Hasta el punto de que en 1997 tuve que pedirle al gobernador de Lampedusa que construyera un centro de acogida para los llegados. Yo soy como la memoria hist¨®rica de la crisis de los refugiados. Los gobernadores cambian, los alcaldes cambian, pero yo siempre estoy all¨ª", explica.??
"Uno no se acostumbra a ver ni?os muertos"
Su m¨®vil nunca est¨¢ apagado porque es el primero en sonar cuando la Guardia Costera italiana avista un barco cerca de Lampedusa. ¡°Entonces voy al muelle, que es como mi primera casa. Durante los ¨²ltimos a?os he pasado m¨¢s tiempo all¨ª que en mi propio hogar¡±, admite. Desde el puerto, Bartolo es trasladado a las embarcaciones, donde busca s¨ªntomas de hipotermia, deshidrataci¨®n, quemaduras, traumatismos, las consecuencias m¨¢s frecuentes del viaje. ¡°Una vez que verifico que no hay enfermedades les hago bajar del bote y los examino m¨¢s detenidamente uno por uno. La m¨¢s frecuente es la sarna¡±, explica. En el ¨²ltimo a?o ha diagnosticado una nueva enfermedad que ¨¦l mismo ha bautizado como ¡°la enfermedad del bote de goma¡±, una patolog¨ªa que afecta especialmente a las mujeres debido a las abrasiones qu¨ªmicas que produce el carburante en la piel.

Muchas otras veces realiza autopsias. ¡°Ahora cuento con un equipo de tres a cuatro m¨¦dicos en Lampedusa que me ayudan, pero esas inspecciones solo las hago yo. No quiero que nadie me ayude porque s¨¦ lo que se siente: miedo, v¨®mitos y llanto. Uno no se acostumbra a ver ni?os muertos. Cada vez que hago una estoy peor¡±, a?ade.?
Hay una fecha que Bartolo no olvidar¨¢: el 3 de octubre de 2013. Ese d¨ªa, un barco que hab¨ªa zarpado desde las costas libias con 518 personas a bordo volc¨® a pocas millas de Lampedusa. En el naufragio fallecieron 366 migrantes. ¡°Llegu¨¦ al puerto y me encontr¨¦ con 111 cad¨¢veres sobre el muelle. Abr¨ª el primer saco. En ¨¦l, hab¨ªa un ni?o de dos a?os con pantalones rojos y una camiseta blanca. Mir¨¦ sus ojos abiertos e instintivamente le sacud¨ª el pecho para tratar de reanimarlo. Pero fue imposible, ya estaba muerto. Han pasado cuatro a?os y no consigo sacar esa imagen de mi cabeza. Es una pesadilla que tengo de manera recurrente. Y tengo tantas¡he visto demasiadas cosas¡±, suspira. Tras una pausa, a?ade: ¡°Como en la semana pasada, cuando atend¨ª a una mujer tras un naufragio. Hab¨ªa perdido a sus tres hijas. Trat¨¦ de consolarla, pero, ?c¨®mo lo haces?¡±.
Entre 2015 y 2016, se presentaron en toda la UE, 2,6 millones de solicitudes de protecci¨®n internacional. Solo en el pa¨ªs transalpino llegaron 181.436 migrantes el pasado a?o. ¡°Eso representa menos de una por cada mil habitantes en Italia. Si hay una pol¨ªtica idiota en la que los concentras a todos en una ciudad, pues claro que se van a crear problemas¡±. Sobre el acuerdo que Italia y Libia materializaron el pasado febrero para frenar el flujo migratorio y por el que el pa¨ªs transalpino se compromete a financiar programas para las regiones libias m¨¢s afectadas, Bartolo considera la medida como ¡°un paso atr¨¢s¡±. ¡°Es una tendencia populista que no hace honor a Europa. Lo han hecho para ignorar el problema, un lavado de cara¡±. Adem¨¢s, apunta a un nuevo obst¨¢culo: ¡°Desde entonces hemos observado que las enfermedades de los migrantes han cambiado. No olvidemos que en Libia hay aut¨¦nticos campos de concentraci¨®n y que ahora se han vuelto todav¨ªa m¨¢s terribles¡±, afirma. Por estos motivos Bartolo considera que la UE ha perdido sus valores fundacionales: ¡°Ya no existe la Europa social. Sus fundadores se deben estar revolviendo en sus tumbas¡±.
The New Arrivals
Cuatro millones de inmigrantes han llegado a Espa?a en dos d¨¦cadas en avi¨®n, en patera o saltando la valla. M¨¢s de un mill¨®n de personas pidieron asilo en Europa en 2016. EL PA?S cuenta, en un proyecto de 500 d¨ªas con los diarios The Guardian, Der Spiegel y Le Monde, c¨®mo se adaptan estos nuevos europeos y c¨®mo Europa se adapta a ellos. Una mirada a un fen¨®meno que est¨¢ transformando Espa?a y el continente
El proyecto The New Arrivals est¨¢ financiado por el European Journalism Centre con el apoyo de la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates.
Sobre la firma
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