Trump, nuevo profeta en Israel

¡°Acabaremos echando de menos a Obama. Al menos era un tipo previsible¡±, reconoc¨ªan algunos analistas de la prensa israel¨ª a comienzos de a?o, al hilo del cambio de guardia al frente de la Casa Blanca. Especialmente durante su primer mandato, el dem¨®crata fue uno de los presidentes estadounidenses m¨¢s populares a escala mundial. Excepto en Israel, donde acab¨® demonizado ante la opini¨®n p¨²blica por su proyecci¨®n hac¨ªa el mundo musulm¨¢n, plasmada en el discurso de El Cairo de 2009 en el que intent¨® poner fin al antagonismo entre el islam y Occidente. Poco contribuy¨® a la mejora de su imagen la fr¨ªa relaci¨®n con Benjam¨ªn Netanyahu: el primer ministro israel¨ª le responsabiliz¨® de la congelaci¨®n de la expansi¨®n de los asentamientos, una decisi¨®n que para los sectores nacionalistas preponderantes en el Estado jud¨ªo equivale a un anatema.

Donald Trump, bien al contrario, no va a hallar otro lugar mejor que Israel para encontrar reconocimiento tras haber declarado Jerusal¨¦n como capital de Israel. Escasamente apreciado en ultramar ¡ªel alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha instado al Gobierno brit¨¢nico a no invitarle a una visita oficial¡ª, el 45? presidente fue recibido en mayo en el aeropuerto de Tel Aviv con la alfombra roja de amo del mundo.

Es cierto que, a finales de 2016, pocos meses antes de abandonar la Casa Blanca, Obama confirm¨® el programa de rearme de Israel por un monto de 38.000 millones de d¨®lares durante una d¨¦cada. Pero cuando solo quedaban unas semanas para que traspasara el poder a Trump, propici¨® un voto de condena del Estado hebreo en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Su decisi¨®n de no vetar por primera vez en toda su presidencia una resoluci¨®n contra la expansi¨®n de las colonias jud¨ªas en Jerusal¨¦n Este y Cisjordania son¨® a revancha de despedida a los desplantes de Netanyahu. El jefe del Gobierno israel¨ª hab¨ªa osado desafiarle un a?o antes desde la tribuna del Congreso, sin acudir siquiera a saludarle a su paso por Washington, para torpedear el acuerdo nuclear con Ir¨¢n.

¡°El presidente Trump ha quedado inscrito en los anales de nuestra capital para la eternidad¡±, proclamaba ayer con arrobamiento el primer ministro israel¨ª en una conferencia diplom¨¢tica. ¡°Su nombre quedar¨¢ grabado junto al de otros en nuestra gloriosa historia¡±. Alud¨ªa sin duda al presidente Harry Truman, que en 1948 reconoci¨® al reci¨¦n nacido Estado de Israel; a John F. Kennedy, que sent¨® las bases para la superioridad militar hebrea en Oriente Pr¨®ximo, incluso a Richard Nixon, que orden¨® un puente a¨¦reo con armas y municiones cuando las tropas egipcias avanzaban por el Sina¨ª y las sirias irrump¨ªan en el Gol¨¢n en la guerra del Yom Kipur (1973). A este grupo de presidentes justos quedar¨¢ incorporado Trump, frente a la distancia hist¨®rica ¡ªrayana con el olvido¡ª en la que ha quedado Obama en Israel. Va de la mano de Jimmy Carter y de George Bush padre. Precisamente los mandatarios que sentaron a los l¨ªderes del Estado jud¨ªo a la mesa de negociaci¨®n con los pa¨ªses ¨¢rabes.