Los dem¨®cratas afrontan la hora de la verdad ante Donald Trump
El partido parte con ventaja para recuperar este a?o la C¨¢mara de Representantes y poner en jaque la agenda del presidente
2018 definir¨¢ el futuro del Partido Dem¨®crata. Tambi¨¦n, en gran medida, el del republicano Donald Trump y su populismo nacionalista. En apariencia, el examen queda lejos, pero la precampa?a lleva meses en marcha y la estrategia de las pr¨®ximas semanas ser¨¢ clave para marcar las coordenadas. El 6 de noviembre, EE UU celebra elecciones legislativas. Como cada dos a?os, se renueva la totalidad de la C¨¢mara de Representantes y un tercio del Senado. Los republicanos controlan ahora ambos hemiciclos, pero las encuestas dan una alta posibilidad de que los dem¨®cratas se hagan con la C¨¢mara de Representantes.
Arrebatar el Senado se presume m¨¢s complicado. Dominar la C¨¢mara Baja pondr¨ªa en jaque la agenda legislativa de Trump, abrir¨ªa la puerta a impulsar un hipot¨¦tico impeachment (proceso de destituci¨®n) contra el presidente y supondr¨ªa, ante todo, un sonoro correctivo al republicano dos a?os antes de las elecciones presidenciales.
La ¨²ltima vez que ocurri¨® que un partido que no gobernaba se hiciera con el control de una de las dos C¨¢maras fue en 2010. Los derrotados fueron los dem¨®cratas, que ahora aspiran a vengarse y superar el trauma, a¨²n latente, de su debacle en las presidenciales de 2016.
Unos comicios re?idos distrito por distrito
De los 435 esca?os de la C¨¢mara de Representantes, los republicanos controlan 241 y los dem¨®cratas, 194. En las legislativas, los progresistas deben arrebatar a los conservadores al menos 24 asientos para hacerse con la mayor¨ªa. El partido conf¨ªa en ganar los 23 distritos, ahora republicanos, en los que se impuso Hillary Clinton en las presidenciales de 2016 y sumar otros que fueron re?idos. En las encuestas, los dem¨®cratas sacan 11,4 puntos de ventaja a los republicanos. El Centro Pol¨ªtico de la Universidad de Virginia calcula que una ventaja de cuatro puntos les basta para lograr la C¨¢mara. En el Senado, los republicanos tienen dos esca?os m¨¢s (51 frente a 49). Pero, para lograr la mayor¨ªa los progresistas deber¨ªan mantener sus 26 esca?os a reelecci¨®n y arrebatar dos m¨¢s a los conservadores.
Las legislativas de 2010 fueron una tremenda bofetada a Barack Obama, propiciada sobre todo por el malestar por la situaci¨®n econ¨®mica. A los dos a?os de su victoria presidencial, los dem¨®cratas mantuvieron su mayor¨ªa en el Senado, pero perdieron 63 esca?os en la C¨¢mara de Representantes que pasaron a los republicanos, lo que les dio el control del hemiciclo. La diferencia actual entre ambos partidos es de 47 asientos. Entonces, Washington se transform¨®: los republicanos convirtieron sin tapujos la obstrucci¨®n, abanderada por el Tea Party, en una mundana pero poderosa arma. Desde ese momento y hasta el fin de su mandato, Obama no pudo aprobar ninguna gran legislaci¨®n en el Capitolio, lo que se acentu¨® todav¨ªa m¨¢s en 2014 cuando los progresistas perdieron la mayor¨ªa en el Senado.
"Si en 2018 arrasamos, recuperamos la C¨¢mara y el Senado o solo la C¨¢mara, veremos que, en realidad, el presidente [Trump] est¨¢ aislado y los republicanos se dar¨¢n cuenta de que trabajar con ¨¦l no lleva a nada salvo a una derrota total en 2020", dice Lia Parada, directora de asuntos gubernamentales del Center for American Progress, un laboratorio de ideas de la ¨®rbita dem¨®crata.
El partido vive una extra?a dualidad: energ¨ªa en su base de votantes y en las protestas en las calles, combinada con una continua introspecci¨®n en la c¨²pula del partido sobre el rumbo a tomar y mermada por la ausencia de un l¨ªder definido. En el primer a?o de Gobierno de Trump, los progresistas se han guiado m¨¢s por su rechazo a las pol¨ªticas rupturistas del republicano (que ha desmontado velozmente el legado de Obama) que por una autocr¨ªtica sobre la derrota de Hillary Clinton, que sac¨® casi tres millones m¨¢s de votos que Trump pero perdi¨® feudos importantes y acab¨® con ocho a?os de dominio dem¨®crata.
"Lo que fall¨® en 2016 fue movilizar a nuestros votantes clave. Debemos luchar contra la apat¨ªa y por nuestros valores", sostiene Parada en referencia a los electores j¨®venes, urbanos y de minor¨ªas demogr¨¢ficas que catapultaron dos veces a Obama al Despacho Oval. La analista considera que el partido debe apelar tambi¨¦n a los votantes independientes y republicanos ¡°preocupados por el rumbo del pa¨ªs¡±.
2017 tuvo un inicio tr¨¢gico para los dem¨®cratas, con la investidura de Trump, pero acab¨® con un enorme optimismo. A finales de a?o, el partido arrebat¨® a los republicanos el puesto de gobernador en Nueva Jersey y se hizo con un esca?o de senador por Alabama, que los conservadores ostentaban desde hace 25 a?os. El candidato republicano en Alabama, Roy Moore, hab¨ªa sido acusado de abusos a menores en los a?os setenta pero Trump lo respald¨®. Los dem¨®cratas lograron imponerse con el voto femenino en el Estado y aspiran a repetirlo en noviembre en todo el pa¨ªs.
Los antecedentes, sin embargo, invitan a la cautela. Pese a los malos resultados dem¨®cratas en las legislativas de 2010, Obama logr¨® la reelecci¨®n en 2012. No controlar el Congreso, fren¨® en seco su agenda legislativa pero mantuvo su potestad de vetar leyes y le permiti¨® seguir impulsando por decreto medidas de calado, como en protecci¨®n medioambiental, el restablecimiento diplom¨¢tico con Cuba o el acuerdo nuclear con Ir¨¢n.
La misma lectura sirve para Trump. Las legislativas tambi¨¦n dependen mucho de asuntos locales. Y pese a su baja popularidad (40%), el republicano posee una fiel base de votantes, ha demostrado estar dispuesta a actuar unilateralmente y a ser pragm¨¢tico.
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