Oriente Pr¨®ximo en la era de Trump
La incertidumbre gobierna una regi¨®n convertida en rompeolas de conflictos globales un a?o despu¨¦s de la llegada del republicano a la Casa Blanca
Ni roto, ni sumido en el caos, aunque chapoteando en la incertidumbre. Oriente Pr¨®ximo, el punto de fricci¨®n entre Oriente y Occidente convertido en rompeolas de conflictos globales, culmina el primer a?o de la era de Donald Trump emitiendo se?ales de recrecida inestabilidad regional.
No era lo previsto. La guerra de Siria empieza a tocar a su fin tras siete a?os de atrocidades y el Estado Isl¨¢mico (ISIS, en ingl¨¦s) ha sido derrotado sobre el terreno. A falta de la ¨²ltima batalla contra los rebeldes salafistas, el r¨¦gimen puede concluir su campa?a militar este mismo a?o. En Jerusal¨¦n, epicentro simb¨®lico de la tensi¨®n, el presidente de Estados Unidos se comprometi¨® en 2017 a cerrar el ¡°acuerdo definitivo de paz¡± entre israel¨ªes y palestinos. Para ello despach¨® a su yerno y a su abogado inmobiliario personal a mediar en lo que percibi¨® como una disputa de tierras inmemorial. Y en Egipto, el pa¨ªs m¨¢s poblado y empobrecido, los Hermanos Musulmanes han quedado arrinconados por el mariscal Abdelfat¨¢ al Sisi, que los derroc¨® en 2013 y que dentro de dos meses intentar¨¢ validar de nuevo en las urnas su presidencia.
Un a?o despu¨¦s de la llegada del magnate neoyorquino a la Casa Blanca, la incertidumbre gobierna Oriente Pr¨®ximo. Siria se dispone a salir de una guerra interminable en un escenario de completa devastaci¨®n. El martirizado pa¨ªs ¨¢rabe emerge fraccionado bajo el despliegue militar ruso e iran¨ª, al que ahora se suma el estadounidense. En contra de su promesa electoral, Trump mantendr¨¢ sobre el terreno a las tropas que han respaldado el avance de las milicias kurdas contra el ISIS.
El presidente republicano no ha dudado tampoco en dar una patada al tablero del conflicto palestino-israel¨ª. Ha quebrado siete d¨¦cadas de consenso internacional sobre el estatuto final de Jerusal¨¦n (y la financiaci¨®n de la ayuda de la ONU a los refugiados palestinos). Adem¨¢s, la apariencia de estabilidad de Egipto tras la convulsa primavera ¨¢rabe se contrapone a la rampante amenaza terrorista y, sobre todo, a un reajuste econ¨®mico que ha situado a la mitad de la poblaci¨®n por debajo del umbral de la pobreza.
Estos son los dilemas, y sus perspectivas de evoluci¨®n, que se presentan al inicio de 2018 en los grandes focos de conflicto en Oriente Pr¨®ximo, de acuerdo con la opini¨®n de expertos en la regi¨®n.
1 Siria. Hacia el fin de la guerra
En Siria los soldados estadounidenses desplegados en apoyo de los aliados en la lucha contra el yihadismo llegaron para quedarse
¡°En 2018, el Ej¨¦rcito sirio continuar¨¢ reconquistando el territorio retenido por los rebeldes en la provincia de Idlib (norte) y en la frontera jordana¡±, pronostica Joshua Landis, editor del portal especializado Syria Comment y destacado analista regional. ¡°No podr¨¢ recuperar toda Siria porque est¨¢ apoyando a las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias (FDS) en aproximadamente el 30% del pa¨ªs, y el Ej¨¦rcito turco respalda a grupos rebeldes sun¨ªes en un peque?a zona situada al norte de Alepo¡±, detalla en un correo electr¨®nico el tambi¨¦n director del Centro de Estudios sobre Oriente Pr¨®ximo de la Universidad de Oklahoma. ¡°Pero s¨ª creo que la mayor¨ªa de los combates terminar¨¢n antes de fin de a?o, salvo en esas regiones¡±.
¡°El fin del conflicto sirio est¨¢ m¨¢s cerca ahora que nunca, pero no creo que vaya a cerrarse en el corto plazo. Todav¨ªa quedan flecos por resolver¡±, coincide el experto espa?ol Ignacio ?lvarez-Ossorio, coordinador de Oriente Pr¨®ximo y Magreb de la Fundaci¨®n Alternativas. ¡°Si bien es cierto que Bachar el Asad ha conseguido conservar la presidencia con la ayuda indispensable de Rusia e Ir¨¢n, el coste ha sido demasiado elevado porque el pa¨ªs ha quedado devastado. La mayor parte de los sirios viven en condiciones sumamente adversas y el 80% lo hace bajo el umbral de la pobreza¡±, puntualiza. En su respuesta a un cuestionario enviado por EL PA?S, el profesor de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad de Alicante considera que Siria tardar¨¢ mucho en recuperar la normalidad, incluso en el caso de que los focos rebeldes sean reconquistados por el r¨¦gimen. Cree que ¡°tampoco se dan las condiciones ni para la reconstrucci¨®n del pa¨ªs, ni para el retorno de los refugiados, dos aspectos centrales para la vuelta a la normalidad¡±.
Siria es hoy un pa¨ªs inviable. Una cuarta parte de la poblaci¨®n ha tomado el camino del exilio (5,5 millones de refugiados en los pa¨ªses vecinos y otro mill¨®n m¨¢s en Europa y Am¨¦rica). Una cifra similar de ciudadanos se han visto desplazados de sus casas dentro de las fronteras internas. Esto significa que m¨¢s de la mitad de los sirios sobreviven gracias a la ayuda humanitaria. El analista Aron Lund defiende en la revista Irin, editada por Naciones Unidas, que los pa¨ªses occidentales tienen que comenzar a plantearse su participaci¨®n econ¨®mica en la reconstrucci¨®n de Siria tras la guerra como un mecanismo clave a la hora de influir en la transici¨®n pol¨ªtica.
El plan del Pent¨¢gono para organizar ¡ªcon 30.000 milicianos kurdo-¨¢rabes de las FDS¡ª un contingente de vigilancia de fronteras en el noreste de Siria ha sonado como un aldabonazo en Mosc¨², Teher¨¢n y Ankara, y por supuesto en Damasco. Esto significa que los 2.000 soldados desplegados por EE UU en apoyo de aliados en la lucha contra el yihadismo vinieron para quedarse.
Concebido bajo el pretexto de impedir el regreso del ISIS a Siria, el movimiento t¨¢ctico recuerda al establecimiento de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea en el norte de Irak en 1991 en la guerra del Golfo, que alumbr¨® 12 a?os despu¨¦s el autogobierno de facto de los kurdos iraqu¨ªes tras el derrocamiento de Sadam Husein. En el fondo se trata de una pieza m¨¢s de la estrategia de contenci¨®n a la expansi¨®n regional de Ir¨¢n, aunque Washington advierte adem¨¢s de que no quiere repetir el error cometido con la retirada completa de sus fuerzas en Irak. La desbandada de 2011 favoreci¨® la implantaci¨®n del Estado Isl¨¢mico tres a?os m¨¢s tarde.
En clave geopol¨ªtica, ?lvarez-Ossorio apunta a que la gran inc¨®gnita que queda por despejar es la del Kurdist¨¢n sirio: ¡°EE UU considera que el premio de consolaci¨®n por permitir el mantenimiento de El Asad en el poder es el establecimiento de un Estado federal, en el que las zonas kurdas disfruten de una amplia autonom¨ªa, lo que significar¨ªa reconocer el statu quo actual y garantizar que EE UU tendr¨¢ un aliado clave¡±.
Turqu¨ªa, sin embargo, no parece dispuesta a que consolide su poder al otro lado de la frontera una fuerza siria equivalente al Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK), al que combate desde hace d¨¦cadas en el sureste de Anatolia. En plena deriva autocr¨¢tica y nacionalista, el presidente Recep Tayyip Erdogan amenaza con volver a intervenir militarmente en el norte de Siria ¡ªen el denominado enclave kurdo de Afrin, adyacente a la provincia mediterr¨¢nea turca de Hatay¡ª tras constatar que EE UU va a seguir respaldando a las milicias de las FDS.
¡°El Departamento de Estado ha pasado p¨¢gina y ya no ve a Turqu¨ªa como un socio de confianza¡±, sostiene Landis en su an¨¢lisis del nuevo escenario bajo la presidencia de Trump. En un reciente art¨ªculo en Syria Comment sobre la pol¨ªtica de Estados Unidos en la regi¨®n del Levante mediterr¨¢neo, apunta que ¡°Washington est¨¢ volviendo a apoyar con fuerza a Arabia Saud¨ª e Israel tras revertir el equilibrio mantenido entre iran¨ªes y saud¨ªes por la Administraci¨®n de Barack Obama, y para ello promueve el nacionalismo kurdo con el objetivo de frenar a Ir¨¢n¡±. Turqu¨ªa es ahora un ¡°da?o colateral¡±, en opini¨®n del profesor de la Universidad de Oklahoma.
Netanyahu ha aprovechado el cambio de rumbo de EE UU para intentar consolidar la ocupaci¨®n de Jerusal¨¦n Este y Cisjordania
2 Israel y Palestina. Riesgo de implosi¨®n
Al inicio del a?o en que se conmemora el 25? aniversario de los Acuerdos de Oslo, el coordinador regional de la Fundaci¨®n Alternativas anticipa que 2018 puede marcar un hito si ¡°la soluci¨®n de los dos Estados implosiona de manera definitiva¡±. En las ¨²ltimas semanas, EE UU parece haber puesto en tela de juicio un statu quo en Tierra Santa que ninguno de sus predecesores en los ¨²ltimos 70 a?os hab¨ªa osado discutir. ¡°La Administraci¨®n Trump pretende imponer a la parte palestina un acuerdo de m¨ªnimos que implicar¨ªa renunciar a Jerusal¨¦n como capital y al retorno de los refugiados, y establecer un mini-Estado sin continuidad territorial, ni soberan¨ªa real¡±, subraya ?lvarez-Ossorio. Considera que tras el rechazo de la Autoridad Palestina a aceptar el ultim¨¢tum de la Casa Blanca, ¡°Trump ha lanzado un torpedo a la l¨ªnea de flotaci¨®n palestina: de una parte reconociendo a Jerusal¨¦n como capital de Israel y, de otra parte, retirando la ayuda a los refugiados palestinos¡±.
La reacci¨®n de rechazo del mundo isl¨¢mico al reconocimiento de Jerusal¨¦n como capital de Israel no ha tenido la intensidad que muchos analistas auguraban. Los palestinos parecen extenuados tres d¨¦cadas despu¨¦s del estallido de su primera gran revuelta contra Israel, sin haber logrado apenas avances en la construcci¨®n de un Estado propio. El Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu, considerado el m¨¢s derechista en la historia del Estado hebreo, ha aprovechado el cambio de rumbo de la Casa Blanca para adoptar medidas legislativas y administrativas que consolidan la ocupaci¨®n en Jerusal¨¦n Este y Cisjordania medio siglo despu¨¦s de la guerra de los Seis D¨ªas. ¡°Pero si fuerza la m¨¢quina¡±, advierte el profesor de la Universidad de Alicante, ¡°Trump puede activar una nueva Intifada de imprevisibles consecuencias¡±.
Desde la perspectiva de Estados Unidos, ¡°la declaraci¨®n de Trump sobre Jerusal¨¦n no ha dejado herido de muerte al proceso de paz, pero s¨ª ha alterado la visi¨®n de los dos grandes partidos pol¨ªticos norteamericanos sobre el conflicto¡±, interpreta Joshua Landis. ¡°Estados Unidos ha abandonado en gran medida su esfuerzo hist¨®rico por crear una soluci¨®n de dos Estados en Israel y Palestina¡±, tras constatar que ¡°Israel ha excluido esa opci¨®n a trav¨¦s de una agresiva pol¨ªtica de asentamientos, y que los palestinos son ahora demasiado d¨¦biles y est¨¢n muy divididos¡±.
3 Egipto. En v¨ªsperas de las urnas
Despu¨¦s de haber sufrido hace solo dos meses el atentado m¨¢s sangriento de su historia reciente, Egipto afronta un a?o electoral bajo un r¨¦gimen autoritario y en medio de una grave coyuntura econ¨®mica. ¡°El pa¨ªs es una bomba de relojer¨ªa. La situaci¨®n econ¨®mica ha dejado sumida a la gente en una pobreza desesperada. El Gobierno est¨¢ generando una monta?a de deudas¡±, expone con pesimismo el profesor Landis. ¡°Al Sisi contin¨²a estrechando el control pol¨ªtico y los Hermanos Musulmanes han sido diezmados¡±, a?ade, ¡°por lo que no hay oposici¨®n organizada¡±.
Existe consenso entre los analistas en que Abdelfat¨¢ al Sisi ser¨¢ reelegido este a?o como presidente sin grandes dificultades, despu¨¦s de haber forzado a sus principales rivales a retirarse de la pugna electoral. En las legislativas de 2015 ¡ªen las que esperaba ver refrendada su victoria en las presidenciales del a?o anterior¡ª, m¨¢s de dos terceras partes de los votantes dieron la espalda a las urnas.
¡°Egipto est¨¢ lejos de haber recuperado la normalidad¡±, remacha ?lvarez-Ossorio. ¡°Al Sisi se present¨® como un l¨ªder fuerte, capaz de devolver la estabilidad al pa¨ªs tras varios a?os de incertidumbre. Como presidente ha retomado las din¨¢micas autoritarias de Hosni Mubarak, desatando una verdadera caza de brujas y asfixiando a la sociedad civil¡±.
Cuando se cumplen siete a?os de la revoluci¨®n de Tahrir, en el estallido de la primavera ¨¢rabe, y cinco a?os despu¨¦s del golpe militar que derroc¨® al presidente islamista Mohamed Morsi, los 97 millones de egipcios tratan de sobrevivir a una inflaci¨®n r¨¦cord del 33%, la m¨¢s alta registrada en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas.
¡°El balance en t¨¦rminos econ¨®micos tampoco es excesivamente brillante, ya que si bien es cierto que el PIB avanza a mayor ritmo que en el pasado, tambi¨¦n lo es que el d¨¦ficit comercial se ha disparado y la deuda externa ha crecido¡±, concluye el coordinador de Oriente Pr¨®ximo y Magreb de la Fundaci¨®n Alternativas. ¡°Los pr¨¦stamos del FMI y del Banco Mundial han ido ligados, por lo dem¨¢s, a un recorte de las subvenciones a los productos de primera necesidad, lo que ha agudizado el malestar popular contra el Gobierno¡±.
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