Moon Jae-in, un mediador entre dos l¨ªderes extremos
El presidente surcoreano se re¨²ne este martes en Washington con Donald Trump para reencaminar la negociaci¨®n con Kim Jong-un
?Habr¨¢ cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un o no? ?Se completar¨¢ el deshielo entre las dos Coreas? ?Acceder¨¢ Pyongyang a deshacerse de sus armas nucleares, y Estados Unidos a levantar sanciones? ?O las posiciones son tan divergentes que es imposible llegar a un acuerdo, y el proceso de acercamiento actual se quedar¨¢ en una falsa primavera? Para nadie estas preguntas son m¨¢s acuciantes que para el presidente surcoreano, Moon Jae-in. El hombre que m¨¢s ha trabajado por una soluci¨®n diplom¨¢tica con el Norte y quien m¨¢s tiene que perder si no se consigue un acuerdo. El hombre para el que la paz en la pen¨ªnsula es la misi¨®n de su vida.
Moon se re¨²ne este martes en la Casa Blanca con el presidente estadounidense para un encuentro que, originalmente, se fij¨® tras la euforia de la cumbre intercoreana de abril y se planteaba para ultimar los detalles de la reuni¨®n del 12 de junio en Singapur entre Trump y el l¨ªder norcoreano, Kim Jong-un. Pero desde el encuentro de Panmunjom han cambiado las cosas. El presidente surcoreano afronta ahora una delicada labor de mediaci¨®n: la aparente buena disposici¨®n de Pyongyang se ha transformado en una amenaza de retirada, en protesta porque el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, haya mencionado Libia como modelo de desarme a seguir. Estados Unidos, por su parte, insiste en que no empezar¨¢ sus concesiones hasta que Corea del Norte no se haya deshecho por completo de su arsenal nuclear.
Son exigencias, aparentemente, irreconciliables: Corea del Norte no contempla nada que no sean pasos graduales y simult¨¢neos, en los que cada parte deba cumplir una serie de requisitos antes de pasar a la siguiente fase. Washington reclama esa desnuclearizaci¨®n previa, irreversible, verificable y completa. Todo un desaf¨ªo a las habilidades diplom¨¢ticas de Moon. Aunque el presidente surcoreano ya ha sorprendido a lo largo del ¨²ltimo a?o por su cintura negociadora. Nadie apostaba porque de la ret¨®rica incendiaria entre Kim y Trump pudiera surgir un inicio de deshielo, pero consigui¨® convencer a Washington de que el Norte podr¨ªa desarmarse, y a Pyongyang de que EE UU podr¨ªa cambiar de actitud.
Para este pol¨ªtico de ideas progresistas, car¨¢cter minucioso y de voz suave, sacar las negociaciones adelante es algo, incluso, personal. ¡°Es muy meticuloso, y lleva so?ando desde hace mucho tiempo con que esto ocurra¡±, se?alaba recientemente Kim Ji-yoon, directora del Centro de Opini¨®n P¨²blica del Instituto ASAN de Estudios Pol¨ªticos en Se¨²l. ¡°Es el sue?o de su vida¡±, concordaba Kim Joon-hyung, de la Universidad Handong y asesor sobre relaciones internacionales del actual Gobierno surcoreano.
Los progresos que ha logrado hasta ahora, y las impresionantes im¨¢genes de sus apretones de manos, su salto al Norte en la frontera y conversaciones a solas con Kim Jong-un durante la cumbre del 27 de abril, han catapultado su popularidad. Con la aprobaci¨®n de sus conciudadanos por encima del 80% ¡ªhace un a?o gan¨® las elecciones con el 41% del voto¡ª, en la actualidad es el l¨ªder con mayor apoyo entre su poblaci¨®n en el mundo democr¨¢tico y en la historia surcoreana.
Las relaciones entre las dos Coreas han estado omnipresentes en la vida de Moon incluso desde antes de nacer. Sus padres huyeron del Norte durante la guerra. ?l naci¨® en 1953 en un centro de refugiados en la isla de Geoje antes de que su familia se asentara en la ciudad costera de Busan. Su padre, funcionario de profesi¨®n, apasionado de la literatura y la justicia social, nunca consigui¨® rehacer por completo su vida en el Sur. ¡°Ten¨ªa un olfato terrible para los negocios¡±, cuenta el actual presidente en sus memorias. Fue su madre quien, con puestos de venta callejera, sac¨® a la familia adelante. Su hijo le ayudaba en ocasiones repartiendo briquetas de carb¨®n a domicilio.
Moon hered¨® de su padre el sentido de la justicia. Se matricul¨® en Derecho en 1972, en plena dictadura de Park Chung-hye, padre de su predecesora en el cargo Park Geun-hye. Su activismo le cost¨® la expulsi¨®n y un breve periodo de c¨¢rcel.
En 1976 cumpl¨ªa el servicio militar en una unidad de elite cuando un incidente con el norte contribuir¨ªa a marcar su vida: tres soldados estadounidenses murieron a manos norcoreanas cuando intentaban podar un ¨¢rbol que les tapaba la visi¨®n cerca del ¨¢rea de seguridad conjunta de Panmunjom, en la zona desmilitarizada entre los dos pa¨ªses. Moon fue uno de los participantes en la gigantesca operaci¨®n para recuperar los cuerpos y talar por completo el ¨¢rbol.
Tras licenciarse, abri¨® un peque?o bufete especializado en derechos humanos en Busan. Su mentor, compa?ero y gran amigo era Roh Moo-hyun, que acabar¨ªa presidiendo el pa¨ªs entre 2003 y 2008 y que protagoniz¨® la segunda cumbre intercoreana de la historia, como Kim Jong-il en 2007.
De la mano de Roh, el joven Moon entr¨® en pol¨ªtica. Como su jefe de Gabinete, le ayud¨® a desarrollar su pol¨ªtica de acercamiento al Norte, y tuvo un papel principal en los preparativos de la cumbre. Aprendi¨® de los fracasos: aquella reuni¨®n se celebr¨® en el ocaso del mandato de Roh y se celebr¨® de espaldas a EE UU. Esta vez, cuenta con cuatro a?os por delante en el cargo y Washington ¡ªsi no cambian las cosas¡ª est¨¢ implicado.
En la reuni¨®n con Trump, Moon tendr¨¢ que hacer gala de su capacidad diplom¨¢tica para redirigir la situaci¨®n. En Washington, el recelo sobre Corea del Norte va en aumento. En Pyongyang, las cosas no parecen mucho mejores: la ret¨®rica de sus medios oficiales vuelve a subir el tono; finalmente, ning¨²n periodista surcoreano ha podido entrar en el pa¨ªs vecino para ser testigo de la destrucci¨®n del centro de pruebas nucleares en Punggye-ri. La cancelaci¨®n unilateral de sus conversaciones bilaterales con el Sur ha debilitado la autoridad de Se¨²l como mediador.
A tres semanas de la reuni¨®n de Singapur, es evidente que a¨²n quedan muchos escollos por salvar. Las conversaciones entre Moon y Trump se prometen intensas, y posiblemente se prolonguen m¨¢s all¨¢ de la reuni¨®n de Washington. El prestigio de ambos, y la paz en la pen¨ªnsula, est¨¢n en juego.
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