El seno enfermo que revela la crisis humanitaria en Venezuela
La escasez de medicamentos del pa¨ªs impide a Elizabeth Salazar tratarse un c¨¢ncer de mama
¡°Alguien tiene que entender lo que significa pasar por lo que estoy pasando yo y miles de venezolanos, lo que es ir a un hospital y que no te dan esperanza, que te digan que debes recibir un tratamiento, pero que no lo hay Venezuela. Me est¨¢n desahuciando y yo no quiero morirme¡±, dice Elizabeth Salazar. Sus palabras se difundieron en v¨ªdeos y fotograf¨ªas esta semana en redes sociales, incluso en las que censuran los pezones femeninos.
El martes, la mujer de 64 a?os, de cabellera canosa y hablar pausado, se levant¨® la blusa en medio de una protesta frente al Ministerio de Salud, en el centro de Caracas. Llorando mostr¨® c¨®mo un c¨¢ncer ductal grado 3 ha devorado su seno izquierdo, una enfermedad que tiene 80% de probabilidades de sobrevivencia, pero que en Venezuela toma ventaja por la brutal escasez de medicinas e insumos.
Hace ocho meses comenz¨® siendo una pelotita y un dolor. Fue al hospital y le hicieron la biopsia. Despu¨¦s se puso morado, se hundi¨® el pez¨®n y empez¨® a secretar un l¨ªquido. Hoy, sin haber recibido tratamiento, su mama es una gran herida de tejido enfermo que le doler¨¢ hasta que sea extra¨ªda y tratada con quimioterapia. ¡°No me importa quedarme con mi seno cortado, no me importa quedarme calva. Yo solo quiero vivir¡±, dice la mujer que se abre el vestido para mostrar su dolencia.
El martes, un enfermo renal con problemas de esf¨ªnteres, se hab¨ªa quitado su pa?al empapado y llorado ante las puertas del organismo por la promesa incumplida de que les entregar¨ªan pa?ales a ¨¦l y a otro grupo de pacientes que esperaba en sillas de rueda.
Estas escenas muestran la desesperaci¨®n de los venezolanos por la cada vez m¨¢s grave crisis sanitaria que se vive, pero no llamaron la atenci¨®n del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro. Ninguno fue atendido por los funcionarios y en el caso de Elizabeth, entre los cientos de llamadas de solidaridad que ha recibido y que le han permitido reunir los medicamentos necesarios, ninguna ha sido de alguna autoridad. ¡°Son sordos, son irresponsables¡±, dijo la mujer al salir de una consulta gratuita de la ONG Senos Ayuda.
Elizabeth y su esposo, Luis Ugas, son activistas de derechos humanos. Se conocieron hace 19 a?os en la Defensor¨ªa del Pueblo y desde entonces se han dedicado a denunciar y defenderse. Viven en las afueras de Caracas, en un apartamento de inter¨¦s social en los Valles del Tuy y sobreviven con la jubilaci¨®n de ella y algunos trabajos a destajo que hace Luis, 13 a?os menor que Elizabeth. Desde el martes no han parado de contestar el tel¨¦fono y moverse por todo Caracas para recoger el caudal de donaciones que en dos d¨ªas ha dejado la campa?a espont¨¢nea que se arm¨® en las redes para salvar la vida de esta mujer.
El hombre llora tras atender una llamada en su celular. ¡°Un se?or me dice que es barrendero en Caracas, pero que deposit¨® parte de sus ahorros para mi esposa. La gente es demasiado solidaria, este pa¨ªs es bueno¡±. El tel¨¦fono vuelve a sonar y es el diputado Julio Borges desde el exilio. ¡°Nos van a mandar el medicamento que nos falta¡±, dice. Llora, r¨ªe y abraza a su esposa.
La solidaridad de los venezolanos que est¨¢n fuera del pa¨ªs ha permitido paliar la crisis. Pero la ayuda que llega en maletas no alcanza para solventar la magnitud de la contingencia. Elizabeth presentar¨¢ un recurso ante el Supremo para demandar al Estado por no garantizarle su derecho a la salud. Es un intento m¨¢s por defenderse, de varios que se acumulan en tribunales del pa¨ªs. La ONG Cecodap promovi¨® en 2016 cuatro acciones legales similares en defensa de los ni?os que son atendidos en el Hospital J. M. de Los R¨ªos. No obtuvo respuesta.
Un caso de miles
El c¨®ctel de f¨¢rmacos que requiere Elizabeth para su quimioterapia es el que se receta en la mayor¨ªa de los 5.900 casos de c¨¢ncer de mama que se detectan en Venezuela cada a?o. El abastecimiento de estos medicamentos comenz¨® a fallar en 2016 y desaparecieron casi totalmente de las farmacias de alto costo, tanto las privadas como las del Gobierno, el a?o pasado.
¡°Lamentablemente, las quimioterapias que se pueden conseguir son porque los familiares de un paciente que ya falleci¨® donan las que sobraron o quienes pueden comprarlas en el exterior las traen, pero tambi¨¦n es dif¨ªcil porque se requiere la receta y el informe m¨¦dico¡±, explica Nancy Cardozo, gerente de Senos Ayuda, que auxilia a mujeres con pocos recursos. Esta enfermedad es la primera causa de muerte de las venezolanas.
Elizabeth no solo requiere los f¨¢rmacos sino tambi¨¦n un gammagrama ¨®seo, un examen especializado para evaluar si la lesi¨®n ha pasado a los huesos. La falta del reactivo para hacer esta prueba pone en vilo a m¨¢s de 55.000 pacientes oncol¨®gicos en el pa¨ªs que deben hacerse la misma prueba.
En marzo pasado una encuesta realizada por la ONG M¨¦dicos por la Salud, que tom¨® una muestra que abarca 90% de las camas hospitalarias del pa¨ªs (de 104 hospitales y 33 cl¨ªnicas privadas), revel¨® que 90% de los servicios de radioterapia est¨¢n inoperativos y en el 94% de los centros de salud no se puede hacer siquiera una radiograf¨ªa. En un 88% de los hospitales faltan medicamentos, una cifra que ha ido aumentando desde 2014, cuando iniciaron este monitoreo y los f¨¢rmacos faltaban en un 55% de los centros. En el 79% de los hospitales del pa¨ªs falta material quir¨²rgico y m¨¢s de la mitad de los pabellones est¨¢ inoperativo.
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