La dolorosa metamorfosis de Merkel

Los certificados de defunci¨®n pol¨ªtica de la eterna canciller estaban ya casi en la imprenta, cuando las artes negociadoras de Angela Merkel alumbraron en medio de la noche del lunes un alambicado acuerdo de paz con su enemigo y socio en el Gobierno. Despu¨¦s de casi 13 a?os al frente de la canciller¨ªa alemana, la l¨ªder ha superado una nueva crisis existencial pero ha emergido da?ada de un conflicto que ha dejado profundas cicatrices. La p¨¦rdida de confianza mutua entre los partidos de centro-derecha del Gobierno y la inestabilidad que exuda un Ejecutivo de apenas 100 d¨ªas de vida suponen un lastre para la credibilidad y el empuje del motor econ¨®mico de Europa.

¡°El mundo entero ha visto que no tiene una base pol¨ªtica estable en casa. Es inevitable que cuando vaya a negociar a Bruselas se pregunten si Merkel tendr¨¢ el respaldo en su pa¨ªs para lo que acuerde fuera¡±, arranca Thorsten Benner, director del Global Public Policy Institute de Berl¨ªn. ¡°No creo que se pueda reparar la falta de confianza entre la CDU y la CSU [el partido de Merkel y su aliado b¨¢varo, ahora enfrentados]. Hay una sensaci¨®n de que asistimos a los a?os finales de la era Merkel y que las piezas empiezan a dejar de encajar¡±, interpreta. El aroma de fin de ¨¦poca impregna desde hace tiempo la prensa alemana, que sin embargo no acaba de acertar con una canciller que acostumbra a sobrevivir a sus obituarios pol¨ªticos.

Horst Seehofer, ministro del Interior y abanderado de la revuelta conservadora b¨¢vara concedi¨® dos semanas a Merkel para dar con una f¨®rmula que le permita rechazar en la frontera de Baviera a refugiados de otros pa¨ªses europeos. En este tiempo de extraordinaria tensi¨®n, en el que la canciller ha puesto patas arriba a Europa y ha trabajado sin aparente descanso en busca de un salvavidas pol¨ªtico, ha culminado en un pacto que permite salvar la cara a ambos l¨ªderes, pero cuya puesta en pr¨¢ctica est¨¢ plagada de interrogantes.

A simple vista, el acuerdo, que contempla la instalaci¨®n de centros para migrantes en la frontera entre Baviera y Austria, supone un giro de la pol¨ªtica de puertas abiertas de la canciller, que desde 2015 permiti¨® la entrada de un mill¨®n y medio de demandantes de asilo. ¡°Desde el ?Hola, sois bienvenidos? a cientos de miles de refugiados de hace tres a?os, al `os vamos a deportar?, hay un cambio enorme en la pol¨ªtica migratoria de Merkel. Probablemente haya elegido la opci¨®n menos mala, pero no haber sido capaz de parar los pies a su ministro da?a mucho su imagen¡±, sostiene el polit¨®logo Gero Neugebauer.

Ese endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria no lo percibe sin embargo buena parte de la poblaci¨®n, para la que Merkel es la culpable de que Alemania se haya poblado de rostros extranjeros. La llegada de refugiados al pa¨ªs ha convertido a la canciller en la bestia negra de la pujante extrema derecha, cuya prioridad es derribarla. La insultan en los m¨ªtines y montan manifestaciones a las puertas de la canciller¨ªa porque no le perdonan que haya ¡°socialdemocratizado¡± el centro derecho alem¨¢n. En la CDU tambi¨¦n anida la frustraci¨®n ante la p¨¦rdida de votos que se fugan a la extrema derecha xen¨®foba y ante un viraje hacia el centro que es para muchos conservadores, excesivo. Merkel repite que lo sucedido en 2015 no se puede repetir, pero a la vez defiende su decisi¨®n ¡°urgente¡± y ¡°humanitaria¡± de no poner trabas a los huidos de la guerra. Mientras, va cediendo a las exigencias que llegan desde su derecha en aras de su superviviencia.

Ante las portadas de la prensa d¨¢ndola por muerta, Merkel a veces parece sonre¨ªr por dentro. Las encuestas siguen reflejando que pese a los ataques y las crisis externas e internas, la canciller es todav¨ªa muy popular entre los alemanes. Una encuesta del pasado fin de semana sit¨²a a la canciller como la pol¨ªtica en la que m¨¢s conf¨ªan los alemanes, solo superada por el exministro de Finanzas y ahora presidente del Bundestag, Wolfgang Schauble.

Dentro del partido de Merkel, la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU), no hay un candidato a la vista o lo suficientemente preparado para concurrir en unas elecciones. Annegret Kramp-Karrenbauer, ¡ªm¨¢s conocida como AKK¡ª, es la sucesora elegida por Merkel y a la que el partido hace esfuerzos por ceder protagonismo, pero es todav¨ªa muy pronto para una pol¨ªtica del peque?o Estado del Sarre y con poco rodaje en la capital.

Adem¨¢s, cuando m¨¢s vol¨¢til se vuelve el entorno (Trump, la guerra comercial contra Europa, la? revuelta b¨¢vara) m¨¢s pesa la carta de la estabilidad que Merkel dice representar y que muchos alemanes compran, y m¨¢s lejana se vislumbra su salida. Ese apoyo y esa sensaci¨®n de que Merkel es a estas alturas un mal menor trasciende las fronteras alemanas. Qued¨® patente en la ¨²ltima cumbre europea en Bruselas, en la que Merkel logr¨® el socorro de hasta 16 pa¨ªses para alcanzar pactos bilaterales con los que convencer a Seehofer de que no rompiera la baraja. ¡°Europa est¨¢ fragilizada y el viejo orden europeo est¨¢ bajo amenaza. Los socios de la UE saben que Merkel es una l¨ªder que defiende las soluciones europeas y que habla de multilateralismo y de los valores de la Uni¨®n y que puede ser un dique contra los nacionalismos y actitudes como la de Italia¡±, sostiene Ulrich Speck, investigador visitante de la German Marshall Fund en Berl¨ªn.

Por eso, a pesar de la inestabilidad del Ejecutivo actual, tanto Neugebauer como otros observadores minimizan el riesgo de ruptura del mismo y la convocatoria de nuevas elecciones, que supondr¨ªan meses de par¨¢lisis pol¨ªtica en Berl¨ªn pero tambi¨¦n en el resto de Europa. ¡°Este Gobierno tiene que durar porque ninguno de los partidos que lo componen est¨¢ interesado en que haya nuevas elecciones. Caminamos sobre una capa de hielo muy fina¡±, comenta Speck.

Seehofer, cuyo partido, la CSU, se juega la mayor¨ªa absoluta en las regionales b¨¢varas de octubre por el avance de la extrema derecha, ha sido el gran hacedor del pulso migratorio contra Merkel y el que ha salido peor parado. Imponer un ultim¨¢tum de dos semanas a la canciller bajo amenaza de actuar por libre y sembrar el caos en Europa excede el m¨ªnimo umbral de decencia pol¨ªtica, han opinado en alto pol¨ªticos de todo tipo de partidos estos d¨ªas. El amago de dimisi¨®n del ministro del Interior a altas horas de la noche, fue la guinda de un espect¨¢culo que averg¨¹enza a no pocos pol¨ªticos alemanes.

Por eso, la sobeactuaci¨®n de Seehofer ha sido en parte la salvaci¨®n de Merkel. Porque la agresividad del l¨ªder b¨¢varo ha galvanizado a los dem¨®cratacristianos (CDU) en torno a la canciller, a pesar de sus diferencias. En privado, son multitud los miembros de la CDU que creen que Seehofer tiene raz¨®n y que no puede ser que decenas de miles de refugiados registrados en otros pa¨ªses de la UE acaben en Alemania. Pero a la vez, les escandaliza el matonismo de Seehofer.

¡°Merkel ha sobrevivido, pero la crisis se ha pospuesto¡±, piensa Speck. Por delante, quedan una serie de elecciones regionales, incluidas las b¨¢varas y en primavera las europeas en medio de un nerviosismo ambiental desatado por el ascenso de los ultras. ¡°No van a faltar razones para que estallen nuevas crisis¡±, vaticina Benner. Y Merkel pelear¨¢ por sobrevivirlas.