May lanza su plan pese al recelo de la City, del ala dura ¡®tory¡¯ y de Bruselas
El documento propone un ¡°¨¢rea de libre comercio¡± para bienes, una relaci¨®n m¨¢s laxa en servicios y una estrecha cooperaci¨®n en materia de seguridad
El plan de Theresa May para el Brexit, publicado este jueves, ha recibido una acogida cuando menos tibia. El ala m¨¢s euroesc¨¦ptica de su partido lo tach¨® de traici¨®n al esp¨ªritu del Brexit. La oposici¨®n lo ve ¡°inviable¡±. Bruselas ha celebrado el avance, pero ha advertido discretamente de que es insuficiente. A esos tres frentes se ha sumado el de la City de Londres, que considera ¡°un duro golpe¡± que se excluya a los servicios financieros de la zona de libre comercio propuesta. Dos a?os despu¨¦s del refer¨¦ndum, May ha proporcionado un punto de partida. La clave est¨¢ en ver cu¨¢nto se puede separar de ¨¦l y en qu¨¦ direcci¨®n decide hacerlo.
El documento, el m¨¢s importante publicado por Londres desde el refer¨¦ndum de 2016, propone a la UE un ¡°acuerdo de asociaci¨®n¡±. Incluir¨ªa un ¡°¨¢rea de libre comercio¡± para bienes, una relaci¨®n m¨¢s laxa en servicios y una estrecha cooperaci¨®n en materia de seguridad. El plan, de 100 p¨¢ginas, tiene importantes omisiones: elude hablar de eventuales contribuciones econ¨®micas a cambio del acceso al mercado ¨²nico que persigue, y a¨²n es muy vago, aunque algo m¨¢s flexible, en materia de libre circulaci¨®n de personas y de jurisdicci¨®n del Tribunal de Justicia de la UE.
Se trata de la primera vez que Londres detalla su posici¨®n negociadora. Una posici¨®n que, como reconoci¨® la propia primera ministra, ha evolucionado en el contexto de una ¡°necesidad de pragmatismo y compromiso de las dos partes¡±. Sobrepasa numerosas l¨ªneas rojas trazadas por May en el pasado, en media docena de discursos que han ido dando forma a la postura, y confirma su elecci¨®n de una ruptura suave con la UE: una salida que no dinamite los lazos estrechos que existen en la actualidad y que permita evitar una frontera f¨ªsica entre Irlanda del Norte y la Rep¨²blica de Irlanda.
La mala noticia para May es que la propuesta no prosperar¨¢ en su redacci¨®n actual. La buena noticia es que tanto Londres como Bruselas lo saben, y que a ninguna de las dos partes le conviene sobreactuar. Como lo pon¨ªa este jueves alguien que ha vivido el proceso desde dentro, ¡°Bruselas no se orinar¨¢ sobre el plan desde demasiada altura¡±, porque sabe que arruinar¨ªa el proceso.
El ¨¦xito de May es que ha logrado mover ficha y que, adem¨¢s, su jugada ha fracturado al ala dura de su partido. Esta se divide ahora en dos bandos: los euroesc¨¦pticos realistas y los rom¨¢nticos. Unos y otros comparten la idea de que el establishment, encarnado por el Ministerio de Econom¨ªa, ha traicionado el esp¨ªritu del refer¨¦ndum. La diferencia es que los rom¨¢nticos prefieren un Brexit sin acuerdo ¡ªopini¨®n que comparte, seg¨²n una encuesta reciente, el 49% de la militancia tory¡ª y los realistas est¨¢n dispuestos a tirar hacia adelante y dar la batalla en la siguiente fase, una vez Reino Unido est¨¦ fuera de la UE. Cualquier cosa que se acuerde, conf¨ªan, podr¨¢ ser modificada cuando de verdad se empiece a negociar la relaci¨®n futura a partir de marzo de 2019.
May cuenta, por tanto, con el apoyo inmediato de su Gobierno ¡ªdespu¨¦s de las dimisiones de Boris Johnson y David Davis¡ª y de los euroesc¨¦pticos realistas, adem¨¢s del de los empresarios. Pero poco m¨¢s. Bruselas no podr¨¢ aceptar el plan en su tenor actual. Los laboristas, que calificaron la propuesta de ¡°inviable¡±, encontrar¨¢n motivos para oponerse, porque esa es la labor de la oposici¨®n. Y el texto le ha abierto a May un nuevo frente: el sector financiero.
Barreras
Los servicios, que representan el 80% de la econom¨ªa brit¨¢nica, quedar¨ªan excluidos de la zona de libre comercio y se encontrar¨ªan con ¡°m¨¢s barreras en el acceso de Reino Unido al mercado de la UE de las que hay en la actualidad¡±. Londres renuncia a su plan inicial del reconocimiento mutuo, en el que ambas partes reconocer¨ªan las respectivas normativas en materia de instituciones financieras, despu¨¦s de la advertencia de Bruselas de que no crear¨¢ un modelo a medida para Reino Unido. TheCityUK, asociaci¨®n que representa a los servicios financieros brit¨¢nicos, consider¨® ¡°lamentable y frustrante¡± que el Gobierno entierre dicho plan, y Catherine McGuinness, l¨ªder administrativa de la City de Londres, habl¨® de ¡°un duro golpe al sector financiero¡±.
May ha movido ficha, pero no puede quedarse ah¨ª. Ahora tiene dos opciones: desplazarse hacia delante, proponiendo una uni¨®n aduanera que satisfaga al mundo empresarial y a Bruselas, o hacia atr¨¢s, buscando un modelo como el de la relaci¨®n de la UE con Canad¨¢, que evite la rebeli¨®n de los euroesc¨¦pticos. En Bruselas saben que el eufemismo de ¡°acuerdo de aduanas facilitado¡± que utiliza el plan tiene que acabar en una uni¨®n aduanera, pero que no se pueden utilizar esas dos palabras, a riesgo de romper la baraja. Dos a?os despu¨¦s del refer¨¦ndum del Brexit, al menos, ya hay un punto de partida y el juego puede empezar.
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