La polic¨ªa migratoria detiene a un hombre cuando llevaba a su mujer a dar a luz al hospital en California

Las v¨ªctimas colaterales de la pol¨ªtica de mano dura contra la inmigraci¨®n de Donald Trump sumaron este s¨¢bado un nuevo rostro. Una mujer de San Bernardino, California, denunci¨® que su marido, inmigrante irregular en Estados Unidos, fue detenido por la polic¨ªa migratoria cuando ambos iban al hospital a dar a luz a su quinto hijo, el pasado mi¨¦rcoles. La mujer tuvo que conducir sola hasta el centro sanitario, donde dio a luz por ces¨¢rea sin saber qu¨¦ hab¨ªa pasado con su marido, Joel Arrona Lara.

Mar¨ªa del Carmen Venegas explic¨® a la cadena CBS local, la primera en dar a conocer el caso el viernes por la noche, que su marido y ella se detuvieron en una gasolinera camino del hospital. En ese momento, varias camionetas de la polic¨ªa de inmigraci¨®n de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en ingl¨¦s), rodearon el veh¨ªculo y les pidieron la documentaci¨®n. Ella tenia la suya encima, pero ¨¦l no. Seg¨²n su relato, los agentes le pidieron que saliera del veh¨ªculo para registrarlo en busca de armas. En ese momento lo detuvieron.

Las c¨¢maras de seguridad de la gasolinera muestran la escena, alrededor de las 10 de la ma?ana del mi¨¦rcoles 15 de agosto. Dos veh¨ªculos todoterreno entran en el estacionamiento detr¨¢s de la minicaravana de Arrona y Venegas. Se puede ver a Arrona con las manos esposadas a la espalda mientras es llevado a uno de los veh¨ªculos. Mientras, otra c¨¢mara muestra a Venegas llorando en el interior del local y hablando por tel¨¦fono. Condujo el resto del camino ella sola. Horas despu¨¦s, dio a luz a su hijo en un parto por ces¨¢rea programado.

¡°Me sent¨ªa muy mal en ese momento¡±, dec¨ªa Venegas en el reportaje de CBS desde la misma cama del hospital, con su reci¨¦n nacido en brazos. Asegura que Arrona nunca ha tenido ning¨²n encuentro con la polic¨ªa ni tiene ning¨²n historial criminal, ni siquiera multas de tr¨¢fico. Llevan 12 a?os viviendo en EE UU. ¡°Le dije que por qu¨¦ separaban as¨ª a la gente buena, que por qu¨¦ no arrestaban a gente que es mala y que hace cosas malas, que nos dejaran ir, pero me dijeron que solo cumpl¨ªan con su trabajo¡±, dijo Venegas, citada por Telemundo.

La oficina de ICE en Los ?ngeles confirm¨® a EL PA?S que Arrona est¨¢ en situaci¨®n irregular en EE UU, se encuentra bajo custodia federal y esperando a ser procesado para deportaci¨®n. No confirm¨® si tiene antecedentes.

Los criterios de detenci¨®n y deportaci¨®n de inmigrantes irregulares en Estados Unidos cambiaron radicalmente con la llegada de Donald Trump al poder, en la primera semana de su presidencia. Durante el mandato de Barack Obama, se establecieron unas prioridades de deportaci¨®n que se centraban en aquellos que ten¨ªan antecedentes por delitos graves. Este criterio b¨¢sicamente dejaba vivir a gente que no ten¨ªa problemas con la justicia, siempre que evitaran encontronazos con la polic¨ªa. Se calcula que en EE UU viven casi 12 millones de personas de forma irregular, lo que hace imposible detenerlos a todos y obliga a establecer prioridades.

Trump, cuyo criterio personal es que todos los inmigrantes irregulares son, por definici¨®n, delincuentes, cambi¨® las normas y orden¨® a ICE detener y procesar para deportaci¨®n a todos los inmigrantes que cayeran en su radar, sin excepci¨®n. Trump no est¨¢ deportando m¨¢s inmigrantes que Obama, pero ha conseguido aterrorizar a millones de personas, especialmente cuando se viralizan en Internet escenas como la de Arrona o R¨®mulo Av¨¦lica, el hombre detenido en Los ?ngeles tras dejar a su hija en el colegio.

En su aclaraci¨®n sobre el caso, el comunicado de la oficina de ICE en Los ?ngeles afirma que este cuerpo policial ¡°contin¨²a centrando sus recursos en individuos que suponen una amenaza para la seguridad nacional, la seguridad p¨²blica y de la frontera. ICE realiza una labor policial de inmigraci¨®n siguiendo la ley federal y la pol¨ªtica de la agencia. Sin embargo, ICE ya no hace excepciones por clases o categor¨ªas de extranjeros deportables¡±.