Donald Trump no se gusta en Google
A dos meses de las elecciones, el presidente de Estados Unidos acusa a Google y las redes sociales de estar sesgados hacia la izquierda y censurar las noticias positivas sobre ¨¦l
En el supuesto de que Donald Trump utilice un ordenador (quienes lo conocen aseguran que no), lo que ve no le gusta. El presidente de Estados Unidos, o alguien de su entorno, ha buscado en Google las palabras Trump news y el resultado le ha sorprendido para mal. As¨ª lo dijo en un tuit el pasado 28 de agosto: ¡°Los resultados de Google para ¡®Trump news¡¯ solo muestran la visi¨®n de los medios de noticias falsas. En otras palabras, lo han trucado contra mi y contra otros, de forma que casi todas las historias son malas¡±. Trump se quej¨® de que sal¨ªa mucho CNN y de que ¡°el 96%¡± de los resultados eran de ¡°la prensa izquierdista nacional¡±.
En la misma serie de tuits, Trump acus¨® directamente a las grandes tecnol¨®gicas de censura: ¡°Google y otros est¨¢n silenciando voces conservadoras y escondiendo informaci¨®n buena¡±. Y despu¨¦s hizo suyas las quejas de una derecha radical, entre ellos filonazis, que est¨¢ viendo su contenido eliminado de las redes. ¡°Est¨¢n controlando lo que podemos ver y lo que no. ?Esta es una situaci¨®n muy seria y vamos a hacer algo!¡±. Un d¨ªa despu¨¦s, en una entrevista con Bloomberg, a?adi¨® que Google, Facebook y Amazon pueden estar en ¡°una situaci¨®n antimonopolio¡±, una amenaza de que podr¨ªa intentar partirlos.
As¨ª es como esta semana Trump ha entrado de lleno en una preocupaci¨®n que est¨¢ entre los grandes debates filos¨®ficos no resueltos de Silicon Valley (?son un oligopolio de facto? ?tienen derecho a imponer l¨ªmites ideol¨®gicos a sus usuarios?) pero que ha sido agitada en los ¨²ltimos tiempos por la derecha paranoica. El veto en las redes sociales al pol¨¦mico y ofensivo locutor Alex Jones (cuyo contenido fue purgado de Youtube, Facebook, Apple, Spotify y, temporalmente, de Twitter) fue el ejemplo m¨¢s visible de que estas empresas consideran discurso de odio cosas que el presidente, y muchos como ¨¦l, consideran leg¨ªtimo. M¨¢s importante es que estas empresas consideran que deben vetarlo, una preocupaci¨®n que no ten¨ªan en 2016.
El abogado Ryan E. Long, por ejemplo, est¨¢ de acuerdo con que existe un sesgo, aunque no cree que se pueda decir que es contra el presidente en particular. ¡°La cuesti¨®n con los algoritmos es que est¨¢n creados por personas. Estas personas tienen sesgos¡±, dice Long, especialista en propiedad intelectual en la red. Hay ¡°pruebas circunstanciales¡± que sugieren que Google tiene un sesgo. Por ejemplo, la denuncia de un exempleado que describ¨ªa como las decisiones las toma una mayor¨ªa de hombres blancos que tienden a la izquierda.
Jeremy Gillula, director de Electronic Frontier Foundation (EFF, que defiende los derechos civiles en Internet), responde que ¡°los resultados de Google dependen de muchos factores, incluyendo qu¨¦ buscan otras personas, en qu¨¦ pinchan, qu¨¦ sitios enlazan a un determinado resultado o si la p¨¢gina est¨¢ adaptada a m¨®viles. Dicho esto, los algoritmos de Google son una caja negra, y preferir¨ªamos que Google diera a los usuarios m¨¢s informaci¨®n y control sobre los factores que influyen en los resultados¡±. EFF, como otras organizaciones de derechos civiles, advirti¨® contra la censura de los sitios de Jones como un precedente peligroso.
Solo Google sabe como funciona Google. La lucha de cualquier ¨¢rea econ¨®mica por conquistar los primeros resultados de la b¨²squeda es tan vital hoy en d¨ªa que se ha desarrollado toda una industria (optimizaci¨®n de b¨²squedas, SEO, por sus siglas en ingl¨¦s) alrededor de los trucos para enga?ar al robot y hacer que premie un resultado sobre otro. En general, Google es una especie de concurso de popularidad instant¨¢neo, un robot que decide, de acuerdo a unos criterios programados (algoritmo), cu¨¢l es el contenido m¨¢s relevante para lo que est¨¢s buscando. Nadie sabe c¨®mo est¨¢ programado ese algoritmo, pero acierta. Es rar¨ªsimo que en el primer golpe de vista no est¨¦ lo que el usuario busca. Si no acertara, Google no tendr¨ªa el ¨¦xito que tiene. Y en las b¨²squedas sobre Donald Trump, los resultados que ofrece no son halagadores.
La empresa californiana respondi¨® al presidente con un comunicado: ¡°Cuando los usuarios teclean preguntas en la barra de Google, nuestro objetivo es asegurarnos de que reciben las respuestas m¨¢s relevantes en cuesti¨®n de segundos. La b¨²squeda no se utiliza para impulsar un programa pol¨ªtico y no sesgamos los resultados hacia ninguna ideolog¨ªa. Cada a?o, hacemos cientos de mejoras a nuestros algortimos para asegurarnos de que sacan a flote contenido de alta calidad para las preguntas de los usuarios. Trabajamos continuamente para mejorar Google Search y nunca ordenamos los resultados para manipular el sentir pol¨ªtico¡±.
Las tecnol¨®gicas no son ajenas al debate. Desde las elecciones de 2016 se encuentran en terapia interna para decidir cu¨¢l es su responsabilidad en el ruido, la ansiedad y la degradaci¨®n evidentes que invaden el discurso p¨²blico. En este mes, ha borrado m¨¢s de 600 cuentas que ha identificado como de grupos rusos e iran¨ªes que quer¨ªan influir en las elecciones de noviembre. Tambi¨¦n ha borrado p¨¢ginas militares de Myanmar que contribu¨ªan a la violencia ¨¦tnica. Twitter (un universo min¨²sculo al lado de Facebook) ha borrado casi 300 cuentas.
Tras la pol¨¦mica sobre Jones, Twitter hizo saber que se encontraba en un proceso de discusi¨®n interna sobre cu¨¢les son los l¨ªmites de lo publicable en su plataforma. El criterio general es que el l¨ªmite est¨¢ en la incitaci¨®n a violencia, nada m¨¢s.
El debate interno de Facebook sali¨® a flote esta semana. The New York Times revel¨® que m¨¢s de 100 empleados de la compa?¨ªa (de 25.000) se han sumado a una carta de queja interna escrita por uno de sus ingenieros s¨¦nior en la que tienen ¡°un problema de diversidad pol¨ªtica¡±. ¡°Somos una monocultura pol¨ªtica intolerante con otros puntos de vista¡±, dec¨ªa el texto. ¡°Afirmamos que aceptamos todas las perspectivas, pero atacamos, a menudo en masa, a cualquiera que parece oponerse a una ideolog¨ªa con tendencia a la izquierda¡±. Facebook siempre ha sido percibida como una empresa con una visi¨®n progresista de la sociedad.
Donald Trump llega el ¨²ltimo a un debate que se viene produciendo desde que ¨¦l gan¨® las elecciones con un uso magistral de esas mismas redes, que es donde se originan y agitan las ideas que excitan a sus seguidores. Es un debate muy profundo, a muy largo plazo, que el propio Zuckerberg reconoce que alg¨²n d¨ªa acabar¨¢ en alg¨²n tipo de regulaci¨®n. El problema es que no hay tiempo. Las elecciones al Congreso que pueden decidir el futuro de Trump son el martes, 6 de noviembre de 2018.
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