Dilma Rousseff: ¡°El golpe ha alejado a Brasil de su rumbo¡±

Muy pocos esperaban verlos en campa?a de nuevo, tan juntos y tan cerca. Pero ah¨ª estaban, el senador A¨¦cio Neves y la expresidenta Dilma Rousseff, de pura casualidad buscando aferrarse a la vida pol¨ªtica con diferentes puestos del Gobierno del mismo Estado. Y as¨ª, han convertido Minas Gerais en casi una m¨¢quina del tiempo que retorna al punto exacto en el que, seg¨²n tantos, todo empez¨® a torcerse irremediablemente en Brasil.

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¡°En realidad yo nunca dej¨¦ de hacer pol¨ªtica¡±, alerta Rousseff, de 70 a?os, al otro lado del tel¨¦fono. Y vuelve a lo que ocurri¨® despu¨¦s de aque elecci¨®n. Brasil qued¨® dividido pr¨¢cticamente por la mitad. De 105 millones de votos, 51 fueron para Neves; ella, con 54, retuvo la presidencia con tantos apuros, y la econom¨ªa en una recesi¨®n tan violenta, que al poco se encontr¨® de pleno en un impeachment. La causa oficial ¡ªmaquillar unas diminutas partidas de los presupuestos¡ª era tan endeble que en un principio nadie pensaba que saliese adelante. Pero votaci¨®n tras votaci¨®n, los antiguos aliados de Dilma fueron apart¨¢ndose de su lado hasta que, a la una y media del 31 de agosto de 2016, hace ahora dos a?os, lo imposible ya era un hecho consumado. Ella fue destituida, su vicepresidente Michel Temer se hizo con el Gobierno y Brasil apunt¨® otro d¨ªa hist¨®rico m¨¢s para el olvido.

¡°Desde ese golpe de Estado se instal¨® en el pa¨ªs un estado de excepci¨®n que amenaza la democracia y persigue a nuestro principal l¨ªder pol¨ªtico, Luiz In¨¢cio Lula da Silva [en la c¨¢rcel por corrupci¨®n y vetado como candidato a las elecciones presidenciales a pesar de liderar las encuestas de opini¨®n], que est¨¢ preso en un proceso viciado y sin pruebas¡±, insiste Rousseff hoy. La econom¨ªa apenas se ha recuperado, el pa¨ªs se encuentra al borde de unas elecciones ca¨®ticas protagonizadas precisamente por su mentor, Lula da Silva, que desde abril es el primer expresidente en prisi¨®n de Brasil, y la divisi¨®n que se detect¨® en 2014 solo ha ido a m¨¢s. ¡°Brasil enfrenta un largo camino para reconstruir el Estado del bienestar que construimos nosotros¡±, remata.

Desde el 'impeachment'

Como expresidenta, Rousseff ha hecho suyo el discurso m¨¢s victimista del Partido de los Trabajadores (PT): que sus muchas desgracias no son culpa de la formaci¨®n y del desgaste de los 13 a?os en el poder que acabaron con el impeachment, sino que son tretas de sus muchos enemigos. ¡°Desde el golpe de Estado, el pa¨ªs pas¨® a ser v¨ªctima de una conspiraci¨®n, cuidadosamente planeada y ejecutada por el Partido de la Social Democracia Brasile?a [el de rivales como A¨¦cio Neves] y sus aliados del Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o [la formaci¨®n en el poder, de Michel Temer], as¨ª como los medios de comunicaci¨®n de una ¨¦lite financiera sin compromiso con el pueblo¡±, aduce.

En la l¨®gica personalista de la pol¨ªtica brasile?a, tiene su sentido. Desde el punto de vista del votante del PT (o sea, la mayor¨ªa del electorado), presidentes que han maquillado las cuentas p¨²blicas ha habido muchos, casi todos, pero solo ella sufri¨® el impeachment. Y pesos pesados de la pol¨ªtica condenados por las corruptelas del caso Petrobras son tambi¨¦n casi todos, pero solo su presidente, Lula, est¨¢ en la c¨¢rcel.

Y as¨ª tambi¨¦n explica las serias turbulencias que ha enfrentado el primer pa¨ªs latinoamericano desde que se fue ella: ¡°El golpe ha alejado a Brasil de su rumbo. Est¨¢n vendiendo el patrimonio p¨²blico [con privatizaciones], han decretado el fin de los derechos de los trabajadores [las reformas laborales y de pensiones de Temer] y han cortado las inversiones en salud y educaci¨®n en los pr¨®ximos 20 a?os [al reformar la Constituci¨®n para imponer un techo de gasto]. Todo eso de manera descarada. Para eliminar los efectos nefastos de este golpe, tenemos que ir a las urnas¡±.

Una nueva vida pol¨ªtica

Rousseff, militante desde joven y pol¨ªtica de carrera, justifica as¨ª su regreso a los asuntos p¨²blicos. Hasta estas elecciones, llevaba una vida tranquila. Mientras Fernando Collor, otro expresidente que tambi¨¦n pas¨® por un impeachment, se refugi¨® en Miami tras perder la presidencia en 1992, ella no ha desaparecido. Se qued¨® en su particular traves¨ªa por el desierto: dividi¨® su vida entre R¨ªo de Janeiro, donde tiene su piso, y Porto Alegre, donde viven su hija y sus dos nietos. Paseaba en bici por la orilla del r¨ªo Guiaba a diario y una vez al mes iba a ver a su madre, nonagenaria, en Belo Horizonte. Sufre demencia senil y Dilma no le ha contado nada de la destituci¨®n.

Trabajaba como consejera de una fundaci¨®n ligada al PT (en Brasil los exmandatarios no cobran pensi¨®n pero s¨ª tienen derecho a ocho asistentes y dos coches); daba pocas entrevistas, 40 en su primer a?o, ninguna de ellas en televisi¨®n; y viajaba al extranjero una y otra vez para insistir en las irregularidades de su destituci¨®n. La espera hasta que los comicios de 2018 le permitiesen volver.

La oportunidad ha resultado ser un puesto en el Senado por su Minas Gerais natal. ¡°Aqu¨ª crec¨ª y aqu¨ª tom¨¦ conciencia pol¨ªtica y social a¨²n en la juventud. Comenc¨¦ la militancia contra la dictadura militar, a finales de los sesenta¡±, recuerda. Y aqu¨ª el destino ha mostrado su sentido del humor. Rousseff no solo se las tiene que ver de nuevo con A¨¦cio Neves, hoy candidato a diputado. Tambi¨¦n est¨¢ Antonio Anastasia, el instructor del impeachment en el Senado (ahora candidato a gobernador): los tres juntos y revueltos en un ¨²nico Estado, en busca de una nueva vida pol¨ªtica. Una que, al menos en su caso, empiece a borrar los traumas desde, precisamente, la ¨²ltima vez que se encontr¨® con estas personas.

¡°Mi candidatura al Senado tiene como objetivo luchar contra ese golpe de Estado parlamentario, derogar el retroceso del Gobierno de Temer, luchar por la liberaci¨®n de Lula y por su elecci¨®n a la presidencia de la Rep¨²blica¡±, promete. ¡°Estoy en pol¨ªtica por el derecho del pueblo brasile?o a retomar su camino¡±.