Un c¨®dice salvado por el color azul
Tras 40 a?os de dudas, una investigaci¨®n concluye que el manuscrito maya, el m¨¢s antiguo del continente, es aut¨¦ntico y podr¨¢ verse durante un mes en la capital mexicana
Cuarenta a?os despu¨¦s se confirma su veracidad: el C¨®dice Maya de M¨¦xico es aut¨¦ntico. Se dijo que era feo, que carec¨ªa de estilo y que no era m¨¢s que una copia del siglo XX. Este mes, tras una investigaci¨®n de a?o y medio cuya clave han sido los rastros de color azul, el c¨®dice ha salido del armario como lo que es: no solo un incunable, sino tambi¨¦n como el manuscrito legible m¨¢s antiguo del continente americano. Y sale a lo grande. Durante el mes de octubre estar¨¢ expuesto en el Museo Nacional de Antropolog¨ªa (MNA), el templo mayor de la arqueolog¨ªa mexicana.
¡°El C¨®dice Maya de M¨¦xico es aut¨¦ntico¡±, sentenci¨®?Diego Prieto Hern¨¢ndez, director general del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (INAH), al inicio de un simposio dedicado al manuscrito a principios de septiembre. Concretamente, una autenticidad de casi mil a?os: los 10 folios de dibujos sobre corteza de amate que narran el movimiento de Venus datan de un periodo que va del 1021 al 1154, seg¨²n el m¨¦todo de estudio del radiocarbono.
El an¨¢lisis de colores practicado durante la reciente investigaci¨®n fue clave, al concluir que se hab¨ªan utilizado materiales de la ¨¦poca: una combinaci¨®n de arcilla y cochinilla, un insecto que vive en el nopal, para el rojo; el mineral paligorskita, el ¨ªndigo, para el azul. La presencia de paligorskita fue particularmente importante, ya que se dej¨® de utilizar para fabricar el azul a partir del siglo XVII. Quedaba, por tanto, descartada la teor¨ªa de que se trataba de una copia del siglo XX.
El calendario que plantea el c¨®dice tambi¨¦n ha resultado esencial. El movimiento de Venus plasmado en el papel coincide con la horquilla temporal se?alada por el m¨¦todo del radiocarbono. Es decir, que la danza planetaria descrita coincide con la antig¨¹edad del papel.
Con este descubrimiento se zanja uno de los debates m¨¢s vetustos de la arqueolog¨ªa americana: es aut¨¦ntico, el m¨¢s antiguo de los cuatro c¨®dices mayas que existen en el mundo (los otros tres son los C¨®dices de Par¨ªs, Dresde y Madrid, llamados as¨ª por las ciudades donde se conservan).
La historia del manuscrito empez¨® con misterio. En 1964 el coleccionista de antig¨¹edades Josu¨¦ S¨¢enz recibi¨® una llamada de un individuo que aseguraba haber heredado algunos libros con dibujos antiguos. A la llamada le sigui¨® un rom¨¢ntico viaje en avioneta hasta la selva de Chiapas, en el sur de M¨¦xico, donde el c¨®dice le fue vendido junto con otros artefactos supuestamente mayas.
El saqueo de arte prehisp¨¢nico era com¨²n en aquella ¨¦poca. Uno de los casos m¨¢s espectaculares fue el robo en 1968 de la fachada de un templo maya. Un grupo de saqueadores la arranc¨®, troce¨® en 48 pedazos y envi¨® en avi¨®n al Museo Metropolitano de Nueva York. Antes, se la hab¨ªan ofrecido a Josu¨¦ S¨¢enz, due?o del c¨®dice maya, pero ¨¦ste rechaz¨® el ofrecimiento. En Nueva York, uno de los directivos de la instituci¨®n se neg¨®, escandalizado, a hacer efectiva la compra de la fachada. El MNA consigui¨® entonces que fuera devuelta a M¨¦xico.
El C¨®dice Maya de M¨¦xico vivi¨® un viaje de ida y vuelta parecido. En 1971 entr¨® en contacto con las altas esferas neoyorquinas. Fue expuesto en el Club Grolier; de all¨ª que, en un principio, se bautizara como C¨®dice Grolier. ¡°Es una verdadera patata caliente¡±, declar¨® en aquella ocasi¨®n Michael D. Coe, antrop¨®logo de la Universidad de Yale y un temprano defensor del manuscrito. ¡°Muchos de mis compa?eros rechazar¨¢n la autenticidad antes de siquiera verlo, pero apostar¨¦ mi reputaci¨®n profesional a que lo es¡±.
Como bien anticip¨® el doctor Coe, no toda la comunidad acad¨¦mica creer¨ªa en su autenticidad. Adem¨¢s de haber sido descubierto en circunstancias extra?as, los detractores se?alaron que su dise?o era demasiado sencillo: un patito feo, comparado con los otros tres c¨®dices supervivientes, de dibujo m¨¢s sofisticado y colorido.
El arque¨®logo brit¨¢nico Eric S. Thompson, una de las principales eminencias de la ¨¦poca en este campo, sostuvo que se trataba de dibujos contempor¨¢neos, hechos sobre papel arqueol¨®gico.¡°Los dibujos esquem¨¢ticos resultaban muy extra?os comparados con la naturalidad del periodo cl¨¢sico maya¡±, explica Sof¨ªa Mart¨ªnez del Campo, una de las coordinadoras del proyecto que ha probado de manera definitiva su autenticidad.
En 1974, S¨¢enz don¨® el cuestionado c¨®dice al MNA, que lo guard¨® en la c¨¢mara de seguridad, y, a partir de entonces, se sucedieron los estudios. ?Por qu¨¦ se tarda tanto en probar que es verdadero? ¡°Es el c¨®dice m¨¢s estudiado hasta la fecha¡±, dice Baltazar Brito, historiador de la Biblioteca Nacional de Antropolog¨ªa e Historia y otro de los coordinadores del equipo. ¡°Pero ning¨²n estudio hab¨ªa utilizado tecnolog¨ªa tan moderna ni hab¨ªa sido tan completo¡±.
En el ¨²ltimo a?o y medio de investigaci¨®n, un equipo formado, entre otros, por arque¨®logos, historiadores y especialistas en epigraf¨ªa maya, le ha practicado una decena pruebas. ¡°Al iniciarse el proyecto, los investigadores guardamos un cierto escepticismo por todos los prejuicios creados durante a?os¡±, reconoce Mart¨ªnez del Campo.
Probada su autenticidad, el c¨®dice merec¨ªa un nuevo nombre. ¡°Grolier no nos dice mucho identitariamente; no nos es cercano¡±, explica Brito, uno de los encargados de rebautizarlo. El nuevo nombre, en cambio, afirma a bombo y platillo cu¨¢les son los or¨ªgenes del manuscrito. Mexicano es y en M¨¦xico se queda. Despu¨¦s del mes de exposici¨®n en el MNA, el manuscrito pasar¨¢ a la c¨¢mara de seguridad de la Biblioteca Nacional y es poco probable que se vuelva a exponer al p¨²blico debido a su fragilidad. Regresar¨¢, por tanto, al armario pero, esta vez, con etiqueta de Made in Mexico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.