Un Congreso atomizado dificultar¨¢ la nueva gesti¨®n
El nuevo presidente tendr¨¢ que imponer su agenda con un brazo legislativo m¨¢s atomizado y vol¨¢til que nunca en democracia
Gobernar no le resultar¨¢ f¨¢cil a Jair Bolsonaro. Adem¨¢s de una econom¨ªa renqueante y una polarizaci¨®n pol¨ªtica extrema, el ultraconservador se enfrentar¨¢ a un Congreso atomizado en 30 partidos (muchos de ideolog¨ªa indefinible, la mayor¨ªa de tendencia conservadora). La C¨¢mara, as¨ª, se ha convertido, tras la primera vuelta del 7 de octubre, en una met¨¢fora casi perfecta del pa¨ªs, un galimat¨ªas m¨¢s fragmentado, retr¨®grado y reacio a liderazgos que nunca. La influencia religiosa ser¨¢ notable.
En la primera vuelta desaparecieron incontables caras conocidas, cuando no linajes pol¨ªticos enteros. De 513 diputados federales, solo 240 fueron reelegidos, y todos repartidos en 30 formaciones, el n¨²mero m¨¢s alto de la democracia (y pr¨¢cticamente el doble que hace 20 a?os, cuando eran 18). Con estos cambios, han desaparecido tambi¨¦n los cors¨¦s ideol¨®gicos que bloqueaban los proyectos m¨¢s radicales. Y ahora, un nuevo presidente aterrizar¨¢ en estas arenas movedizas, con una cartera llena de proyectos.
La apuesta m¨¢s segura, como casi siempre en el Brasil de los ¨²ltimos a?os, son las propuestas retr¨®gradas. En el Congreso brasile?o se habla cada vez m¨¢s de la influencia ultraconservadora de los diputados BBB (Biblia, por los evang¨¦licos; Buey, por los defensores de la industria agropecuaria, y Bala, por los ac¨¦rrimos guardianes de la seguridad), pero ahora puede incluirse una nueva B, la de Bolsonaro.
La agrupaci¨®n del ultraderechista, el Partido Social Liberal (PSL), ha pasado, gracias al ¨¦xito del candidato, de tener un ¨²nico diputado en 2014 a tener 52, un estrafalario grupo donde se encuentran militares, polic¨ªas (incluida una agente que se hizo famosa tras matar a un supuesto delincuente en un v¨ªdeo viralizado), un exactor porno, un descendiente de la familia real brasile?a y exatleta ol¨ªmpico. Juntos, sin embargo, suman 7,6 millones de votos. La mayor agrupaci¨®n sigue siendo el Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Lula da Silva, con 56 diputados, aunque el mayor fen¨®meno sea el bolsonarismo.
Y tiene proyectos espec¨ªficos. Quiere reducir la edad a partir de la que se puede entrar en la c¨¢rcel a los 17 a?os; quiere legalizar las armas; ilegalizar el aborto y prohibir la ense?anza de cuestiones progresistas en la escuela (igualdad racial, sexual y de g¨¦nero, por ejemplo). No todas se ven igual. Los datos que manej¨® Bolsonaro en campa?a dec¨ªan que no mucha gente apoyaba la legalizaci¨®n de las armas. La reducci¨®n de la edad penal, sin embargo, tiene una aprobaci¨®n del 80% de aprobaci¨®n (depende tambi¨¦n de los gobiernos de cada Estado, ya que aumentar¨ªa sus gastos; estos gobiernos tambi¨¦n acaban de cambiar, ya que ayer se eligieron 14 nuevos, la mayor¨ªa af¨ªn a Bolsonaro).
Si lo que hace falta son m¨¢s diputados, perfectamente podr¨ªa haberlos. Una nueva ley electoral dificulta el acceso a fondos electorales a los diputados de aquellas agrupaciones que no hayan logrado o bien el 1,5% del total de los votos o bien nueve diputados en nueve Estados distintos. Hay 90 diputados en esta situaci¨®n, que se pueden ver tentados a apuntarse a la ola triunfal del PSL. Las normas brasile?as permiten mudarse de partido a los electos. Eso los que no acepten sumarse al PT y contribuir a la rehabilitaci¨®n de la izquierda brasile?a.
Este nuevo panorama, que no es nada menos que la mayor renovaci¨®n parlamentaria en la historia reciente de Brasil, delata algunas de las preocupaciones de la sociedad brasile?a. Se ha perdido la fe en las grandes agrupaciones cl¨¢sicas: el partido m¨¢s veterano, el MDB (Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o), ha pasado de 66 diputados a 34; el imponente PSDB (Partido de la Social Democracia Brasile?a) era la tercera potencia parlamentaria y ahora es la novena. La misma l¨®gica se ha aplicado a los gigantes de la vieja pol¨ªtica, como la expresidenta Dilma Rousseff, que aspiraba a entrar al Senado por el PT, o la familia del expresidente Jos¨¦ Sarney, que llevaba 60 a?os en la C¨¢mara. Todos se han quedado fuera.
El impacto del 'caso Petrobras'
Casi todos los pol¨ªticos que han perdido su esca?o estaban relacionados con el verdadero ganador de las elecciones, el caso Petrobras, la investigaci¨®n que revel¨® ¡ªen plena recesi¨®n econ¨®mica¡ª que pr¨¢cticamente toda la clase pol¨ªtica, de arriba a abajo y de izquierda a derecha, participaba en una trama de malversaci¨®n de fondos p¨²blicos. Unos pocos pagan por defender la investigaci¨®n, pero la inmensa mayor¨ªa de los cientos de cabezas que han rodado en el poder legislativo eran investigados.
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