Las ciudades polacas contienen en las urnas el avance del Gobierno ultranacionalista
Los sondeos apuntan a que el partido Ley y Justicia no controlar¨¢ ninguna gran urbe aunque s¨ª crece en las regiones en unas elecciones locales y auton¨®micas con r¨¦cord hist¨®rico de participaci¨®n
¡°Polonia no puede permitirse un Polexit. No somos Reino Unido. Si salimos de Europa nos convertiremos en los parias del continente¡±. As¨ª de tajante acud¨ªa ayer Marta Julke a uno de los colegios electorales de Piaseczno, al sur de Varsovia. ¡°Se trata de apoyar a los candidatos del partido del Gobierno, que nos aleja de Europa, o posicionarse con los que defienden abiertamente a la UE¡±, recalca esta comercial de 39 a?os.
El miedo a distanciarse cada vez m¨¢s de la UE y el rechazo a las pol¨ªticas autoritarias del Ejecutivo han movilizado al electorado m¨¢s liberal y proeuropeo. Seg¨²n el sondeo a pie de urna del instituto IPSOS, el partido pol¨ªtico que gobierna el pa¨ªs, Ley y Justicia (PiS), pierde en Cracovia ¡ªla segunda ciudad de Polonia, en la que se impone el izquierdista Jacek Majchrowski¡ª y en Gdansk, de casi medio mill¨®n de habitantes, gana el independiente Pawel Adamowicz. En Varsovia el resultado hab¨ªa quedado claro en la primera vuelta, cuando Rafal Trzaskowski, candidato de Plataforma C¨ªvica, principal partido de la oposici¨®n, de corte liberal y proeuropeo, obtuvo el 57% de los votos.
Estos comicios son el pistoletazo de salida de un a?o electoral en Polonia, con la celebraci¨®n de las elecciones al Parlamento Europeo en mayo y la convocatoria de las generales (donde el PiS s¨ª que se juega la mayor¨ªa absoluta) en oto?o de 2019.
Nunca unas elecciones para elegir a los alcaldes y a los representantes regionales hab¨ªan generado tanta expectaci¨®n. En la primera ronda de votaciones, el pasado 21 de octubre, los polacos batieron un r¨¦cord hist¨®rico de participaci¨®n en unas elecciones locales desde la ca¨ªda del comunismo. Casi el 55% de los 30 millones llamados a votar acudieron a las urnas. Era la primera vez que los ciudadanos pon¨ªan nota al PiS despu¨¦s de tres a?os de deriva autoritaria que ha llevado a Polonia a una situaci¨®n l¨ªmite con los socios comunitarios, por su controvertida reforma de la justicia que socava el Estado de derecho o por su pol¨ªtica de rechazo a los inmigrantes.
¡°El discurso antieuropeo y soberanista del PiS ha polarizado a la sociedad. Y no olvidemos que m¨¢s del 70% de los polacos se muestran a favor de la UE, seg¨²n datos del Eurobar¨®metro¡±, dice la analista Beata Wojna.¡°Los opositores del PiS han movilizado como nunca a sus votantes. El partido del Gobierno debe cambiar de estrategia en las ciudades porque, si no, vaticino que perder¨¢ la mayor¨ªa absoluta en los comicios legislativos de 2019¡±, augura Lukasz Warzecha, analista pol¨ªtico y colaborador del semanario conservador DoRzeczy.
Control regional del PiS
Mientras que las grandes urbes siguen siendo el tal¨®n de Aquiles del PiS, el panorama les resulta m¨¢s favorable a nivel regional. El partido del Gobierno pas¨® en la primera vuelta de controlar una sola regi¨®n a hacerlo en seis. Tambi¨¦n puede gobernar en coalici¨®n en otras tres. De esta manera, nueve de las 16 regiones que hay en Polonia pueden quedar bajo su paraguas, dependiendo de su capacidad de negociar con otras formaciones.
El bast¨®n del poder auton¨®mico es muy importante porque en estos representantes pol¨ªticos recae la tarea de gestionar el presupuesto de los fondos de la UE. Y Polonia es el primer receptor de estas ayudas. El resto de Parlamentos regionales queda en manos de Coalici¨®n C¨ªvica, una alianza de formaciones liberales, de centro y fervientemente proeuropeas que lidera el principal partido de la oposici¨®n.¡°El PiS ha conquistado al electorado del este del pa¨ªs, que es justo m¨¢s pobre, rural y donde la iglesia cat¨®lica tiene una influencia enorme. Por el contrario, el oeste, m¨¢s rico y cosmopolita, mira m¨¢s a Europa¡±, explica Jacek Kucharczyk, director del Instituto polaco de Estudios P¨²blicos.
¡°Este Gobierno no piensa en la clase media, solo en los m¨¢s pobres¡±, critica Kamila S., una psic¨®loga de 29 a?os que vive en Piaseczno, una ciudad dormitorio al sur de Varsovia. ¡°Y ya estamos hartos de impuestos y de imposiciones ideol¨®gicas. Que cada uno rece el credo que quiera y viva libremente¡±, dice mientras acude a misa de domingo con su marido y su beb¨¦ a la iglesia de Santa Ana, donde se congregan algunos fieles antes de pasar por la mesa electoral.
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