La guerra que hunde a Yemen en el hambre
La desnutrici¨®n de la poblaci¨®n y el 'caso Khashoggi' presionan a Riad para que detenga el conflicto
Los habitantes de Hodeida contienen el aliento. Aunque todav¨ªa se oyen explosiones espor¨¢dicas, los intensos bombardeos a¨¦reos que sufr¨ªan desde principios de mes han remitido en los ¨²ltimos d¨ªas. La creciente presi¨®n internacional ante el riesgo de una hambruna generalizada en Yemen parece haber frenado el asalto de la coalici¨®n que encabeza Arabia Saud¨ª contra ese puerto del mar Rojo, el ¨²ltimo en manos de los rebeldes Huthi y por el que entran el 70% de los alimentos que necesitan los yemen¨ªes. Se ha abierto una peque?a esperanza de negociaci¨®n en una guerra que ya se prolonga casi cuatro a?os.
¡°Trece millones de yemen¨ªes estamos atrapados entre dos fuegos¡±, resume Hakim Almasmari desde San¨¢. El director del Yemen Post se refiere a la mayor¨ªa de quienes viven en la zona controlada por los rebeldes Huthi, incluidas la capital y Hodeida. Por un lado, son v¨ªctimas del autoritarismo y la mala gesti¨®n de ese grupo. Por otro, sufren los ataques de la coalici¨®n en apoyo del Gobierno reconocido internacionalmente y cuyo cerco amenaza con matarles de hambre.
Los rebeldes Huthi se hicieron con el poder en San¨¢ en septiembre de 2014 aprovechando el desbarajuste y la corrupci¨®n del Gobierno de transici¨®n surgido de las protestas de 2011. Para acabar con la dictadura de Ali Abdal¨¢ Saleh, los principales partidos pol¨ªticos y las petromonarqu¨ªas vecinas consensuaron reemplazarle por su n¨²mero dos, Abdrabbo Mansur Hadi, que fue refrendado en un plebiscito. Cuando los Huthi, apoyados por la parte del Ej¨¦rcito leal a Saleh, secuestraron a Hadi y le forzaron a dimitir, este huy¨® a Arabia Saud¨ª y, como presidente leg¨ªtimo, reclam¨® su ayuda para volver al poder. Saleh muri¨® en diciembre de 2017, en un ataque precisamente de las fuerzas Huthi.
Casi cuatro a?os despu¨¦s, esa intervenci¨®n militar, con el apoyo de Emiratos ?rabes Unidos y respaldada por los pa¨ªses occidentales (en especial, EE UU?y Reino Unido), no ha logrado desalojar a los insurgentes de San¨¢ y ha agravado las fracturas regionales, pol¨ªticas y sectarias de Yemen. Pero sobre todo ha puesto al pa¨ªs al borde de una hambruna que hace palidecer el n¨²mero de civiles muertos a causa de los combates (entre 10.000 y 80.000, seg¨²n las fuentes).
¡°Las cifras hablan por s¨ª solas: hay 8,5 millones de yemen¨ªes en situaci¨®n de prehambruna y existe el riesgo de que en breve sean 13 o 14 millones¡±, declara por tel¨¦fono Lise Grande, la coordinadora residente de la ONU en Yemen. ¡°Se debe al conflicto, pero tambi¨¦n a la mala gesti¨®n econ¨®mica¡±, precisa. Dos d¨ªas antes, Grande estuvo en Hodeida. ¡°Parece que la coalici¨®n ha tomado la decisi¨®n de hacer una pausa: De cientos de bombardeos se ha pasado a decenas. No sabemos si es temporal o duradera, pero se agradece. Nunca es demasiado tarde¡±, a?ade.
El objetivo de saud¨ªes y emirat¨ªes con la captura del puerto de Hodeida es privar a los Huthi de los ingresos que les proporciona el tr¨¢fico de mercanc¨ªas para forzarles a rendirse. Pero dado que tres cuartas partes de los 28 millones de yemen¨ªes dependen de la ayuda humanitaria y la mayor¨ªa de ella entra por esos muelles, su cierre agravar¨ªa la cat¨¢strofe.
Desde el pasado junio, cuando la coalici¨®n anunci¨® su ofensiva, las ONG y las agencias de Naciones Unidas dieron la voz de alarma. Ahora, un mayor escrutinio internacional sobre Riad tras el asesinato de Jamal Khashoggi?en Estambul ha puesto en el punto de mira su intervenci¨®n en Yemen y dado un nuevo impulso a los intentos de la ONU por parar la guerra. Aunque no hay un alto el fuego formal, tanto portavoces emirat¨ªes como saud¨ªes han declarado su respaldo a las gestiones del enviado especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, para sentar a negociar a las partes en Estocolmo antes de fin de a?o.
¡°Creo que estamos cerca de superar los obst¨¢culos para que pueda llevarse a cabo¡±, dijo Griffiths el viernes ante el Consejo de Seguridad. Algunos observadores se muestran m¨¢s cautos. ¡°Hay progresos, pero tambi¨¦n muchos riesgos¡±, conf¨ªa una fuente diplom¨¢tica europea que sigue de cerca el proceso. Admite que la presi¨®n es muy grande ¡ª¡°se les vienen encima tres millones de muertos incluso si logran parar el conflicto de inmediato¡±, apunta), pero duda del compromiso.
De hecho, tras el llamamiento de EE UU a poner fin a las hostilidades el pasado d¨ªa 2, la coalici¨®n respondi¨® reanudando el asalto a Hodeida. Mientras que los emirat¨ªes han entrenado fuerzas yemen¨ªes y contar¨¢n con aliados cuando se retiren, ¡°los saud¨ªes temen que si paran los bombardeos, los Huthi lleguen a Estocolmo en una posici¨®n de fuerza¡±, a?ade la fuente. Los Huthi, que han lanzado decenas de misiles contra territorio saud¨ª y que est¨¢n acusados de utilizar a los civiles como escudos humanos, pueden esperar aprovechando la presi¨®n internacional sobre sus enemigos. Los ¨²ltimos combates han causado 600 muertos.
¡°Hace dos semanas los bombardeos se hicieron m¨¢s frecuentes y cercanos, y de inmediato notamos un incremento en el n¨²mero de heridos de bala, por metralla o explosiones; los dos ¨²ltimos d¨ªas han sido algo m¨¢s tranquilos¡±, contaba el pasado mi¨¦rcoles a EL PA?S Chris Hook, responsable del hospital de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Hodeida. Llegaron a atender a 250 pacientes en su servicio de emergencias y practicar medio centenar de intervenciones quir¨²rgicas en una semana.
Pero lo que m¨¢s preocupa a Hook es la falta de acceso a la atenci¨®n sanitaria. ¡°Falta personal, han cerrado muchos ambulatorios y el precio de la gasolina dificulta los desplazamientos para llegar a los centros. Si a eso se suma la desnutrici¨®n de los ni?os, el riesgo de que se extiendan el c¨®lera y la difteria es enorme¡±, advierte.
Hodeida es una ciudad casi desierta. ¡°Muchas tiendas del centro est¨¢n cerradas y casi no hay gente por la calle; en la zona de la costa tambi¨¦n se ven muchas casas vac¨ªas¡±, describe Hook. Desde junio hasta octubre, al menos 80.000 familias hab¨ªan buscado refugio en las provincias vecinas, seg¨²n datos recogidos por la ONU, pero a¨²n quedan miles m¨¢s atrapadas en las zonas de combate.
?D¨®nde est¨¢ Hadi?
Tanto los rebeldes Huthi como los independentistas del sur de Yemen acusan al presidente Abdrabbo Mansur Hadi de ser una marioneta en manos de sus protectores. A menudo, su Gobierno ha quedado eclipsado por las decisiones de Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos, los dos principales integrantes de la coalici¨®n militar que formalmente intenta restaurarle en el poder. Sin embargo, el silencio de Hadi se ha notado de forma especial en los ¨²ltimos d¨ªas cuando se ha intensificado la actividad diplom¨¢tica en busca de un alto el fuego.
La ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica del presidente internacionalmente reconocido de Yemen se remonta a finales de septiembre cuando intervino ante la Asamblea General de la ONU. Hadi, de 73 a?os, aprovech¨® la visita a EE UU para hacerse un chequeo m¨¦dico, tal como anunci¨® de antemano en su p¨¢gina web. Los m¨¦dicos le aconsejaron cambiar el marcapasos que lleva desde 2011 y en octubre iba a operarse en un conocido hospital de ese pa¨ªs, pero no se ha informado sobre su estado.
Esa falta de noticias, unida a la reciente visita a Abu Dhabi de dos dirigentes del partido Islah de Yemen, ha desatado las especulaciones. El Islah es un grupo ideol¨®gicamente pr¨®ximo a los Hermanos Musulmanes a los que, en su versi¨®n local, Emiratos?ha ilegalizado y persigue. Sin embargo, la prensa emirat¨ª ha difundido una imagen del pr¨ªncipe heredero de Abu Dhabi y hombre fuerte de Emiratos, Mohamed Bin Zayed, con los yemen¨ªes. Para algunos observadores, convencidos del pragmatismo emirat¨ª, se trata de tantear las intenciones del Islah, a cuya ¨®rbita pertenece el vicepresidente Ali Mohsen (quien, en caso de incapacidad, relevar¨ªa a Hadi).
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