Otro sexenio perdido en la batalla contra la pobreza
El balance de Enrique Pe?a Nieto es mixto: la carencia extrema se ha reducido, pero el bajo crecimiento y los fallos en la pol¨ªtica social han hecho que aumenten las personas con carencias
La escena se repite: una mujer ya mayor y su familia se trasladan a la capital huyendo de la pobreza. Mar¨ªa, de 65 a?os, dej¨® Santiago de Mexquititl¨¢n (Quer¨¦taro, centro de M¨¦xico), un pueblo habitado por ind¨ªgenas otom¨ªes, con la esperanza de empezar una nueva vida. ¡°Cuando no hab¨ªa cosecha, apenas ten¨ªamos para comer¡±, relata. Pero Ciudad de M¨¦xico ha acabado no siendo mucho mejor; vende dulces y cigarrillos en el Paseo de la Reforma,?la arteria que recorre la capital de este a oeste, y gana unos 50 pesos al d¨ªa (2,5 d¨®lares). Es lo que cuesta un trozo de pastel en un caf¨¦ de la zona. La de Mar¨ªa es una de las caras del sexenio que toca a su fin: aunque la carencia extrema ha retrocedido, el bajo crecimiento econ¨®mico y una pol¨ªtica social insuficiente est¨¢n detr¨¢s del estancamiento de la pobreza general, una herida que sigue tan abierta como cuando Enrique Pe?a Nieto accedi¨® a la presidencia en 2012.
Primero, las buenas noticias: la pobreza extrema ¡ªuna medida multidimensional que resume aquella?situaci¨®n en la que el individuo no puede acceder a los alimentos y bienes m¨¢s b¨¢sicos¡ª ha pasado de afectar a diez de cada 100 mexicanos a algo menos de ocho¡ª, seg¨²n los datos del Coneval, el organismo independiente encargado de pasar revista a la pol¨ªtica social. Las razones de esta disminuci¨®n hay que encontrarlas en la mayor cobertura de los sistemas de salud y de seguridad social. Segundo, las malas nuevas: la pobreza moderada ¡ªla poblaci¨®n cuyos ingresos son inferiores a la l¨ªnea de bienestar¡ª ha subido tanto en n¨²meros absolutos ¡ªalgo l¨®gico, teniendo en cuenta el incremento poblacional¡ª como en porcentaje, que se coloca en un 43% ¡ª mucho m¨¢s preocupante, aunque una parte de los nuevos integrantes son personas que ven¨ªan de una situaci¨®n de carest¨ªa extrema¡ª.
La lacra de la pobreza no afecta, ni mucho menos, a todos por igual. Una mujer ind¨ªgena y rural como Mar¨ªa tiene, por ejemplo, m¨¢s papeletas para serlo que el mexicano medio: el 85% de ellas son pobres, frente al 37% de hombres no ind¨ªgenas de zonas urbanas que lo son. La latitud en la que uno nace tambi¨¦n cuenta, y mucho: mientras los ¨ªndices de pobreza se han reducido en la mayor¨ªa de Estados del norte, el sureste del pa¨ªs ha tomado la direcci¨®n contraria. Aunque no es ni mucho menos el que peores guarismos registra ¡ªlos estados de Chiapas y Oaxaca tienen 77% y 70% de pobreza, respectivamente¡ª, Veracruz es el vivo ejemplo de que el desarrollo no siempre es hacia delante: en este Estado, una de las regiones m¨¢s azotadas por la ola de violencia que vive el pa¨ªs, el porcentaje de pobres ha pasado del 52% en 2012 al 62% en 2016; un salto de diez puntos en solo cuatro a?os.
¡°Es un panorama mixto; no es todo negro ni todo blanco¡±, apunta?Gonzalo Hern¨¢ndez Licona, secretario ejecutivo del Coneval. Un gris que no est¨¢ a la altura de algunas de las ya tradicionales promesas hechas al principio del sexenio. En los ¨²ltimos meses, Pe?a Nieto ha insistido ¡ªotra tradici¨®n de final de sexenio¡ª en su condici¨®n de presidente ¡°cumplidor¡±. El 97% de los compromisos que adquiri¨® antes de iniciar su mandato se han alcanzado, seg¨²n dijo el mi¨¦rcoles. Sin embargo, y sin entrar al detalle de esa cifra, queda claro que dos de las promesas m¨¢s relevantes en materia de pobreza, la erradicaci¨®n del hambre y la creaci¨®n de un sistema de protecci¨®n social universal, han quedado pendientes.
La primera, la eliminaci¨®n de la carest¨ªa alimentaria, marc¨® los primeros a?os del sexenio con el lanzamiento de la llamada Cruzada contra el Hambre, un programa estrella de cuestionada efectividad que pretend¨ªa acabar con la malnutrici¨®n a trav¨¦s de comedores comunitarios y huertos, entre otras iniciativas. El n¨²mero de personas con este tipo de carencias han bajado de 27 a 24 millones: un descenso modesto, comparado con la erradicaci¨®n a la que se aspiraba. A este ritmo se tardar¨ªan 118 a?os para conseguir el objetivo, seg¨²n la ONG Acci¨®n Ciudadana Frente a la Pobreza. Esa inefectividad ha sido puesta de manifiesto recientemente por la Auditor¨ªa Superior de la Federaci¨®n (ASF), que el mes pasado asegur¨® que ¡°no se cuenta con elementos [suficientes] para acreditar que dicha estrategia haya constituido una soluci¨®n estructural y permanente¡± y recomend¨® cancelarla.?
Programas focalizados frente a pol¨ªticas universales
Aun si hubiese sido efectivo, programas como la Cruzada pueden incidir sobre la carencia extrema, pero no son tan relevantes para reducir la moderada. ¡°La pol¨ªtica social para combatir la pobreza se ha basado en programas focalizados en lugar de recurrir a pol¨ªticas universales¡±, subraya Roberto V¨¦lez, director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). A ausencia de universalidad se a?ade una fragmentaci¨®n de los programas a escala federal, estatal y local: se cuentan por miles, pero su efectividad es escasa. ¡°Hay alrededor de 6.000 iniciativas de desarrollo social; muchas sin reglas de operaci¨®n y con pocos recursos, por lo que el impacto es peque?o¡±, explica Ricardo Fuentes-Nieva, director de Oxfam M¨¦xico.
La creaci¨®n de un sistema de protecci¨®n universal qued¨® en el caj¨®n de las promesas pendientes. Y las cohortes demogr¨¢ficas de mayor edad se llevan la peor parte: la pensi¨®n de vejez sigue sin cubrir a un porcentaje importante de la poblaci¨®n mayor de 65 a?os y cerca del 26% queda a la intemperie, seg¨²n la ¨²ltima Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares.
Pero la protecci¨®n social y los programas focalizados son solo una parte del problema. Durante el sexenio la tasa de informalidad ¡ªtodav¨ªa alt¨ªsima, incluso en comparaci¨®n con otros pa¨ªses de la regi¨®n¡ª ha bajado, pero la precariedad sigue marcando el mundo laboral y el 16% de los trabajadores, la mayor¨ªa en el sector informal, cobra menos de un salario m¨ªnimo, seg¨²n datos de la oficina estad¨ªstica mexicana (INEGI). Adem¨¢s, los salarios reales han ca¨ªdo en el ¨²ltimo lustro, seg¨²n las cifras presentadas esta misma semana por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT). ¡°El ingreso real se ha estancado y el poder adquisitivo es el factor dominante para reducir la pobreza¡±, asegura Hern¨¢ndez Licona.
Detr¨¢s de esta situaci¨®n yace una tasa de crecimiento econ¨®mico demasiado discreta como para atajar la pobreza. M¨¦xico, destaca el profesor de la UNAM Juan Carlos Moreno Brid, especialista en desarrollo econ¨®mico, lleva tres d¨¦cadas inmerso en una trampa de lento crecimiento. Pe?a Nieto, como ahora Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, lleg¨® al poder con la promesa de alcanzar un 5 o un 6% en l¨ªnea con otros pa¨ªses emergentes, pero el promedio de los ¨²ltimos cinco a?os ha sido aproximadamente de un 2,5%; superior al del resto de grandes potencias latinoamericanas y al registrado en los dos anteriores sexenios ¡ªel anterior, el de Felipe Calder¨®n, muy mermado por la crisis financiera global de 2008 y 2009¡ª, pero a todas luces insuficiente.
?Es Pe?a Nieto el ¨²nico responsable de este legado? No. ¡°El porcentaje de pobreza se ha mantenido constante desde hace muchos a?os¡±, dice el economista Enrique C¨¢rdenas. ¡°Es un problema estructural¡±. Tras caer de manera abrupta en el tramo final de la d¨¦cada de los noventa, los niveles de pobreza general se han mantenido en una planicie desde el a?o 2000, con peque?os altibajos marginales. Este sexenio, por tanto, es ¡°corresponsable¡± junto con los dos anteriores, seg¨²n V¨¦lez, del CEEY.
Con este panorama de fondo, el presidente electo, L¨®pez Obrador, ha tomado la lucha contra la pobreza como una de sus prioridades. Ha prometido una pensi¨®n universal a partir de los 68 a?os que duplicar¨¢ el monto actual y ha ofrecido un plan de empleo para j¨®venes que ni estudian ni trabajan. Sin embargo, el compromiso de L¨®pez Obrador de no lanzar una reforma fiscal en la primera mitad del mandato le deja atado de manos: los ingresos son los que son. ¡°El Gobierno puede perder la oportunidad de hacer acuerdos de Estado para universalizar la protecci¨®n social¡±, cierra V¨¦lez. Pero habr¨¢ que esperar unos a?os para ver si el Gobierno entrante rompe con tres sexenios seguidos de promesas incumplidas en la batalla de las batallas en el plano socioecon¨®mico: la de la pobreza y la desigualdad.
Salarios a la baja en la ¨²ltima d¨¦cada
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