Par¨ªs y Berl¨ªn alumbran un nuevo tratado para hacer frente a los desaf¨ªos de la Uni¨®n

Francia y Alemania renovaron este martes su hist¨®rica alianza en Aquisgr¨¢n con la vista puesta en los desaf¨ªos may¨²sculos a los que se enfrenta una Uni¨®n Europea alica¨ªda y asomada a un abismo existencial. La firma del Tratado de Cooperaci¨®n e Integraci¨®n franco-alem¨¢n fue un acto cargado de simbolismo que Berl¨ªn y Par¨ªs aspiran a que ocupe un lugar destacado en la historia, como lo hizo el Tratado de reconciliaci¨®n en 1963 y que busca allanar el camino para la integraci¨®n europea. El Tratado de Aquisgr¨¢n nace, sin embargo, con una ambici¨®n mermada, de la mano de dos l¨ªderes debilitados y hasta ahora renuentes a acometer las archi anunciadas reformas que precisa la Uni¨®n.

Angela Merkel y Emmanuel Macron procedieron a la firma solemne del Tratado en el sal¨®n de la coronaci¨®n del Ayuntamiento de Aquisgr¨¢n, la ciudad fronteriza alemana, que simboliza como pocas otras el esp¨ªritu europeo. El acuerdo busca una ¡°profundizaci¨®n de las relaciones bilaterales¡± para hacer frente a ¡°los desaf¨ªos a los que los Estados de Europa deben enfrentarse en el siglo XXI¡±. Con las elecciones europeas a las puertas, Reino Unido de salida y los populismos galopando sin aparente freno, Par¨ªs y Berl¨ªn son conscientes de que emitir se?ales de fortaleza y determinaci¨®n europea se ha convertido en una necesidad acuciante.

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Las claves del tratado

Los nacionalpopulistas agitan las teor¨ªas conspiratorias contra el pacto Merkel-Macron

¡°Queremos afrontar los grandes retos de nuestro tiempo juntos¡±, anunci¨® Merkel, en un discurso en el que se mostr¨® algo m¨¢s apasionada que de costumbre. ¡°En todos nuestros pa¨ªses, los populismos y los nacionalismos avanzan, mientras que el multilateralismo se enfrenta a una creciente presi¨®n¡±, constat¨® la canciller. ¡°Setenta a?os despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, lo que parec¨ªa s¨®lido se cuestiona. Necesitamos nuevas bases para la cooperaci¨®n en la UE¡±, dijo la canciller, para quien los 28 cap¨ªtulos del Tratado de Aquisgr¨¢n constituyen ¡°el marco para una cooperaci¨®n futura¡±.

Macron consider¨® el Tratado de Aquisgr¨¢n ¡°esencial¡± en un momento en el que ¡°las amenazas vienen de fuera de Europa, pero tambi¨¦n del interior de nuestra sociedad, donde la c¨®lera aumenta¡±. ¡°Francia y Alemania deben asumir la responsabilidad de mostrar la v¨ªa de la ambici¨®n y de la soberan¨ªa real¡±, dijo el presidente franc¨¦s, respondiendo al torbellino de fake news que las fuerzas populistas han desatado en su pa¨ªs a ra¨ªz de la firma del Tratado. Acusan a Macron de minar la soberan¨ªa nacional y de ¡°vender¡± el pa¨ªs a la potencia alemana y sus intereses econ¨®micos. Le acusan incluso de querer ceder Alsacia y Lorena a los alemanes, as¨ª como su asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU.

¡°Deseamos hacer converger las econom¨ªas, los modelos sociales, favorecer la diversidad cultural y acercar a las sociedades y sus ciudadanos¡±, reza el texto de 13 p¨¢ginas. En el cap¨ªtulo de Defensa, en el que hicieron hincapi¨¦, se establece que Alemania y Francia se prestar¨¢n ¡°ayuda y asistencia por todos los medios disponibles, incluida la fuerza armada, en caso de agresi¨®n contra uno de sus territorios¡±.

El tratado defiende tambi¨¦n una pol¨ªtica Exterior y de Defensa y Seguridad com¨²n, con el objetivo de ¡°reforzar la capacidad de acci¨®n aut¨®noma de Europa¡±. Establece el ¡°refuerzo y profundizaci¨®n de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria¡± y promueve la ¡°convergencia econ¨®mica y fiscal¡±, sin entrar en excesivas concreciones.

El lugar elegido para la firma no es casual. Este rinc¨®n del continente representa la condensaci¨®n del europe¨ªsmo. B¨¦lgica, Holanda y Alemania son los tres pa¨ªses fundadores, que la geograf¨ªa re¨²ne en este encuentro de fronteras. Un pu?ado de kil¨®metros m¨¢s all¨¢, Francia y Luxemburgo. Esta fue la residencia del emperador Carlomagno, que domin¨® el continente, y aqu¨ª se entrega cada a?o el premio que lleva su nombre y que distingue a personalidades europeas. Las elevadas dosis de esp¨ªritu europeo no lograron sin embargo encandilar a grupos de manifestantes, que protestaron a gritos y en vano a las puertas del Ayuntamiento de Aquisgr¨¢n.

El pacto, concebido para servir de ejemplo de estrecha cooperaci¨®n entre pa¨ªses europeos, nace pues con unas expectativas muy rebajadas respecto a las suscitadas tras el discurso pronunciado por Macron en La Sorbona, en el que detall¨® un ambicioso plan para avanzar en la integraci¨®n europea en oto?o de 2017. Desde entonces, Berl¨ªn ensimismada en una sucesi¨®n de crisis internas, ha mermado la ambici¨®n de unas reformas ¡ªsobre todo las de la eurozona¡ª que aspiraban a refundar la Uni¨®n.

En su cuarto y ¨²ltimo mandato, Merkel, debilitada por la sangr¨ªa de votos de su partido, la conservadora Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) y la emergencia de la extrema derecha, ha acabado por dejar la presidencia de la CDU tras 18 a?os. Constre?ida pol¨ªticamente desde las generales del oto?o de 2017, Merkel ha puesto a prueba la paciencia del El¨ªseo y el euro entusiasmo de su inquilino.

El pacto llega con m¨¢s de un a?o de retraso desde la propuesta inicial francesa y Macron no acude ahora tampoco en ¨®ptimas condiciones a Aquisgr¨¢n. El presidente franc¨¦s se encuentra asediado pol¨ªticamente en Francia por la crisis de los chalecos amarillos y sufre una insistente ca¨ªda de la popularidad desde hace meses. A la salud pol¨ªtica de cada l¨ªder, se le a?ade el ruidazo ambiental, contrario a la convergencia europea de los populistas.

Merkel insisti¨® sin embargo, en que el Tratado de Aquisgr¨¢n ¡°no es el final¡±, que es apenas un marco que las dos potencias europeas deber¨¢n ¡°rellenar¡± y ¡°dotar de vida¡±. Pr¨®ximamente, se presentar¨¢ una lista de proyectos, que entrar¨¢n dentro del marco reci¨¦n adoptado.

El contrapunto de un acto de exaltaci¨®n de la amistad mutua lo ofreci¨® Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, quien advirti¨® que ¡°Europa necesita hoy una se?al clara de Par¨ªs y de Berl¨ªn¡± y que ¡°el refuerzo de la cooperaci¨®n en peque?os formatos no es una alternativa a la cooperaci¨®n en toda Europa¡±.