La nueva ruta desesperada: de L¨ªbano a Chipre en barca
L¨ªbano alienta el retorno a Siria de los refugiados, pero cientos de ellos tratan de cruzar desde all¨ª a Europa
Con las manos cubriendo los ojos, Samer y Nivine Najme rezan una oraci¨®n frente a la tumba de su hijo Jaled en la norte?a ciudad libanesa de Tr¨ªpoli. El peque?o sirio muri¨® ahogado el pasado 21 de septiembre, diez d¨ªas antes de celebrar su quinto cumplea?os, al volcar la embarcaci¨®n en la que viajaba la familia rumbo a Europa. La muerte de Jaled ha llamado la atenci¨®n sobre una nueva ruta de la desesperaci¨®n que emprenden centenares de refugiados sirios desde L¨ªbano para atravesar el Mediterr¨¢neo y llegar a las costas chipriotas. Los mismos sirios que en 2011 tuvieron que abandonar sus hogares para salvar la vida, se plantean ahora si continuar malviviendo en L¨ªbano, intentar el retorno a una Siria arrasada o proseguir la huida a Europa. Morir es parte de la ecuaci¨®n.
¡°Aylan Kurdi ten¨ªa la misma edad que mi hijo cuando muri¨® ahogado en las costas turcas. Su muerte sacudi¨® al mundo entero, pero la de mi hijo no ocupa ni media p¨¢gina en los peri¨®dicos¡±, se lamenta? Samer Najme, de 33 a?os, en la habitaci¨®n alquilada donde vive en Tr¨ªpoli. La tragedia de Aylan Kurdi conmocion¨® al mundo en septiembre de 2015 y, medio a?o despu¨¦s, Turqu¨ªa y la UE llegaron a un acuerdo para frenar la peligrosa salida en pateras de miles de sirios hacia Grecia. Cerrada esa ruta, la familia Najme intent¨® el pasado septiembre una nueva v¨ªa: alcanzar Europa llegando a la orilla chipriota.
Aquel d¨ªa abandonaron las costas libanesas 45 minutos despu¨¦s de medianoche. La embarcaci¨®n volc¨® a las dos de la madrugada con 39 sirios a bordo. A partir de ah¨ª todo es caos en la memoria de Samer, el ¨²nico que sab¨ªa nadar y que se zambull¨® repetidas veces para rescatar a ni?os y mujeres que, presos del p¨¢nico, se agarraron a la cubierta del barco como pudieron y al volcar no lograban salir a la superficie. Pero no hab¨ªa rastro de su hijo Jaled.
Una embarcaci¨®n cargada con otros 65 sirios pas¨® a escasos metros. Desoy¨® las llamadas de socorro para proseguir la traves¨ªa a Chipre. Esa noche 150 refugiados sirios lograron surcar los 260 kil¨®metros?de Mediterr¨¢neo ¡ªen l¨ªnea recta¡ª que separan las costas libanesas de las chipriotas en unas 16 horas. No fue hasta las ocho de la ma?ana que un barco de pescadores libaneses avist¨® una quilla cubierta de ni?os. Un buzo logr¨® entonces sumergirse bajo la embarcaci¨®n el tiempo suficiente para recuperar el cuerpo de Jaled, que hab¨ªa quedado atrapado en la peque?a bodega.
¡°La ruta se abri¨® en el verano de 2017, pero se ha intensificado en 2018¡±, cuenta un joven liban¨¦s bajo el seud¨®nimo de Maruan, en una cafeter¨ªa de Tr¨ªpoli. Habla bajo el anonimato tras cumplir varios d¨ªas en el calabozo por haber ayudado a sus familiares sirios a viajar ilegalmente a Chipre. Aunque las cifras de refugiados que intentan llegar a esa isla mediterr¨¢nea son mucho menores, en esta nueva ruta hacia la UE se reproducen los riesgos y escenas de muerte del verano de 2015, cuando de las costas turcas part¨ªan hacia las griegas decenas de miles de sirios en precarias pateras y muchos lo pagaron con la vida.
¡°Algunos recurren a pasadores ilegales y pagan 870 euros por adulto y 87 por ni?o, pero la mayor¨ªa compran lanchas y hacen el viaje por su cuenta¡±, explica Maruan. Asegura que ayud¨® a 13 de sus parientes y amigos sirios. Con los 7.000 d¨®lares que juntaron entre todos, compr¨® una embarcaci¨®n a su nombre. Al d¨ªa siguiente, mientras que sus familiares solicitaban asilo en una comisar¨ªa de Chipre, Maruan era interrogado en una de Tr¨ªpoli. ¡°Los bofetones merecieron la pena¡±, afirma sonriente.
Ante la inusual afluencia de refugiados, el ministro del Interior chipriota, Constantinos Petrides, ha pedido ayuda a la UE. La peque?a isla recibi¨® 4.022 demandas de asilo en los primeros ocho meses de 2018, un 55% m¨¢s que el a?o anterior. Al menos un millar de sirios ha salido de L¨ªbano por esa v¨ªa, calcula desde el anonimato un oficial de los servicios de inteligencia libaneses en Beirut. Las patrullas costeras han interceptado media docena de embarcaciones, mientras que las de UNIFIL (Fuerza Interina de Naciones Unidas para L¨ªbano) lograron rescatar con vida a 32 sirios en octubre que llevaban cuatro d¨ªas a la deriva. Adem¨¢s, en diciembre la prensa local inform¨® del rescate de un sirio en aguas chipriotas que aseguraba ser el ¨²nico superviviente de una patera con otras siete personas que hab¨ªa partido de L¨ªbano y hab¨ªa naufragado.
Ahmed Q. de 32 a?os, es uno de los refugiados sirios que negocia con los traficantes el pasaje para cruzar junto con su familia de la norte?a ciudad libanesa de Tr¨ªpoli a Chipre. Es padre de cinco menores con edades comprendidas entre los siete meses y los ocho a?os. Dice que quiere viajar a Europa para poder dar un mejor futuro a sus hijos, de los cuales cuatro nacieron como refugiados en L¨ªbano. Gana 150 euros mensuales como conserje de un edificio en cuyo cuarto de fusibles se hacinan los 7 miembros de la familia. De los armarios asoman cables, contadores y, no pocas noches, chispas que les obliga a evacuar el cuartucho temporalmente.
Ahmed cuenta que cumplir con el servicio militar no es lo que le retiene en L¨ªbano, sino el miedo a 'al zaer¡¯ (la venganza, en ¨¢rabe). Aquellos que lucharon con el bando opositor dicen temer represalias por parte de los servicios de inteligencia sirios en cuanto pisen su pa¨ªs. Ahmed niega haber empu?ado un arma, pero admite que sus primos s¨ª lo hicieron en su localidad natal, en la periferia de Damasco.
Retornar a Siria o buscar nuevo refugio en Europa
La situaci¨®n regional no es favorable a los refugiados. L¨ªbano empuja a los 1,5 millones de sirios ¡ªun cuarto de la poblaci¨®n total del pa¨ªs¡ª en dos direcciones opuestas: hacia la frontera oriental para retornar a Siria o al mar para proseguir hacia Europa. El Gobierno sirio de Bachar el Asad ha proclamado la victoria sobre el bando insurrecto y ha recuperado el control sobre un 65% del territorio. Los refugiados que participaron en las manifestaciones contra El Asad o se levantaron en armas temen represalias si retornan. Y los hombres de entre 18 y 45 rechazan cumplir un servicio militar obligatorio en la zona gubernamental o verse obligados a entrar en las milicias de lo que queda de la zona insurrecta.
Damasco llama al retorno, la normalizaci¨®n pol¨ªtica y la reconstrucci¨®n. Europa cierra sus puertas y los vecinos Turqu¨ªa, L¨ªbano y Jordania ¡ªque acogen a la gran mayor¨ªa del total de 5,7 millones de refugiados¡ª alientan a los sirios a dejar sus territorios ante el retroceso de las ayudas para su subsistencia. Es el caso de L¨ªbano, donde la Seguridad General coordina el retorno con el Ej¨¦rcito sirio y asegura que m¨¢s de 90.000 refugiados han regresado a su pa¨ªs en 2018.
Para Samer, no hay m¨¢s opci¨®n que el mar. Se niega a combatir en Siria, de donde huy¨® a finales de 2011 junto con su mujer Nivine, de 31 a?os, y su hija Dalal, hoy de 9. En Tr¨ªpoli tuvieron a su segundo hijo, Jaled. Atr¨¢s dejaron Duma, en la periferia de Damasco y escenario de cruentos combates. ¡°En L¨ªbano un perro tiene m¨¢s derechos que nosotros¡±, denuncia Samer. Tras ser remolcados del mar junto con el cad¨¢ver de Jaled, Samer asegura que varios efectivos de la inteligencia libanesa se lo llevaron entre bofetones e insultos para interrogarle. No pudo acudir al entierro de su hijo.
"Ni morir con dignidad podemos"
Samer, pintor y alba?il, mastica rabia en cada respuesta, un sentimiento que le anima a renegociar otro pasaje con los traficantes "aunque muramos todos en otro intento", dice. "No quiero nada de los ¨¢rabes, no quiero vivir nunca jam¨¢s en un pa¨ªs ¨¢rabe. Al menos en Europa si trabajas duro te tratan con dignidad". Su mujer, Nivine, es refugiada palestina nacida en L¨ªbano, pero la ley le impide transmitir la nacionalidad a sus hijos, sirios como el padre.
Tal y como es com¨²n en todo L¨ªbano, la municipalidad de Tr¨ªpoli se neg¨® a vender un espacio en el cementerio para enterrar a un nacional sirio. Varias personalidades locales intervinieron hasta que los Najme obtuvieron permiso en el cementerio del campo de refugiados palestino de Naher al Bared, a las afueras de Tr¨ªpoli. El pedazo de tierra donde descansa el cuerpo de Jaled cost¨® lo mismo que su pasaje en la barcaza que volc¨®, 90 euros. El papeleo para sacar su cuerpo de la morgue, el triple. ¡°Durante tres d¨ªas tuvieron a mi peque?o en la morgue. No lo hab¨ªan lavado como marca nuestra religi¨®n, ni siquiera le hab¨ªan quitado el chaleco salvavidas y sus manos segu¨ªan agarrotadas¡±, solloza Nivine, encogida en el sof¨¢ de su casa. ¡°Ni morir con dignidad podemos¡±.
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