Los fantasmas que pueden derribar a Bolsonaro
?Hasta cu¨¢ndo Brasil podr¨¢ continuar aparentemente sin tim¨®n? ?Mandan sus hijos? ?Mandan los militares que llev¨® al Gobierno?
En el extranjero empiezan a preguntarse qui¨¦n manda en Brasil y cu¨¢nto durar¨¢ el presidente Jair Bolsonaro. La respuesta podr¨ªa ser que gobiernan, a la vez, muchos y nadie. Y es que el capit¨¢n de reserva, de extrema derecha, elegido con 57 millones de votos, a¨²n no ha empezado pr¨¢cticamente a gobernar. Hay quien gobierna por ¨¦l o contra ¨¦l. Cu¨¢nto durar¨¢ eso lo sabremos pronto. Lo decidir¨¢ el Congreso aprobando o descartando sus grandes reformas, desde la de las pensiones a la de la lucha contra la violencia. Si naufragan, el Gobierno acaba y Brasil va a la bancarrota. Pero si atraviesa ese desierto nebuloso, seguir¨¢ su destino pol¨ªtico por los pr¨®ximos cuatro a?os.
Todo ello porque el atentado sangriento que sufri¨® durante la campa?a y que le apart¨® del poder ha hecho que el nuevo presidente llegase tarde al palacio del Altiplano. Son muchos los que se hab¨ªan ya adue?ado del Gobierno. Al mismo tiempo, Bolsonaro se ve perseguido por una manada de fantasmas que no le dan sosiego. Fantasmas que fueron, algunos de ellos, creciendo en el seno de su propia familia.
Todo ello ha llevado al doctor en Sociolog¨ªa por la Universidad de Oxford Celso Rocha de Barros a pronosticar en Folha de Sao Paulo que, de no diluirse esos fantasmas que han creado ¡°una escena de infierno¡±, la presidencia de Bolsonaro ¡°podr¨ªa no llegar ni al carnaval¡±. ?Hasta cu¨¢ndo Brasil podr¨¢ continuar aparentemente sin tim¨®n y sin saber, de cierto, qui¨¦nes est¨¢n tomando decisiones en la sombra? ?Manda el presidente o sus hijos? ?Mandan los militares que ¨¦l llev¨® al Gobierno?
Carlos Bolsonaro, uno de los tres hijos de Bolsonaro ¡ªtodos ellos con cargos de representaci¨®n popular¡ª ya hab¨ªa insinuado que entre los que desean la muerte ¡ªf¨ªsica o pol¨ªtica¡ª de su padre no solo est¨¢n sus enemigos, sino personas cercanas a ¨¦l. Se pens¨® en su vicepresidente, el general Hamilton Mourao, que se est¨¢ convirtiendo en el eje de la balanza y en el pacificador de fuegos, y que fue sacramentado en las urnas junto con el presidente. Si en el pasado los vicepresidentes eran jarrones de adorno en el poder, esta vez ¨¦l aparece como el que toma decisiones importantes, deshace entuertos y aconseja prudencia. As¨ª se est¨¢ empezando a ganar la simpat¨ªa popular. Despu¨¦s de todo, en un Gobierno con cerca de 50 militares, el vicepresidente es un general y el presidente un capit¨¢n que, adem¨¢s, fue retirado del Ej¨¦rcito, a¨²n joven, por indisciplina.
Manda, al parecer en la sombra, el vicepresidente. Mandan tambi¨¦n los dos ministros m¨¢s importantes: el de Econom¨ªa, Paulo Guedes, y el de Justicia, S¨¦rgio Moro. Ambos deb¨ªan representar el s¨ªmbolo de la revoluci¨®n bolsonariana, el relanzamiento de la econom¨ªa en clave liberal y la lucha contra la corrupci¨®n pol¨ªtica para arrinconar a la vieja pol¨ªtica. Sin embargo, hoy podr¨ªan acabar tambi¨¦n ellos atrapados en los fantasmas del presidente.
Mandan, aunque por ahora solo en la sombra, todos los otros militares de los que Bolsonaro quiso rodearse como protecci¨®n. Ellos son la gran inc¨®gnita. Han entrado en pol¨ªtica por cauces democr¨¢ticos, sin golpes, pero son siempre militares para quienes la disciplina forma parte de su idiosincrasia. No permitir¨¢n que las cosas salgan de su cauce. Son para unos la esperanza y para otros el temor. Ellos detestan las mafias. Y manda tambi¨¦n el clan familiar de los tres hijos del presidente. Tanto mandan que esa intromisi¨®n de ellos, en los momentos m¨¢s cr¨ªticos de la nueva presidencia, es uno de los temas m¨¢s analizados y que m¨¢s preocupaci¨®n despiertan en el mundo pol¨ªtico actual.
Algunos fantasmas con nombres y apellidos tambi¨¦n persiguen hoy a Bolsonaro y ponen en peligro su presidencia. Ellos forman el entramado de lo que Fernando Gabeira ha llamado de ¡°rivalidades, tramas y celos¡±. Y podr¨ªan a?adirse tambi¨¦n traiciones y venganzas, al estilo de las mafias pasadas y recientes.
Esos fantasmas son el asesinato, a¨²n sin autores oficiales, de la concejal de R¨ªo, la activista de derechos humanos, negra, feminista, de la favela y con futuro pol¨ªtico, Marielle Franco. El buscado Adriano Magalhaes, posiblemente involucrado en el crimen que sacudi¨® hace un a?o al pa¨ªs, es un polic¨ªa militar que tuvo a su madre y esposa trabajando con el entonces diputado de R¨ªo, Flavio, el hijo mayor de Bolsonaro, hoy senador, que hasta lo hab¨ªa condecorado.
Est¨¢ tambi¨¦n el fantasma del que fue ch¨®fer de Flavio y amigo de una vida de su padre, otro expolic¨ªa, Fabrizio Queiroz, que las autoridades brasile?as apuntaron manejar una cuenta millonaria, al que la justicia no consigue interrogar. Queiroz resulta tambi¨¦n ser viejo amigo de Magalhaes.
Y est¨¢ el misterioso atentado de Bolsonaro que en plena campa?a electoral le atraves¨® el vientre con un cuchillo y lo coloc¨® al borde de la muerte, Adelio Bispo de Oliveira, sobre el que sigue el mayor misterio sobre su identidad, su pasado y sobre los famosos abogados que lo defienden sin saber qui¨¦nes les pagan. Tan misterioso todo que hay hasta quien sostiene a¨²n hoy que no hubo ni atentado, ni agresor, ni cuchillo. Todo un montaje para victimizar al candidato.
Y ahora, a estos fantasmas, se ha a?adido el ¨²ltimo y m¨¢s misterioso, el de su ministro de la Secretaria de la Presidencia de la Rep¨²blica, el abogado, Gustavo Bebianno que hab¨ªa sido el personaje clave de la elecci¨®n de Bolsonaro y su abogado personal. Bebianno era presidente del partido que acogi¨® al actual presidente como candidato, el PSL. Acusado de presuntos esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y posible defensor de muchos secretos sobre Bolsonaro y su familia, Bebianno fue pr¨¢cticamente destituido de ministro a trav¨¦s de las redes por el hijo menor de Bolsonaro, el concejal de Rio, Carlos, que lo acus¨® de mentiroso, creando la primera crisis real del nuevo Gobierno.
Estamos esta vez, a¨²n antes de saber c¨®mo acabar¨¢ la historia, frente al peor de los fantasmas que pod¨ªa aparecer en el escenario del nuevo presidente. Los mensajes enigm¨¢ticos enviados a trav¨¦s de la prensa y las redes por parte de Bebianno, el nuevo fantasma de Bolsonaro, suenan a las consignas de las viejas mafias, con sus advertencias, avisos y amenazas. Porque hay traiciones que en algunas esferas no se permiten y acaban duramente castigadas.
Como corresponsal en Italia de EL PA?S, pude tener, en Palermo, capital de Sicilia, una larga conversaci¨®n con el entonces juez estrella de la mafia, Giovanni Falcone, que hab¨ªa llevado a la c¨¢rcel y a juicio a cerca de 400 miembros de la temible mafia siciliana. Fue un proceso que estremeci¨® a Italia. El juez viv¨ªa blindado. La puerta de su despacho solo la pod¨ªa abrir ¨¦l desde dentro. Me cont¨® c¨®mo trabajaba la mafia con sus ritos perentorios. Cuando salimos de la conversaci¨®n bajamos por las amplias escaleras con cuatro polic¨ªas a cada lado con las pistolas desenfundadas. En la calle, le esperaban seis coches negros, todos iguales, con las sirenas desplegadas. Antes de entrar en uno de ellos, al azar, me dijo al despedirse: ¡°Todo esto no sirve para nada. Cuando quieran matarme lo har¨¢n¡±. Lo hicieron cuando hab¨ªa dejado de ser juez para ir a trabajar al Ministerio de Justicia para contribuir a cambiar la legislaci¨®n penal contra los mafiosos y contra la corrupci¨®n pol¨ªtica. Hicieron saltar en el aire el coche que en un fin de semana les llevaba a ¨¦l y su esposa del aeropuerto de Palermo a su casa.
?Que por qu¨¦ he querido recordar esa an¨¦cdota period¨ªstica? Porque lo que empieza a reflejarse en la nueva era pol¨ªtica en Brasil resulta a veces parecido a lo que ocurri¨® en Italia, despu¨¦s que la mafia gobernaba junto con el poder pol¨ªtico y hasta decid¨ªa en las urnas. Fue cuando Mani Pulite, la Lava Jato de entonces, acab¨® con la vieja pol¨ªtica, llev¨® al l¨ªder socialista y exprimer ministro Bettino Craxi al exilio a quien sucedi¨® el empresario liberal y conservador, Berlusconi, tambi¨¦n ¨¦l acusado de corrupci¨®n.
?Y hoy? Italia, con la izquierda acorralada, forma parte de ese desgarr¨®n de extrema derecha autoritaria europea que empieza a preocupar a quienes siguen apostando por gobiernos democr¨¢ticos empe?ados en la defensa de las libertades y de los diferentes, con el acento puesto en los nuevos pobres del mundo. Lo que no significa que solo la izquierda sea capaz de ello. No lo son, ciertamente, las mafias y sus juegos de fantasmas, los intereses oscuros, la pol¨ªtica que no pueda hacerse a la luz del sol y que prospera en los patios traseros de las peque?as o grandes complicidades de tipo mafioso, de las ¡°rivalidades, tramas y celos¡± que critica Gabeira. Y tambi¨¦n de las posibles traiciones y venganzas ?Es posible gobernar as¨ª?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.