Los ¡®tories¡¯ comienzan la batalla por salvar al Partido Conservador
La carrera para suceder a May al frente de la formaci¨®n que gobierna el Reino Unido arranca con una decena de aspirantes y dudas sobre si el futuro primer ministro resolver¨¢ el laberinto del Brexit
Boris Johnson aprovech¨® que su mujer, agotada tras el parto de uno de sus hijos, dorm¨ªa en la habitaci¨®n de un hospital del Servicio Nacional de Salud (NHS), para comerse su tostada. Al despertar, Marina abronc¨® a su marido y le orden¨® ir a buscar otra. En 2001, el periodista que aspiraba a hacer carrera pol¨ªtica cont¨® esta historia al comit¨¦ local del Partido Conservador de South Oxfordshire. Quer¨ªa convencerles de que era el candidato id¨®neo para sustituir en su puesto al veterano Michael Heseltine, que hab¨ªa anunciado su retirada. Les relat¨® su frustraci¨®n por ser incapaz de pagar de su bolsillo una raci¨®n extra. La mentalidad sovi¨¦tica del sistema no contemplaba que un honesto conservador con posibles comprara comida extra. La regla establec¨ªa una raci¨®n por habitaci¨®n. ¡°Y no se trata de algo tan trivial como pueda sonar¡±, les dijo. ¡°Necesitamos dar con nuevos modos de inyectar inversi¨®n privada en el NHS¡±. Y les convenci¨®.
Esa habilidad para re¨ªrse de s¨ª mismo y despertar simpat¨ªa en los dem¨¢s, para que su esposa le deje de patitas en la calle por sus infidelidades y se crea al mismo tiempo la reencarnaci¨®n m¨¢s cercana a Winston Churchill, han hecho del exacalde de Londres y l¨ªder euroesc¨¦ptico el favorito entre los militantes conservadores. Y el que seg¨²n todas las encuestas, tiene m¨¢s posibilidades de suceder a Theresa May. Resume en su persona el consejo de Oscar Wilde de tratar con seriedad los asuntos triviales -hizo bandera de guerra con la falsa prohibici¨®n de la UE de las patatas fritas con sabor a gamba, favoritas entre el p¨²blico ingl¨¦s- y con trivialidad los serios -como las p¨¦rdidas en empleo y riqueza que acarrear¨ªa un Brexit salvaje-.
¡°Tiene tir¨®n electoral, y ha sido capaz de ser elegido dos veces alcalde de Londres, algo que ning¨²n otro conservador ha logrado. La cuesti¨®n con Boris es que responde exactamente a la imagen que proyecta, y mucha gente considera esa cualidad muy atractiva¡±, explicaba esta semana en la cadena ITV Jacob Rees-Mogg, el l¨ªder intelectual del ala m¨¢s antieuropea de los conservadores y la ant¨ªtesis de Johnson: chaqueta cruzada, impecable peinado con raya a un lado, y una obsesi¨®n rayana en el fanatismo con abandonar la UE. Est¨¢ convencido de que solo Johnson puede ganar y llevar adelante el Brexit.
Pero Johnson no tiene, ni mucho menos, su victoria descontada, pese a que los sondeos le den una ventaja sideral respecto al resto. Han llegado a postularse m¨¢s de diez candidatos, aunque un cambio improvisado en las reglas del partido -se necesita el respaldo de 17 diputados en una primera ronda y 33 en la segunda- har¨¢ que comiencen pronto las retiradas. Este lunes, a las seis de la tarde (hora peninsular espa?ola) se cerrar¨¢ el plazo para registrar candidaturas y comenzar¨¢ la carrera.
Michael Gove, el todav¨ªa ministro del Medio Ambiente, es el rival m¨¢s serio al que Johnson deber¨¢ hacer frente. Puede ser la madre de todas las batallas y los medios brit¨¢nicos salivan ante ese escenario. Entre l¨ªneas, y no tan entre l¨ªneas, se ve ya c¨®mo The Daily Telegraph se vuelca con Boris mientras The Times da presencia a Michael. En 2016, cuando un refer¨¦ndum desastroso que nadie hab¨ªa pedido produjo el Brexit y David Camer¨®n anunci¨® su dimisi¨®n como primer ministro, el equipo Johnson-Gove se presentaba como imbatible. El primero ser¨ªa el candidato, el segundo su jefe de campa?a. El mismo d¨ªa en que Johnson se dispon¨ªa a anunciar su candidatura, Gove le declar¨® incapaz de ser primer ministro y anunci¨® que tambi¨¦n ¨¦l se presentaba. La pu?alada en la espalda m¨¢s famosa de la historia pol¨ªtica contempor¨¢nea del Reino Unido acab¨® con la retirada de ambos, que dejaron v¨ªa libre a la inesperada Theresa May.
¡°Creo que estoy preparado para unir al Partido Conservador, para llevar a cabo el Brexit y para liderar este gran pa¨ªs¡±, anunci¨® Gove el pasado domingo. Ya no tiene las dudas sobre su propia capacidad que le llevaron a abandonar en el primer intento y cree que su permanencia hasta el ¨²ltimo minuto en el Gobierno de May le ha aportado paciencia y madurez. Habr¨¢ que ver si su confesi¨®n, en un libro biogr¨¢fico adelantado en parte por el tabloide The Daily Mail, de haber consumido coca¨ªna hace m¨¢s de 20 a?os durante su etapa anterior como periodista acaba siendo un lastre o humaniza al personaje. De momento, aunque muchos de sus compa?eros ministros ven en ¨¦l la figura de consenso que no ven en Johnson, sus enemigos se han lanzado a deg¨¹ello contra Gove durante este fin de semana y le han acusado de hip¨®crita. Le han recordado la dureza que impuso respecto al uso pasado o presente de drogas por parte de los profesores, cuando estuvo al frente del Ministerio de Educaci¨®n en el Gobierno de David Cameron.?
Porque esta lucha por el liderazgo tory se juega en dos fases que pueden alterar los c¨¢lculos de las encuestas. En una primera, los diputados conservadores realizar¨¢n votaciones de descarte, cada martes y jueves, hasta que solo queden dos rivales sobre la mesa. En una segunda, los 150.000 afiliados del partido elegir¨¢n al vencedor, que ser¨ªa proclamado a finales de julio y pasar¨ªa a ocupar Downing Street. Nadie duda de que ser¨¢ Johnson, si llega a esa segunda fase. Su figura atrabiliaria e histri¨®nica provoca rechazo entre los parlamentarios, pero a la vez, son conscientes de que representa la mejor oportunidad de quitarse de encima la amenaza del Partido del Brexit del ultranacionalista Nigel Farage, que arras¨® en las pasadas elecciones europeas y les rob¨® una gran parte de sus votantes.
El resto de candidatos con posibilidades, aunque sean muy menores, -el ministro de Exteriores, Jeremy Hunt, el mejor situado de todos ellos; la exministra de Relaciones con el Parlamento, Andrea Leadsom; o el exministro para el Brexit, Dominic Raab, entre otros- conf¨ªan en el inicio de esta dura campa?a en que los dos contendientes con m¨¢s tir¨®n electoral se dejen llevar por sus peores instintos, vuelvan a aniquilarse mutuamente y dejen el camino libre al resto.
Pero m¨¢s all¨¢ de ver qui¨¦n grita m¨¢s alto que el Brexit es imparable, ninguno ha explicado hasta ahora c¨®mo har¨¢ para lograr lo que no dejaron que May lograra. Convencer a la UE de que ceda en su firmeza; si no es posible, persuadir al Parlamento de que respalde una salida de la UE sin acuerdo (la mayor¨ªa ya ha expresado su rechazo a esta opci¨®n); y en el peor de los casos, cumplir con las promesas, cargadas de frivolidad, con las que siguen alimentando a unos votantes frustrados y enrabietados y evitar que el Brexit no sea el camino a un desastre econ¨®mico sino a un futuro prometedor.
El aventurero, el musulm¨¢n y la estrella de televisi¨®n
Once posibles candidatos dispuestos a luchar por el liderazgo del Partido Conservador brit¨¢nico son la demostraci¨®n de que la que fuera denominada ¡°la m¨¢quina electoral perfecta¡± es hoy una formaci¨®n que no se reconoce a s¨ª misma. La sospecha, sin embargo, es que algunos de ellos se han lanzado al terreno para ponerse en valor y asegurarse un lugar bajo el sol en el Gobierno entrante, despu¨¦s de que Theresa May anunciara su dimisi¨®n el 24 de mayo. Rory Stewart, el tutor de los pr¨ªncipes Enrique y Guillermo, capaz de citar frases enteras en lat¨ªn en sus discursos parlamentarios y de recorrer todo Afganist¨¢n con indumentaria local para acabar escribiendo un libro que fue un ¨¦xito de ventas, no quiere un Brexit sin acuerdo. De hecho, no est¨¢ claro que siquiera respalde la salida del Reino Unido de la UE. Su exotismo es el contrapunto al de Boris Johnson.
Sajid Javid, ministro del Interior, el musulm¨¢n hijo de un conductor de autob¨²s paquistan¨ª que se hizo millonario en el mundo de la banca antes de dar el salto a la pol¨ªtica, habr¨ªa podido ser la gran oportunidad del Partido Conservador de modernizar su imagen y quitarse de encima las acusaciones de islam¨®fobo si el Brexit no hubiera nublado todo lo dem¨¢s.
Esther McVey, la estrella de televisi¨®n con su impecable melena rubia y su inquebrantable posici¨®n a favor de un Brexit salvaje, quiere hacer o¨ªr su discurso desde los pubs ingleses. Si resiste en la competici¨®n, har¨¢ las delicias de los periodistas asignados a su campa?a.
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